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jueves, 29 de septiembre de 2016

EL PSOE EN LLAMAS



Por Mirta Balea

Si se pudiera hacer desfilar en cortejo fúnebre a los líderes vivos o muertos de 137 años de historia del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no quedaríamos estupefactos ante la extraña procesión de unos seres, que pasan por ser ángeles triunfantes y ángeles caídos.

El drama que vive el PSOE en las últimas 24 horas, ahora mismo el más viejo partido de todos los representados en el Congreso de los Diputados, al margen de cualquier tinte folletinesco de la prensa partidista y partidaria, refleja la confusión que vive este país desde que el parlamento se ha tornado multicolor y nadie sabe como gestionarlo.

El secretario general Pedro Sánchez se atrinchera en el número 70 de la madrileña calle Ferraz, sede nacional, y no da la cara. Prefiere que lo hagan sus adláteres, en especial el secretario de organización Cesar Luena, quien se hizo ayer un lío para explicar la importancia del cumplimiento de los estatutos del partido.

Más allá de las razones que asistan a los "sanchistas" frente a los críticos para fracturar las filas de la socialdemocracia española, movimiento vertebral para España y para Europa, no parece meritoria una interpretación leguleya de las normas del partido, sino que se debe enfrentar lo que es una crisis de confianza y cómo solucionarla, prescindiendo de cualquier artimaña.

Una crisis que se representa muy bien en el criterio patrimonialista de los afines al secretario general, "bunkerizados" en Ferraz, respecto al uso de la propia sede central de todos los socialistas españoles. Estamos ante una situación inédita, que preocupa a todo el país. Cambiar las cerraduras, sellar despachos, eliminar de la página web del PSOE a los críticos, parece más una toma de rehenes, que una decisión sensata y madura. Y uno puede preguntarse: ¿Para salvaguardar ¿qué?.

Decenas de periodistas se agolpaban hoy a la entrada de la sede socialista y los críticos se han visto obligados a responder preguntas y dar opiniones sin acceder al edificio. Ni siquiera se ha permitido a varios profesionales de los medios, recoger algunas pertenencias dejadas el día anterior en la sala de prensa durante la conferencia de Luena.

La presidenta del Comité Federal, Verónica Pérez, tuvo que permanecer dos horas a las puertas de la sede esta mañana, "escoltada" por guardias de seguridad, y nadie la recibió. El día anterior había entregado una solicitud al Comité de Ética y Garantías para pedirle que zanjara el tema de los estatutos, que cada parte interpreta a su manera.

La solicitud obedecía a que entre las funciones del órgano está "emitir dictámenes, no vinculantes, a solicitudes de diversos órganos del partido (como resulta ser el Comité Federal) para interpretar los estatutos y reglamentos del partido". La respuesta inmediata de su presidenta Isabel Celaá fue inhibirse, acogiéndose al artículo 15 del Reglamento, en que se dice que está en "exclusiva" para presidir y dirigir los debates del Comité Federal, que toma sus decisiones por mayoría.

La inhibición del Comité de Garantías tiene la clara intención de favorecer los criterios de Sánchez y su grupo sobre los estatutos, y que gane algo de tiempo, con la que está cayendo, con vistas a la reunión del Comité Federal, convocado desde la semana pasado por Luena para el sábado. El objetivo declarado era abrir primarias y que un Congreso extraordinario decida si el secretario general se mantiene en su silla. El tiempo que ellos piden para el magno encuentro resulta muy corto en relación con la presentación de un candidato alternativo.

Para forzar la caída de Sánchez, la Ejecutiva Federal no halló otra solución que renunciar la mitad más uno este miércoles. El hasta ahora secretario de Política Federal, Antonio Pradas, presentó en la sede de Madrid su dimisión y la de otros 16 directivos, entre ellos, la presidenta del PSOE, Micaela Navarro.

El número inicial de elegidos para el CF era de 38, pero ahora solo restan 35, tras el fallecimiento de uno y las dimisiones anteriores de dos. Los críticos a Sánchez creen que estas dos más las 17 de ayer son un número suficiente para desbancar al actual secretario general y cumplir con lo estatuido. Luena ha rectificado la interpretación diciendo que a Sánchez les restan más apoyo, 18 en total, frente a 17 dimisionarios. Cuentas aparte llamó a reunirse esta mañana a los restos de la Ejecutiva. A este encuentro faltaron dos de los convocados no renunciantes. Aun así, se decidió apoyar la "hoja de ruta" del secretario general.

Cuando hace dos años, el voto de los militantes se decantó por Sánchez en lugar de su más firme oponente Eduardo Madina, el objetivo era que sirviera de muro de contención al avance de Podemos. No ha estado a la altura y ha radicalizado sus posiciones hasta enquistarse en un no al candidato del Partido Popular Mariano Rajoy, porque en su fuero interno se ve a sí mismo como jefe de gobierno. Lo ha intentado por segunda vez en la últimas semanas.

Las cuentas no han salido como esperaba porque Podemos y Ciudadanos no quieren participar juntos en el proyecto del PSOE. La semana pasada, Sánchez tanteó a "sotto voce" la posibilidad con los independentistas catalanes de ERC y el Partido Demócrata Catalán y los nacionalistas del Partido Nacionalista Vasco, y, según se comenta, hasta habló con EHBildu, la cara política de ETA. La prensa publicó que 25 de sus miembros estuvieron vinculados a la organización terrorista. En la gran argamaza, figuraría Podemos en "igualdad de condiciones", cuyos principales líderes han salido a la arena pública para defender al líder socialista.

Podemos se ha alineado con él, abiertamente, desde ayer, por si no había quedado claro hace unos días cuando rompió el compromiso de gobierno con el socialista Emiliano García Page, en Castilla la Mancha, uno de los mayores críticos del secretario general del PSOE.

Estos contactos tenían lugar con la espada de Damocles del indepentismo catalán amenazando a la Constitución. El presidente de la Generalitat y jerifalte del Partido Demócrata Catalán, Carlés Puigdemont ( por si alguien tenía dudas de la hoja de ruta y para salvar una moción de confianza) anunció en el parlamento de Barcelona la convocatoria para 2017 de un referendo, con o sin el apoyo del gobierno central, sea el que sea.

Sin pudor alguno, Miquel Iceta, secretario general de los socialistas catalanes, abogó en el hemiciclo barcelonés por el apoyo de los independentistas a un gobierno alternativo de Sánchez para desalojar al gobierno de Rajoy, con una interinidad de casi 300 días.

