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viernes, 16 de julio de 2021

Crisis en Cuba.

 Cuba está viviendo el momento más crítico y decisivo en 62 años de dictadura comunista, un momento único en la historia más reciente, en el que ocurra lo que ocurra nada volvera a ser como antes.

Habrá un antes y un después de este julio del 2021, quiera o no el régimen.

Un régimen que importa esbirros venezolanos, bien porque sus fuerzas represoras no resultan suficientes para contener el clamor o porque, según divulgan en redes sociales, los uniformados, en algunos casos, se niegan a apuntar con sus armas al pueblo o dejan pasar libremente las manifestaciones.

Con todo, la cifra conocida hoy, tras una semana de protestas, es de 35 muertos, entre estos, niños.

La solución no pasa por mantener al régimen, como pretende el longevo Buro Político. El sistema se ha mostrado inútil, inoperante, incapaz de sacar adelante la economía y de satisfacer las necesidades sociales mínimas.

El sistema de poder establecido desde hace 62 años no es la solucion sino el problema. La solución es abrir vías democráticas, que este régimen  no tiene interés en hacer, lo que obliga al pueblo ha coger la sartén por el mango. 

El presidente Díaz Canel, en s u mentalidad totalitaria, ha preferido llamar a filas a los pro_regimen para enfrentarlos a los manifestantes. Ha decidido  abiertamente llamar a una guerra civil.

Puede la actual situación sofocarse? Los mecanismos del poder son fuertes, muchos y variados y la pelea no está igualada. Pero a lo largo de la historia humana muchas situaciones de este tipo se resolvieron porque los gobiernos se acobardaron ante la ira popular, que es un arma poderosa.

Lo que queda claro es que la calle ha dejado de ser el feudo de "revolucionarios retrógrados" y pasado a manos del pueblo sencillo y sufrido.

La ONU dice que" vigila de cerca los acontecimientos" No me fio. Ellos no acabaron con Saddam Hussein, ni Gaddafi u otros dictadores de la historia. En esto tienen un currículo más bien débil. La OEA ha aprovechado para recordar a mundo todo el daño que ha hecho el régimen y lo califica de dictadura, frente a gobiernos e instituciones cobrados, que proclaman la posibilidad de que el régimen controle el descontento.

Estos elementos no tienen en cuenta que Fidel Castro obtuvo el poder ayudado por comandos callejeros armados cn bombas y los miles de víctimas dejadas como rastro en su contienda contra el gobierno de Batista. Los que salen a la calle hoy, en Cuba, no usan armas ni explosivos, sólo su voz para reclamar derechos y no impulsados por ninguna potencia interesada en meter mano a Cuba. El silencio clamoroso sobre lo que está ocurriendo del Vaticano, la ONU, la Unión Europea, y EEUU entre otros señala la falta de interés de algunos para que el estado de cosas siga inamovible. Resulta imperdonable esta falta de imaginación. 

Hasta ahora el discurso de la dictadura se ha logrado imponer al del pueblo. Cualquier disidencia  como acción política no ha abierto canales para un ejercicio significativo de la libertad. La burocracia comunista reduce siempre el dominio público.

En su nihilismo exacerbado, el régimen confunde delito con irregularidad y su confusión, producto de una política que no va a tono con los tiempos,  actúa con represalias cada vez más sanguinarias para negar el futuro a los hijos de la patria que buscan una salida. 

La solución mágica del Buro Política de permitir de ahora hasta diciembre traer medicinas y otros productos del exterior, es decir, aceptar la ayuda humanitaria, que le habían ofrecido gobiernos y organizaciones internacionales, no es lo que buscan los manifestantes y ni siquiera creo que el propio aparato del PCC lo vea viable. Sin mencionar lo que quieren los militantes, que forman parte del pueblo y sufre, en la mayoría de casos, sus mismas necesidades.

Lo que pasa en Cuba, puede que derive en una referencia de frustracion política. Pero puede también, que esas fuerzas populares, que luchan en las calles, lleguen con arrojó hasta el final. Como hicieron antes nuestros más célebres y valientes antepasados.