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sábado, 27 de julio de 2013

España: Rajoy y los papeles de Bárcenas

Luis Bárcenas (2009)




Por Mirta Balea


Ninguna cosa inanimada se mueve espontáneamente por aquello de la inercia de la materia. Su movimiento le viene de una causa exterior tal y como ha sucedido con el presidente Mariano Rajoy dispuesto a presentarse el próximo primero de agosto en el Congreso de los diputados para evitar una moción de censura a su gobierno.



Su decisión ha desactivado la granada en manos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) dispuesto a lanzarla contra el gobierno del PP.



Una regla elemental de cultura política sería respetar al árbitro, en este caso a la Asamblea legislativa, cuyos representantes han sido elegidos por la gente dentro de una cultura democrática vigente desde hace 30 años porque el presidente - como la mujer del César- no solo tiene que ser virtuoso y decente sino también parecerlo. Pero el PP había bloqueado hasta ahora cualquier comparecencia del presidente.



Las demandas sociales y el desprestigio de la política, que han llevado a 500 personas a congregarse en Madrid y pedir la dimisión del Gobierno, conllevan un riesgo grave de populismo frente a la estabilidad institucional tan necesaria a la convivencia.



La comparecencia de Rajoy podría rubricar un último capítulo de un proceso en el que se ha visto comprometido y embarrado hasta las cejas y del que no tenía intenciones de dar cuenta a nadie si no hubiese pesado la amenaza de la moción de censura.



La crisis de confianza creada en torno al PP por las acusaciones del ex-tesorero de la formación Luis Bárcenas sobre una contabilidad paralela con sobresueldos y prebendas se ha visto agravada por dos factores.


El PP ha pasado en pocas semanas de defender a Bárcenas a considerarlo un delincuente. El segundo factor ha sido el ninguneo al parlamento, algo que pretende continuar puesto que al anunciar su comparecencia ha dado a entender que se tratará de un debate y de un balance sobre las decisiones adoptadas por el gobierno y la situación económica y política de España.



Los políticos gestionan lo público en razón de una ideología y es una línea legítima. Sus ideas les animan y las exponen a los ciudadanos a quienes convencen para que les voten.  El problema del PP es que se ha metido en un rocambolesco engrudo defendiendo aspectos etimológicos de la corrupción como cuando apela a que quien le acusa es un delincuente, en vez de intentar aclarar de inmediato las cosas y rchazar taxativamente las acusaciones.



Las fintas dialécticas de que Rajoy "no tiene" que dar explicaciones muestran a las claras el concepto de democracia prevaleciente en el PP. Creen que esto se corresponde solo con votar cada cuatro años y que la mayoría absoluta obtenida en 2011 es como una "patente de corso" que le faculta a tomar medidas y decisiones sin dar cuentas a nadie.



En primer lugar, lo de la mayoría absoluta debería abstenerse de esgrimirlo, puesto que los ciudadanos votaron un programa del PP que no se está cumpliendo en ningún punto, en todo caso el camino va en sentido contrario a lo prometido.



El presidente debería hacer voto de humildad y recordar que a él y a su gabinete le pagan los ciudadanos y si estos necesitan explicaciones hay que dárselas. Les guste o no.



 El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, encargado del caso Bárcenas, ha puesto a disposición de las partes la comparecencia del preso el pasado día 15 cuando disparó sus baterías y aseguró que él mismo entregó a Rajoy 90 mil euros en negro entre 2009 y 2010, al igual que a la número dos del PP, María Dolores de Cospedal

Las resistencias numantinas nunca funcionan. Montarse una película es lo que en neurolingüística se conoce como crearse un anclaje y Rajoy lo ha hecho. Insiste en controlar los daños, en mantener en sus manos los tiempos y habla de un debate sobre el estado de la nación.


El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, sigue  manteniendo su idea de la moción de censura en caso de que las explicaciones no tengan lugar e incluso habla de insistir en la dimisión del presidente.



El máximo representante de Izquierda Unida, Cayo Lara, ha recalcado, como los delegados del Partido Nacionalista Vasco y Convergencia y Unión de Cataluña, que nadie quiere una rendición de cuentas, sino que el presidente hable de la contabilidad paralela del PP y de las acusaciones de Bárcenas.



