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jueves, 30 de abril de 2015

El ministro de Justicia quiere amordazar a la prensa española pero no le salen las cuentas




Por Mirta Balea

Como elemento novedoso en su afán de impartir justicia, el ministro Rafael Catalá ha sugerido como algo viable en democracia sancionar a los medios de prensa que se atrevan a publicar informes sobre filtraciones en caso de investigación judicial.

Ante la élite del Círculo Ecuestre de Barcelona, Catalá ha disfrazado su temor a la prensa y su interés por controlarla  (algo esbozado de forma tangencial en el Congreso de los Diputados por el ministro de Economía, Cristóbal Montoro), en que es necesario evitar que se formen "juicios paralelos" sobre personajes públicos imputados en casos de corrupción y fraude fiscal.

El ministro ha abogado abierta y claramente por "abrir un debate" sobre si deben fijarse límites a la información y algunos periodistas han recordado que este es el método por excelencia de los dictadores para cubrir sus propias pestilencias.

La preocupación del ministro surge a raíz de que en los últimos días la prensa se ocupara en especial de Rodrigo Rato, un insigne miembro del Partido Popular (PP) (en el gobierno), investigado en relación con delitos de cohecho y fraude fiscal. Las pruebas se han venido acumulando en su contra de manera que ha herido la sensibilidad de la gente de a pie, a la que la prensa ha pedido opinión.

Este personaje fue vicepresidente Económico del primer gobierno del PP a finales de los 90 presidido por José María Aznar, luego pasó a director general del Fondo Monetario Internacional y su regreso a España presidió el grupo bancario Bankia, al que saco a bolsa de manera fraudulenta y falsificando informes, según actas divulgadas por la prensa.

Este es quizás el mas sonante y reciente caso de corrupción del PP, pero ha habido otros, algunos en investigación durante los últimos seis años, como la trama Gurtel, o el de las cuentas B, ilegales, que se atribuyen al PP por su propio ex tesorero Luis Bárcenas, en la actualidad en prisión por otro delito.

El caso Gurtel, por ejemplo, fue filtrado a la prensa por miembros del propio PP, que entonces querían deshacerse de algunos de sus pesos pesados en la comunidad valenciana afines a Azanar, quien fuera presidente del gobierno y del partido.

Las conductas mediante el delito de revelación de secretos están tipificadas en el código penal español con sanciones para aquellos agentes de Fiscalía, Hacienda o jueces que filtren información de sumarios cerrados.

Ningún miembro de los sucesivos gobiernos españoles en democracia ni altos cargos de partidos representados en el Congreso se había atrevido hasta este miércoles a sostener que tales sanciones debían recaer también sobre los medios de prensa para evitar la publicación de artículos referidos a estos temas.

Lo más significativo de lo dicho por Catalá estaría escondido en su concepto personal sobre lo que es un gobierno y lo que es el Estado o sobre la importancia de la Ley de Leyes. De ahí que algunos altos cargos del PP y elementos cercanos al presidente de gobierno, Mariano Rajoy, se hayan distanciado del ministro de Justicia y sus tésis.

Algo, sin embargo, tiene que haberse hablado en los últimos consejos de ministros, donde Catalá debió sacar el tema y no contó con los apoyos suficientes, porque en la misma comparecencia en la que soltó la "bomba" de la sanciones a los medios de prensa por informar, dijo que, de momento", no se había tenido el "arrojo" de colocar la mordaza a los periodistas para evitar a los políticos quedar expuestos ante la opinión pública. Porque de esto va todo el rollo.

En cambio insistió en la conveniencia de hacer una "reflexión" sobre el tema y hasta quizá que hubiera un debate, que la propia Constitución evitaría per se si nos atenemos a las libertades recogidas en ella como la de información y expresión, entre otras.

Ha dicho incluso que un político NO debería abandonar su carrera por el solo hecho de estar imputado en una causa.

Esto calza muy bien con las enmiendas a la ley en las que está enfrascado el gobierno del PP para eliminar el concepto de imputado y sustituirlo por el de investigado hasta que el juez decida en la causa si tiene delito, cuando pasaría a llamarse encausado.

Matices aparte estamos en presencia de un pensamiento institucional en materia de aplicación de la justicia cuando afecta a los políticos. Envuelto en tantos escándalos,  el gobierno del PP intenta preservar algo que será agua de borrajas en la medida en que las causas abiertas comiencen a cerrarse, porque también, entre las enmiendas, está acortar los términos de las investigaciones para que no sobrepasen los tres años.

