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sábado, 8 de febrero de 2014

Siria: Bashir el-Assad sigue en la brecha.




Por Mirta Balea

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha confirmado que- tras un acuerdo entre el régimen sirio y la oposición- ha comenzado la evacuación de civiles por Homs, una de las ciudades más castigadas por la aviación gubernamental y a la que han tenido impedido el acceso los mediadores humanitarios en el último año.

La ONU afirma además que la ayuda humanitaria a Siria está lista para su distribución en las zonas donde arrecian los combates. La embajada rusa en Damasco ha informado que habrá un alto al fuego de tres días para permitir que fluya la solidaridad internacional.

Las potencias del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido) más Alemania obtuvieron el compromiso de Damasco para la destrucción total de las armas químicas antes de junio del 2014, lo que parece poco probable por la lentitud mostrada hasta ahora en el cumplimiento del primer plazo fijado para el 5 de este mes.

El representante ruso ante la ONU, Vitali Churkin, atribuye el retraso en el proceso de demilitarización química a la situación de inseguridad de las zonas desde las que hay que trasladarlas y la falta de preparación logística para su transporte.

En la primera ronda de conversaciones en Ginebra en septiembre pasado entre la Coalición Nacional Siria (CNS), en nombre de la oposición, y representantes del régimen, se falló en poder sentar a las partes en la misma mesa.

Faltó el necesario cara a car en el desarrollo de las negociaciones, que tuvieron lugar en diferentes salas y un correveidile para llevar los mensajes.

La segunda fase comenzará este lunes y Damasco ha anunciado ya que está dispuesto a continuar, a pesar que Occidente ha dejado claro en la primera ronda en Ginebra que descarta que el presidente Bashir El Assad siga en el juego político en una nueva Siria.

Los representantes del régimen se han opuesto a esta tesis y a cualquier forma de "injerencia extranjera" y no parece que uno u otro esté dispuesto a desistir de sus metas.

Las revelaciones el pasado mes del diario británico The Guardian al publicar algunas fotos de un total de 11,000 personas torturadas y asesinadas por las tropas regulares sirias halladas en una fosa común, ha resultado una confirmación de que la permanencia en el poder de El-Assad resulta inaceptable.

Con la noticia de los miles de víctimas confirmadas, parece más que probable que el presidente sirio se enfrentaría en la posguerra a un juicio por crímenes contra la humanidad. Se impondría una investigación, no obstante, para una acusación formal.

El secretario de estado John Kerry dijo en ocasión de la publicación de las fotos que "no hay manera ni posibilidad de que un hombre que ha asesinado a su pueblo pueda volver a ser un gobernante legítimo".

El régimen sirio recibe apoyo logístico de Irán y de los terroristas de Hezbollah de Líbano y armas de Rusia, que aboga porque el conflicto quede "en manos sirias", fórmula con la que ha evitado una intervención internacional.

El-Assad ha sabido combinar el sistema de control gubernamental con la manipulación social y se ha drogado con el virus del poder. Hace más de dos años permitió la entrada de los yihadistas, lo que le ha servido para hacerlos pasar como parte de las fuerzas rebeldes y para presentarse a sí mismo como la única barrera para la entrada de Al Qaeda.

El presidente aspira a que le tomen por alguien respetable para mantenerse en el catálogo y así viene cabalgando, de ola en ola, desde que comenzaron las revueltas hace tres años, devenidas muy pronto en guerra civil.

Sus tésis sobre su papel como muro de contención del islamismo radical y de que estas fuerzas forman parte de la rebelión popular ha logrado confundir a la opinión pública y han persuadido a Estados Unidos a comprometer una ayuda en armas a los rebeldes del Ejército Sirio de Liberación, brazo armado de la CNS.

La República Islámica de Irak y Siria (ISIS en inglés) y el Frente Al Nusra, los dos principales grupos islamistas en armas y vinculados a Al Qaeda, ocupan partes del territorio sirio y comparten con los rebeldes el interés por derrocar a El-Assad ahora que se han hecho fuertes en sus posiciones.

Otros yihadistas, que también combaten contra el régimen, se agrupan en Ahrar al-Sham y cuentan con militantes de Al Qaeda. Los intereses de estos grupúsculos y del CNS son diferentes en cuanto al concepto de país que pretenden tras el final del conflicto. Los islamistas aspiran a un Estado teocrático.

La ONU retiró una invitación cursada con anterioridad a Irán para participar en la primera ronda de Ginebra cuando Arabia Saudita recordó que elementos de la Guardia Revolucionaria participan codo con codo en el conflicto del lado de las fuerzas regulares del régimen.

Muchos analistas creen que ha sido un error ignorar el peso de Irán en la guerra civil siria dada su actual política de "aflojar la mano" con Occidente. 

Esta opinión se sustenta en el acuerdo de compromiso para limitar el programa nuclear iraní concertado recientemente con las potencias occidentales y por el que goza de una moratoria de seis meses en las sanciones, además de que se le han devuelto los activos congelados por sus ventas de petróleo.

Puede que en esta segunda ronda en Ginebra las negociaciones sigan en mínimos como en la primera. El mayor escollo de la oposición al régimen es la fragmentación, que afecta directamente a su credibilidad. 

A la CNS la apoya Arabia Saudita, pero hay una segunda oposición, bajo las siglas de CNFROS, sostenida por Catar.

