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lunes, 25 de mayo de 2015

Elogio de la incertidumbre







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Por Carlos Alberto Montaner

Es muy doloroso contemplar las imágenes. Como tantas veces se ha dicho, nuestro pasado comenzó en Ur, la ciudad sumeria, cinco mil años antes de Cristo. Hay una línea cultural contínua entre aquel remoto poblado mesopotámico y New York, París o Montevideo.
La guerra santa o yihad desatada por el Estado Islámico nos afecta también. El califato surgido a sangre y fuego entre Irak y Siria, además de decapitar enemigos, destripar a chiítas, yazidíes y cristianos, violar y esclavizar a mujeres y niños, se dedica a destruir los restos del espléndido pasado pagano aún en pie.

Muchos de  los depredadores islamistas son jóvenes criados en Occidente. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué sentido tiene pulverizar a martillazos un milenario y hermoso hombre-toro alado, un majestuoso Lamasu asirio, perteneciente a una religión cuyos rastros se pierden en el tiempo y que ya nadie profesa.

La culpa es de la certeza. El fanatismo violento de los yihadistas surge de la convicción absoluta de que ellos saben cuál es el Dios verdadero y no tienen la menor duda de que cumplen al pie de la letra las órdenas trasmitidas por su libro sagrado, el Corán.

Si vamos a creer a la Biblia, cuando Moisés desciende del Sinaí con los diez mandamientos que le ha entregado Yahvé sabe que el quinto de esos preceptos es "NO matarás", pero la cólera que le provoca ver a los israelitas adorar a un becerro de oro, fundido por su hermano Aaron, lo lleva a ordenar la ejecución de tres mil personas.

Moisés tenía la certeza de que esa, aunque contradictoria, era la voluntad de Dios.

El emperador Constantino, que en el 313 impuso en Milán el Edicto de la Tolerancia, en el 354 rectificó cobardemente y ordenó la destrucción de cientos de bibliotecas y templos paganos. Las rocas calcinadas dieron origen a fábricas de cal.

Cinco años más tarde, los cristianos en Siria, entonces en un rincón ilustre del mundillo helénico, se adelantan 1700 años a los nazis y organizan los primeros campos de exterminio para paganos y judíos en la ciudad de Skythopolis.

Desde entonces y por los siglos de los siglos, los judíos fueron el objeto de todas las persecuciones. Papa tras Papa, comarca tras comarca, los persiguieron, machacaron y expulsaron. Lo hicieron los alemanes, ingleses, italianos, polacos, rusos, españoles, portugueses, cristianos y mahometanos. Lo hizo todo el que podía en nombre de algún Dios verdadero.

Sin dudas, matar enemigos del Dios verdadero ha sido un deporte universal muy practicado. El papa Inocente III, en la Edad Media, desató el genocidio de los herejes albigenses y cátaros. Decenas de millares fueron ejecutados. Cuando le advirtieron que estaba asesinando a justos y pecadores, respondió que no importaba: "Dios se ocupará de mandar a unos al cielo y a otros al infierno". Era solo el preámbulo para las terribles guerras de religión que asolaron la Europa del Renacimiento y la Reforma, liquidando literalmente a millones de personas.

Simultáneamente, en América, mientras creaban ciudades y universidades, los frailes y los conquistadores españoles asesinaban indígenas, quemaban códices y destruían templos, para convertir algunos en iglesias, con el afan de destruir para siempre cualquier vestigio de unas creencias paganas que a ellos se le antojaban como propias del demonio porque incluían los sacrificios humanos.

¿Lo menos peligroso, pues, es ser ateo? Tampoco. Ser ateo puede derivar en otras formas de atropello similares a las practicadas por los creyentes. Al fin y al cabo, afirmar que Dios no existe, entraña una certeza tan temeraria como la de quienes opinan lo contrario.

Los marxistas -leninistas, convencidos de que "la religión es el opio del pueblo" -una frase de Karl Marx-, han perseguido a los cristianos en Rusia y Europa, mientras los chinos y camboyanos han agregado a los budistas en sus listas de víctimas.

En los Estados ateos, miles de templos han sido destruídos o confiscados y dedicados a otros menesteres.  Enver Hoxa, en Albania, convirtió la negación de la existencia de Dios en dogma nacional y hasta creó un Museo del Ateísmo por el que desfilaban los estudiantes para aprender a odiar a los creyentes, ya fueran mahometanos  (la mayor parte) o cristianos. Las mezquitas e iglesias se convirtieron en recintos laicos.

