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martes, 24 de septiembre de 2013

Egipto: tribunal disuelve a los Hermanos Musulmanes

Seguidores de los HHMM



Por Mirta Balea


La disolución de los Hermanos Musulmanes (HHMM) en Egipto traerá consecuencias difíciles de prever dentro del paisaje político convulso de este país. El paso dado por la Justicia hace apenas un día -aunque arriesgado- intenta controlar la situación creada tras el derrocamiento manu militari del presidente Mohamed Musri hace tres meses.



Cuando los militares decidieron dar una fuerte sacudida al proceso democrático en ciernes tras la caída en 2011 de Hosni Moubarak, muchos expertos en política árabe vaticinaron que el ascenso del movimiento islamista, en las figuras de Musri y el Partido para la Libertad y la Justicia (PLJ), traería grandes desgracias sobre los cristianos egipcios ( coptos, armenios, ortodoxos griegos,  maronitas, latinistas, melquitas greco-católicos), como ya ha venido ocurriendo desde hace tiempo en Irak por orden de Al Qaeda.



Me permito recordar que casi dos tercios de los cristianos en Oriente Medio se localizan en Egipto y que los HHMM tienen El Corán como su única e indiscutible Constitución -y así quisieron implantarlo en el país antes del derrocamiento de Musri- y como jefe al Profeta Mahoma.



Frente a la sede de la organización, en el barrio cairota de Al Mugatam, murieron 9 personas y 90 resultaron heridas el 30 de junio por la violencia de fanáticos seguidores del guía espiritual de la Hermandad Mohamed Badia.



Luego la violencia tuvo su clímax el Día de la Ira, el pasado 16 de agosto, cuando los HHMM llamaron a la rebelión a toda costa para recolocar a Musri en su puesto dejando un saldo en la nación de 630 muertos y 4,000 heridos.



Un video, divulgado por Internet y grabado por un vecino de una localidad en Alejandría durante esos días, da cuenta de cómo un grupo de radicales detenía a varios coches y comprobaban la identidad de sus ocupantes. Un taxista cristiano fue sacado a la fuerza de su vehículo, torturado en plena calle, rodeado por cientos de fanáticos, y, finalmente, asesinado a cuchilladas.



En medio de la resaca por el Día de la Ira, el portavoz del Consejo de Ministros, Sharif Shauqi, informó, en rueda de prensa, que el Gobierno daría los pasos legales para disolver a la Hermandad.


Las protesta en las calles de millones de egipcios para exigir la salida de Musri y su gobierno hace apenas tres meses tuvieron su respuesta en el golpe militar del 3 de julio por el cual se le depuso de su cargo con la buena acogida de la ciudadanía.


El sentimiento popular que se percibe hasta el momento sigue estando del lado de los militares. Los HHMM, sin embargo, han demostrado antes, como ocurrió durante el levantamiento popular conocido como la primavera árabe, cuando se alzaron con el gobierno en las primeras elecciones democráticas, que pueden moldear a una población en su mayoría joven y desempleada e ignorante.


En las Madrasas (escuelas islámicas), los mullahs (líderes religiosos) animan y embrutecen a esos jóvenes, con el mismo guión seguido en otros países árabes, y les obligan a odiar a los cristianos al colocarles la etiqueta de amigos de Occidente.





La lucha en Oriente Medio transcurre dentro del sectarismo imperante entre sunitas y chiitas. Los primeros con la esperanza de basarse en un Egipto controlado por los HHMM y los segundos observando a Irán como la sede de su califato regional. El paso de disolver al movimiento radical islámico ha sido un corte de manga de parte de los militares egipcios a estos planes del islamismo más radical.



La Hermandad ha pretendido durante los meses de gobierno de Musri convertir a los cristianos en dhimmis, una categoría del Islam para definir a los carentes de derechos, susceptibles de ser eliminados.



