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sábado, 7 de febrero de 2015

La crisis en Ucrania tiene visos de guerra civil





Por Mirta Balea


Una verdad tan aceptada por la mayoría de las naciones en el mundo como resulta ser el derecho a defender el territorio nacional de ataques externos se ha pasado por alto en el caso de Ucrania y no solo por lo de Crimea.

Lo que se ha venido haciendo pasar por una crisis interna, la sublevación de la zona oriental fronteriza con Rusia, ha ido complicándose con las acciones del presidente Vladimir Putin, quien ha enviado tropas, tanques, misiles y otros artefactos bélicos como apoyo abierto a los rebeldes, lo que les ha permitido hacerse fuertes.

Es una tácita declaración de guerra de Rusia en las mismas narices de Occidente o más específico, de Europa, y todo porque Putin se vio frustrado en sus intentos de captar a Ucrania para una suerte de federación de estados y resucitar con otro nombre a la desaparecida URSS, lo que ha sido su sueño desde el primer día en que se desmembró, y así, agazapado, ha estado esperando su oportunidad.

Resulta importante también que ha declarado muchas veces estar en desacuerdo con que Ucrania entre a formar parte de la OTAN y de la Unión Europea y se niega a aceptar como válidas las sanciones internacionales que le fueron impuestas por la descarada anexión de Crimea.

Y de momento le va saliendo bien todo el plan.

El poderoso eje franco-aleman ha decidido mover ficha a favor de Rusia y le tiende la mano en una negociación de "paz" y lo hace visitando al zar en su propia casa con la visita a Moscú de la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Francois Hollande.

Los dos pesos pesado han discutido con el presidente ruso una serie de medidas para evitar la guerra, que Europa o, al menos una importante parte de ella, consideran "factibles" para evitar que se extienda la guerra que no desea librar en ningún terreno por Ucrania.

Uno de los elementos del plan en discusión es aceptar lo que Putin quiere, que Ucrania no pertenezca a la OTAN.

Buena foto para la historia de las relaciones de la UE con Rusia. Mala para el alto al fuego de septiembre pasado ignorado por los rebeldes y del que se burló la misma Rusia con la reanudación de los ataques y la consecuentes bajas civiles.












Esto movió a Estados Unidos a considerar seriamente la entrega de armas defensivas por 3.000 millones de dólares al gobierno de Kiev, un paso que hizo temblar los salones de Bruselas y obligó a Merkel y a Hollande a intentar apagar el fuego.

Habría que precisar que no resulta frecuente que dos pesos pesados emprendan una misión conjunta de esta naturaleza. Menos aún, que este periplo, que ante les llevó también a Kiev, coincida con un viaje del secretario norteamericano de Estado, John Kerry, por Ucrania.

Los ministros de Defensa de la OTAN se reunieron el jueves en Bruselas par aprobar una fuerza de despliegue rápido de 5.000 hombres con la vista puesta en una posible- y más que probable- nueva acción expansionista de Moscú, que podría afectar a países miembros como Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y Rumania. 

En fin, ninguna nación del antiguo eje soviético estaría a salvo de Putin, que nunca digirió el desmembramiento de la URSS ni su desaparición y desea con su fuerte y henchido corazón rojo volver a reunir a la familia.

Las autoproclamadas repúblicas de Donetsk o Luhanski, en el este del territorio ruteno, no son el punto final del expansionismo ruso, a pesar de las sanciones que debilitan mucho su economía y en menos de un año han hecho caer el rublo en un 40% de su valor.

El periplo diplomático de Merkel y Hollande podría caer en saco roto, algo que los pesimistas piensan, entonces habría que preguntarse hasta donde llegaría el compromiso internacional para "acabar con el derramamiento de sangre" en Ucrania como lo califican en Occidente.

Estados Unidos ha prometido el envío de armas, pero Merkel viajará a Washington para impedirlo exponiendo los acuerdos -de los que no hablan ni Moscú ni Bruselas- que pudieran haberse alcanzado con esta gestión diplomática de última hora.

El Pentágono ha filtrado un informe sobre el supuesto síndrome de asperger (una forma de autismo), que aqueja a Putin. Se dice que afecta su capacidad para tomar decisiones y le obliga, como compensación a ese desorden, a ejercer el control extremo, lo que parece quedar reflejado en su manera autoritaria de gobernar.

Kerry ha dicho que Occidente no puede cerrar los ojos ante la entrada en Ucrania de tanques por la frontera rusa, de rusos en uniforme sin signos de identificación, de misiles y los sistemas de radar para los rebeldes.

Hay que recordar que esta fue la táctica empleada para hacerse con Crimea y hasta el momento, salvo las sanciones -que no parecen hacer mella en la determinación de Putin ni en el afecto que siente su pueblo por él- nada se ha hecho por devolver el territorio a Ucrania, ni de forma implícita y menos explícita.

Esto ha hecho creer al "aspergiano" Putin que seguirá saliéndose con la suya, como hasta ahora.