En Cuba, más de 200 escuelas católicas y protestantes fueron expropiadas y decenas de sacerdotes tuvieron que exiliarse. Para agregar sal a la herida, el centro de detención más despiadado y siniestro de la policía política comunista llamada "Villa Marista" fue antes una escuela católica de la orden de los HH Maristas. Como me dijo un exprisionero que había perdido en esa cárcel los dientes, el cabello y la fe religiosa: "Ahí antes te salvaban el alma; ahora te la parten".
Admitámoslo, solo la incertidumbre nos hace flexibles y aceptantes. Quien no duda es un ser muy peligroso. Puede matar sin que le tiemble el pulso. Como los yihadistas.

Este artículo fue publicado se ha tomado de Cubanet.

domingo, 27 de mayo de 2012

Los mayas y el fin del mundo

Las pinturas de Xultun

Un equipo de arqueólogos norteamericanos ha descubierto en Xultun, una gran ciudad escondida en la selva de Peten, en Guatemala, el calendario maya más antiguo conocido hasta ahora y que antecede en muchos siglos a famosos códices escritos en papel de corteza -procedentes también de los maya- y que dieron pie a la interpretación popular de que el mundo llegaría a su final en diciembre del 2012.




Las pinturas son únicas al constituirse en el primer hallazgo de arte maya en los muros intactos de una casa, en este caso, la de un escribano, y no en un templo o sitial ceremonial.




Los mayas representan el máximo exponente de las civilizaciones de Centroamérica. Su territorio se extendió entre los territorios actuales del itsmo de Tehuantepec y Nicaragua. Fueron una raza intelectual suprema, que superó en mucho a la más antigua de los nahuas, de Méjico. Sus artes y sus industrias eran una invención propia. En las leyendas semihistóricas se les conoce como el Gran Reino de la Gran Serpiente o Xibalba.




Esta es una palabra que se deriva de una raíz asociada con temer y de la que procede también el nombre de fantasma. Los habitantes de Xibalba no eran dioses ni demonios, según las crónicas nativas reunidas en el Popol Vuh. Los invasores maya-quiché habrían encontrado a unos pobladores en cuevas en las laderas montañosas guatemaltecas y los asociaron al mundo de las sombras y la oscuridad.




Las pinturas de Xultun resultan únicas. En una se recrea una formación de hombres con uniformes negros. Los glifos que los acompañan resultan cálculos de ciclos: el ceremonial de 260 días, el solar de 365, el del planeta Venus de 584 días y el de Marte, de 780 días.




Las tablas, que pretenden armonizar los eventos celestes y los rituales sagrados, se extienden hasta unos 7.000 años y son cíclicas. Los investigadores consideran que esta predicción tan larga pone fin a la creencia popular de que el fin del mundo ocurrirá en 2012.




El sorprendente hallazgo, dado a conocer en la revista Science, define a Xultun como un territorio de 12 kilómetros cuadrados en el que decenas de miles de personas vivieron alguna vez. Data del siglo I antes de la era cristiana y aparece como una próspera sociedad hasta finales del período clásico maya, fijado por el último monumento conocido de esa cultura  del año 890 de nuestra era.




Una expedición financiada por la National Geographic Society en 2010 descubrió el sitio de Xultun y, con éste, la vivienda del escriba, oculta por la vegetación a un metro bajo la superficie.




Conocer la historia remota de los mayas supone un ejercio basado en la tradición y restos arquitectónicos y en época mas cercana con los escritos de los españoles llegados a esa tierra, escasos y menos profusos que los que tratan las culturas de Méjico. Las ruinas de Palenque, Piedras Negras y Ocosingo, en las faldas de las escarpadas cordilleras de la actual Chiapas, nos llevan a un mundo de opulenta imaginación y concepción grandiosa, solo posibles en las culturas muy avanzadas.




El Popol Vuh nos abre los ojos a una amplia colección de tradiciones, intimamente relacionadas con las leyendas y acontecimientos remotos de los mayas. No puede ser utilizado como libro de historia, pero nadie tiene duda de que una base de realismo subyace en este impresionante documento de cuatro libros.