Las alarmas saltaron entre los socialistas con estas últimas decisiones y su confesión de que no dimitiría, fuera cual fuera la decisión del Comitñee Federal ante su estrategia. Hay una retahila de fracasos en su haber, tanto en las elecciones nacionales como autonómicas, en especial las de Galicia y País Vasco, donde ha pasado a ser un partido irrelevante, frente al interés insano de colocar como cabezas de lista a personas nada conocidas para competir con dos colosos: el PP y el PNV.

En su haber tiene también haber roto puentes con un 90% de los dirigentes regionales y algunos miembros históricos del PSOE, que le han criticado su estrategia unilateral y personal. En poco más de dos años, ha perdido el apoyo coyuntural de que dispuso en las primarias. Perdió en marzo como candidato a la presidencia, eliminó a otro dirigente escogido por las bases en Madrid, Tomás Gómez, a quien le impidió acceder a su despacho y le impuso una gestora, que ahora considera para sí mismo innecesaria. Otro tanto hizo en Ávila cuando hace dos años renunció la mitad de la dirección del PSOE, cambió la lista presentada por los socialistas gallegos para colocar a sus afines  y ha trascendido que comentó con sus íntimos la posibilidad de disolver el Comité Federal si no se plegaba a sus intereses.

El punto de inflexión fueron las declaraciones recientes del ex-presidente de gobierno y ex-secretario general del PSOE, Felipe González, que gobernó 12 años de los 20 del PSOE en democracia. Dijo que un líder debía renunciar si no contaba con apoyos y si cosecha muchos fracasos seguidos.

Sánchez no ha pensado en renunciar en ningún momento, ni cuando perdió 20 diputados en diciembre, ni cuando perdió cinco más en junio, ni con el fracaso de su gestión en las elecciones de Galicia y el País Vasco. Antes bien, convocó al Comité Federal para este sábado, tanto si aprueba o no su estrategia, para que se realice lo antes posible un Congreso, que hace apenas unos meses descartaba porque decía anteponer los intereses de España, que todavía carece de gobierno, a las luchas internas del partido.

La rapidez de convocatoria, salta a la vista, impediría a un eventual contendiente a preparase con la debida seguridad. Muchos creen que todos están preparados para el envite y que se podría sacar de la chistera algún nombre conocido con más apoyos de los que él mismo disfruta ahora. 


Ha amenazado también a la Ejecutiva dimisionaria de llevar el asunto a los tribunales para que interpreten el Reglamento, algo que podría evitarse si el Comité de Ética y Garantías cumpliera con su su obligación. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que un juez dará la razón a los críticos de manera que hay que pensar que todo esto forma parte de un esquema para mantener un tiempo más el sillón a ver si ocurre un milagro. Un chistoso en la web comentó que posiblemente habrá que llamar a los GEOS (Fuerzas Especiales) para sacarlo, a él y a los suyos, de la sede nacional de Ferraz.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

EL SOCIALISMO ESPAÑOL EN JAQUE



Por Mirta Balea

El secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, intentará que la Ejecutiva Federal -máximo órgano de dirección entre Congresos-apoye su enésima pirueta para sobrevivir en el cargo y llegar a la presidencia del país mediante pactos alternativos de gobierno a todas luces imposibles.

Sánchez pedalea para no caerse de la bicicleta en este largo tiempo de descuento desde el 20 de diciembre con el fin de que todos se mojen en el bloqueo a la investidura del líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, que obtuvo 800 mil votos más que los socialistas.

Sánchez convocó para este sábado a la Ejecutiva a fin de someter sus ideas, previo a citar a la militancia, para que las avale y así socializar su fracaso personal. Después, según sus planes, tendría lugar el Congreso (express) para restar margen a cualquier competidor por la secretaría general.

El líder socialista confesó hace apenas 48 horas a la cadena de radio SER que cualquiera sea la decisión de la Ejecutiva no dimitirá, lean bien, tanto si lo apoyan como no. Su actitud "chulesca" está precedida por una concatenación de fracasos electorales, dos veces en elecciones a la presidencia y las más recientes en las autonomías de Galicia y País Vasco.

En esta última Comunidad Autónoma, resulta casi incongruente que haya cosechado tan malos resultados, frente incluso a Unidos Podemos y a EHBildu, la marca política del terrorismo etarra. El PSOE gobernó en ese feudo natural del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y derramó sangre de los suyos durante la oscura etapa de la lucha contra la banda terrorista.

Las elecciones locales tienen la particularidad de que gana quien ha labrado mejor el huerto y la imagen del líder que se presente debe tener fuerza o carisma. El dedo divino de Sánchez designó a los candidatos del PSOE, perfectos desconocidos en esas autonomías o al menos sin el bagaje previsible para ganar en las urnas. Lo único a favor de esto es que son incondicionales del secretario general, pero esta consideración ha hecho que en este momento el partido sea irrelevante en ambas localidades.

En la misma entrevista con SER, Sánchez explicó por qué no dimitirá: quiere asumir responsabilidades. Cuando se encadenan tantos fracasos relevantes para la política de un partido, lo que suelen hacer sus líderes es dimitir, no mantenerse para "asumir responsabilidades", apoyándose sobre todo en que fue elegido en primarias. Tomas Gómez, que tuvo el mismo recorrido en la Comunidad de Madrid, fue sacado manu militari por Sanchez para colocar a alguien de su séquito.

La realidad se presenta ahora mismo para el PSOE como la antesala para una más que probable desaparición del escenario nacional en una década. Si Unidos Podemos lograr sobrevivir a sus malos resultados, como parecer ser su propósito, el país se encontrará que donde antes estuvo la socialdemocracia moderada y centrista, habrá una izquierda radical dispuesta como hasta ahora a colocar palos entre las ruedas del sistema, sin mostrar hasta el momento un proyecto viable y reconocible para el país. Lo único que importa a los que siguen a Pablo Iglesias es cambiarlo todo, poner el país al revés, porque nada es bueno ni funciona adecuadamente para ellos.

Las elecciones del pasado domingo en Galicia y País Vasco, en el primer caso dando el voto al PP y en el segundo, al PNV, han dejado claro que la gente necesita estabilidad y en ocasiones también continuidad en las políticas.

Iglesias recordó no hace mucho a Sánchez que no es nadie sin Podemos y lo ha demostrado esta misma semana al quitar su apoyo al líder socialista de Castilla la Mancha, Emiliano García Page, en lo que ha sido una argamasa para gobernar y quitar del medio al PP. Desde la sede del PSOE en Madrid, no ha habido una voz alzada para repudiar esta acción.

