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martes, 22 de noviembre de 2011

Egipto: nuevas revueltas por el poder de decisión




Por Mirta Balea

Los egipcios han vuelto a la plaza Tahir, escenario en febrero de este mismo año de 18 días históricos de protestas, que culminaron con el derrocamiento del régimen de Hosni Moubarak. Todos tienen la impresión de que lo que creían haber conquistado está a punto de desaparecer y han decidido exigir a la Junta Militar que deje paso a un Gobierno civil de transición.

Tras cuatro jornadas consecutivas de protestas, el Gabinete de Essam Sharaf -que había jurado el cargo el pasado 20 de marzo- presentó su dimisión tras la presión popular. Pero no parece que un simple cambio de Gobierno ponga fin a la revuelta iniciada el último sábado en El Cairo y que se ha extendido a las principales ciudades del país.  Lo que se quiere es poner fin a la tutela militar.

Las Fuerzas de Seguridad, que son la mano ejecutora del Ejército, se han empleado a fondo para contener a los manifestantes con balas en vez de pelotas de goma. El saldo hasta hoy es de 24 muertos y 1.800 heridos, según cifras no confirmados de organismos defensores de los derechos humanos.


Con la caida de Moubarak el pasado 13 de febrero, se pusieron al mando los militares en el llamado Consejo Superior, que suspendió la Constitución, disolvió el Parlamento, asumió las tareas legislativas y anunció un período de transición hacia un poder civil. Después convocó un referendo para modificar la Ley de Leyes que obtuvo un voto favorable de la población.

Hasta aquí los hechos. La canasta básica de alimentos continúa teniendo un precio alto, el empleo sigue en números rojos, sobre todo en la parte de la población más vulnerable: los jóvenes, y la corrupción, que se pretendia exterminar al derrocar a Moubarak, sigue extendiéndose por todo el país, sobre todo y como siempre, entre los estamentos militares.


Ante este panorama, miles de personas protestaron el 9 de septiembre por el rumbo del proceso de transición política en Egipto y el papel de sus Fuerzas Armadas, que no parecen dispuestas a conceder libertad ni poder de decisión a los ciudadanos. La Junta Militar convocó en ese momento las elecciones legislativas para el próximo 28, pero sin realizar antes comicios municipales, ni terminar de arreglar lo de la inscripción de los partidos políticos para la liza, ni confeccionar un censo fiable de votantes.


En estos momentos, quien manda en Egipto, es el ex-ministro de Defensa de Moubarak, Mohamed Tantawi,  jefe del Estado Mayor y de todas las Fuerzas Armadas desde 1991 y que se hizo con el poder del Consejo Supremo. Los manifestantes de Tahír le acusan de haber realizado una sustitución del dictador y estar llevando a cabo un golpe de Estado silencioso, y al Gobierno dimitente de ser su marioneta.


La República de Egipto se proclamó en 1953 tras un golpe encabezado por Gamal Abdel Nasser, quien puso fin a la monarquía de Faruk y dos años después fue coronado presidente. Su sueño supremo era aunar a los árabes y destruir también a Israel, esto último una pretensión hoy de Irán.

Tantawi
Nasser, como su sucesor, Anuar el-Sadat, y el derrocado Moubarak,  llegaron al poder a través del Ejército, que ha mantenido durante los últimos 60 años una posición privilegiada en Egipto. Fue Tantawi quien evitó la humillación pública al caído presidente, apresado el pasado 13 de abril y sometido a juicio en agosto.

Amnistía Internacional (AI) ha venido denunciando que la Junta Militar no cumple con la promesa de respetar los derechos humanos hecha cuando se hizo cargo, de forma provisional, supuestamente, de las riendas del país y por lo tanto del proceso de transición. Se han registrado abusos, según este organismo internacional, que superan con mucho la era de Moubarak.

El verdadero pilar de los regímenes egipcios en todos los tiempos sigue estando  presente en la vida nacional y no tiene interés en dejar paso a un mando civil, pretende, al contrario, continuar con sus privilegios. Las ambiciones en la sombra de momento llegan al extremo de tener mando sobre las decisiones de cualquier Gobierno salido de las presidenciales, y de mantener su presupuesto fuera del control de los organismos reguladores, entre ellos el Parlamento soberano.

El Consejo Supremo, bajo las órdenes de Tantawi - su figura clave- actúa como si la revuelta de la pasada primavera no hubiera significado el fin de una era con la caída de Moubarak. Quienes han desafiado su poder han sido reprimidos de forma despiadada para silenciarlos y como elemento represivo se han utilizado los tribunales militares para enjuiciarlos y condenarlos.

El fiscal general de Egipto, Abdel Meguid Mahmud, ordenó este lunes la puesta en libertad con cargos de 67 manifestantes detenidos durante los disturbios del fin de semana en las inmediaciones de la plaza Tahir. Estan acusados de "resistencia a la autoridad, interrupción del tráfico e incitación a la violencia", según el diario Al Ahram.

Los enfrentamientos iniciados el sábado, cuando las Fuerzas de Seguridad desalojaron a los manifestantes acampados en la céntrica plaza, han sido los más sangrientos desde que se produjera el primer levantamiento popular en febrero de este año. El primer paso democrático, la celebración de las legislativas, se ha visto así sobrepasado por los acontecimientos y ensombrecido en su importancia.

La línea del frente de manifestantes se había desplazado peligrosamente a la calle adyacente de Mohamed Mahmud, que conduce al ministerio del Interior, así que el general Said Abbas se dirigió el lunes a los acampados en Tahir, a modo de tregua, para señalar que "los que permanezcan en la plaza no serán atacados por la Policía o el Ejército".

Ese mismo día, unas 50.000 personas ocupaban pacíficamente la emblemática plaza, donde se volvieron a levantar tres clínicas de primeros auxilios y varias tiendas de campaña, en medio del olor a gas lacrimógeno, después de la arremetida policial del fin de semana.

La improvisación rige todo el proceso hacia las legislativas del próximo día 28. Nadie tiene idea de qué organismo las supervisará, ni que interpretación se hará de la ley electoral y, no obstante, la Junta Militar insiste en que no serán suspendidas.


La mayoría de partidos se ha limitado a condenar los hechos de violencia protagonizados por las Fuerzas de Seguridad, pero sin convocar a sus adeptos a la plaza. Allí están los jóvenes que se habían manifestado en febrero y quienes los apoyan en el pueblo llano. Hay también muchos militantes salafistas, una corriente doctrinal y radical del Islam, a los que se distingue por su barba larga, y que han aprovechado el tirón para hacerse sentir.

La hoja de ruta para la primera ronda de las legislativas preve que tras los comicios se comenzará a redactar la Constitución, que una vez aprobada en referendo, dará paso a las elecciones presidenciales y el traspaso de poder a una autoridad civil. Esto podría alargarse hasta el 2013, según creen los manifestantes, que le han dado como plazo límite al Consejo Supremo el próximo abril.

Una solución viable a la actual crisis sería un Gobierno de " salvación nacional", con representaciones de todos los grandes grupos políticos, encargado de pilotar el proceso hasta las elecciones presidenciales. Uno de los ponentes de esta idea se haya también entre los "presidenciables": el ex-secretario general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Mohamed al-Baradei, que podría alzarse como primer ministro si la idea cunde.

Enlace con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2011/08/egipto-moubarak-debera-saldar-cuentas.html

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