Datos personales

sábado, 17 de agosto de 2019

LA EDUCACIÓN BIBLICA EN LAS ESCUELAS

No puedo resistirme a opinar cada vez que el tema de la religión surge  como parte de los conocimientos básicos de un estudiante porque lo primero que me pregunto es si está bien permitir que un gobierno encuentre su opción ideológica en la escuela pública, que es la de todos, y se desplace al banquillo escolar un texto tan importante para el judeocristianismo como la Biblia de su lugar de estudio en las sinagogas e iglesias.

No parece una acción muy democrática introducir en las escuelas públicas una fe determinada cuando son centros creados para el saber y el razonamiento. Habrá que abandonar de una vez por todas la época de la superstición y avanzar hacia la racionalidad y la ciencia porque la democracia apoya la libertad de culto, entendida como una opción personal, individual, y apunta hacia un estado  obligado a proporcionarnos la mejor formación como ciudadanos del mundo. La religión en la escuela, sea pública o privada, debe ser optativa y si se implanta como parte de la lista de materias docentes no deberá enseñar una creencia en especial y desechar otras, sino ampliar nuestros horizontes culturales mostrándonos el desarrollo de las religiones.

Un creyente no necesita la razón para validar su fe y eso habrá que respetarlo porque la razón nunca ha bastado para refutar la existencia de Dios. Una encuesta de Hill-Harris X de Estados Unidos encontró que un 16 por ciento de los encuestados cree que los estados deberían exigir que las escuelas ofrezcan clases de historia, que enseñen sobre las religiones principales, no solo el cristianismo y la Biblia, y un 17 por ciento cree que debería incluir en esto al ateísmo.

Hasta el pasado mes de mayo, según Gospel Coalition, las clases bíblicas estaban reconocidas legalmente en siete estados de la Unión. La Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos dice que "El Congreso no podrá aprobar ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibir la libre práctica de la misma". Esto es lo que  se toma como consagración de la separación de la Iglesia y el Estado, pero a mi me parece abierta a matices, como han demostrado aquellos estados tan flexibles, que se han acogido a la propia raíz fundacional de la nación. La historia nos muestra que los primeros colonos llegaron empujados por motivos religiosos a las costas de América del Norte.

La tendencia carecería de importancia si el presidente Donald Trump no hubiese tuiteado su beneplácito en el fomento de este tipo de iniciativas, que para la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles o ACLU, en inglés, y la organización de Americanos Unidos por la Separación Iglesia-Estado, transmiten un mensaje de preferencia religiosa, lo que iría contra la Primera Enmienda. Y yo me lo creo porque ¿qué sentido tendría entonces introducir estas clases?

Son muy simplistas quienes ven en estas acciones un interés neutral y una visión aséptica, sobre todo porque se ha divulgado que en Kentucky se plantea hacer todo lo posible para establecer relaciones cercanas con otros cristianos, para que puedan ayudarse mutuamente en momentos difíciles, lo que se acerca muchísimo al concepto cerrado de una secta. Se invita en otras a combatir el estrés con epístolas bíblicas y a aplicar al presente las virtudes del Libro de los Proverbios, así como memorizar versículos de la Biblia, ver películas religiosas o estudiar a los dinosaurios desde la perspectiva del libro sagrado. Si no fuese porque ha quedado constancia escrita me partiría de risa y lo vería como un chiste de mal gusto.

¿Cómo saber que los setenta y seis libros de la Biblia son los únicos escritos que debieron ser incluidos en la Escritura? Sobre todo tras descubrimientos como los del Qumram o Nag Hammadi. ¿Qué ocurre con los apócrifos o los evangelios gnósticos? ¿Por qué deben excluirse? La respuesta esta en la canonicidad, de las palabras hebreas y griegas para la vara de medir. Pero saber esto no nos da mayor conocimiento para responder la preguntas anteriores.

Sabemos que la Biblia, tal y como la conocemos, fue compilada en el siglo III a. n. e. por 70 sabios judíos para aportar a la Biblioteca de Alejandría una historia concentrada del pueblo judío, lo que identificamos como Antiguo Testamento. El trabajo, traducido del arameo al hebreo y después al griego dio lugar a la Biblia Alejandrina o de los Setenta (Septuaginta), base del texto cristiano actual. Pero aquellos originales desaparecieron en saqueos e incendios y aunque fueron re-escritos por batallones de escribas sufrieron una corrección doctrinal y voluntaria por parte de los copistas.

De manera que los proyectos de ley aprobados en algunos estados norteamericanos y los presentados sin tanta suerte han confesado el inexplicable propósito de centrarse "en el impacto histórico y el estilo literario del Antiguo y el Nuevo Testamento, para enseñar a los estudiantes el conocimiento del contenido bíblico...como requisitos previos para entender la sociedad contemporánea". No hay tal impacto histórico ni estilo literario, no hay una comprensión real ni siquiera de la historia judeo-cristiana, que no es la única en el mundo.

Todo lo anterior tiene como base el Proyecto Blitz, lanzado en 2015 por la Congressional Prayer Caucus, que busca "proteger el libre ejercicio de los valores y creencias religiosos judeo-cristianos tradicionales en la plaza pública". Tales valores y creencias están protegidos por la Constitución, otra cosa es que queramos meterlos a martillo en la mente de quienes no son tan tradicionales.


Varios estudios han demostrados que aquellos niños y jóvenes educados únicamente en los valores de la Biblia, un libro para nada fiable, quedan sin alternativas ante un mundo moderno, así que la polémica sobre cómo encajar la enseñanza de la religión o como enfocarla en un sistema educativo público nos deja en estos casos ante una institución privada como la Iglesia católica imponiendo en la escuela pública unos contenidos, que solo le benefician a ella.
La laicidad en la escuela garantiza la convivencia, todos son acogidos sin privilegios ni discriminación de unos sobre otros,se preserva la libertad de conciencia y la neutralidad del estado en la cuestión religiosa. La religión ya tiene un lugar en la sociedad civil. NO olvidemos que el espacio correcto para profesar nuestra fe son los lugares designados para ello como iglesias, sinagogas, y otros templos, NO la escuela, porque su finalidad no es inculcar dogmas ni hacer proselitismo, tanto si es religioso como político, porque muchos de tales contenidos entran en contradicción con la razón, la ciencia y los propios derechos humanos como lo de que Eva naciera nada menos que de la costilla de Adan o el origen mágico del universo o en otros casos, decir que las ideas de un filósofo son capaces de crear un sistema de gobierno y económico.
La escuela pública debe educar en valores humanistas universales, en la pluralidad y el respeto al derecho ajeno y en valores éticos, ajenos al sexismo y próximo al concepto de democracia, donde se sientan cómodos creyentes y no creyentes.

domingo, 4 de agosto de 2019

NUEVAS ESTRATEGIAS, NUEVOS PELIGROS NUCLEARES.




La renuncia por Estados Unidos y Rusia a  prorrogar sus respectivas responsabilidades en el Tratado INF, firmado en 1987, replantea una nueva estrategia en el régimen de no proliferación de las armas nucleares en un mundo global, dentro de un movimiento multipolar.

Las siglas en inglés para el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, negociado en plena Guerra Fría por los presidentes Ronald Reagan y Michail Gorbachov, no solo supuso la eliminación de un tipo de armas, sino que abrió el camino para su control. Al expirar hoy el documento clave, cae un instrumento importante de seguridad global, al que los líderes concernidos debieron estudiar y apreciar más.

Leyendo el contenido del Tratado nos podemos hacer una idea de la cantidad de oportunidades perdidas por ambas partes para recortar mucho mas el arsenal nuclear, en la resolución de conflictos regionales y en haber terminado mucho antes con la Guerra Fría y que constituyó un hito en el proceso de distensión entre bloques.

Plantear por primera vez una reducción de los armamentos, en vez de marcar un techo, llevó a la destrucción de casi 2 700 misiles de alcance corto, medio e intermedio. Fueron eliminados todos los misiles terrestres, nucleares y no nucleares, con un rango de entre 500 a 5 500 kilómetros.

Al eliminar los misiles esencialmente radicados en Europa, el tratado disminuyó la amenaza de una guerra nuclear en el continente y desbrozó el camino para la negociación de armas nucleares tácticas y las químicas, así como la de las fuerzas convencionales europeas..

Rusia y Estados Unidos han certificado la muerte del tratado el pasado viernes acusándose mutuamente de violarlo. La Casa Blanca habla de la negativa de Moscú a destruir un misil de crucero de 1 700 kilos y ocho metros de largo conocido como Novator 9M729 (SSC-8, según la clasificación de la OTAN) y que Washington alega infringe el tratado el superar los 500 kilómetros de alcance.

Rusia consideró inadmisible tal exigencia y en rueda de prensa el ministro de Defensa alegó que el misil estaba dentro del rango especificado en el tratado porque solo tenía un alcance de 480 kilómetros.

El Kremlin por su parte ha asegurado que Washington ha violado repetidas veces el tratado con el emplazamiento de misiles interceptores en el marco del escudo antimisiles. Otras violaciones incluirían la fabricación de los drones o aviones no tripulados con armamento y los sistemas Mark-41 para lanzar misiles crucero de medio alcance, que Estados Unidos quiere emplazar en Polonia y Rumania.

El ministro de Defensa ruso ha dicho que Moscú está dispuesta a tomar medidas de transparencia sin precedentes, por encima de sus obligaciones en el INF, pero sus intentos y propuestas han sido torpedeados en los últimos meses por los negociadores estadounidenses que continúan lanzando el ultimatum sobre el Novator. Alertó que la decisión de abandonar el tratado pone en riesgo el START-3, que limita el armamento estratégico ofensivo y expira en 2021, y cuyas negociaciones siguen estancadas..

La diplomacia estadounidense ha colocado el énfasis en lo que en realidad persigue el presidente Donald Trump con su retirada del acuerdo; "iniciar un nuevo capítulo en busca de una nueva era del control de armas" más allá de los tratados bilaterales y que favorezca la participación de otras potencias, léase, China.

La pregunta sería en esta nueva estrategia si Estados Unidos posee la capacidad de contrarrestar un golpe desde China. La respuesta es No. Tampoco de Rusia.

Hace dos años, ante el Senado, el exjefe del Comando del Pacífico de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Harry Harris aseguró que China tiene "la fuerza de misiles más grande y diversa del mundo, con un inventario de más de 2000 misiles balísticos y de crucero". Este es un país que no forma parte de ningún tratado de desarme.

Rusia es el país con la mayor reserva de armas nucleares entre estas la bomba más potente, el misil balístico intercontinental pesado SS-18 "Satán". Los expertos calculan que dispone de 55 de las armas más mortales, pero solo serían necesarias cinco para destruir la costa este de Estados Unidos en caso de enfrentamiento. Solo espero que los norteamericanos sepan todo esto.

Trump contempla los acuerdos firmados durante la Guerra Fría y el START-3 como reflejos de un mundo bipolar inexistente, quiere un nuevo enfoque en estabilidad estratégica sobre nuevos principios, como ha sido su política desde su llegada a la Casa Blanca, demostrar avances sustanciales y no pasito a pasito. Pero un nuevo enfoque requeriría un alto nivel de confianza que no existe, ni con Rusia ni con China.

"Daremos una respuesta simétrica. Nuestros socios norteamericanos denunciaron su participación en el tratado y haremos lo mismo", dijo el presidente Vladimir Putin, reunido con sus ministros de Exteriores, Sergei Lavrov, y de Defensa, Sergei Shoigú.

Los rusos denunciaron que Estados Unidos empezó a preparar el terreno para abandonar el INF hace dos años cuando comenzaron los trabajos de fabricación de misiles de corto y medio alcance en una de sus plantas militares en Arizona, gestionada por la fundación Raythone.



.

Una imagen por satélite mostrada en conferencia de prensa en Moscú muestra la planta en la que, según su versión, aumentó su perímetro en un 44% y su personal en 2 000 personas.

El Congreso de Estados Unidos asignó 58 millones de dólares a Defensa en noviembre del 2017 destinados con claridad al "desarrollo de un misil terrestre de alcance medio", lo que corrobora, según Moscú, sus denuncias.

Rusia y el Occidente encabezado por Estados Unidos viven en este momento tensiones mucho mayores que en la Guerra Fría y este movimiento que ha resultado imparable parece haber comenzado cuando Moscú interfirió en el conflicto armado en el este de Ucrania y se anexó Crimea. Esto tuvo una escalada importante a posteriori con la guerra de Siria, donde grupos rebeldes, apoyados por Estados Unidos y aliados árabes, buscan exterminar al gobierno de Damasco, respaldado por Rusia..

Washington advirtió que el próximo dos de febrero comenzaría el proceso de retirada del INF, que se completará en seis meses. A partir de ese momento, tendría las manos libres para posicionar sistemas de misiles en Europa y Rusia haría lo mismo en sus territorios limítrofes con la Unión Europea u otras zonas geográficas. Uno de los dos líderes firmantes del acuerdo, Gorbachov, ha advertido que tras esto vendrá el caos.