La lideresa de los socialistas andaluces y presidenta de la Junta de gobierno, Susana Díaz, reclamó poner fin a las injerencias y al chantaje de Podemos al PSOE al comentar los de García Page, que se ha quedado colgando de la brocha. Andalucía es un feudo tradicional del partido, poderoso y determinante en los Congresos.

El PP ha dicho que podría contribuir al mantenimiento del gobierno de la Mancha por el bien de los ciudadanos, que ninguna culpa tienen de estas diferencias políticas y esto, a pesar de que fue la fuerza más votada en las últimas elecciones autonómicas, a tan solo un diputado para la mayoría absoluta, y que vio como le arrebatan el gobierno la alianza PSOE y Podemos.

El apoyo no será gratuito, es de esperar. El PP necesita los votos o la abstención socialista para gobernar España y es posible que esta sea una de las condiciones para su respaldo a García Page. Queda pendiente que Podemos de otro golpe de mano similar en Extremadura y Aragón.

Las razones para restar apoyo a los socialistas en Castilla la Mancha, según un comunicado ayer, es que la gestión no era satisfactoria y se incumplían ciertas reglas del acuerdo de gobierno porque el presidente de la autonomía estaba más preocupado por los debates internos del PSOE que por gobernar.

El problema es que hace apenas dos meses, Iglesias, en un viaje a Guadalajara, dijo que el acuerdo funcionaba bien y en menos de 60 días ha habido un giro radical. Nadie se cree la razón de la ruptura dada en el comunicado. Una gran mayoría supone que se trata de una advertencia de Podemos a los barones del PSOE y a Sánchez para que acepten una alternativa de gobierno con los de ese árbol con muchas ramas. 

Sánchez viene lanzando órdagos a su partido desde las elecciones de diciembre pasado cuando obtuvo los peores resultados electorales (90 diputados), superando a su predecesor Alfredo Pérz Rubalcaba (110), quien dimitió ante el fracaso en su gestión. La cifra bajó más aún el 26 de junio cuando los socialistas se quedaron con 85 diputados y salvaron por los pelos los muebles ante UPodemos, que perdió casi un millón de votos a nivel nacional. 

Sánchez ha probado hasta la saciedad en los meses transcurridos desde las elecciones de diciembre  que carece de visión política y de sentido de Estado, cuente con el aval que cuente. Si dirigiera una empresa le habrían echado por incapacidad en la gestión. Pero él insiste en que el PSOE debe tener una única voz: la de él.

La propuesta ideal para Sánchez ante la Ejecutiva Federal sería haber logrado un pacto con UPodemos y Ciudadanos, pero estas dos agrupaciones le han dicho que no se tragan entre sí. Así que la alternativa va de la mano de UPodemos y los independentistas catalanes y vascos. En el fondo, lo que está haciendo desde hace tiempo es confundir tacticismo de supervivencia con las necesidades de los españoles y pretende que el partido lo secunde.

Díaz señaló que la tarea principal de un líder del PSOE es buscar la cohesión y evitar dilemas que dividan al partido. Puede que alguien lo dude, pero desde la sede de Madrid se prometió una abstención si el PP lograba 170 escaños, que harían que solo le faltaran 6 para la mayoría absoluta. Esto no se cumplió, y Rajoy quedó fuera de combate el pasado 2 de septiembre en la investidura, aunque dice que lo intentará de nuevo o si no terceras elecciones.

Ximo Puig, presidente del gobierno valenciano, ha abogado porque el debate en un Congreso sea sosegado, lo que es usual en la "socialdemocracia española", en una velada crítica a las prisas con las que Sánchez pretende convocarlo. Quedó demostrado la víspera que Sánchez lo tendrá crudo este sábado en la Ejecutiva para lograr poner en marcha su propio calendario de primarias y Congreso y que las discusiones serán subidas de tono.

Rajoy, entretanto, ha aprovechado la coyuntura para insistir en que lo mejor para el país sería un pacto de Estado que responda a la voluntad de la gente con PP, PSOE y Ciudadanos. Para él esto tendría lógica y sentido común y evitaría ir en diciembre a unas terceras elecciones en un año.

Cuando el secretario general tiene un poder omnímodo y dice que quien se mueve no sale en la foto, la lealtad y el coraje políticos entran en disputa con el elemento dominante y en vez de virtudes pasan a ser escollos en el camino de quien desea imponer sus ideas. En ese contexto debemos ver la acción de Podemos de quitar su apoyo al gobierno de Castilla la Mancha. Se ha decantado por la lucha de Sánchez y ha decidido meter una cuña en el debate.

Podemos es consciente que tiene su única oportunidad de formar parte de un gobierno con el PSOE en igualdad de condiciones como gustan de repetir. De celebrarse nuevas elecciones los resultados no mejorarían las perspectivas actuales, incluso puede que estas dos formaciones políticas pierdan suelo electoral, ante un PP que estaría tal vez en un tris de rozar la mayoría.

Unidos Podemos perdió el 51% de los votos en el País Vasco y en Galicia, 100 mil, formando parte de la coalición de agrupaciones representadas por la sigla En Marea. El bajón se registró, en el caso gallego, en aquellos lugares donde venía gobernando desde las últimas elecciones autonómicas. Se puede resumir que en Galicia no tiene liderazgo de futuro y en Euskadi la gente se ha decantado por la izquierda radical de Bildu, incluso antes que por el PSOE.

Lo que tiene hoy España es el resultado de que quien debió dimitir en diciembre, o al menos en junio, no lo hiciera a su debido tiempo y pretenda seguir en la secretaría general como si lo estuviese haciendo de maravilla.

La pregunta es cuántas derrotas tiene que encadenar el PSOE para que se muevan las sillas y se conecte con los electores. Ojo, que hablo de quienes le votan y no solo de la militancia, que son ríos que no siempre se unen en un punto.

Sánchez perfora cada vez más el suelo electoral de la socialdemocracia española, que ha gobernado varias veces desde la instauración de la democracia en los años 70. Con el calendario encima, la Ejecutiva tendrá qué plantearse seriamente las estrategias a seguir en el futuro inmediato y el problema del liderazgo.

domingo, 25 de septiembre de 2016

SANCHEZ CADA VEZ MÁS LEJOS DE LA REALIDAD


Por Mirta Balea

El secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y candidato a la presidencia Pedro Sánchez se halla en vías de que los bosques anden, que le habían predicho a Macbeth que ocurriría cuando la selva de Birnam se pusiera en marcha hacia Dunsinane y el malo malísimo de McDuff le matara.