Algunas de estas pueden muy bien calificarse de macrocausas por el volumen de información recogida durante años desde la punta de la madeja hasta poder llegar al meollo de la putrefacción.

El tiempo es lo que ha permitido en estas macrocausas que una información lleve a otra y esta a otra y la lista de imputados o de "investigados" alcance cifras astronómicas y haya dejado al descubierto a políticos conchabados para estafar al fisco y burlarse de los contribuyentes. En esto, como siempre, los destapes de la prensa han jugado su papel.

El peligro de tesis como las del ministro Catalá es que no solo son plausibles, sino que se proponen adormecer el sentido común.

Con esto quiero decir que, lo que en principio solo es una idea, se convierte en un hecho y finaliza así el carácter puramente especulativo de lo que se desea imponer.

Esta clase de ideas puede llevarnos a creer que tenemos una comprensión de los acontecimientos y de cómo se desarrollaran estos en el futuro  y nos olvidamos que los acontecimientos son hechos que interrumpen nuestra rutina y las proyecciones que se hacen -como la idea de Catalá- sería probable si los hombres no actuaran.

Cada acción -para bien o para mal-destruye todas las predicciones e incluso aquellas premisas de la prueba. 

Así que, si al ministro Catalá -al que su propio partido le ha dado varapalos por no haberle informado a tiempo de lo que se avecinaba- considera que la prensa estorba, será mejor que renuncie y deje a otro con más paciencia en su cargo porque esto solo acaba de empezar.


“Rechazo absoluto” de la Federación de la Prensa

La presidenta de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), Elsa González, ha mostrado un "absoluto rechazo" contra la propuesta del ministro de Justicia, Rafael Catalá, de "someter a debate y reflexión" si se debe sancionar a los medios de comunicación por publicar informaciones judiciales sobre casos bajo secreto de sumario.
"No es la primera vez que se pone este asunto sobre la mesa y desde el punto de vista periodístico merece un rechazo absoluto. ¿Qué periodismo de investigación se puede realizar si te cortan todas las alas?", ha indicado en declaraciones a TVE recogidas por Europa Press.
A su entender, tanto el periodista como el medio de comunicación "sabe de su responsabilidad y debe de ser consciente de ello", al tiempo que ha reiterado que ese es el motivo por el que se publica "aquello que se considera de interés público para todos los ciudadanos".
La presidenta de la FAPE ha ensalzado la labor de los periodistas de investigación, cuestionando "cuántos casos se hubieran hurtado al ciudadano" si no hubieran sido hechos públicos por los medios de comunicación y los informadores. "Que se persiga a filtradores, funcionarios, jueces... pero precisamente al que lleva las misivas y al mediador, no tiene sentido", ha añadido.
Además, ha señalado la dificultad para imponer este tipo de sanciones judiciales. "Si son los medios los responsables, un medio que este localizado en España puede ser castigado, pero el medio que esté localizado en otros sitios como las Islas Bermudas o cualquier medio online es muy complicado", ha indicado.
Por último, ha incidido en que la FAPE cuenta con una comisión de arbitraje y quejas que contó con el apoyo del
anterior ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, recogido en una misiva.


viernes, 3 de abril de 2015

Acuerdo preliminar nuclear entre Iran, Estados Unidos y otras potencias occidentales

Negociadores en Lausana


Por Mirta Balea

Un acuerdo preliminar suscrito con Irán por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia (miembros del Consejo de Seguridad de la ONU) y Alemania aleja el miedo de los líderes occidentales a que el país de los ayatollahs adquiera la capacidad de fabricar armas nucleares, pero poco más.

Lo acordado de manera preliminar hace dos días en Lausana, Suiza, tras una semana de intensas negociaciones, pasará a ser un acuerdo de cumplimiento en 15 años el próximo 30 de junio, cuando todos volverán a reunirse con este fin.

Para el presidente Barack Obama, las negociaciones llevadas al papel son la vía precisa para impedir a Irán desarrollar su programa nuclear en los próximos 10 años conforme al "más intrusivo sistema de inspección de la historia" sobre sus arsenales e instalaciones.

Obama advirtió a sus rivales republicanos, y puede que tuviera en mente también a algunos demócratas, en el Congreso que se abstengan de imponer nuevas sanciones a Irán para minar los esfuerzos de su Administración.