El conflicto de tres años se ha cobrado hasta hoy-según diversas fuentes fiables- unos 130 mil muertos y unos 9 millones de desplazados, de ellos más de dos millones son refugiados. En la primera parte de las conversaciones en Ginebra, ni siquiera se ha podido arrancar del régimen la promesa de parar las matanzas de civiles.

Estados Unidos, que se ha retirado de Afganistán e Irak, no intervendrá en Siria, donde en estos momentos hay un vacío de poder del que intentan aprovecharse los yihadistas.

El ejército regular no los combate, solo los rebeldes le oponen resistencia, pero en las regiones donde gobiernan ya han comenzado a prohibir la música y los anuncios con personas, las mujeres han sido forzadas a vestirse dejando solo al descubierto los ojos y no les está permitido escolarizarse. Esto presagia la posibilidad de una eventual división de Siria para algunos analistas.

Siria incumple los pasos para el desarme del mayor arsenal químico conocido del mundo conformado por 700 toneladas de mezclas y componentes. De momento se han retirado 20 toneladas, bastante menos de lo previsto para la primera fecha de compromiso este mes.

La Organización para la Prohibición de Armas Químicas ofreció en concurso público 20 millones de euros para gestionar 7,000 toneladas de estos residuos químicos. Hay 14 compañías en liza por llevarse el lote.

Las sustancias químicas se destruyen a bordo de un buque estadounidense en el Mar Mediterráneo. El almacenamiento previo se realiza en un puerto italiano en Calabria.

Rusia logró diferir el plazo, después del incumplimiento de Damasco, para el primero de marzo próximo.

La población es víctima diaria de descargas de barriles con explosivos desde helicópteros gubernamentales. En pleno diálogo en Ginebra, fueron asesinadas por ese método 2,100 personas, según organizaciones humanitarias.

El presidente norteamericano Barack Obama había marcado a Siria una línea roja en 2012 para impedirle utilizar armas químicas contra la población, a lo que Damasco hizo oídos sordos y llevó a cabo varias incursiones militares, una de ellas muy compleja en las cercanías de la capital con un saldo de mil 429 muertos.

Estados Unidos sacó la artillería y atacó objetivos militares sirios. Las acciones habrían continuado de no haber intervenido Rusia para llevar al régimen a un desarme químico. 

Los intereses geopolíticos en el tablero sirio han prevalecido hasta ahora a la necesidad de poner coto al horror que vive la población. Tenemos a Arabia Saudita vs. Irán; Arabia Saudita vs Catar; Estados Unidos vs. Irán; Rusia vs. Estados Unidos, a lo que hay que sumar las ancestrales luchas entre suníes y chiíes y entre moderados musulmanes y yihadistas.

Siria es un conflicto que no amenaza directamente los intereses de Estados Unidos ni los de otras potencias occidentales y esto ha condicionado el desinterés por su rápida solución, en especial de la Casa Blanca, porque Reino Unido y Francia estaban dispuestos a intervenir.

Aparte de hacernos fruncir el ceño y sin que saquemos conclusiones precipitadas, hay una pregunta importante: ¿cómo se las han arreglado las autoridades mundiales para verse en la situación de perder una y otra vez la oportunidad de poner fin a esta guerra civil?

Si hacemos una lista de los países a favor o en contra de El-Assad, observaremos que los primeros lo defienden a capa y espada  y les importa un bledo si el resto del mundo ve con malos ojos esa actitud.

Siria es un espectáculo confuso y desolador y el triunfo de unos sobre otros es visto por las potencias occidentales como un mero cambio de reglas del estira y encoje del actual régimen.

Esta es una guerra ciento por ciento masculina, cargada de tetosterona y con disposición a derrocharla. La violencia endémica contradice los principios de justicia y libertad y los convierte en males incurables.

Cuando un estado monopoliza esa violencia para sus fines, frente a una sociedad exacerbada y dispuesta a todo  para cambiar el orden de las cosas, el gobierno se inclina  por una respuesta ciegamente represiva.

La idea de una conspiración internacional para hacer caer El-Assad, se ha visto refrendada por Rusia, para justificar su apoyo político y diplomático y en armas a Damasco. 

El-Assad, ante la ausencia de respuesta firme de la comunidad internacional a las matanzas de civiles, se siente legitimado y desarrolla una estrategia de posicionamiento de marca frente a su principal enemigo: el CNS.

Los verdaderos contornos de la guerra civil siria terminarán por desdibujarse. Occidente tiene el conocimiento, pero intenta olvidarlo, por eso, con la mediación de Rusia, ha logrado pactar el desarme químico, que es lo que en realidad le interesaba a Obama cuando lanzó su línea roja.

Una acción políticamente aceptable para Moscú, pero no tanto para El-Assad, cuya permanencia se basa en la fuerza y siente que le han despojado de una de sus garras. Su autoritarismo ha resultado ser la amenaza principal para cualquier diálogo de paz.

Lo que resulta evidente es que Occidente no dicta la agenda política. Se limita a adaptarse a las circunstancias, lo que ha dado la razón al primer ministro Benjamin Netanyahu de que lo alcanzado no es más que una cortina de humo para que el régimen gane tiempo.

El hallazgo de once mil cadáveres con signos de tortura da la perspectiva del tipo de régimen a que se enfrenta la población. 

Tal como esos cuerpos no volverán a su estado original; tal como El-Assad ha logrado solapar sus metas en Ginebra; tal como Rusia ha obtenido implícitamente el control de la situación, se necesitará un ritual de reconocimiento que empiece con la pregunta ¿quo vadis? a la que debe responder la sociedad internacional.

Enlazar http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2013/09/estados-unidos-una-salida-para-

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