Datos personales

lunes, 31 de octubre de 2016

¡Habemus gobierno en España!




Por Mirta Balea

El presidente del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, ha jurado hoy ante el rey Felipe VI su cargo de jefe de gobierno, un acto enmarcado por la melancolía de algunos y el mal secreto de otros. En el calor inusual de este otoño, la tranquilidad se ha instalado con resignación.

El escenario resulta el mismo de hace un año, cuando tuvieron lugar las elecciones presidenciales, que otorgaron al parlamento el frescor de la pluralidad, y es también el mismo de la repetición de votos en junio de este año. Todo este tiempo el PP ha continuado en el gobierno de manera interina durante 315 días.

El aire se parece a la indiferencia que solemos observar en acontecimientos alegres o tristes, como una boda o un entierro; lo otoñal da perspectiva a las luces y sombras, que se perfilan como protagonistas de esta nueva legislatura, en la que Rajoy deberá mostrar su capacidad de dialogar o no se comerá ni un garbanzo.

Aparte de la importancia para España de que se rompiera el impasse para algunos justificado y para otros pertinente del desgobierno, un hecho que merezca quizás renglón aparte sería la entrevista concedida por el ex-secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sanchez, al programa Salvados de la Sexta Televisión.

Tal vez -al menos en mi opinión- no debió concederla. En la Dialecta de la Ilustración de Horckheimer se habla de la auto-conservación, lo que otros llaman instinto de supervivencia, en especial de su forma "salvaje", que la transforma en un elemento destructor y al propio tiempo auto-destructivo.

Según iba avanzando la entrevista tenía la sensación de que la imaginación o representación de ciertos conceptos por parte de Sánchez iban imbricándose de tal manera que en el fondo era más relevante él que los hechos mismos.

Haré un resumen de los puntos más novedosos o al menos más interesantes. Admitió, que como había dado a conocer el ex-secretario general y ex-jefe de gobierno, el socialista Felipe González, antes de apalancarse en el NO es NO a Rajoy, Sanchez habría barajado la posibilidad de abstenerse. 

Lo que había detrás, según explicó, era que al entrevistarse con Rajoy, este le dejó claro que no solo lo necesitaba para la investidura sino también para gobernar y esto era inadmisible para Sanchez. Esto nos sitúa en lo siguiente: mintió cuando dijo que la consigna socialista respondía "al mandato soberano de la militancia". Tengamos claro que militancia no es lo mismo que los votantes porque esta representa solo un 3% por ciento.

Aprovechó también para denunciar una operación de acoso y derribo hacia su persona de parte de algunos socialistas y de grupos mediáticos y económico-financieros españoles para dejar gobernar a Rajoy, acogiéndose o re-editando opiniones del líder de Podemos, Pablo Iglesias.

Todo esto encajaría y hasta podría creerse si en mayo, durante una comparecencia pública, no hubiera desmentido que fuera objeto de presiones y aclarado que él nunca se dejaría presionar. O si hubiera convocado al Comité Federal para advertir sobre esta situación para explicar por que había que decir NO a Rajoy.

Ni una cosa ni otra. Muchos socialistas se han despertado hoy con sus declaraciones, al menos los que no la siguieron ayer, incluso aquellos que han sido sus fieles seguidores hasta ahora y que ignoraban al parecer todo esto. Demasiado "postureo" para mi gusto.

Afirmó que si el PSOE desea ser alternativa de gobierno, deberá acercarse más a Podemos y lamentó haberlo clasificado como populista en octubre del pasado año, aunque durante todo este tiempo le ha estado echando la culpa de que no se hubiera formado "un gobierno del cambio" en marzo cuando aspiró a la presidencia de la mano de Ciudadanos, esperando el apoyo de la formación morada, que votó NO, junto al PP.

El término populismo tiene solo un sentido peyorativo en política y se aplica a la demagogia. Evoca también el predominio de la emociones sobre el racionalismo sin una vía ideológica definida, la imprevisibilidad económica y el oportunismo al referirse a cuestiones que preocupan al ciudadano, regalando lo que sus oídos quieren oir de prohibir la entrada a migrantes o la necesidad de mejorar su vida sin alternativas viables y coherentes. Por esto muchos ven también como populistas a varios partidos de la derecha en países europeos, como es el caso del Frente Popular en Francia.

Ha hablado por primera vez de que Cataluña es una nación y ha incluido en esto al País Vasco. Lo que bajo su dirección prevaleció, sin embargo, fue el concepto constitucional de la existencia en España de nacionalismos y regionalismos, cuyas diferencias deben ser respetadas. Pero la línea que expuso a la Sexta Televisión se acerca a la de Podemos, que considera que debe realizarse un referendo separatista entre los catalanes, con exclusión del resto del país.