El Popol Vuh, de cuya existencia comenzó a hablarse en el siglo XIX, fue buscado infructuosamente durante generaciones por percibirse como una maravillosa recopilación de leyendas a partir de su utilización por un tal Félix Cabrera. Podía hallarse en cualquier sitio de Guatemala, enterrado, pero los trámites para sacarlo de su oscuridad resultaron a veces interminables. El médico austríaco C. Scherzer decidió probar suerte y viajó al país centroamericano. Tras una ardua búsqueda lo encontró en 1854.




Se trata de los escritos originales en quiché del monje Francisco Jiménez, que tuvo la precaución de traducirlos al español en el siglo XVII. El perdido manuscrito había dormido el sueño del tiempo en la Universidad de San Carlos, no sin antes haberse puesto a buen recaudo por el clérico en el convento de Chichicastenango.




Es en este interesante documento donde hallamos la historia de la Creación, según los mayas. Hay todo un universo mitológico de considerable antigüedad como cabría esperar de una reunión de creencias. Son tales los movimientos y conflictos, que parece poco menos que difícil a los investigadores discernir entre epopeya e historia, entre lo real y lo fabuloso.




Dentro de la vivienda del escriba, los glifos son pequeños, rojos y negros, arriba y abajo por toda la pared; barras y puntos en vertical de números. "No es un templo ni un monumento. Por primera vez, tenemos ante nuestros ojos, los registros reales en poder de un escribano", confesó al periódico ABC el profesor de arqueología William Saturno, de la Universidad de Boston, y miembro de la expedición.




"Es como ver un episodio de la serie televisiva Big Bang Theory. Los mayas usaban las paredes como pizarrón para escribir sus problemas matemáticos", ha señalado la misma fuente, que cree que los escribanos y astrónomos de la época copiaron los datos de algún otro libro, del que aún no se tiene noticias.




En el sistema aritmético maya -como en el nuestro-, lo que da valor es la posición del signo. Las figuras se colocan en línea vertical y una de ellas se utiliza como multiplicador decimal. Es una creación que admite el cálculo hasta millones y resulta de los métodos más seguros de la cultura maya.




La mitología maya se base en el calendario, idéntico al de los mejicanos en su significado astronómico y en su duración. El año ritual de veinte semanas de trece días se divide en cuatro cuartos, cada uno bajo los auspicios de una habitación celestial diferente y cada semana bajo la supervisión de un determinado dios.




El sol es el gran regente en esta religión y las leyendas que dan fe del nacimiento del pueblo maya son todas solares. Al igual que el astro nace en el este, los dioses tienen un origen oriental. Las diversas tribus adoraban divinidades diferentes, pero todas eran formas de una misma llamada Hunakbu, invisible y suprema, pero con la relativa importancia que puede tener para otras religiones el padre de los cielos.




El muro norte de la casa del escriba maya muestra a un rey sedente, adornado con plumas azules. La imagen de otro hombre aparece en un vibrante color naranja. Los glifos cercanos a esta figura lo identifican como el hermano más joven de Obsidian, por lo que Saturno interpreta que debe tratarse del hijo o del hermano menor del rey y posible residente de esa vivienda.




En la pared oeste, otras tres misteriosas figuras masculinas aparecen pintadas de negro, con taparrabos blancos, medallones alrededor de sus cuellos y tocados con una pluma, algo que, según los investigadores, ha resultado toda una novedad. Una, muy musculada, se la identifica como el hermano mayor de Obsidian.




Los importante del hallazgo en Xultun son los calendarios y los cálculos que, en vez de en códices, como se haría cientos de años después, aparecen en paredes. El muro oriental se halla dominado por números, incluidas las columnas de conteo y calendario. Algunas siguen las fases lunares, otras intentan conciliar los períodos con el calendario solar para, según relató Saturno al ABC, predecir eclipses.




Notas aparecidas junto a los cálculos se las considera correcciones por los investigadores, quienes recuerdan el amplio conocimiento astronómico de los mayas, utilizado para planificar la vida diaria de la población, para fijar fechas como la coronación del rey o el inicio de una guerra.




Los principales manuscritos mayas, que han superado la prueba del tiempo, son los códices de las bibliotecas de Dresden, Paris y Madrid. El de Francia se conoce como Perezianus; el aleman se le había considerado durante mucho tiempo de origen azteca; y el españil lleva el nombre de Troano, por sus propietarios, Tro y Ortolano. Aunque relacionados con esa cultura centroamericana, no han podido ser descifrados con exactitud.