Los republicanos han anunciado enmiendas al acuerdo alcanzado en Lausana, Suiza, hace apenas unas horas, y un reforzamiento de las sanciones, con lo que dejarían a Obama en evidencia ante la comunidad internacional.

El acuerdo, con varios parámetros aceptables, no impide de manera específica a Irán mantener su capacidad de enriquecimiento de uranio más allá del límite admitido para fines pacíficos.

"Si Irán hace trampas -advirtió el presidente norteamericano- el mundo lo sabrá". ¿De verdad?, me pregunté cuando escuchaba su discurso en los jardines de la Casa Blanca trasmitido por televisión.

Primero habrá que describir el acuerdo.

Irán recortará el número de sus centrifugadoras operativas en dos tercios, hasta 5060, que son muchas si tenemos en cuenta su calidad de primera generación. Menguará también el almacenaje del uranio enriquecido de 10,000 kilogramos a 300... en 10 años.

Habrá inspecciones "rigurosas" en todo el país sobre las instalaciones, llevadas a cabo por científicos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica de la ONU por si hubiese algo sospechoso o se tratara de encubrirlas. Y se establecerá un mecanismo para resolver disputas, cuyos detalles de funcionalidad están aún por diseñar.

Irán recibe a cambio un levantamiento de las sanciones impuestas por la comunidad internacional y que, durante los últimos años, han menguado hasta el subsuelo su capacidad comercial petrolera y han congelado sus activos en bancos mundiales. 

La economía iraní ha visto con esto germinar una etapa oscura, matizada con explosiones esporádicas de descontento. Terminar con ese estado de cosas es lo que ha catapultado a la presidencia a Hasan Rouani.

Los iraníes han salido en masa a la calle para celebrar el acontecimiento y han recibido con flores - a su llegada hoy a Teheran- al principal negociador Mohamed Javad Zarif.

Hay que tener en cuenta algo que resulta de la mayor importancia para la pregunta de cómo deja este acuerdo al resto de Oriente Medio y es que, de ningún modo -al menos para los ayatollahs-, supone un acercamiento de posiciones con Estados Unidos ni mejora para nada la fricción por el rompimiento de relaciones en 1979 con la llegada de la "revolución de los casetes de Khomeini".

Cincuenta y cinco norteamericanos fueron capturados entonces por las hordas revolucionarias y sujetos a un cautiverio de 444 días con la consecuente ruptura de relaciones, no solo por estos hechos, ya de por sí graves, sino porque Estados Unidos había perdido a un aliado muy preciado, el Sha Mohamed Reza Pahlevi, lo que permitió instalarse a los islamistas en el poder.

El acercamiento al régimen de Teherán, que ha permitido el acuerdo preliminar, según las informaciones de que se disponen de las conferencias desde Lausana a Washington, ha sido obra del artífice Sahar Nowrouzzadeh, director para Irán del Consejo de Seguridad Nacional de Obama. Este hombre fue analista del Pentágono y comenzó a trabajar para la actual Administración en 2014.

Pura coincidencia resulta ser que trabaje también para el lobby conocido como Consejo Nacional Americano Iraní (CNAI), desde 2005, fecha en que también entró como analista en el Pentágono.

El CNAI surgió en 1999 -según datos del Western Journalism -, durante una conferencia en Chipre patrocinada por el régimen de Teherán, como contrapartida al influyente lobby pro-israelí en Washington. La fundadora, Trita Parsi, según reveló un periodista iraní disidente, ha mantenido fuertes vínculos de amistad con Zarif durante años.

El Western Journalism afirma también que el CNAI dio al The New York Times  unos 250,000 dólares para publicar una página entera de ataques a Netanyahu durante su alocución al Congreso norteamericano el pasado mes.

Obama ha querido dar satisfacción a los aliados de Estados Unidos en la zona, Arabia Saudita e Israel, y ha conversado telefónicamente con el rey Salman y el primer ministro Benjamin Netanyahu sobre las bondades del acuerdo, aunque sin convencerlos.

Ha propuesto a los sauditas realizar una reunión con los países árabes, en Camp David, esta primavera, para hablar sobre Irán y la caótica y cada vez más convulsa situación de Oriente Medio.

Nada de ésto impedirá, como ha destacado ayer Netanyahu en su primera comparecencia tras el acuerdo de Lausana, que el peligro de guerra en la zona se haya incrementado. Para empezar, nada obstaculiza ya a los estados árabes del Golfo y la península arábiga desarrollar sus propios sistemas nucleares a la luz del peligro iraní.

