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martes, 15 de noviembre de 2011

Unión Europa: la eurozona con respiración asistida


Por Mirta Balea

La Unión Europea (UE) pretende ignorar que la incertidumbre se resiste a abandonar a los mercados y el euro vive por la respiración asistida, a pesar de las palabras de optimismo de la canciller alemana Angela Merkel con su llamado de integración política como remedio para los males económicos de los países miembros.

La crisis -en un año- se ha llevado por delante a varios Gobiernos (Portugal, Grecia, Irlanda e Italia). El del español José Luis Rodríguez Zapatero ha optado por un adelanto electoral. De los gobiernos rescatados, ninguno está en condiciones de financiarse de forma sostenible con subastas de deuda porque las ayudas solo garantizan la financiación, pero no marcan el inicio de la solución de los problemas ni el camino del crecimiento.

Lo curioso es que Grecia e Italia han querido dar un giro de tuerca, dejando que los mercados lleguen a dictarle soluciones como el nombramiento a dedo de un Gobierno de tecnócratas, como si la democracia fuese un mero proceso de votos para elegir la composición del poder legislativo y no el sometimiento de las instituciones públicas a la soberanía del pueblo.

La salida del poder de los primeros ministros Yorgos Papandreu y Silvio Berlusconi, en Grecia e Italia, por considerárseles manirrotos e irresponsables ante la crisis (aunque no son los únicos) para poner en su lugar a Lucas Papademos y a Mario Monti y asegurar la marcha de las medidas austeras impuestas por la UE, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha resultado una fórmula de difícil digestión democrática. ¿Qué será lo siguiente?

Los parlamentos griego e italiano no darán un cheque en blanco a estos gobiernos surgidos al calor de la despiadada presión de los mercados. La crisis actual combinó el estallido de las burbujas especulativas  y los fallos del sistema financiero y está lejos de darse por terminada. Aún se vislumbran otros escenarios desesperados, así que haremos bien en conseguirnos un paraguas.

Y es que se amenaza a la gente con la insolvencia, la salida del euro y se pasa a tomar las riendas de la soberanía y el sistema democrático como modo de arreglar las cosas. Alemania lleva mucho tiempo desdibujando la política de la UE para adaptarla a gusto de los alemanes y como dijo el ex-canciller Helmut Kohl, uno de los artífices del Club de los 27, Europa le es una desconocida. Merkel ha dejado que algunos se ahoguen financieramente para que nos les quede otra que aceptar las fórmulas de los organismos financieros internacionales y que se pague a sus propios bancos.

Es cierto que cuando Grecia entró en el euro, un grupo investigador de la Comisión Europea lo desaconsejó y nadie hizo caso porque se miró hacia otro lado cuando Atenas falsificó los datos. Cuando cayó en crisis y estaba abocada al impago, todos se sorprendieron.  Pero resulta verdad también que los bancos alemanes inundaron de crédito las arcas helenas, a sabiendas que no podían pagar, como han hecho en otras naciones europeas.

Los gobiernos de Papademos y Monti, sumados a la subasta de deuda italiana, la más cara desde la instauración del euro, dispararon las primas de riesgo hace dos días ante la pasividad del BCE, que ha actuado hasta ahora como el cortafuegos con la compra de bonos.

El Tesoro italiano, a poco de anunciarse la entrada de Monti, colocó 3.000 millones de euros en bonos a 5 años a un interés de un 6,29% y la prima de riesgo llegó a los 492 puntos. La española, al rebufo, coronó los 432 puntos.

El BCE no pudo esta vez responder como en otras ocasiones.  El mercado está imponiendo una rentabilidad de entre un 4.5% a 5% para los titulos de 12 a 18 meses y de un 6% para las emisiones entre 5 y 10 años, cifras muy altas porque el punto límite no lo marca el nivel de los tipos de interés en el mercado secundario sino el apetito que se muestra en las subastas del Tesoro.

El nuevo presidente  Mario Draghi se habría estrenado hace dos semanas en el cargo adquiriendo 9.520 millones de euros en deuda, principalmente de Italia y España. Pero la pasada semana redujo a la mitad esta cantidad cuando Merkel reclamó que se dejara de ayudar a los países en apuros.

Esto enfría cualquier expectativa de que el BCE siga siendo el "bombero" de la crisis. La idea de Alemania y otros países menos vulnerables a ser rescatadas es que cuanto menos se ayude más de prisa entrarán los periféricos por el aro de las reformas. Y lo cierto es que estarán obligados a abandonar por mucho tiempo los mercados, gracias al factor de duda sobre sus solvencias y a que las medidas puestas en marcha no han tenido tiempo de dar sus frutos.

La crisis afecta más a Europa porque las empresas y los consumidores se financian mayoritariamente con los créditos bancarios. Tres cuartas partes de los activos del sector privado se halla en manos de los bancos y los de Europa tienen problemas también para obtener divisas.

Las entidades financieras españolas pidieron 76.048 millones de euros al BCE en octubre pasado, lo que resultó un incremento en un 9.75% respecto al mes anterior y un 20% del total solicitado por los bancos en Europa, según cifras de diarios especializados. Así que de nada ha valido a España defender la solvencia de sus bancos y que su deuda resulte solo el 60% del PIB frente al 83% de la alemana y el 120% de la italiana.

Los bancos europeos han debido reducir sus balances por la falta de financiación y son malas noticias tanto para las empresas como para los consumidores. La crisis ha provocado las dudas de los inversionistas en los bonos y esto es un problema porque esas entidades requieren de dinero para operar. Los préstamos del BCE resultan un alivio provisional pues deberán devolverse a la vuelta de un año.

La cúpula política de Europa sigue vacilando y Merkel ha dejado claro que no está por la labor de crear una eurozona que garantice la solvencia y el crédito integrales de sus socios. Y en esta manera de ver la solución del problema se trasmite una medida política de cara a sus propios votantes: demostrar al contribuyente alemán que los rescates a las economías arruinadas van acompañados de medidas de austeridad muy severas.

The Washington Post observa este fenómeno de la siguiente manera: Si los alemanes no pueden acarrear el riesgo inflacionario de una política de flexibilización monetaria, deberían liberar a los griegos del euro y dejar que lleven a cabo ajustes por su cuenta, a través de un dracma flexible. Quedarse a medio camino con Merkel, rescatando y castigando, es mala idea.

Si Europa se atasca, todo el mundo lo hará, sin embargo, en la reunión del G-20 en Cannes - hace poco más de una semana- los llamados a iniciativas globales de rescate encontraron oidos sordos y, de otra parte, el Fondo de Estabilidad Económica y Financiera (de rescate) creado para salvar a Grecia en 2010 y que luego ha servido tambien para Portugal e Irlanda, sigue sin ponerse en marcha en su totalidad.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2011/11/grecia-el-final-de-los-dias.html

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