La piedra Rosetta, que sirvió para descifrar el sistema jeroglífico de los antiguos egipcios, porque llevaba la misma inscripción jeroglífica en griego y demótico, no tiene un igual en Centroamérica. Puede acercarse algo la tabla de la cruz, que contiene una idea general del sistema de escritura de la zona, pero ésta cambia en la mayoría de los manuscritos e inscripciones a pesar de tener una fuente común.




Lo más importante del hallazgo de Xultun se encuentra en el muro norte, donde ´cuatro números de amplia longitud representan a un tercio de millon de días de ciclos solares considerados importantes por los mayas. Son los de Marte, Venus y los eclipses lunares. Las fechas se extienden al futuro en 7.000 años así que probablemente seguiremos existiendo después del 2012.




En las consideraciones de Saturno al ABC, ha recordado que en los mayas todo era cíclico, aunque apuesta porque cuando llegue diciembre del 2012 y no se acabe el mundo, los catastrofistas volverán a poner en marcha el cuentakilometros y darán otra fecha.



Si nos atenemos al Popol Vuh, los dioses nunca quisieron que los hombres les superaran y por eso se crearon solo cuatro criaturas desde una pasta de maíz amarillo y blanco. Les llamaron Balam-Quitze (tigre de sonrisa dulce), Balam-Agab (tigre nocturno); Iqi-Balam (tigre lunar) y Mahacutah (el nombre distinguido).




A pesar de haber creado una raza tan pobre, los hombres fueron capaces, según la leyenda maya, de generar nuevos pueblos. Las divinidades estaban siempre temerosas de su inteligencia y así, el dios Hurakan, que les había dado la vida, les echó un aliento de nube para que no pudieran ampliar sus horizontes y les condenó a ver solo una parte de la tierra, sumiéndolos en la más profunda oscuridad. Para que se la pasaran mejor, los dioses optaron por darle a los "tigres" cuatro esposas, pero esto ya sería otra historia.

jueves, 12 de enero de 2012

Mel Gibson: a propósito del divorcio más caro de Hollywood.




 Por Mirta Balea

No solo la carne es débil, sino también el espíritu. Sobre todo si haciendo dieta te ponen delante un pastel de chocolate. Algunos detractores, consideran que esto fue lo que le ocurrió al actor, director y productor australiano-estadounidense Mel Gibson, cuando tras pasar más de un cuarto de siglo casado y aportar al mundo siete hijos, se topó con Oksana Grigorieva, una rusa explosiva y muy joven.

Sus fans prefieren en cambio pensar que Grigorieva no tuvo nada que ver con la propuesta de divorcio que en su día le hizo a Gibson su esposa Robyn Moore, una enfermera con la que contrajo matrimonio en 1980. Ella logró que los jueces de California dividieran a partes iguales los bienes conyugales, calculados en mil millones de dólares.

La carrera de Gibson ha ido cuesta abajo desde el 2006, año en que fue detenido en la costa norteamericana del Pacífico por conducir ebrio y lanzar comentarios anti-semitas y sexuales. Después de disculpó, pero, aún así, lo condenaron a tres años de libertad condicional, rehabilitación y 1.300 dólares.

Los que defienden el modo de ser del polémico actor y director de origen neoyorquino, aunque criado en Australia, dicen que es auténtico, lo que traducido se refiere a alguien que cree que hay que ser fiel a sí mismo y no autocensusarse. El célebre Mad Max, de la serie de películas australianas de los años 80, combatía desde entonces su adicción al alcohol, que superó cuando Hollywood le contrató para otra saga, Arma letal.

Su regreso a Estados Unidos, que abandonó por voluntad de su padre Hutton Gibson, debió suponer un cambio importante en sus espartanas costumbres, formadas en el seno de una familia profundamente católica, en el sentido más tradicional. Esa es la razón de que, en 2004, condenara la financiación estatal de las investigaciones sobre células madre y al año siguiente emitiera una declaración contra la eutanasia por el caso de Terri Schiavo.

Theresa Marie Schiavo, de Pennsylvania, captó el interés del actor, quien, durante un programa radial, aludió a la muerte de la mujer como "un asesinato con sanción estatal". Estando, como está, convencido de que Dios dicta su camino, omitió en su sacro-santo concepto de la vida, que Terri había sufrido un infarto cardíaco y, mientras esperaba el auxilio médico, fue víctima de una fuerte perdida de oxígeno y cayó en un estado de coma, del que salió finalmente, sin recuperar la conciencia ni mostrar signo alguno de función cortical mayor.

