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domingo, 29 de septiembre de 2013

Iran: acercamientos sobre el tema nuclear

Rouhani ante la ONU



Por Mirta Balea


El fallecido presidente John F. Kennedy inauguró el 30 de agosto de 1963 una comunicación directa con la otrora Unión Soviética URSS) llamada desde entonces teléfono rojo. La razón: diez meses antes la humanidad se había visto abocada a una guerra durante la llamada crisis de los misiles en Cuba.


Tanto Kennedy como el líder máximo ruso Nikita Kruchov habían dependido demasiado en la toma de decisiones de diplomáticos, asesores y generales de gatillo fácil. Desde Cuba, Fidel Castro abogaba porque la URSS explotara la bomba para persuadir a Estados Unidos en sus exigencias de que se retiraran los misiles soviéticos de la isla, lo que finalmente ocurrió bajo una esperpéntica explosión de ira de parte del dictador cubano.


Desde entonces, el teléfono rojo se ha venido utilizando en ocasiones de las guerras árabe-israelíes de los Seis Días y  del Yom Kipur, la invasión soviética a Afganistán y las protestas sindicales de Solidaridad en Polonia.


Desconocemos si el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habrá utilizado de manera imprevista este viernes el recurso del teléfono rojo para comunicarse con su colega iraní Hassan Rouhani, pero lo que sí podemos asegurar es que el paso tenía por objetivo impedir que este último saliera de territorio estadounidense sin haberse comprometido al más alto nivel sobre sus declaradas intenciones de negociar el programa nuclear de Teherán.


Rouhani se viene presentando a sí mismo como todo lo contrario a su predecesor Mahmoud Ahmadinejad a quien venció en las urnas el pasado junio. Incluso con un gesto como reconocer los crímenes nazis contra el pueblo judío, lo que se conoce como Holocausto, y que con tanto denuedo se empeño en negar el anterior presidente iraní.


Calificarlo de moderado no sería lo mejor, puesto que estamos hablando de la segunda figura en importancia de un régimen teocrático basado en El Corán con todas las limitaciones inherentes a un sistema cerrado y ajeno a los perfiles democráticos de un país.


Tampoco sabemos si para sus acciones de diálogo iniciadas tácitamente durante su estancia la pasada semana en Nueva York, en ocasión de la 38 Asamblea de las Naciones Unidas, cuenta con la autoridad suficiente, teniendo en cuenta que existe un Consejo por encima de él, presidido por Ali Khameini.


Rouhani aseguró a los periodistas que sí contaba con el apoyo del máximo líder espiritual y político de Iran, pero cuando el pasado día 24 fue invitado a un breve encuentro con Obama declinó la oferta. No tenía nada en contra en principio-dijo-, pero "darse las manos" le resultado un asunto "de la mayor sensibilidad".


En los últimos años, sobre todo en la etapa de gobierno de Ahmadinejad, la Guardia Republicana- una fuerza especial de choque- ha crecido en influencia y como "halcones" en todo lo que concierne a la política exterior.


Sus integrantes han sido los principales beneficiarios de las sanciones impuestas a Iran por la comunidad internacional porque en este momento resultan la única vía para el comercio y el contrabando de productos básicos y medicinas.


Khameini ha cambiado en algo su postura desde la llegada de Rouhani -con un gran arraigo popular- al anunciar que la Guardia Republicana solo tiene como objetivo defender al país sin ocuparse de política.


Las sanciones van desde resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, de la Unión Europea, actas del Congreso de Estados Unidos y ordenes ejecutivas de Obama ante notarios.


Así que si lo que persigue Rouhani, que tiene que tener el visto bueno de Khameini, es un relajamiento de estas sanciones con un avance en las negociaciones nucleares, habrá que ver si Obama también cuenta con suficiente autoridad para lograrlo.


Durante la entrevista que sostendrá mañana lunes con el primer ministro Benjamin Netanyahu, este le dejará claro que lo que busca Irán con su nueva retórica es ganar tiempo para poder alcanzar un 5% en el enriquecimiento del uranio.



Entre mayo y septiembre de este año, según fuentes israelíes, Iran ha enriquecido 48,5 kilos de uranio hasta un 20%. El 90% de pureza es la cifra clave para el uso militar.


Ese consejo lo recibió también Obama de las filas republicanas en el Congreso. Algunos miembros de la Cámara han anticipado que no habrá acuerdo si Iran no desmantela una gran parte de su arsenal nuclear y se transforma en democracia liberal, lo que está muy lejos de las pretensiones en esta etapa de los ayatollahs.


Netanyahu y Obama





Rouhani fue el principal negociador iraní entre 2003-2005 cuando se discutió sobre el tema y ahora se remite a lo que Irán prometió entonces: la aceptación de protocolos adicionales intrusivos de la Agencia de Energía Atómica y la visita de inspectores internacionales para descartar que las dimensiones del programa tengan un fin militar.


Ha dejado claro ante los periodistas que el régimen está dispuesto a pactar, pero insiste en el "inalienable" derecho de su país a un programa nuclear y no parece que hará concesiones en esta dirección.


Ha exigido también que Israel firme lo antes posible el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. El gobierno judío se abstendrá de dar ese paso prematuramente en tanto los países árabes a su alrededor insistan en borrarlo del mapa como se ha dicho desde Tel Aviv en innumerables ocasiones.


El ministro iraní de exteriores Javad Zarif sostuvo un encuentro en el marco de la ONU con el secretario norteamericano de Estado, John Kerry, y representantes de Francia, Reino Unido, China y Rusia (miembros del Consejo de Seguridad de la ONU con capacidad de veto) y Alemania. El llamado Grupo 5+1.


A falta de comunicado, Kerry dijo que las conversaciones habían transcurrido en un buen clima y se veían grandes posibilidades en el horizonte. Las reanudarán los días 15 y 16 de octubre en Ginebra.


Nada se dijo sobre las pretensiones de la comunidad internacional de que Iran reduzca a entre un 3-5% el enriquecimiento de uranio y el cierre de la central subterránea de Fordo.


Obama no podía dejar a Rouhani regresar a Teherán sin un gesto más personal de compromiso y se comunicó con él durante su camino al aeropuerto. Algunos han dado mucha importancia al gesto, situándolo en el "primer contacto" entre líderes de ambos países desde 1979.


Lo cierto es que desde que surgió la revolución islámica iraní en ese mismo año, cualquier contacto ha sido a bajo nivel y desde luego no ha involucrado a ninguna de las máximas autoridades de Iran y Estados Unidos.


Debería por lo tanto rebajarse la cuota del hito porque ese fue el año del derrocamiento del Sha Mohamed Reza Pahlevi y la conversación a la que se ha dado tanta importancia transcurrió entre un rey sin mando y el presidente norteamericano entonces Jimmy Carter.


Que Estados Unidos brindara asilo al que había sido su principal aliado y muro de contención del islamismo radical en Oriente Medio desencadenó la llamada crisis de los rehenes en la embajada de Teherán, que duró 444 días.


Los actos de Iran habrá que asumirlos con pronóstico reservado porque en la misma semana en que el discurso ante la ONU de Rouhani tenía lugar y se realizaba el encuentro de Zarif con el Grupo de los 5+1, hackers iraníes intentaban entrar en los informes clasificados de la Armada norteamericana, según The Wall Street Journal.


Rouhani dijo ante los periodistas que no desea ver en el tapete de las conversaciones temas tales como la reapertura de las embajadas en Teheran y Washington y ha precisado que cualquier acuerdo nuclear debe fraguarse "en meses, no en años" y en exclusiva sobre ese tema nuclear para un eventual levantamiento de las sanciones.

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