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jueves, 2 de marzo de 2023

A UN AÑO DE LA INVASION RUSA A UCRANIA (FINAL)

Lo primero a tener en cuenta en los sucesivos discursos de Putin de los últimos años es que, al margen de los sujetos aludidos en los mismos, tanto da OTAN como Occidente o cualquier otro, van dirigidos al pueblo ruso, son de consumo interno. Primero les dibujó un panorama de aislamiento político y de amenazas externas al pais, siguiendo la frase de que nada une más a una nación que el peligro venido del exterior, después les fue preparando para la invasión "necesaria" al vecino "neonazi" y ahora los lleva a  considerar justificables  las masacres perpetradas por soldados rusos contra los civiles ucranianos y aceptar un conflicto, que se presenta sin término y  los someterá al hambre y a las pérdidas de vidas en el combate.

Aferrado al sesgo de confirmación, muestra una confianza inequívoca a los suyos sobre todo lo bueno de invadir Ucrania, polarizando este postulado  en cada discurso. Como restaurador del edificio geopolítico llamado otrora URSS, como líder expansionista de aquella zona gris, hace un año, para mostrar a los ucranianos lo bueno de sus intenciones, doro la píldora de la invasión al asegurarles su pertenencia a "nuestra patria rusa" y a los hermanos y hermanas de las repúblicas populares"de Donets y Lugansk" o de "regiones como Zaporiya, Jeson"  y otras que "han sido liberadas del régimen neonazi de Kiev". De verdad que alguien se cree a conciencia a estas alturas que tal estado neonazi existía en  Ucrania? Claro que no y por eso ha dejado de repetirlo.

  Para convencer al pueblo ruso  de la bondad de sus intenciones, afirmó que en el 2014 el gobierno de Kiev había tomado el poder por un golpe de estado armado. Esas  fuerzas, bautizadas libremente por Putin como neonazis, serian  las culpables del actual conflicto por "obligarlo" a actuar. Fue cuando anexionó Crimea a la Federación Rusa. Así que desde entonces hay un conflicto permanente en esa zona, que  Moscú ha pretendido hacerlo pasar por una guerra civil. La creación de dos repúblicas "populares" en Donets y Lugansk es obra de separatistas prorrusos, apoyados por fuerzas militares venidas del otro lado de la frontera. Todo había empezado en Kiev con manifestaciones y disturbios en lo que se llamó el Euromaidan.

Viktor Yanukovich era entonces el presidente de Ucrania, abiertamente prorruso como el primer y único mandatario bielorruso desde 1994 Aleksander Lukashenko. El ejército de ese país está integrado  por fuerzas de frontera rusas y las Fuerzas Armadas de  Bielorrusia. Hago esta referencia para enmarcar la vehemente colaboración del gobierno de Minsk, que no solo facilito a Rusia la entrada de sus tropas a territorio ucraniano sino que ha implicado con sus propias fuerzas militares  en el conflicto.  Vemos a Putin utilizando a un outsider leal a los postulados de Moscú para vencer la resistencia de Ucrania.

Yanukovich había llegado a acuerdos en 2012 para una colaboración más estrecha con la Unión Europea, en un fallido intento de separarse de la influencia rusa. Para esto se iba a firmar un Acuerdo de Libre Comercio en 2013, pero en el último momento decidió echarse atrás, aunque prometió continuar negociaciones. Dos eran las razones para no firmar: la caída de la producción industrial nacional y el mantenimiento de los vínculos de todo tipo con la Comunidad de Estados Independientes, es decir, la Rusia de Putin. El jefe de gobierno entonces, Mikola Azarov admitió que Moscú había conminado a Kiev a suspender todo acercamiento a la UE, aunque lo justificó  con que este bloque de países no les había ofrecido suficiente dinero para alejarlos del otro eje de poder en la zona. 

La Plaza de la Independencia en la capital ucraniana se vio invadida de la noche a la mañana por cientos de miles de personas en protesta por la suspensión del acuerdo, lo que desembocó en disturbios y una consecuente proclamación del parlamento o RADA de penar a los manifestantes y bloquear edificios de la Administración en un claro intento de amordazar la voz popular, algo que la gente percibió. Las exigencias, de carácter económico en principio, pasaron a ser los gritos por un cambio de gobierno. Azarov derogó lo decidido con anterioridad para apaciguar los ánimos, que a esas alturas estaban muy exacerbados, sobre todo tras la muerte de 60 manifestantes. La RADA convocó elecciones cuando Yanukovich huyó del país con rumbo desconocido y de paso lo destituyó por "abandono de funciones". No fue un golpe de estado armado, como pretende hacer ver Putin, fue una salida deshonrosa, aunque meses después dio señales de vida hablando del supuesto golpe difundido por los propagandistas del Kremlin, que olvidan siempre la hemeroteca y quieren hacer pasar a la gente por tonta.