La muerte de Schiavo abrió el debate, siempre acalorado, sobre la eutanasia, la bioética, la tutela legal y otros temas similares. Una orden judicial había obligado a los médicos a desconectarla del aparato que la mantenía con vida.

Gibson es consecuente tanto, con su parte positiva como con la negativa. Healing The Children asegura que ha dado millones para ayudar a los niños necesitados del mundo y se dice que, durante el rodaje de Apocalypto, dirigida por él, donó dinero para construir casas para los pobres de las junglas mexicanas.

Cuando a los 35 años se convirtió en Arma Letal en taquilla y logró controlar su adicción al alcohol, una entrevista publicada en el diario español El País le colocó de nuevo en la picota pública por unas declaraciones homófobas. Explícitamente dijo que "el culo solo le servía para cagar".

El actor y director sabía quien era y lo que tenía que hacer y, lo más importante, cómo hacerlo. Se había hecho una composición de lugar sobre la vida y, aunque sus ideas no diferían de las de su padre, ahora parecía estar más seguro de ellas. Podía haber evitado esas declaraciones, pero le gustaba la idea de provocar.

La Asociación de Gays y Lesbianas contra la Difamación (GLAAD) saltó al ruedo para ponerlo en su sitio. Falló únicamente en que Gibson no se retractó. Así que la revista enfilada a ese sector social, Advocate, le proclamó el mariquita del año, lo que incrementó las iras del actor, que reiteró sus ideas sobre la homosexualidad y dijo que se "disculparía cuando el infierno se hiele".

MG quiso enterrar el hacha de guerra durante el rodaje de Conspiración, junto a Julia Roberts, invitó al plató a una representación de gays y lesbianas.

Cambió de registro con su primera comedia romántica ¿De qué hablan las mujeres? y rodó Cuando éramos soldados, dejando aparcado sus ganas de convertirse en Director.

The Washington Post lo catalogó en algún momento como un Republicano. Se llegó a decir que podrían presentarlo como presidente en las primarias del partido. Puede que toda esa leyenda urbana viniera de la revista Playboy, que en julio de 1995, publicó una entrevista en la que llamó "oportunista de bajo nivel" al demócrata presidente Bill Clinton. Argumentó que el mandatario y otros políticos habían recibido becas Rhodes, parte de un engaño para elevar a sus estudiosos y crear un "nuevo orden mundial".

El comentario tenía tanta enjundia como el del presidente Hugo Chávez hace pocas semanas al acusar a Estados Unidos de estar detrás del cáncer, que padecen varios mandatarios y políticos de América Latina, incluido él mismo.

En cambio, en 2006, criticó, al igual que otros artistas e intelectuales de Estados Unidos, al presidente republicano George Bush  por la guerra en Irak. Resulta difícil por esto encasillarlo en una preferencia política o ideológica, a falta de pronunciamientos concretos de su parte, aunque sí se le puede considerar un creyente católico a ultranza, de los que están convencidos que lo único necesario para que triunfe el Mal es que los buenos se abstengan de hacer algo.

Si la máxima no sucumbe al extremismo, casi la podemos adoptar todos. Porque la cuestión no radica en el mensaje, sino en cómo lo integra el individuo. La explicación mitológica de nuestro pasado se ha visto superada por la ciencia y los conocimientos al día de hoy. No puede decirse que Gibson esté del lado de los angeles, una forma norteamericana de para aceptar que alguien se halla por encima de los demás.
Fue nombrado, en 1995, Oficial de la Orden de Australia (honorario), en reconocimiento por su "servicio a la industria australiana de cine", un mérito muy local. Diez años antes, resultó proclamado el Hombre Vivo Más Sexy por la revista People, el primero en ser nominado en ese estatuto. La revista Time intentó algo similar en 2004, cuando lo escogió, junto a Michael Moore, como Hombre del Año.

Gibson, junto a su "Cristo", Jim Caviezel.
Su ola de popularidad se enmarca entre 1980-1990, cuando resultaba ser una de las estrellas mejor pagadas del cine. Como Director, tampoco le ha ido mal. Su ambicioso proyecto de narrar la historia del guerrero escoces William Wallace, en Braveheart, papel que protagonizó también, le catapultó en esa nueva fase de su vida profesional.