La manada dirigida por las ideas de Sánchez de lo que debe ser un gobierno en España marcha hacia abajo en espiral por las laderas del monte. Claro que ninguna persona es siempre coherente, siempre generosa, siempre sensible, siempre honesta, siempre honrada y demás, las malas costumbres, los vicios y los egoísmos nos pueden.

Ahora todo el socialismo español -o eso parecería- busca ofrecer al país una alternativa ante el fracaso de investidura del presidente del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy. La pregunta en boca de todos es si al líder del PSOE, un partido que ha gobernado doce años seguidos y después ocho más, le mueve un interés personal o el bien de la nación.

La respuesta, a mi modo de ver, es que alguien congruente, debería prestar más atención al resultado electoral y donde nos coloca como elemento político decisivo. Y las cifras dicen que, tanto el 20 de diciembre del 2015 como el 26 de junio de este año, el PP subió en votos, porcentaje y escaños y el resto de fuerzas bajó de manera sustancial, lo disfracen como lo disfracen.

A nadie se le escapa que Rajoy y Sanchez debieron renunciar el 21 de diciembre, al día siguiente de las elecciones. El primero perdió 42 diputados de una tajada y el segundo perdió una cantidad similar, que se sumaba a la bajada del anterior candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, quien sí dimitió por esto de su cargo de secretario general.

Los dos insistieron en aferrarse al sillón y aunque Rajoy subió el día 26 14 escaños en el Congreso, no deja de ser un mal resultado y otro tanto para Sanchez, quien perdió 5 diputados.
El daño electoral cuenta y no puede ser borrado. Quizá con algo similar en mente, Oscar Wilde dice que la verdad es raramente pura y nunca sencilla.

La forma de valorar lo que ocurre con nosotros y con los otros es la mejor medida para cuantificar el fracaso. Para el psicólogo humanista como Abraham Maslow lo mejor sería preocuparse primero por las necesidades básicas o de supervivencia y escalar así una pirámide hasta la cima que son las necesidades básicas. Pues justamente, los candidatos de PSOE y PP hacen lo contrario, lo que cuenta para ambos es empezar por la satisfacción de ellos, por la cúspide.

Claro que el panorama no se presenta igual para ambos. Rajoy necesita para ser investido -y dice que lo intentará otra vez o si no terceras elecciones- superar la barrera de 170 escaños con los que se presentó en el primer intento  el pasado 2 de septiembre y hay que admitir que le faltó poco, solo seis escaños o en todo caso 11 abstenciones.

Su carisma es lo que obra contra él. No puede y no podrá llegar a acuerdos porque durante su gobernanza de mayoría absoluta pasó el rodillo muchas veces sobre los líderes parlamentarios sin escrúpulo alguno. Como líder, su propio partido debía haberlo sacado hace tiempo y en cambio vociferan que él es el hombre apoyándose en la ficción de que ganó 800 mil votos más en tanto los otros bajaron, lo que en un régimen parlamentario nada significa.

El caso de Sánchez es pura y dura sobrevivencia, por eso ha propuesto un Comité Federal el primero de octubre, consultar a las bases, y convocar un Congreso, algo que el PSOE no hace a menos que haya gobierno. Quiso hacer pasar a Rajoy por la negativa a presidir el país que el mismo sufrió 2 de marzo último y ahora retoma la fórmula del gobierno alternativo.

Examinando de cerca el asunto vemos que este gobierno estaría compuesto, en buena lid, por los escaños del PSOE (85) y de Unidos Podemos (71), pero la cifra hay que escudriñarla más, porque esta última formación no tiene un carácter grupal, a no ser que hablemos de los más cercanos a su líder Pablo Iglesias, sino que tiene ramas por dondequiera. Yo he contado 15. ¿Nos gobernarían entonces 16 formaciones políticas? Y si Sánchez va a una investidura con solo esto ¿tendría mucho más derecho que Rajoy, que se la jugó con 170 diputados a favor? 

Cuando los resultados electorales dieron mayoría al PP y este comenzó a darse escofina en el ombligo por ello, Sánchez se apalancó en el NO a Rajoy y logró un acuerdo Federal que lo apoyara, con el matiz, de que le recordaba también la imposibilidad de pactar con Unidos Podemos en tanto no abandonara su interés por el referendo en Cataluña, que tanto rédito le ha proporcionado a esa formación en la Comunidad Autónoma de Cataluña y en el País Vasco, donde ha dejado como residuales a los dos grandes partidos constitucionalistas nacionales.

Así que abandonando lo de constitucionalista y a pesar de lo declarado por la Federación y que le ha servido de muletilla contra Rajoy, Sánchez se ha dado a la tarde de buscar acuerdos, aunque "solo sean" para una abstención, con las fuerzas que quieren romper a España como Esquerra Republicana por Cataluña y Partido Demócrata Catalán, antes Convergencia, y con el Partido Nacionalista Vasco, cuya exigencias persiguen más lento y más legal lo mismo.

La teoría del intercambio nos dice que hay que tener en cuenta las recompensas y costes de lo que hacemos y aquí nos hallamos en el punto crítico de evaluación al comparar las alternativas posibles o al atractivo de otras alianzas a través de los compromisos, que cambian siempre, aun cuando querríamos creer que son inmutables.

Ni siquiera los bosques son de fiar. El implacable McDuff ocultó a sus guerreros en la frondosidad de Birnam y utilízó las ramas de los árboles como máscaras y escudos para matar a Mcbeth. Sanchez está ahora ante el bosque andante por su disonancia cognitiva, como la del líder de UPodemos, Pablo Iglesias. Esto es grave en un político, porque si no somos capaces de variar nuestros puntos de vista estaremos atrapados en un desenlace inferior al deseado o esperado.

La actitud negativa y sin salida de Sánchez viene fraguándose desde el 20 de diciembre alrededor de cómo se siente, frustrado por no haber alcanzado su deseo en marzo, cada vez más encapsulado en su postura de bloqueo. Decide entonces pasar a las bases socialistas la decisión, que debería tomar un hombre que pretende gobernar una nación.

El grupo socialista, como indica la lógica general, pondrá la lealtad al líder por encima de cualquier otra consideración porque piensan que en la unidad está la fuerza. Si alguien cree que esa aparente división observada en estos días por las declaraciones públicas de algunos "barones" será constante en el tiempo, se equivoca, al final ganará Sánchez.