La economía española, vale la pena recordar aquí, sigue atenazada por la recesión y una deuda pública vulnerable a las indecisiones de la propia zona euro, a lo que se suma un sistema bancario deficiente, que no acaba de salir del socavón a pesar de las ayudas de la Unión Europea.


España enfrenta la recesión más larga de los últimos treinta años y ya van ocho trimestres seguidos en los que la economía decrece.


Rajoy dará por finiquitado el asunto con su comparecencia e incluso ha borrado de la agenda la rueda de prensa posterior para eludir preguntas como podría ser la de por qué dio ánimos a Bárcenas mediante sms comprometedores después que se supiera que tenía 16 millones de euros en cuentas suizas. Todo apunta a una estrategia escapista del gobierno.



Rajoy ha evitado siempre y de modo sistemático el debate político parlamentario  y las conferencias de prensa, algo que le reprochan en sus propias filas. Tuvo que lanzarse la amenaza de una moción de censura para que cumpliera con su deber de dar explicaciones a los ciudadanos sobre hechos que ponen en solfa la decencia del partido de Gobierno.


Esperemos no estar ante un debilitamiento definitivo de las formaciones políticas y sus líderes que podría llevarse por delante todo lo alcanzado en democracia en estos treinta años. Porque no solo el PP está en tela de juicio, también lo está en Andalucía el PSOE, segunda fuerza política nacional, que ha gobernado la mayor parte de este tiempo en la Comunidad Autónoma y el propio país.

miércoles, 17 de julio de 2013

Cuba y Edward Snowden: la patata caliente.

 
 
 
 
Por Carlos Cabrera Pérez



Una pena que un traidor como Edward Snowden, quien no ha vacilado en vender información clasificada a los medios de comunicación, no tenga el detalle de comprar un avión de largo alcance para evitar que el presidente boliviano Evo Morales ande en un tren lechero por esos mundos de calvos y homosexuales, que solo comen pollos hormonados.




Lo relevante en este caso son las posturas del siempre locuaz ecuatoriano Rafael Correa, y el discreto Raúl Castro, que han aprovechado el lío para bajar un peldaño más en la tradicional algarabía antiyanqui que presidía cada acto de su hermano Fidel.




Correa tomó prudencial distancia tras una conversación “amable y respetuosa” (como se suponen que deben ser todas las conversaciones diplomáticas) con el vicepresidente norteamericano Joe Biden. Y habrá que estar atento a las próximas semanas, pues es muy probable que el Departamento de Estado tenga un detalle con quien todos presumían como el heredero natural de Hugo Chávez.




Quizás la reciente actitud de inversores internacionales de ir abandonando discretamente a Ecuador, en beneficio de Perú y Uruguay -entre otros países- han hecho comprender a  Correa que los amplios triunfos democráticos aconsejan generosidad, amplitud de miras y evitar actitudes suicidas como su reciente ley de control de la prensa.


Varado en el  aeropuerto de Moscú desde hace tres semanas, cada día con más incertidumbre sobre su lugar de aterrizaje, Snowden es hoy una patata podrida difícil de asimilar para cualquier país.
Raúl Castro sabe desde hace muchos años que agitar los sentimientos nacionalistas frente a Washington, no sirve para desayunar, almorzar y comer, tres de los grandes fracasos de una revolución que cambió los surcos por tribunas y a los campesinos por burócratas de partido único, disfrazados de cooperativas Made in el Soviet de Mabay.




Durante el arranque de la crisis en torno a las indiscreciones de Snowden, Cuba mantuvo discreto silencio y ni siquiera el canciller Bruno Rodríguez se refirió al tema en sus comparecencias; solo Raúl Castro en un discurso ante la Asamblea Nacional dijo que apoyaba el derecho de Venezuela, Nicaragua y Bolivia a conceder asilo al norteamericano y aprovechó para recordar que la isla es muy espiada.



Castro no aclaró si se refería al espionaje norteamericano o al que cada día perpetra su Seguridad a la mayoría de los cubanos, empezando por los miembros del Buró Político, como Carlos Lage y Pérez Roque, a quienes habrían pillados libando mieles de poder, según la descripción que hizo Fidel Castro en una nota que parecía escrita por Carilda Oliver Labra o José Angel Buesa, pues revelaba un amor desordenado por aquellos cachorros.