El argumentó le costó un nuevo desencuentro con Glaad, que cuestionó algunas escenas como cuando el amante del afeminado rey Eduardo II fue lanzado por una ventana. Los gays y lesbianas salieron a la calle con pancartas en las que se decía No Heart.

Su película más polémica con diferencia entre las que dirigido es La Pasión de Cristo, que resultó ser la más rentable y en la que tuvo ayuda para ésto de los sectores religiosos católicos. Con 127 minutos de duración, un presupuesto de 30 millones de dólares y una recaudación de casi 612 millones de dólares, recrea los últimos acontecimientos de la vida de Jesús, el Nazareno. Se rodó en latín, hebreo y arameo con subtitulos y ganó 17 premios y fue nominada a tres Oscars.

La Pasión de Cristo puede considerarse como una misión espiritual de Mel Gibson. "Hay señales. Señales de gracia, así se llaman. Son tan claras como una luz de un semáforo. ¡Bing! Quiero decir, simplemente te agarran y sabes que tienes que escuchar y seguirlas", declaró al The New Yorker.  Luego, en un pase privado, al que asistieron representantes del clero, dijo que el Espíritu Santo estaba haciendo la película  y que él solo "dirigía el tráfico".

Poco antes había confesado su pérdida o abandono de la fé y que las heridas de Cristo habían sanado las suyas. Las señales no parecían tan claras para el protagonista, Jim Caviezel, quien tuvo severos percances durante el rodaje, como dislocarse un hombro , hipotermia, le cayó un rayo y otras menudencias de ese tipo.

El inefable Hutton, padre de Mel, llegó a declarar que el Holocausto era un cuento chino y, además, lo argumentó, con pruebas tan enjundiosas como las esgrimidas por su hijo a propósito del "nuevo orden mundial", promovido por las becas Rhodes, o la creencia de Chávez de que el cáncer en América Latina lo reparte Estados Unidos a discreción entre los políticos de izquierda.

Hay que suponer que MG aprobó las palabras de su padre, porque luego declaró que su progenitor lo había inspirado e inculcado la fe y que "nunca" le había mentido. No hay más que ver la película para notar un explícito mensaje anti-semita. El Diablo, interpretado por Rosalinda Calentano, aparece muchas veces entre los judíos, un estereotipo propio de las antípodas del cristianismo y que aún hoy procura adeptos.

La escena más polémica es cuando Pilatos se lava las manos ante un grupo de judíos  y estos hacen lo que se llama la maldición de sangre, proclamando que la de Cristo caiga sobre ellos, algo que ha servido a los anti-semitas durante siglos para culparlos de la muerte de Jesús. Hay que decir que el Vaticano festejó las bondades del filme y hasta instó a los creyentes a no perdérselo.

Tuvieron lugar incidentes desagradables como en una iglesia en Colorado, donde se proclamó que a Cristo lo habían matado los judíos. Gibson, entretanto, se forró con su película, colocándose como el director que más dinero hbía obtenido de su genio en la historia de Hollywood.

Gibson se arriesgó mucho con una película como La Pasión..., por la que no apostaba nadie en Hollywood, y con otra, no menos controvertida, como Apocalypto, desgarrando la cultura maya, cuyos diálogos se hicieron en esta lengua pre-colombina, que aún se habla en regiones mejicanas. Hay que decir que los escritores en la esfera de los mitos mejicanos y peruanos son pocos, aunque resulta de interés real la historia medieval americana, que gravita en Méjico y Perú y sus imperios dorados, sus exclusivos ejemplos de civilización.

MG se había centrado en algo que los estudios más recientes sobre la cultura maya no parecen discutir: los sacrificios humanos. Ha evadido, sin embargo, referirse a lo que el cura Bartolomé de las Casas describió tan magistralmente, el asalto a las Américas por parte del conquistador español. Las horribles crueldades a que fueron sometidos los nativos por los que tenían hambre de oro y practicaron el desahucio de los templos en la conquista de un hemisferio aislado y contribuyeron al desencuentro de dos mundos.