La RADA derogó el sistema presidencial y volvió a la Constitución de 2004 y trasmuto en un sistema parlamentario. Nombró también a un primer ministro en funciones para coordinar la realización de elecciones con vista a la formación de un nuevo gobierno. La situación apuntaba a que el mayor apoyo a una integración en la UE, que actualmente se discute en Bruselas tras la solicitud del gobierno ucraniano de Volodymyr Zelenski, era de un 75% en Kiev, del 81% en la zona occidental, en el centro de un 50%, en el sur de un 30% y en el resto de un 18%. Las protestas populares se vieron intensificadas con la anexión rusa de Crimea y la proclamación de Donets y Lugansk como repúblicas independientes, un efecto separatista apoyado por el Kremlin, sin cuya ayuda en efectivos militares y la inyección de dinero no podría haber prosperado.

El conflicto en el Donbas habría finalizado si las partes hubiesen cumplido el Protocolo de Minsk, firmado bajo los auspicios de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, con representantes de la UE, Rusia , Ucrania y de Donets y Lugansk, contemplando  un cese del fuego y la retirada de las tropas rusas llegadas para reforzar a los separatistas. Hasta ese momento el conflicto sumaba 14mil muertos, repartidos entre separatistas y el ejército ucraniano. Podríamos decir que el Donbas es el epicentro de este conflicto,  sus reservas de carbón y la actual producción de hierro la convierten  en irresistible a los ojos del Kremlin.

Tras la huida, repito, huida del presidente Yanukovich en 2014 cuando no pudo controlar y se asustó ante las  revueltas del Euromaidan , la anexión rusa de Crimea , que violó un tratado internacional y tres bilaterales con Ucrania,  nunca  reconocida expresamente por EEUU y la UE e impugnada por una resolución de la ONU firmada por 100 países, y el conflicto militar provocado y presente aún en el Donbas, la invasión estaba servida ante la mirada impávida de los estrategas de Occidente, que se han colocado siempre de perfil para no pisar el callo ruso. Y todo, a pesar de que los grandes vencedores fueron los partidos con las posiciones más duras sobre la necesidad de romper lazos con los rusos y poner en su sitio a los separatistas.. En esta votación no participaron 4,5 millones por hallarse en Crimea o en los 16 distritos de Donets y Lugansk. 

Viktor Poroshenko resultó nominado presidente. En las elecciones de 2019, lo derrotó Zelenski y observen que todos estos cambios no han sido resultado de un golpe de estado armado sino siguiendo la ley y con elecciones democráticas. Un detalle importante es la ausencia de Partido Comunista, que ni siquiera obtuvo un 5%de votos exigidos para entrar al Parlamento. Desde la Revolución Rusa de 1917 no se veía algo igual. Un signo más de lo decididos que estaban los ucranianos de romper con Moscú. Como era de esperar las elecciones en Donets y Lugansk se realizaron fuera del marco constitucional de Ucrania. Fue el momento en que Putin reconoció oficialmente a las " repúblicas populares" del Donbas como parte de la Federación Rusa.

La UE, como vemos con todos estos datos, carece de una estrategia hacia Rusia, en particular, y hacia el espacio euroasiático , en general, y de eso se aprovecha Putin para lanzar sus bravuconadas. El refuerzo de la OTAN con nuevos miembros, la estabilidad en la frontera oriental Europea, que hace rechinar los dientes a Putin al haber sacado de la órbita de influencia rusa a varios de sus mercados tradicionales,  muestran un conflicto que estrictamente hablando no es ideológico, ni cultural, como pretende Moscú, sino que está estrechamente vinculado al mismo fenómeno que derrumbó a la URSS: el malestar socio_economico. La UE vive  esto, que parece tan claro, en permanente contradicción. De ahí que las políticas de sus estados miembros haya sido errática desde el principio.

Zelenski subio al poder en 2019 con dos objetivos manifiestos:terminar con la corrupción y revitalizar la economía y , como no, terminar con el conflicto del Donbas. Sucedió que el COVID 19 arrasó en Ucrania y a renglón seguido, cuando no habían podido recuperarse mínimamente, Putin aprovecha y los invade, tras meses de incremento de tropas rusas, con unidades médicas y combustible, como una tragedia griega anunciada.  Y llegamos a un año de guerra y de una política de tierra arrasada por parte de Moscú.  Ucrania no podrá ganar, frente a un enemigo tan poderoso, sin la ayuda occidental, de ahí que Zelenski visitará  en los últimos meses varias capitales europeas. Esto es un hecho, como lo es también que los países a modo particular han respondido de forma positiva a los esfuerzos impensables de resistencia de Ucrania por sobrevivir como nación. Espero de corazón que sea suficiente porque el análisis tendría que ser otro si Putin se sale con la suya.