Cuando conversa con los nacionalistas catalanes y vascos, por no utilizar el término independentista, el líder del PSOE no tiene en mente que cualquier pacto surgido de ese diálogo se habrá hecho a costa de la fractura de España. Hay algunos, como el secretario socialista catalán Miquel Iceta, que apoya el NO a Rajoy con uñas y dientes, de una forma histérica, como si en esto le fuera la vida, así que para él como para otros todo vale.

Es más que probable que algunos barones hayan pretendido dejar al descubierto deliberadamente los errores del plan de Sanchez para intentar frenar lo que viene, pero al final, nada enturbiará la entrañable atmósfera que hay en el PSOE. Un caso como el de UPodemos, ahora inmerso en una batalla interna, que sus líderes llaman debate sano, entre si es mejor el asalto al cielo a la moderación política. De cualquier manera, son muchas las confluencias en esa agrupación, que hace mucho más difícil ponerlas de acuerdo y evitar la fractura.

El pensamiento grupal hace que la gente se vuelva excesivamente optimista, racionalice las decisiones en vez de reconsiderarlas con seriedad y madurez cayendo en la autocensura, aun cuando por debajo no se puedan calmar los vapores de la digestión. Vencer y sobrevivir puede parecer lo mismo pero se paga un precio.

Sanchez está experimentando ahora esa cierta sensación de fuerza en ser elegido entre otros, que tenían como él un destino manifiesto, pero la mayor seguridad solo puede dársela el sentirse invulnerable, algo verdaderamente difícil cuando los ciudadanos te han dejado con 85 escaños en el parlamento.

Hace unos días, una periodista, durante una tertulia televisiva, se preguntaba ¿qué importancia tiene que Sanchez lo intente? Ninguna, claro está. La importancia no está en el intento, sino en la manera en que obtendrá los apoyos necesarios y qué desgaste político traerá esto al PSOE.

Para Sanchez resultara productivo, porque aunque dure dos meses su gobierno, se garantiza una renta vitalicia como presidente, y lo más importante ¿a ver quién es el guapo que le disputará su sillón en el Congreso próximo? Y todo esto a pesar de ser un líder mediocre, sin altura de miras, de discurso ruidoso, pero insustancial, que no sabe ni donde está parado porque su propia falta de talento se lo impide.







lunes, 12 de septiembre de 2016

ESPAÑA ESPERA NUEVAS ELECCIONES GENERALES

Alberto Núñez Feijó


Por Mirta Balea

España abre hoy tres espacios en su situación política -tras 267 días de gobierno en funciones- con la pre-campaña electoral de las autonomías vasca y gallega, la posibilidad cada vez más cercana de unas terceras elecciones generales en menos de un año y la comparecencia ante el Congreso del ministro de Economía Luis de Guindos.

La posibilidad de nuevas elecciones generales tiene que ver con que los dos principales partidos de ámbito nacional siguen sin asumir sus respectivos roles en el resultado electoral del pasado 26 de junio.

El Partido Socialista Obrero Español  (PSOE) sigue sin asumir que las urnas lo colocaron en la oposición, al igual que a su némesis: Unidos Podemos. Y no solo en junio pasado, sino también en las elecciones del 20 de diciembre del 2015. En ambos casos, el más votado, con diferencia, fue el Partido Popular (PP).

La primera fuerza política española tampoco ha sabido asumir que carece de mayoría absoluta y tiene que mostrar más voluntad de diálogo que nadie para que su candidato, Mariano Rajoy, llegue a gobernar. El fracaso en la investidura el 2 de septiembre nos coloca ante la certeza de que esta formación vive como su líder en un limbo político en el que nadie está dispuesto a echarles una mano y en el que todavía creen que puede ejercer su voluntad. 

Cada día presenciamos en el PP pasos contrarios a mostrar voluntad política de diálogo y consenso. Tal es el caso de la reciente propuesta del exministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, para el cargo de Director Ejecutivo del Banco Mundial. Voces del PP se han levantado para echarle la culpa por la designación al ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, y apartar así a Rajoy de las críticas generalizadas, que obligaron al Ejecutivo a pedirle al nominado su renuncia para evitar el vergonzoso paso de dar marcha atrás.

El Banco Mundial parece haber lanzado un alerta al Ejecutivo español sobre un candidato al que no le sería fácil pasar el escrutinio de la Junta de Gobernadores por sus mentiras a la prensa sobre su verdadero papel en la gestión de sociedades en paraísos fiscales. Rajoy intentó como otros restar importancia al tema, simulando que no era de su competencia. Pero aquí hay variables que no siempre alcanzan el debate público, como que es el encargado de guiar políticamente a su gobierno es él y el fallo de uno de sus ministros es el suyo propio.

Ahora De Guindos deberá comparecer ante el Congreso, bien en una Comisión, como desea al PP, o ante el Pleno, como exige la mayoría de fuerzas políticas parlamentarias. El Ejecutivo ha tenido al menos cinco casos antes de cargos a los que se le exigía esto último por otras razones y no han comparecido bajo el paraguas de que el gobierno está en funciones y no tiene por qué someterse a la Cámara. Siendo este el caso, bien podían no haber designado a Soria por su cuenta y riesgo, quizás tomando decisiones que no le correspondían o que podían haber consultado.

Las tres cuartas partes de la población no desearía nuevas elecciones. La ciudadanía abrió el 20 de diciembre un espacio político a otras fuerzas en el Parlamento, y comprende mejor que sus propios líderes el peligro que resultaría la incógnita de cómo gobernaría el PP: bajo control del parlamento, que es el caso en el que estamos, o con mayoría, cuando haría lo que le diera la gana, si es que nuevas elecciones se la otorga.

Los medios de comunicación españoles, en gran mayoría, creen que el resultado de las elecciones vascas y gallegas el próximo día 25 podría inclinar la balanza a un desbloqueo del no al gobierno del PP. El candidato a lehendakari vasco Iñigo Urkullo ha dejado claro, sin embargo, que ni por activa ni por pasiva el Partido Nacionalista Vasco (PNV) apoyará un gobierno de Rajoy.

El PNV, que ganará con certeza en el país vasco, ni siquiera daría su voto a Rajoy aunque requiera de los báculos de PP y PSOE para gobernar en la Autonomía. Esta formación vasca ha tenido sus casos de corrupción, como otros grupos políticos, pero nunca ha sido vista como una asociación para delinquir como ha sido el caso de la Generalitat de Cataluña, por muchos años, en las manos de Jordi Pujol, el líder más corrupto de toda la Unión Europea.