El acuerdo, si se lee con paciencia y ojo crítico, ha permitido a Teherán retener demasiada infraestructura nuclear.

El primer ministro israelí ha convocado a su gabinete de seguridad esta misma mañana porque sigue viendo en Irán un peligro inminente para el que se vienen preparando los judíos desde hace mucho tiempo.

Puede que Occidente crea que quitar las sanciones a Irán y permitirle mantener un programa nuclear "pacífico" compre tiempo para, en caso de incumplimiento de Teherán, infligir un golpe mucho mayor, pero la otra parte ha comprado también tiempo para desarrollar el programa por vías menos visibles.

Puede que el acuerdo ponga obstáculos para enriquecer uranio, una de cuyas maneras resulta ser la reducción de centrifugadoras, pero hay que recordar que en los años 60, cuando se temía que Israel estuviera desarrollando la bomba, científicos internacionales visitaron las plantas de las que disponía el país y certificaron su incapacidad para fines armamentísticos. Como se supo después, el proceso se realizaba justo debajo de esas instalaciones, delante de sus narices, y nadie podía saberlo.

Israel es uno de los países que dispone de la bomba, pero nunca ha amenazado a ningún vecino con usarla, y esto incluye a Irán. Lo que sí estará dispuesto a hacer, si tenemos en cuenta antecedentes como Siria y Egipto, es destruir definitivamente las instalaciones iraníes.

Israel ha buscado ayuda adicional del gobierno de Estados Unidos para los misiles defensivos como Lanza de David, que esta semana finalizó sus pruebas, o Flecha3 y Cúpula de Hierro. La cantidad aportada calcula en 300 millones de dólares, de los que 250 millones serían específicos para la operatividad del primero de los tres sistemas citados en este párrafo.

La Lanza de David forma parte de una sombrilla defensiva diseñada para proteger a Israel de misiles de largo y corto alcance, de cualquier tipo. La Cúpula de Hierro impide amenazas menores a los 70 kilómetros. La Flecha 3 cubre a los cohetes de más de 2,500 kilómetros.

Solo la Cúpula de Hierro ha sido utilizada hasta el momento en combate. Interceptó al menos el 90 por ciento de los misiles lanzados desde Gaza hace unos meses, en la última ofensiva de los terroristas de Hamás, según informes oficiales del ejército israelí.

De manera oficiosa, se sabe también que está probando el Jericó 3, un cohete balístico intercontinental de 10,000 kilómetros de radio.

Netanyahu y su partido Likud alcanzaron el éxito en las elecciones realizadas este mismo mes, en contra de todas las previsiones. Con una afirmación tan contundente en su cargo, puede esperar 22 meses a que Obama salga de circulación.

Cualquiera que sea el sucesor del actual presidente norteamericano -si nos atenemos a las declaraciones de líderes republicanos y demócratas-, las buenas relaciones con Israel se recuperarán hasta los tiempos anteriores a Obama.

Aparte de una arriesgada, tanto como improbable, decisión israelí de lanzar un ataque militar contra Irán por su cuenta, no hay mucho más que Netanyahu pueda hacer sobre el acuerdo de Lausana, sino esperar al cambio de Administración en Estados Unidos.

Se necesita algo más que una pelea orquestada por la Casa Blanca para descarrilar las relaciones bilaterales bien cimentadas con Israel. Pero esto no disipará la atmósfera de guerra que cabalga libremente por todo Oriente Medio, donde una y otra vez las políticas de Obama han fracasado en los últimos seis años.

Hagamos un recuente, en el que con seguridad no abarcaré todo. Un acuerdo nuclear con Irán que aumenta la posibilidad de la proliferación nuclear de las naciones árabes para obtener sus propios medios de disuasión, un ejercicio irresponsable de tensión con Israel por un antagonismo personal de Obama y Netanyahu, el reinicio de la guerra fría con Rusia, muy lejos de la distensión que se perseguía en los 90 del pasado siglo, la guerra nunca cicatrizada en Iraq y que ha obligado a Estados Unidos a regresar para borrar al Estado Islámico, aunque solo con combates aéreos, y la continuidad de Al Qaeda, a pesar de que la Administración demócrata pueda apuntarse el tanto de haber eliminado el enemigo público numero uno, Osama Bin Laden.

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