Raúl Castro ha cambiado la tradición y dejado que Nicolás Maduro, Daniel Ortega y el incomparable Morales -la nueva trinidad multimillonaria y antiyanqui- llevaran la voz cantante, y se limitó a ser un cubano socarrón que -desde pequeño- sabe que quien empuja no se da golpes.



Y esta postura confirma que La Habana quiere seguir avanzando en la normalización de sus relaciones con Washington, con quien conversará sobre “temas migratorios” a partir de este miércoles. Conocemos de una agenda oficial que plantea asuntos migratorios, pero luego aprovechan y Josefina Vidal, la jefa de Estados Unidos en la cancillería castrista, lleva y trae recados de diferentes ámbitos.




Raúl Castro lleva años trabajándose las relaciones con Estados Unidos -quizás inspirado en Viet Nam, que no progresó realmente hasta que no cuadró la caja con su derrotado enemigo- y muestra de ello son las reuniones mensuales entre militares cubanos de la Brigada Fronteriza y norteamericanos de la ilegal Base Naval de Guantánamo, en el oriente cubano. Un mes se reúnen en zona cubana y el siguiente en zona ocupada por USA; con discreción, sin algarabía ni notas oficiales y todo empezó por un ¿inocente? programa para cooperar en casos de desastres naturales y combatir la desertificación de la zona, que afecta por igual a ocupantes y ocupados, aunque los extranjeros no padecen la Libreta de ¿Abastecimiento?



Por si fuera poco, los nuevos mandamases militares de Habaguanex, el imperio que forjó Eusebio Leal apoyado por Fidel y Raúl Castro, tendrían preparadas hasta las matrículas turísticas que colocarían a los coches norteamericanos -incluidos los de exiliados cubanos que se porten bien- que decidan acercarse en ferry al viejo puerto de La Habana que -tras su sustitución por el moderno de El Mariel- se convertirá en una Marina de lujo con campos de golf en viejos espigones, al estilo de Nueva York.




Y todos estos planes no cuadran con la caduca letanía castrista de “Yanquis go home”. Tampoco es que Raúl Castro -al menos mientras viva su hermano Fidel- vaya a colocar un cartel de “Yanqui, esta es tu casa”, pero sabe que si quiere triunfar y tener un hueco en la historia, su política pasa por evitar episodios como los de Snowden y crear un comité bilateral que estudie cómo contrarrestar el avance del mar en La Habana y Miami, por decir algo más racional que recibir a un prófugo internacional en sus predios.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2013/06/estados-unidos-el-caso-edward-snowden.html

sábado, 6 de julio de 2013

Cuba: Intacto el poder






Por Carlos Cabrera Pérez



Más que confirmar la caída en desgracia de Ricardo Alarcón de Quesada, los recientes cambios en la cúpula comunista cubana vienen a refrendar que el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez conserva su poder intacto en el régimen, pese a los errores clamorosos en la gestión de las telecomunicaciones y los constantes rumores sobre un supuesto patrimonio que habría atesorado en los años dedicados a la ¿computación?




En el plano histórico, Ramiro Valdés fue el líder local -junto a José "Pepe" Suárez- que más combatientes aportó al asalto del Cuartel Moncada (1953), gracias a sus relaciones y trabajo en Artemisa, donde era bodeguero y masón. Padeció cárcel, se exilió en México, viajó en el Granma, sobrevivió a Alegría de Pío (1956), formó parte del núcleo duro de la Sierra Maestra y luego fue el segundo jefe de la columna del Che Guevara en la invasión de Oriente a Occidente.




Aunque las versiones discrepan, nunca ha ofrecido testimonio de su etapa junto al guerrillero argentino; unas fuentes aseguran que ha escrito sus recuerdos para dejar su testimonio, y otros aseguran que para Valdés es un tema incómodo, porque no querría contar cómo Fidel Castro bajó la ventanilla al Che, y lo abandonó en el Congo y Bolivia tras su sonada bronca por la salida de tono de Guevara en Argel contra los soviéticos.