Al director de Apocalypto le pareció mejor exponer los sacrificios rituales y lo hizo de manera magistral, hay que reconocerlo. Después de protagonizar y/o dirigir unas 50 películas, Mel Gibson se halla entre las personalidades más influyentes de Hollywood, a la que aún queda mucho por decir.

sábado, 15 de octubre de 2011

Las calaveras de cristal y el fin del mundo



Por Mirta Balea

Hay una corriente de pensamiento que considera los mitos y las prácticas religiosas de la América pre-colombina como unidad independiente del devenir en el resto del mundo, se concibe así el continente como un elemento aislado, en tanto que otros especialistas las ven como importadas por su parecido  con hábitos de Asia y otras regiones. Este último grupo tiene en cuenta el temprano interés de la gente por explorar los espacios marinos en busca de nuevas tierras ricas en minerales y piedras preciosas o simples plantas curativas.

Hablamos de una interacción física y no de que el pensamiento humano, como plantea la llamada ciencia noética,, tenga la capacidad de modificar la materia con la introducción de cambios desde la distancia a todos los niveles, incluido el subatómico.


El Instituto de Ciencias Noéticas de California o el laboratorio de Investigaciones de Anomalías en Ingeniería, de la Universidad de Princeton, afirman haberlo demostrado, pero me temo que aquí nos referiremos al legado de las culturas mesoamericanas para no meternos en las afirmaciones basadas en la noesis de que el dolor y el miedo unieron al mundo cuando cayeron en Nueva York las torres gemelas  como en una coalescencia de millones de mentes.

Todas las grandes civilizaciones pre-colombinas como la maya en mesoamérica, la peruana en sudamérica y la azteca en Méjico se desarrollaron dentro de la llamada época cristiana. Cuando tuvieron lugar las conquistas españolas, la sociedad mejicana se hallaba todavía en la Edad de Piedra y los metales se utilizaban únicamente con propósitos ornamentales o religiosos.

Esto ocurría también entre los budistas de la India, China y Japón y los antiguos galos. Todos ellos acumulaban los metales y las piedras preciosas y confeccionaban adornos para simbolizar influencia o mérito religioso.

La demanda creció en varios confines de la tierra en cuanto a oro, plata, piedras preciosas, jade, obsidiana y hubo hombres dispuestos a echarse al mar para conseguirlos provocando la interacción cultural. En la India, como en mesoamérica, se creía que el oro era una emanación de los dioses y simbolizaba fuego, luz e inmortalidad. Los egipcios lo consideraban la carne de los dioses, así que no hay que subestimar el empeño humano por conseguir más.


De la civilización maya proceden una mayoría de 13 calaveras de cristal repartidas por el mundo y no por efecto de aquella primera oleada de exploradores, sino por otra más tardía a principios del siglo XX.


El conocimiento es una herramienta y como toda herramienta su impacto está en manos de su usuario. Así que estos cráneos no solo resultan objeto de interés de los historiadores y antropólogos, sino de astrólogos,  de los que creen en el más allá y de ufólogos convencidos de que fuimos visitados por otras civilizaciones.


Quienes afirman que fueron confeccionadas por civilizaciones superiores a la nuestra, consideran a la vez que carecemos de capacidad para interpretar el mensaje que contienen. La más famosa de ellas, la Calavera Destino o Skull Doom, parece haber sido la primera y el resto son copias. Su modelo fue una mujer, al decir de expertos del British Museum o Museo Británico.

F. A. Mitchell-Hedges
La aceptación generalizada de una idea no es prueba de su validez. Ahí tenemos las miles de reproducciónes cristianas de Moisés con cuernos por un error en la traducción del libro del Exodo. El texto hebreo original decía que tenía un rostro del que emanaban rayos de luz y se tradujo oficialmente por la Iglesia Católica al latin desde la Biblia como que poseía una cabeza con cuernos.


La Calavera Destino fue encontrada por el aventurero F.A. Mitchell-Hedges en un asentamiento maya en lo que sería entonces la Honduras británica, hoy Belice, a principios del siglo pasado.

Se trata de cuarzo tallado en forma de cráneo humano, con cinco kilos de peso y 22 centímetros de diámetro y en cuya autenticidad se ha venido trabajando en los últimos 50 años con diversos resultados. Todo porque el carbono 14 no ha servido para la datación.

El laboratorio de Hewlett Packard en California, en 1970, examinó el objeto y confirmó  a la familia  Mitchell-Hedges que fue tallado en pura roca cristalina, sin utilizar herramientas metálicas, y el proceso de elaboración duró generación tras generación entre 150-300 años y en todo ese tiempo la estuvieron puliendo con arena.