Convergencia, ahora Partido Demócrata de Cataluña, se dedico por décadas al saqueo y ahora, para poder gobernar, se ha aliado con la CUP, un grupo antisistema y antidemocrático y de extrema izquierda, cuyas recetas no sirven a nadie.

El candidato del PP en Galicia, Alberto Nuñez Feijó, obtendrá una relativa mayoría para gobernar, frente a otros candidatos desconocidos en el territorio. Durante sus años de presidente de la Junta, ha hecho una gestión estable y adecuada, incluso llegó a rumorearse que podría sustituir a Rajoy. Ha ostentado cargos de relevancia y está bien asentado en la comunidad, y, lo más importante, no le salpican casos de corrupción como es la tónica en otros miembros del PP. 

El candidato del PSOE, Pedro Sanchez, le dio por explorar las posibilidades de consenso entre las fuerzas para un gobierno de "regeneración democrática" tras el fracaso de Rajoy. Hay miembros destacados socialistas que abogan por una reunión del Comité Federal tras el nuevo cambio de escenario, pero esta es una circunstancia que no se dará antes de las elecciones vascas y gallegas.

Iñigo Urukullo


Durante la celebración ayer de la Diada o Fiesta Nacional de Cataluña, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, aprovechó para presionar al gobierno por la realización de un referendo de autodeterminación antes de septiembre del 2017, alegando que el voto catalán es importante para la investidura de un gobierno.

No pasó inadvertida cierta bajada en sus pretensiones porque dijo que nunca celebraría un referendo si no fuera vinculante y viable, frase muy ambigua para otros, lo que resulta imposible dada la ilegalidad intrínseca de esta acción, que solo podría estar consensuada para que participen todos los españoles y no solo los catalanes.

La Diada conmemora la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión Española de 1714. Esto llevó a la abolición de las instituciones catalanas. El Parlamento catalán la declaró Fiesta Nacional en 1980 tras la transición a la democracia.

Este año la participación en las celebraciones descentralizadas, focalizadas por el parlamento en cuatro lugares específicos, alcanzó poco más de las 800 mil personas. El PP y Ciudadanos promovieron actos aparte para restar importanci al carácter reivindicativo de la fecha. La mayor cantidad de participantes a estos festejos tuvo lugar en 2014 con un millón 800 personas. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría consideró hoy que Puigdemont rebajó sus demandas por oportunismo.

Las reivindicaciones independentistas alejan a los catalanes de sus problemas reales como son la falta de financiación y de recursos en una Autonomía que es la que más recortes ha hecho en cuestiones sociales y en la que sus cargos institucionales son los que más cobran en todo el país. 

Toda esta vorágine nacionalista surge en 2004 con el plan del lendakari vasco Juan Ibarretxe, que trajo como "boomerang" la equiparación de competencias entre los territorios de vía lenta y vía rápida, a lo que se opusieron vascos y catalanes, que dijeron: ¡Oye. Es que no somos iguales, nosotros somos más!.

Hasta que el modelo territorial del Estado no ponga fin a esta asimetría, España irá de mal en peor. La Educación y la Sanidad deberían ser competencias del Estado central, para empezar por su importancia, pero los socialistas vascos, en línea con el PNV, quieren introducir una modificación a los acuerdos previos con el Estado para que ese territorio sea considerado una nación.

El conjunto de españoles y sus líderes no deberían perder la perspectiva de que los nacionalistas son minoría, con derecho a expresar sus opiniones, pero no con derecho a dirigir las políticas nacionales o evitar que el resto de españoles ejerzan los mismos derechos.

Un error atribuible a los firmantes del acurdo de la transición fue dar por bueno que la unidad psico-linguística de un territorio resultara ser un valor superior al de la igualdad y la justicia para la generalidad de la ciudadanía. De este concepto vienen los estatutos de Cataluña y País Vasco para dar satisfacción a ambas identidades. El PP y el PSOE se han dedicado en los últimos años a hacer callar a aquellos entre sus filas que llaman a la integración nacional y ahora observan como sus propios líderes los han convertido en formaciones residuales en el País Vasco y Cataluña.

Hay corrientes inmovilistas renuentes a considerar siquiera la importancia del tema catalán y la necesidad de darle una solución por vías legales y democráticas y otras que apoyan el referendo, como Unidos Podemos, pero ninguna interesada con fuerza en buscar un punto de intersección para el diálogo. 

Una Cámara multipartidista, como la que se ha originado a partir de las elecciones del 20 de diciembre, impone el diálogo entre todos los grupos políticos, que deberían acercar posiciones entre sus militantes y sus votantes y entre ellos mismos. El PSOE lleva tiempo hablando de con quien no se pacta, sin plantear en qué beneficia a los españoles esta posición, y pide altura de miras a otros partidos en momento en que Sanchez le interesa hallar un consenso frente al PP.

Sánchez ha obtenido los dos peores resultados de la historia de esta formación en las dos últimas elecciones y las encuestas parecen indicar que no mejorará, ni siquiera en las vascas y gallegas. La dinámica de competencia impuesta por Podemos, ha obligado al líder socialista a apostar por acciones que nunca han estado en la voluntad de ese partido, que ha gobernado la mayor parte del tiempo en España, desde la Transición.

El debate interno transcurre por esto con más encono entre quienes saben cómo se gobierna un país y cuándo hay que ceder y los que se enrocan porque nada saben de estas lides, pero llevan la voz cantante. La lealtad se ha confundido con batir palmas al líder.

Con todo lo que está pasando, la unidad nacional se ve cada día más erosionada. El ministro de Relaciones Exteriores, José María Garcia Margallo, ha puesto el dedo en la llaga hoy al señalar, sin pelos en la lengua, que "de una crisis económica se sale; un ataque terrorista se puede superar, pero la disolución de España será irreversible". 

A poco de que cierna sobre los cielos españoles la posibilidad siquiera de que un territorio se declare de manera unilateral Estado soberano, los líderes constitucionalistas deberían encontrar una razón más que suficiente para prescindir de las diferencias y buscar los puntos en común. Si Sánchez no puede formar el ansiado gobierno "del cambio" de que habla Unidos Podemos, al menos debería dejar a Rajoy intentarlo de nuevo.

Hay que tener en cuenta que el quid de la reforma constitucional, tal y como la propone el grupo de Sánchez, entraría en el bucle de darle la razón a los nacionalistas, que sobreviven por la debilidad del gobierno central. El nacionalismo crece cuando no hay un proyecto que ilusione a la mayoría o que al menos le convenza que se puede alcanzar una meta mejor; tampoco hay proyecto si tienes una negativa constante por delante.

