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viernes, 21 de febrero de 2014

Ucrania: el presidente Yanukovic cede ante la oleada de manifestaciones contra su gobierno




Por Mirta Balea

El presidente Viktor Yanukovic ha sacado bandera blanca a la oposición tras firmar con sus tres principales líderes un acuerdo para detener una crisis que se ha cobrado casi un centenar de muertos en tres meses de manifestaciones políticas en Ucrania.

A pesar del pacto, alcanzado hoy después de la más cruenta semana de lucha campal entre civiles y fuerzas militares gubernamentales, que semejaba las de persas y espartanos, comprende el regreso a la Constitución del 2004 por la que el parlamento y no el presidente, tiene el derecho de escoger al gobierno.

Esta es una de las principales reivindicaciones de los líderes opositores, con representación en la cámara, pero no la más importante en principio para la sociedad, que tras estos meses de luchas exige la salida de Yanukovic como requisito indispensable para que la paz regrese al país.

El gobierno que encabeza ha sido incompetente y corrupto e incapaz de lidiar con la bancarrota económica. Ucrania presenta una moneda devaluada, las reservas de divisas agotadas, impedida de pagar las deudas contraídas con otros países -calculadas en 9 mil millones de euros- y que pide a gritos un rescate. 

Una muestra de que los manifestantes no las tienen todas consigo a pesar del acuerdo es que, con la retirada del ejército hoy, han ampliado su espacio en la plaza de la Independencia, colocando más barricadas a la espera de la dimisión del presidente.

Los aspectos destacados del acuerdo -obrado por la la mediación de representantes de la Unión Europea (UE) y Rusia- prevé la instalación en 10 días de un gobierno de transición y un referendo para una nueva constitución, con septiembre próximo como fecha tentativa.

Nadie cree que Yanukovic sea el más indicado para realizar nuevas elecciones a fines de este año. Su credibilidad es inexistente y su falta de escrúpulos notoria tras la batida que dieron sus francotiradores, hace apenas dos días, y que señala, sin dudas, su punto de no retorno.

La violencia se cobró 75 vidas en ese corto lapso de tiempo, por lo que muchos de los manifestantes reclaman que el presidente comparezca ante la justicia por tales crímenes.

Los videos, fotografías y testimonios de las víctimas y periodistas in situ dan buen cuenta de que los francotiradores, apostados en las azoteas de varios edificios, dispararon sin miramientos e indiscriminadamente a la multitud.

Los manifestantes se han defendido hasta ahora fabricando cócteles molotov, con adoquines, y en algunos casos portando rifles con mira, pero, aún así, han sido presa fácil de los militares sobre los que el presidente norteamericano Barack Obama dijo que había que retirar de las calles de inmediato.

Como era de esperar, Moscú culpa a Europa y a Estados Unidos de la situación en Ucrania y las advertencias de Obama lograron elevar hace unos días las tensiones trilaterales.

Yanukovic decidió darse a sí mismo poderes dictatoriales y después desistió de algunos; anunció una tregua y luego la rompió; dice que respeta la ley, pero en estos días se ha visto como el ejército ha dado caza a los manifestantes y a los periodistas, que cubrían la noticia, provocando centenares de víctimas.

La oposición tiene tres cabezas visibles de políticos, pero nadie sabe si estos podrán controlar el movimiento de protesta, con o sin acuerdo, por esos los ministros no han salido todavía de Kiev.

Un manifestante declaró a la televisión española que se desconfía de los políticos de ambos bandos y muchos reclaman que el acuerdo alcanzado sea aprobado en la plaza de la Independencia.

Los factores diplomáticos parecen haber amansado una revuelta con trazas de guerra civil, que hubiese puesto en peligro la propia supervivencia del país, porque los extremismos y los nacionalismo hacen ola en estos momentos.

Alemania presionó a los ministros del exterior de la UE, reunidos en Bruselas este jueves, para limitar las sanciones que querrían imponer al presidente de Ucrania, mientras en Kiev se "cocinaba" el acuerdo.

En esas conversaciones, participaron los ministros del exterior de Francia, Laurent Fabius; de Polonia, Radoslaw Sikorski, y de Alemania, Frank-Walter Steinmeier. Estos delegado habían sido rechazados antes por Yanukovic, pero la situación la salvó el enviado de Moscú, Sergei Lavrov.

Las sanciones aprobadas son el embargo de la venta de material antidisturbios al gobierno de Kiev y congelación de activos y negativa de visado a cierto números de dirigentes ucranianos, cuya lista no ha sido aún confeccionada.

La canciller Angela Merkel ha intentado por todos los medios mantenerse en contacto con Moscú, para no poner en peligro el flujo comercial entre la UE y Rusia, del que se beneficia especialmente su país.

El intercambio gira alrededor de los 335 mil millones de euros anuales. De este depende, la energía de varios países comunitarios.


Ucrania significa frontera, un nombre muy adecuado a la bipolaridad del país, marcado por una zona en el Este de los eslavos forjadores de la propia Rusia y favorables a continuar bajo la esfera de influencia de ese país, y otra, en el Oeste, donde se ubican los herederos de los imperios antes dueños del territorio, el polaco-lituano y el austro-húngaro y, en contraposición, pro-occidentales y europeístas.

El presidente ruso Vladimir Putin autorizó otorgarle a Ucrania un crédito de 15 mil millones de euros y redujo el precio del gas, lo que inclinó la balanza de las decisiones de Kiev a su favor y en contra del acuerdo de liberalización del comercio con la UE.

Ucrania - no debe olvidarse- surgió como República en 1991, integrada por sus diferentes regiones. Antes de esta fecha, hubo un proyecto de Estado cosaco, que no prosperó, hasta que la revolución bolchevique de 1917 dio un vuelco al mapa Europeo.

Se crearon 15 repúblicas bajo la sombrilla de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), una de las cuales era Ucrania, que, junto a Bielorrusia, figuraban como las únicas del área bolchevique con representación en la ONU.

Se puede decir que Ucrania se consolidó como una unidad administrativa en 1918, hasta que la URSS pasó a mejor vida y el territorio se convirtió en República en 1991.

La UE aprovechó la caída del "telón de acero" para poner en marcha en 2009 un programa encaminado a estrechar vínculos con Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Georgia, Armenia y Azerbajan, todas ex-repúblicas soviéticas, con acuerdos bilaterales -como el que se disponía a firmar Kiev-.

A Moscú no le ha gustado este acercamiento de los occidentales a su antiguo patio estratégico y la forma en que se ha aplicado esta política de aproximación ha realizado ha sido el mayor error de cálculo de la UE.

Los de Bruselas desestimaron hasta dónde podrían ofenderse los rusos, deseosos de volver a su estatus colonial anterior. Tampoco tuvieron en cuenta que este vecino es el principal socio comercial de Ucrania, con lo que, de momento, dispone de una importante baza para presionar sobre cualquier tema.

La sociedad ucraniana había interpretado que un tratado de libre comercio con la UE le allanaría el camino a engrosar las filas del Club de los 28 y Rusia vio en esto un riesgo a su política de acercamiento de fronteras con las antiguas repúblicas soviéticas. El presidente no pactó con Bruselas y estallaron las protestas.

Con el acuerdo de hoy no se sabe si se pondrán en marcha las sanciones, cuyo objetivo era presionar al presidente a dialogar con la oposición sobre el futuro del país.

El panorama ideal sería un nuevo gobierno con una nueva constitución -como parece haberse pactado- y que Ucrania sea libre de firmar el pacto de libre comercio con la UE -si es beneficioso para ambas partes- y cierre otros acuerdos con Rusia.                                                                                                                                                                    

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