Todo indica que fue trabajaba contra el eje natural del cristal, contrario a como lo habría realizado un escultor moderno en prevención de que se rompiera el cuarzo y a quien ni siquiera se le habría ocurrido utilizar el laser porque correría el mismo riesgo. Los mayas se atrevieron  y ni esta calavera ni las demás resultaron quebradas. Tanto a los prismas de la base como a las lentes pulidas a mano de los ojos se les dió un brillo intenso sin preocuparse de su consistencia y es que ahora sabemos que su dureza, en la escala de Mohs, es de siete entre diez.

El British Museum posee otra calavera que a pesar de las discrepancias de varios expertos ha datado entre el 1.300 y 1.400 de nuestra era en la zona azteca. Otras dos, pueden verse en el Museo Mankind, en Londres, y en el de Trocadero, en Paris, ambas encontradas por soldados en México en 1890 y talladas también en cuarzo. Una tercera, más pequeña y que podría haber servido para un cetro, se halla en el Museo del Hombre, en Paris.

Se tiene noticias de otra hallada en Guatemala en 1906, en manos de un coleccionista privado, y que estaría realizada en cuarzo ahumado y el cráneo presentaría una forma puntiaguda y una mandíbula prominente, más simiesca que humana.

La diferencia es que la Calavera Destino, considerada la primera, tiene la mandíbula articulada, un rasgo ausente en el resto de las conocidas, porque se dice que hay otras encontradas en Méjico repartidas por el mundo hasta un número total de trece. Los devotos aseguran que si se unen será para salvar de la Condenación a la humanidad, pero solo si no se cometen errores como sería ejecutar ese encuentro en un momento en que se podría desviar el eje de la Tierra.

La Calavera Destino estuvo en manos de Anna Mitchell-Hedges ( hija del aventurero que la descubrió) hasta su muerte en 2007. La legó a un amigo, Bill Homann, un hombre emprendedor que abrió una web y un entramado de eventos para vincular el objeto al fin de los días que, según una interpretación muy difundida, se habría fijado por los mayas para el 21 de diciembre del 2012.

El calendario de referencia se elaboró por una civilización muy avanzada entre el 250-900 de nuestra era. El imperio maya se extendía por lo que son hoy una mayoría de estados del sur de Méjico, Guatemala, Belice, El Salvador y parte de Honduras.

Los mayas contemplaban el tiempo con espiritualidad, como una cadena de acontecimientos, y acompañaban sus calendarios con usos prácticos relacionados con la sociedad y el trabajo. Uno de estos, el que ha dado lugar a esta creencia apocalíptica, fue alargado con posterioridad a su concepción inicial hasta abarcar 5126 años y ahí se paró. Al sacar las cuentas la fecha que apareció fue el 21 de diciembre del 2012.

Se han hecho muchas películas sobre las calaveras y su poder ancestral, como la más reciente de Indiana Jones en la que al unirse todos los cráneos de cristal resulta que van a parar a otra dimensión, ya que, según el guionista, son seres ultradimensionales, y se convierten en una sola entidad. Otros filmes se han dedicado al fin de los días, uno de ellos relacionado con este supuesto vaticinio maya y que, fíjate que imaginación, se tituló 2012.

El error de muchos fanáticos es confundir metáfora con realidad, como ocurre a quienes interpretan los libros sagrados al pie de la letra. La ciencia suele demostrar las falsedades o al menos hace que tales concepciones resulten explicadas de forma menos metafísica. Hace poco quedó demostrado que el universo tridimensional, tiene diez dimensiones no tres, que interactuan como cuerdas vibrantes tal si escucháramos la música de un violín.

Y es que todo lo que vemos o experimentamos está vinculado a una de esas dimensiones que la poderosa fuerza de gravedad ha ampliado en estructuras más complejas.

Podemos también atenernos a lo que piensan algunos escritores como Arthur C. Clarke, de que  toda tecnología, suficientemente avanzada, es indistinguible de la magia. Una expresión, la más popular, de sus conocidas "leyes" de su obra de ciencia-ficción en la que se conoce Odisea en el Espacio porque Stanley Kubrik utilizó el argumento para su obra homónima. El dueño de la idea fue contratado como guionista y con los años añadió a su curriculo la actividad de comentar los desplazamientos de los cohetes Apolo al espacio sideral.

Se puede enlazar con http://projectcamelot.org/crystal_skull.html