Hay muchos países de gobiernos descentralizados, pero ninguno con las características sui generis del estado de las Autonomías en España, que ni es federal, ni regional, con la mencionada asimetría. Esto último crea territorios de primera y de segunda, en un país cuyos recursos deberían ser repartidos a partes iguales para formar el todo.

martes, 6 de septiembre de 2016

LA VIA DE SANCHEZ PARA LA FORMACION DE UN GOBIERNO EN ESPAÑA





Por Mirta Balea

El líder socialista Pedro Sánchez ha decidido explorar alguna "vía de acercamiento de posiciones" para darle un gobierno a España, tras el fracaso del candidato del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, la pasada semana. De la ronda de contactos, según ha dicho, solo ha sido excluido EH Bildu, heredero político de la ETA.

Sánchez ha hablado esta mañana por teléfono con el fallido postulante y presidente en funciones desde el 21 de diciembre del 2015, quien le reiteró su intención de "perseverar" en la investidura por el mérito de ser la fuerza política parlamentaria con más escaños, aun cuando los únicos apoyos logrados fueron los de Ciudadanos y Coalición Canaria, para subir de 137 escaños de que disponían a 170. La cantidad no varió en las dos sesiones del trámite.

Desde el PP, se ha calificado de incoherente la iniciativa de Sánchez y se ha recordado que cuando se reunió con Rajoy, previo a la investidura, calificó el encuentro de "prescindible", una frase que no gustó siquiera a los medios de comunicación, para mostrar de forma tajante que cerraba las puertas a cualquier posibilidad de gobierno de su principal rival.


El líder socialista ha hablado de contactos, no de alternativa de gobierno, porque para esto - ha dicho-tendría que tener los avales necesarios, que podrían venir de una coalición con Unidos Podemos y Ciudadanos. Estas dos fuerzas, sin embargo, se niegan a entenderse y lo han reiterado hoy en diferentes foros: son para los espectadores el agua y el aceite. El que parece no darse cuenta es el político armado de buenas intenciones con sus intentos de diálogo.

El líder socialista ha dejado claro que no irá a una investidura fallida como la de marzo pasado cuando Podemos y PP votaron en su contra. Este partido le ha pedido que deje de marear la perdiz y asuma el papel en que le han colocado las urnas: la oposición. La otra formación busca febrilmente un acuerdo -ahora que los hados parecen serle desfavorables- y tras haber perdido la ocasión de formar lo que llaman un "gobierno del cambio" en la pasada legislatura.

Informado este lunes por la presidenta del Congreso, Ana Pastor, de la fallida investidura de Rajoy, el rey Felipe VI, como jefe del Estado, ha decidido no convocar nuevas rondas de contactos con los partidos y dejar que estos se pongan de acuerdo. Caso contrario, llamará a nuevas elecciones (terceras en un año) en noviembre, a celebrar el 18 de diciembre.

La impresión es que el secretario general y candidato a la presidencia del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) busca una coartada en caso de que las cosas vayan a peor después de las elecciones vascas y gallegas el 25 de septiembre, y se obligue a los ciudadanos a concurrir a nuevas elecciones. Su cortina de humo le permitiría alegar que no ha quedado por él, que es lo buscaba también Rajoy al presentar su investidura sin tener los apoyos suficientes. 

Sánchez tiene en su contra que los socialistas -como destacan algunas encuestas- podrían recibir un varapalo en las elecciones vascas y gallegas, lo que, con un Congreso en ciernes, pone en peligro su liderazgo. Cualquier movimiento hacia fuera que realice, como este reciente, tendrá una repercusión dentro del partido y lo sabe. 

Las alternativas del socialista quedarían ante el Congreso de su partido en una reafirmación de sus funciones o en el término de éstas, algo que muchos creen que ocurrió de facto cuando el 20 de diciembre obtuvo los peores resultados electorales en la historia del PSOE y que fueron a peor en las segundas elecciones del 26 de junio.

Los periodistas se preguntan como habría que interpretar todo este movimiento, si una forma de mantener el liderazgo o una conciencia de Estado para formar gobierno. El PSOE andaluz ha sido el primero en reaccionar, considerando "inviable" la vía Sánchez.

El líder socialista no podría hablar con los partidos nacionalistas de la Cámara, como ha anunciado que hará, porque el veto del Comité Federal sigue vigente y es en lo que se ha amparado para un NO constante a eventual la llegada a la presidencia de Rajoy. Una negativa convertida en una suerte de oxímoron verbal, porque mientras decía no a la investidura, también lo hacía a las elecciones sin ofrecer salida alternativa.

Hay barones socialistas que creen posible un acuerdo del PSOE con Unidos Podemos y la inclusión de Ciudadanos. El presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page, ha dicho que no será él quien lo rechace y más le vale, porque gobierna con el apoyo de esa formación política en su localidad. 

Miquel Iceta, líder del Partido Socialista Catalán, lo ve posible también, pero él ha sido favorable a la política de Podemos de permitir en esa autonomía un referendo de autodeterminación, interpretado por el PP y Ciudadanos y el propio PSOE como el primer paso para romper con España.

García Page, a pesar de mostrar su acuerdo con la vía Sánchez, ha manifestado sus dudas de que la fórmula cuaje "con las cuentas en la mano" y ha agregado que si Podemos sigue incorporando el concepto de referendo en Catalañu estaría en contra de un acuerdo con esta formación.Unidos Podemos, que ha ganado mucho espacio en Cataluña y País Vasco con la inclusión del referendo en su plataforma programática, no lo dejará de lado porque ha llegado demasiado lejos.

Los discursos de los diversos líderes del Congreso con motivo de la investidura de Rajoy demostraron que muchos de ellos estarían más cómodos a la hora de votar si el candidato no fuera el presidente del PP. Pero este ha sido el único partido que en la repetición de elecciones ganó 14 escaños más, mientras otros importantes bajaban, como PSOE, que fue de 90 a 85; Unidos Podemos, de 75 a 71; y Ciudadanos de 40 a 32. Si se pide la cabeza del actual presidente en funciones ¿qué quedará para los demás?

Cuando se firmó un acuerdo con Ciudadanos en marzo pasado para la investidura socialista, Podemos votó en contra y perdió la ocasión de tener aunque solo fuera un par de carteras, exigió demasiado, se pasó, como suele decirse. La situación ahora es otra, ha mostrado disposición a ceder en algo, aunque no haya dicho en qué. 

