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martes, 25 de febrero de 2014

Israel: Merkel en Jerusalem




Por Mirta Balea


Alemania apoya a Israel en las tesis abanderadas por el primer ministro Benjamin Netanyahu como marco para las negociaciones de paz con los palestinos: que se reconozca la existencia del Estado judío y que el pueblo hebreo se sienta seguro dentro de sus fronteras.

Así lo ha reiterado la canciller Angela Merkel, que junto a los 15 ministros federales de su gabinete, realizó una visita de 24 horas, finalizada este martes, para firmar varios acuerdos, como refuerzo de otros anteriores, y preparar los festejos por los 50 años de relaciones diplomáticas a celebrarse en 2015.

La última visita de Merkel a Jerusalén tuvo lugar en diciembre del 2012, apenas un mes después de que la Asamblea General de las Naciones Unidas otorgara el estatuto de estado no miembro observador a la Autoridad Nacional Palestina.

Cuatro años antes, la canciller lanzado su famosa frase ante el Parlamento (Knesset) de que la seguridad de Israel era parte de la "razón de Estado" de Alemania.

Antes de resultar re-elegida para su tercer mandato, hizo otra declaración en consonancia con la del 2008 cuando puntualizó que esa frase significaba que Alemania nunca sería neutral y que Israel podía contar con su apoyo en caso de que fuera necesario preservar su seguridad.

"Esa es la razón de que consideremos esta política como parte del ethos nacional, nuestra "razón de Estado", concluyó.

Las relaciones bilaterales se consideran muy especiales por ambos gobiernos. La visita de la canciller, acompañada por todo el gabinete federal, ha resultado la más larga en las conversaciones gobierno a gobierno de Israel con cualquier otro país.

La piedra en el zapato, lo que ha oscurecido estas relaciones en los diez años de poder de Merkel, es el tema de los asentamientos judíos en la margen occidental del río Jordán, considerado parte de un futuro estado Palestino por la mayoría de la comunidad internacional.

La canciller, a pesar de su público apoyo a Netanyahu, ha dejado claro en esta visita que Berlin considera como la solución necesaria a la integridad territorial israelí la creación en paralelo de un estado palestino como parte de un acuerdo entre las partes.

Vemos el problema de los asentamientos con gran preocupación, -dijo- pero creemos que los problemas quedarán superados cuando se ponga en marcha la fórmula de los dos Estados mediante un acuerdo entre Israel y los palestinos.

Todo no huele a rosas en la relación entre Berlín y Jerusalén, que ha conocido mejores momentos, como se ha encargado la prensa israelí de recordar en los días previos a la visita.

A pesar del clima de cordialidad mantenido durante la conferencia de prensa y de la visita en general, en los últimos tiempos han habido diversos momentos de tensión.

Uno de esos momentos tuvo lugar cuando Netanyahu reveló a la prensa el contenido de una conversación privada con Merkel. A partir de entonces, los medios de comunicación alemanes han venido apuntando que la canciller no se fía del primer ministro.

Fuentes de la cancillería alemana han dicho de manera oficiosa que no se explican cómo los palestinos han accedido otra vez a sentarse con los israelíes porque -en su opinión- Netanyahu nunca aceptará la creación de un Estado palestino.

La desconfianza se revela mutua, porque el gobierno israelí ha considerado una traición (basándose en ciertas promesas) que Berlín se abstuviera en la votación de la ONU para conceder a la Autoridad Nacional Palestina el estatuto de miembro observador.

La oposición de Alemania ( y de una gran mayoría de países) a la continuada política de asentamientos judíos tiene un amplio pedigrí y ha dado origen, muy recientemente, a que la Unión Europea (UE) impulsara un boicot a las mercancías provenientes de esas colonias.

Merkel dijo a la prensa en Jerusalén que desaprueba el boicot por considerar que no ayudará a la paz. Estas sanciones- señaló-  contra la única verdadera democracia en Oriente Medio, son inmorales, incorrectas e improductivas y solo fortalecen la intransigencia palestina.

Durante una reunión en Jerusalén,  previa a la visita, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Avigdor Liberman, había expuesto, sin embargo, su malestar a su colega Franz-Walter Steinmeier por el doble rasero de Berlin, que se esconde tras las posiciones de la UE para evitar presentar sus propios puntos de vista y que tal actitud no se corresponde con la calidad de las relaciones bilaterales.

El primer ministro israelí aprovechó para reiterar sus demandas claves sobre el proceso de paz: un Estado palestino desmilitarizado, el reconocimiento de Israel como nación, país y Estado, porque "de otra manera la reconciliación sería imposible" y la necesidad de acuerdos cerrados de seguridad, "porque sin seguridad para Israel, no hay paz", puntualizó.

La prensa israelí publicó el domingo una carta a Netanyahu de 21 parlamentarios de los partidos Likud, Yisrael Beytenu y Hogar Judío reiterando que NO aceptaran ningún acuerdo que impida a los judíos seguir con los asentamientos en la margen occidental del río Jordan.

La carta tuvo como detonante las informaciones procedentes de Estados Unidos de que la Casa Blanca se disponía a exigir a Israel el congelamiento de la construcción de colonias  en caso de que firmara un acuerdo NO vinculante con la Autoridad Nacional Palestina en las actuales conversaciones para poder proseguirlas.

El ministro de Justicia, Tzipi Livni, quien encabeza la delegación israelí a las conversaciones de paz, escribió en su página de Facebook que las consecuencias de seguridad, políticas y económicas de tal exigencia las pagará todo el pueblo judío.

Netanyahu usó la conferencia de prensa con Merkel para impulsar su posición de impedir que el régimen iraní aumente su capacidad nuclear, una advertencia que NO se han tomado muy en serio las potencias participantes en Viena de un primer acuerdo en noviembre pasado.

Son los cinco países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, Reino Unido, Estados Unidos, Francia, China y Rusia, además de Alemania. El llamado Grupo 5+1.

Es un error -repitió por enésima vez- que se le permita a Irán enriquecer uranio y en esto -dijo por primera vez- están de acuerdo otros países de Oriente Medio, lo digan o no públicamente.

Luego ironizó que pocas veces coinciden en algo israelíes y árabes, que son todos los que rodean al Estado judío. 

Las potencias que negocian con Irán se inclinan a aceptar un nivel bajo de enriquecimiento de uranio y no pretenden que se destruyan las centrifugadoras en activas en la actualidad porque estiman que esto es mejor que si Teherán se empeña en seguir enriqueciendo el producto hasta conseguir convertirlo para la bomba y resuelve instalar nuevas centrifugadoras.

Irán ha reanudado sus encuentros en Viena con el G5+1 con vistas a un acuerdo más permanente sobre su programa nuclear, tras cumplirse el plazo suscrito para el provisional alcanzado en noviembre pasado.

Desde Teherán,el presidente Hassan Rouhani dijo hace tan solo una semana que Occidente no debería hacerse ilusiones de que su país no estaría dispuesto a utilizar la opción militar en caso de que fracase la vía diplomática.

Algunas autoridades iraníes han utilizado una retórica militar para hacer ver que siguen considerando a Israel como su principal enemigo.

La visita de Merkel a Jerusalén se ha calificado por ambas partes como muy positiva. Las dos cancillerías recalcan que hay muchos aspectos importantes de la relación bilateral, que no solo tienen que ver con la cooperación política, sino que hayan su expresión en acuerdos comerciales y proyectos de desarrollo conjuntos, y por ello cualquier diferencia puede ser desestimada o en todo caso es superable.

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