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sábado, 19 de noviembre de 2011

Irán o el deseo de ser una potencia atómica

Ahmadineyad en la ONU




Por Mirta Balea

Estados Unidos elevó sustancialmente el tono de sus amenazas contra Irán con la advertencia, dirigida también a China y Rusia, de que “la opción militar crece”, lo que ha derivado y no por casualidad en una resolución de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) en la que expresa su "profunda y creciente preocupación" por los indicios de que el país islámico estaría trabajando en el desarrollo de bombas atómicas.

El texto conocido la víspera, elaborado por Alemania, China, Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, contó con la aprobación de 32 naciones representadas en la junta de Gobernadores. Indonesia se abstuvo y una vez más Cuba votó en contra, como hizo también Ecuador.

Esta resultaría la undécima resolución sobre el programa nuclear iraní y todas se han basado en la premisa de cuál es su verdadera naturaleza. Una mayoría de países cree que va encaminado a introducir un nuevo punto de fricción en el Medio Oriente y apunta directamente a Israel.

Un informe del director general de la AIEA, Yakiya Amano, incluye una serie de acusaciones basadas en informaciones de los servicios de inteligencia de una decena de países y tienen similitud con otras del organismo “fiables” y “consistentes” en cuanto a que el gobierno de Teheran desarrolla un "diseño propio" de arma nuclear.

El documento de Amano habla también de experimentos con explosivos especiales y modelos informáticos, así como del desarrollo de detonadores, entre otras actividades supuestas en el desarrollo de una bomba. Irán ha respondido que son “mentiras” e “invenciones”.

Todo parece indicar que para las Navidades del 2012 contaremos con un Irán atómico. La bomba en manos del gobierno de Mahmud Ahmadineyad podría inaugurar la era de una potencia persa sobre el Islam y en medio Israel, un país asediado por su entorno árabe, pero libre y rico y que no tiene intenciones de perder lo que tiene.


Durante una manifestación de opositores al régimen de los ayatolás, el cónsul español Ignacio Pérez Cambra fue detenido en febrero último a la entrada de la embajada por la policía a pesar de identificarse como diplomático, lo que trajo una asonada de protestas de Madrid y de otros 10 países de la Unión Europea (UE).

La envergadura de violar un estatuto diplomático reclamaba una disculpa, que tardó en llegar. Se cree que los servicios secretos iraníes prepararon la pantomima de la detención, a sabiendas de que se trataba de un diplomático de un estado miembro de la UE, para lanzar un mensaje a Occidente.

Amano, director de la AIEA
El teléfono móvil del cónsul español había sido requisado ilegalmente por sus captores empeñados en, según fuentes diplomáticas consultadas, de probar que la comunidad diplomática en Irán forma parte de la "conspiración internacional" contra el régimen de los ayatolás. Teherán ha retomado este tópico a propósito de la resolución ayer de la AIEA.

El incidente con el cónsul español ocurrió a poco menos de dos semanas de que Holanda retirara a su embajador y congelara las relaciones con Irán por el ahorcamiento de la activista de doble nacionalidad Zahra Bahrami, detenida en 2009 a raíz de otras revueltas contra el régimen.

Bahrami fue ahorcada el 29 de enero de este año acusada de tráfico de drogas. Holanda ha sostenido que los estupefacientes hallados en casa de la mujer fueron colocados allí por las fuerzas de seguridad iraníes para poder inculparla de un delito mayor y matarla.

Las provocaciones no han cesado en estos últimos meses para abonar el terreno para el rol de la "presa acosada" que tan bien interpreta Teherán. El asunto más grave fue el intento de asesinar al embajador saudí en Washington el mes pasado. El gobierno iraní habría ofrecido 1,5 millones de dólares y opio a un sicario para cometer el asesinato.

Las razones podrían hallarse en que la monarquía saudí es el principal aliado árabe de Estados Unidos en Medio Oriente. La misión de Irán ante la Organización de Naciones Unidas rechazó su implicación, como ahora niega su verdadero interés por el desarrollo acelerado de su programa nuclear.

El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, acusó a dos hombres de nacionalidad iraní del intento de asesinato del representante saudí y explicó, en rueda de prensa, que preparaban otro ataque, esta vez, contra el embajador israelí en Washington. Según la misma fuente, se podrían haber tramado también atentados en las delegaciones saudí y judía en Buenos Aires.

La Guardia Revolucionaria, que podría hallarse tras todas estas maquinaciones, figura en el listado de grupos terroristas de Washington y es una fuerza de élite de las Fuerzas Armadas de Irán.