El movimiento entró en una sequía política en Egipto en 1954 cuando el presidente, general Gamal Abdel Nasser, los lanzó de golpe a la clandestinidad.  No fue hasta la llegada de Moubarak (1981-2011) que alcanzaron un cierto estatus y obtuvieron en las penúltimas elecciones del régimen unos 98 escaños parlamentarios.


Con Musri, la Hermandad culminó su sueño dorado de hacerse con el Gobierno. Primero se inscribió como Organización No Gubernamental, cuando se dio carta abierta a todos los grupos para crear entidades de todo tipo y participar en las elecciones, y después pasó a registrar al PLJ, vencedor indiscutible en las parlamentarias y presidenciales del 2011.



El PLJ se sentó en las gradas parlamentarias e hizo piña con otros grupos de su mismo corte político para islamizar la Constitución egipcia, una de las más liberales de la región, como antes también la tunecina, y esto resultó la gota que colmó el vaso de la paciencia popular.



Se da por sentado que esta organización, nacida en Egipto en 1928, extendió su influencia a otros países árabes y ha inspirado desde entonces a todos los movimientos políticos radicales islamistas de Oriente Medio con el Corán como bandera.



El ministro egipcio de Solidaridad Social, Ahmed al Baradei,  explicó que la medida de disolver a los HMM es consecuencia de que expirara el plazo dado a la organización para responder a las acusaciones de que en su sede de El Cairo almacena armas y explosivos y que desde esta se disparó contra los cristianos. Los líderes fueron citados por los jueces, pero no comparecieron, según esta misma fuente.



La efectividad de la medida puede desde ya ponerse en duda porque esta organización ha pasado en la clandestinidad la mayor parte de su historia y conoce los entresijos legales para seguir operando en la sombra por medio de entidades caritativas y escuelas afiliadas al movimiento, consideran algunos analistas.


Desde la imposición del toque de queda por los militares a mediados de agosto y el endurecimiento de la represión contra los radicales, las manifestaciones del movimiento han venido perdiendo fuerza.


Un dato interesante han resultado ser las recientes declaraciones de uno de sus dirigentes en libertad quien publicó un artículo en la página web del PLJ en el que pedía perdón al pueblo egipcio por los errores cometidos durante el gobierno de Musri. Poco después, se conoció un comunicado que "reiteraba la posición oficial" y calificaba la disculpa de "opinión exclusivamente personal".


En el tablero de ajedrez de Oriente Medio, no se pueden perder de vista las conversaciones entre Israel y los palestinos, auspiciadas una vez más por Estados Unidos. La Administración de Barack Obama desea que el Islam tenga su igualdad de derechos, sin entender lo que hará con esos mismos derechos, ha dicho recientemente una polítologa árabe, que criticó al secretario de Estado, John Kerry, por dar esperanzas de que las actuales negociaciones llegaran a buen puerto esta vez.
 
 
 
En el tablero, aparece también el programa nuclear iraní, que todavía pende como una espada de Damocles sobre la región y el mundo. El presupuesto en negro de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos ha desvelado recientemente que las técnicas y tecnología de vigilancia modernas han permitido a los analistas ubicar determinados sitios en los que tiene lugar el desarrollo del programa nuclear, aun cuando no hayan sido detectados por imágenes vía satélite, el modo convencional de hacerlo hasta el momento.
 
 
 
Se ha especulado ampliamente sobre  que Estados Unidos e Israel estuvieron detrás del gusano Stuxnet que afectó los sistemas electrónicos que controlan el programa de enriquecimiento de uranio en Irán, retrasando los planes de Teherán.
 
 
 
Ahora que el nuevo gobierno iraní parece dar pasos para estrechar lazos con Estados Unidos y donde dijo Diego, ahora parece que dijo, digo, Israel podría preparar un ataque en solitario a 1,100 objetivos en suelo iraní a la espera de que Washington les respalde cuando venga la marabunta internacional de represalias contra Tel Aviv.
 
 
 
Fuentes del gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu apuntan a que el ataque forma parte de un calendario, por lo que es un hecho más que probable.

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