Incondicional de Fidel Castro
"Ramiro sabe que el argentino era un tipo complicado, difícil, nada pragmático, y ha tenido que elegir entre su cariño al Che y su lealtad incondicional a Fidel [Castro]. Pero toda elección es dolorosa", me dijo recientemente en Madrid un ex colaborador de Valdés. "Yo ya cerré esa página -se justifica, mientras paladea una cerveza helada en un bar- pero si Ramiro contara lo que nos hicieron Machado Ventura y Raúl [Castro] cuando nos sacaron del Ministerio [del Interior], muchos se asombrarían".
Hombre de carácter hosco, "un pesao", como se diría en buen cubano, pese a no tener estudios superiores descubrió muy pronto las ventajas de controlar los entresijos de la Seguridad del Estado, a lo que se ha dedicado en cuerpo y alma desde que asumió por vez primera la cartera de Interior.
Su otra obsesión es hacer ejercicio físico para combatir el envejecimiento. Muchos habaneros recuerdan sus carreras diarias entre la Plaza de la Revolución y Santa Fe (oeste de La Habana, donde vive en un casoplón junto al mar), lo que llevó al defenestrado Carlos Aldana a decir una vez: "Este cabrón se está preparando para sobrevivirnos, se lo tengo que contar a Raúl [Castro]".



Y vaya si le sobrevivió, Aldana murió políticamente de un infarto masivo made in VISA, tarjeta que habría aceptado de un amigo que supuestamente trabajaba para la CIA, según se filtró. Y alguien contó que acabó llorando en el despacho del entonces Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), quien había sido su mentor y padrino.



Dos mandatos en el MININT
Durante sus dos mandatos en el Ministerio del Interior (MININT), Ramiro Valdés maniobró con habilidad para evitar que el Partido Comunista tuviera peso específico dentro de la institución, actitud que le granjeó la enemistad manifiesta de José Ramón Machado Ventura. Fiel a Raúl Castro desde el II Frente Oriental Frank País, Machado Ventura fue depositando en Fidel Castro quejas varias sobre Valdés para ir minando su posición.



Pero como sus méritos históricos y largos años de trabajo en la sombra impedían apartarlo totalmente, una vez que Raúl Castro consiguió echarle del MININT y poner a José Abrantes -con ningún poder propio para establecer equilibrios con los raulistas, pues solo dependía de la simpatía de Fidel Castro-, los Castros decidieron encomendarle una nueva tarea: el desarrollo de la Informática y las Telecomunicaciones.



Craso error. Estaban premiando a un pirómano con gasolina y fósforos abundantes; es decir, estaban poniendo en manos de un espía juguetes tecnológicos que le permitirían acopiar aún más información sobre compañeros, amigos, rivales y enemigos.



Al parecer Ramiro Valdés, ahora con 81 años, tiene su propio Registro Secreto, al margen del Registro Secreto Oficial del MININT.



Misión en Venezuela
Algunos atribuyeron su vuelta al poder real a su papel en las grabaciones que el Departamento KJ del MININT hizo de las fiestas de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque en la finca matancera de Conrado Hernández, quien representaba en Cuba a empresarios vascos, pero ese trabajo lo dirigió y coordinó el Coronel Alejandro Castro Espín y sus hombres de confianza y amigos de la infancia, Casas y Segura.



Por si fuera poco, en 2010 apareció en Venezuela para coordinar una campaña energética, según explicó el fallecido Hugo Chávez cuando se filtró la presencia en Caracas del Dzerzhinsky caribeño. O sea, que a estas alturas, Ramiro Valdés también tiene secretos venezolanos y no sería descartable que fuera el muñidor de la medida activa de la Seguridad cubana, quemando a Mario Silva, un ayatolá chavista, y sirviendo su cabeza en bandeja de plata a Diosdado Cabello.



La noticia, aunque es noticia, no es la anunciada muerte política de Alarcón, sino que Ramiro Valdés sigue cerca de Raúl Castro en esa sala de la que se entra y se sale "no por demérito alguno", y donde el espía que llegó de Artemisa parece sembrado.



Aunque nada es eterno, al menos hasta que siga conservando sus juguetes preferidos en Santa Fe o quizá en la finca de Pijirigua, donde vivió y murió su amigo y compañero Fidel Labrador Ruiz, tuerto y medio muengo desde el ataque al Moncada, del que Ramiro Valdés Menéndez salió ileso, como ahora.


Este trabajo fue publicado previamente en Café Cubano.