Las buenas relaciones entre Arabia Saudí y Estados Unidos datan del mismo tiempo en que comenzaron las tensiones entre Teherán y Washington en 1984, cuando se incluyó a Irán en la lista de patrocinadores del terrorismo internacional.

Lo que ha irritado especialmente al gobierno de Ahmadineyad han sido las recientes críticas del rey Abdulá contra Siria, un satélite del régimen de los ayatolahs, por la virulenta represión que ha llevado a cabo Bashir al Asad contra su pueblo. La misma que aplica Teherán contra quienes se atreven a protestar.

Los centros iraníes más comprometidos con el programa nuclear serían Bonab, Ramsar, Busher, Teherán, así como Natanza, Isfahan y Qom.  En los tres últimos habría plantas de enriquecimiento de uranio y ,en el resto, reactores nucleares, según fuentes consultadas de la embajada de Estados Unidos.

Irán no quiere solo electricidad, como alegan sus autoridades, de ahí que durante la cumbre del G-20, en Cannes, los días 3 y 4 de este mes, el presidente norteamericano Barack Obama, acompañado del francés Nicolas Sarkozy, anunció la intensificación de las presiones ante la "amenaza que supone el plan nuclear" iraní en Medio Oriente.

Netanyahu y Obama
El diario londinense The Guardian publicó que el ministerio de Defensa británico participa en los preparativos de una ofensiva, encabezada por Estados Unidos, contra las instalaciones atómicas Iraníes. 
Meir Dagan, quien fuera hasta hace muy poco jefe del Mossad (servicio de inteligencia israelí), aseguró que el primer ministro Benjamin Netanyahu ha hablado con su ministro de Defensa, Ehud Barak, de un ataque a Irán. Este último, visitó Londres en la última semana de octubre y se entrevistó con el jefe del Ejército británico, David Richards.

Barak dijo al Knesset (parlamento israelí) que podría llegar el momento de hallarse en la situación en la que Israel tendría que protegerse a sí misma y a sus intereses. A principios de este mes, el estado judío lanzó un misil balístico con carácter experimental que puede llegar a Teherán con un cabezal “no convencional”.

Israel ha realizado también maniobras conjuntas con la Organización del Tratado del Atlantico Norte (OTAN) y con Italia. Entre otros aspectos del entrenamiento, la Fuerza Aérea israelí aprovechó para -por primera vez- ensayar misiones a largas distancias y carga de combustible en el aire.

Cierto que la capacidad de fabricar armas nucleares no es lo mismo que tenerlas, así que ahora mismo se manejan algunas variables, aparte de un ataque directo a las instalaciones en Irán.

Las amenazas del gobierno de Netanyahu van, ante todo, por el camino de que Europa y Estados Unidos y en especial Rusia y China, junto a los miembros NO permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pongan en marcha un programa de fuertes sanciones y bloqueo para obligar a Irán a abandonar su programa nuclear.

Las presiones y la disuasión podrían jugar su papel en estos momentos, porque Estados Unidos y Europa no quieren que cunda el ejemplo iraní  entre los gobiernos de Arabia Saudita, Egipto y Turquía en cuanto a que tengan derecho también a desarrollar sus propios programas nucleares.

A pesar de que se habla mucho de la estrecha relación entre Estados Unidos e Israel, ésta ha sufrido un deterioro por la antipatía que se tienen Obama y Netanyahu a raíz de sus diferencias de fondo en cómo enfrentar el drama palestino. Así que Tel Aviv podría poner contra la pared al presidente norteamericano lanzando un ataque sin consultar.

No sería la primera vez que hace algo así. En 1981, destruyó las centrales nucleares de Irak en Ostrak y la de Deir-el-Zeit, en Siria, en 2004.

Se sabe que la influencia de Estados Unidos en Medio Oriente y en especial en Israel ha disminuido considerablemente. Esa es la razón de que tras un viaje al país de los judíos, el secretario de Defensa, León Panetta, no se atreviera a garantizar que no habría ataque preventivo por parte de los israelíes.

Pero el otro lado de la moneda está en que un ataque preventivo contra Irán solo retrasaría su programa nuclear y en cambio abriría la Caja de Pandora de los ataques terroristas y las acciones militares en el estrecho de Ormuz y el Golfo Pérsico, así como contribuiría a un mayor aislamiento de una zona en que están teniendo lugar importantes y decisivos cambios políticos en varios países árabes.

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