Ciudadanos insiste en que si el PSOE se alía con la mencionada formación política no podrán contar con su apoyo, ni siquiera con su abstención. La altura de miras que Sánchez exigió este lunes a ambas plataformas políticas no la tuvo él en la investidura de Rajoy, a quien solo le hubieran bastado 6 diputados o la abstención de 11 para subir al podio.

Fuentes cercanas al PSOE afirman que desde el primer momento Sánchez ha soñado con terceras elecciones ante la evidente erosión de Podemos en las encuestas. Los votos de esta formación, es fácil suponer, pasarían a los socialistas. A los efectos de la Cortes Generales, las claves no cambiarían. Contar con cuatro o cinco diputados más del PSOE y cuatro o cinco menos de Unidos Podemos tampoco permitiría un gobierno alternativo.

La Mesa del Congreso ha evaluado hoy la petición de PSOE y Unidos Podemos de comparecencia en las Cortes del ministro de Economía, Luis de Guindos, para dar explicacions por la designación de José Manuel Soria, ex-ministro de Industria, Energía y Turismo, como Director Ejecutivo del Banco Mundial.

El ex-miembro del Ejecutivo renunció el 25 de abril a su cartera cuando el escándalo de los "papeles de Panamá" lo vinculó con paraísos fiscales y por las mentiras que dijo con luces y micrófonos para escamotear el verdadero alcance de su fraude fiscal. La dimisión le fue exigida por Rajoy en persona y es la razón de que la mayoría del personal crea que el cargo internacional sería un premio de consolación. 

El gobierno hizo público un comunicado -a poco de haber terminado la sesión de investidura el pasado 2 de septiembre- dando a conocer la noticia, que ha airado a muchos barones del propio PP y ha levantado un tsunami en la opinión pública y política. El factor Soria está presente a partir de ahora y por derecho propio en las encuestas ante las elecciones vascas y gallegas.

Poco antes de abandonar la conferencia del G-20, realizada en Hangzhou, China, este fin de semana, Rajoy explicó que "el señor Soria es un funcionario y como tal, como hacen otros muchos, ha reingresado en la Administración y ha participado en un concurso (?), como hacen todos los funcionarios. Se ha resuelto y yo, a partir de ahí, no puedo añadir absolutamente nada más, porque ¡no sé nada más!(?) y porque solo veo lo obvio, que ha abandonado la política...".

Hay que decir que este tipo de designación la han practicado otros gobiernos españoles, pero las personas concernientes no tenían sobre sus cabezas la espada de Damocles de haber perdido toda credibilidad y honorabilidad ante el país al que deberá representar en ese foro de forma tan evidente. El PP ha demostrado que, por muy legal que sea este paso, deja mucho que desear respecto al manifiesto discurso ante el Congreso del candidato Rajoy sobre la necesidad de regenerar la vida democrática española.

Lo peor, quizás, es que el gobierno ha mentido porque ni ha habido tal concurso y mucho menos ha sido público, estamos ante una designación de confianza. El diario El Confidencial publicó la convocatoria de carácter limitado, que no apareció en el Boletín Oficial del Estado ni en otros medios concernientes. No ha existido un baremo de requisitos con puntos concretos, ni han dejado espacio para recurrir la decisión con unos parámetros tasados Como cualquier cargo discrecional, lo ha decidido una Comisión con elementos vinculados al gobierno, designados por el propio De Guindos.

Para más inri, el puesto de Director Ejecutivo del Banco Mundial no es un cargo por designación, como intentó hacer creer el ministro de Economía cuando dijo que se debía hacer por respeto a la legalidad. La ley sobre cargos públicos, aprobada en 2015 en el Congreso por iniciativa del propio PP, establece como requisito necesario la ejemplaridad. Si Soria debió renunciar a un ministerio por tener fondos en paraísos fiscales sin tributar en España y luego mintió en cuanto a su implicación a todo el país, el requisito en su caso no se cumple.

La Secretaria de Organización del PP, María Dolores Cospedal, apunta a De Guindos como responsable de la designación, pero aquí se sabe que no lo hubiera hecho de no contar con el beneplácito de Rajoy. La pelota estaría ahora en el tejado del BM en cuanto a si estaría o no dispuesto a llevarse a un hombre con un equipaje excesivo.

La Mesa del Congreso ha decidido esta mañana que el caso Soria no verá la luz ni se exigirá la comparecencia de De Guindos hasta pasadas las elecciones gallegas y vascas del 25 de septiembre, cuando tendrá lugar el primer pleno de la legislatura actual. Pero aquí todos saben que el ministro de Economía se acogerá al derecho de no comparecer ante las Cortes por estar en funciones, como el resto del gobierno. Queda en última instancia un pleno extraordinario.

De Guindos fue preguntado en junio pasado sobre los rumores en torno a la posibilidad de que Soria fuera nominado para el cargo de Director Ejecutivo del Banco Mundial en representación de España. Entonces dijo que de dónde había salido la noticia y afirmó que el ex-ministro se disponía a partir hacia una universidad norteamericana. La cuestión es que el dimitente cobra una indemnización  de 4,644 euros mensuales desde mayo en razón de su cargo y recibirá 18,333 euros mensuales, libres de polvo y paja, porque el BM no paga impuestos. 

Resulta más que probable que sea aprobado entre los días 7 y 9 de octubre cuando se reuna la junta de gobernadores del BM, en la que tendrá voz y voto por España el ministro de Economía De Guindos.

Decir que el procedimiento es acorde con la legalidad vigente no parece suficiente ante tanta sonoridad. Ahora mismo la falta de escrúpulos respecto al nombramiento es vox populi con recochineo, por lo que el marco legal está tácitamente cuestionado. Esto es así porque uno de los mayores problemas de España, vinculado a la corrupción galopante que azota desde hace dos años con interminables procesos distribuidos por la geografía española, es que hay un exceso abrumador de cargos técnicos nombrados a "dedo". Si se hubiese tratado de un concurso, como afirman Rajoy y otros miembros del gobierno, habrían podido presentarse con libertad unos 2.000 funcionarios de élite especializados en economía.

Con la repetición de elecciones, en caso de producirse el próximo diciembre, habremos engrosado el gasto público, por tercera vez en menos de un año, con la campaña y todo lo que cuelga de ella, además de que, los diputados que hayan repetido en esta legislatura, viniendo de la anterior, podrán alcanzar una pensión vitalicia sin haber aportado nada al país, porque ambas en conjunto no alcanzan los seis meses de "actividad". Es bueno recordarlo a los políticos y los medios que juegan con esta posibilidad no viendo en ello un problema real, no solo de coste económico sino político.