En todo lo que dijo ayer, Sanchez ha sido desleal a su partido y a sus propios seguidores internos, ha abandonado su trabajo - como destacó el portavoz del grupo parlamentario Antonio Hernando, sin nombrarlo- al renunciar como secretario general el primero de octubre y 20 días después a su escaño en la Cámara para librarse del mal trago de abstenerse o quebrantar la disciplina del voto. Al menos 15 socialistas hicieron esto último, ateniéndose a las consecuencias de ser sancionados.

Así que a Sanchez le ha podido más su interés a presentarse como líder de los inconformistas en una nueva candidatura a la secretaría general, que el deber ético de mantenerse fiel a su idea del NO a Rajoy, compartido por gente que se ha inmolado por ésto. Un próximo Congreso del PSOE debería celebrarse antes de junio del 2017.

Todo su relato estuvo basado en "parchear" sus errores escudándose en enemigos externos, la conspiración de medios y grupos económicos, muy cerca del discurso de Podemos sobre el IBEX que "gobierna" al PSOE. Uno no puede más que preguntarse por qué no cambia de acera y santas pascuas, porque ha dejado al resto de socialistas como una banda de granujas, en momentos de tanta vulnerabilidad.

Lo que resulta imposible de enterrar es que bajo su dirección el PSOE alcanzó los niveles más bajos de votación de su historia. Las elecciones recientes en Galicia y País Vasco le acabaron de dar la puntilla al partido. En la primera Comunidad Autonómica, ganó el PP con mayoría absoluta y, en la segunda, los nacionalistas del PNV. El decidió darle un vuelco a las listas presentadas por los gallegos y cambió a la cabeza de lista de los vascos con el resultado mencionado.

Que a pesar de estos datos incuestionables, no haya salido de su boca una reflexión auto-crítica, no parece la mejor manera de presentarse a una nueva candidatura, sobre todo si el precio es también dejar a la altura del betún al resto del partido y erigirse como el único capaz de "refundarlo", como viene diciendo desde que renunció a su escaño en el Congreso.

Las alabanzas de Sanchez a Podemos han terminado por confirmar lo que se decía en voz baja y que ahora admite: que su alternativa de gobierno incluía a la formación "populista" y a las formaciones catalanas y vascas. Preocupado por su carrera política, se echará a la carretera a partir de hoy para recabar apoyos a su proyecto personal de "recuperación" del PSOE.


El PSOE abrió a principios de octubre con su Comité Federal una vía de renovación de ideas y proyectos, dentro de un partido que ha contribuido a construir un país democrático, con sus errores y sus aciertos, y que debe superar una nueva crisis. La experiencia de gobernabilidad que ha adquirido en más de 30 años de democracia solo podría despreciarla quien no la pueda ofrecer, que es el caso de Sanchez. 

La forma bronca en que se desarrollaron las dos sesiones de investidura de Rajoy, el jueves y el sábado de la pasada semana, han hecho saltar las alarmas. Muchos discursos estuvieron carentes de argumentos e ideas, pero el insulto estuvo en el orden del día. Algunos han considerado que no se pueden sustituir el discurso y la cultura de la razón y el análisis por el resentimiento y el odio.

Rajoy ha dicho que desea abrirse al diálogo, lo que era de esperar porque la situación parlamentaria es lo que es, aunque en su segundo discurso del sábado apretó innecesariamente las tuercas, sacando pecho y diciendo que no se dejará gobernar. Nadie le recordó, porque no había turno de réplica, que el diálogo es ilimitado y otra cosa es el acuerdo. En este segundo mandato, por mucho que crea que sus políticas son imbatibles, tendrá que perfilar bien su disposición y sus propuestas para dar un futuro mejor a los españoles.

Rajoy tiene la intención, según sus allegados, de dejar una huella reformista en este segundo mandato, que no tiene la amenaza de la bancarrota como en 2011. Le habría gustado que en su gobierno estuvieran PSOE y Ciudadanos, pero ambos partidos harán oposición y llegaran solo a acuerdos puntuales. 

Lo primero a lo que se enfrentarán sus señorías es a los presupuestos generales del Estado para 2016 en el que deberá figurar el ajuste de 5 mil millones de euros exigido por la Unión Europea. Algunos colaboradores del presidente aseguran que no se tocará la ayuda social ni aumentarán los impuestos. Pero los ciudadanos hacen cábalas y recuerdan que la política no se mueve por discursos, sino por resultados, y que el PP tiene en su haber incumplir sus programas cuando Bruselas se lo ha ordenado.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario