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jueves, 12 de septiembre de 2013

Estados Unidos: una salida para el presidente sirio.





Por Mirta Balea


Rusia es ahora "el hombre fuerte" en Oriente Medio o eso parece. La propuesta del Kremlin de que Siria entregue al control internacional sus armas químicas ha dejado sin argumentos a Estados Unidos para un ataque militar de castigo contra el presidente Bashir el-Assad por la supuesta utilización de este armamento no convencional contra civiles el pasado 21 de agosto.


El régimen sirio se aprestó a aceptar la iniciativa, aunque para comenzar el proceso haría falta un alto al fuego. Lo que dicen fuentes oficiales sobre este arsenal es que su ubicación y cantidad solo la conoce el presidente y sus más allegados, tal vez, como mucho, cinco personas.


Occidente padece lo que en psicología se llama sesgo de confirmación, que es cuando ( hablando de personas,) se tiende a tener mucho más en cuenta los resultados que confirman la teoría preconcebida que los que la refutan.


Lo que se ha confirmado sobre el arsenal químico sirio es que lo tiene desde 1970, distribuido en gas mostaza, sarin, nervioso VX y cianuro. Los depósitos van desde el norte por el noroeste hasta el centro del país en depósitos en Al Safir, Latakia, Masyaf Harma, algunos cerca de Homs y Damasco, y además los de Al Furglies y Khan Abu Shamat. Lo que se ignora es la cantidad.


Siria no interesa a la opinión pública norteamericana y de eso se ha servido el presidente ruso Vladimir Putin para lanzar su propuesta, que ha caído muy bien en los salones de la ONU y obliga al presidente Barack Obama a sopesar la posibilidad de dejarlo estar. Es una oportunidad única para todo Occidente de lavar la cara.



El régimen de Damasco no es signatario de la Convención sobre Armas Químicas de 1997, que prohíbe su producción  y almacenamiento. El proceso de destrucción de los arsenales sirios, aunque costoso y largo, podría cumplir los parámetros establecidos en este pacto internacional al que se han adscrito 189 países.


Los ojos se giran ahora hacia Ginebra, donde a partir de hoy se realizara un encuentro entre los jefes de las diplomacias rusa y norteamericana, John Kerry y Sergei Lavrov, a pesar de que no resulta menos importante lo que se cuece en la ONU.



El Consejo de Seguridad  discutirá también hoy las alternativas sobre Siria, después que regresaran de Damasco sus expertos sobre armas químicas -que siguen sin presentar su informe sobre lo recogido en el terreno-, y teniendo en cuenta que hasta el momento ni los planes de paz con enviados especiales como Kofi Anan, ni la diplomacia, han posibilitado un avance en el cese del conflicto.


Rusia y China se han opuesto hasta ahora a cualquier resolución que suponga sanciones contra Siria o la salida de su actual presidente. A estos países les mueven diferentes intereses.


Con una industria armamentistas en descenso, después que fallaran acuerdos de exportación con Iran y Libia por cientos de miles de millones de dólares, Siria es ahora el único cliente para Rusia. Moscú desea además mantener en funcionamiento su base de Tartus, frente al estratégico Mar Mediterráneo, lo que podría impedirle un cambio de gobierno.



El caso de China es otra cuestión. Su interés en Oriente Medio tiene un perfil bajo, lo que no quita que continuará del lado ruso, como se infiere del contenido de comentarios de periódicos oficiales y oficialistas como The People's Daily y Global Times, que como todos los medios de comunicación en ese país asiático se deben e informan de la política nacional e internacional del Partido Comunista.


En 2011, Siria fue el principal socio comercial chino en Oriente Medio, aunque las exportaciones al país árabe resultan irrelevantes en el monto de miles de millones de dólares de comercio con Estados Unidos y países europeos, entre otros.


De manera que el único interés chino resulta en desplazar a Estados Unidos de la zona y su único temor es que una ataque militar norteamericano le de acceso a los recursos energéticos de la zona.





Rusia ha pasado de enviar un buque al Mar Negro para "monitorear" esas aguas como medida de fuerza a desarrollar una táctica diplomática, que le garantiza muchas simpatías, al coordinar con el-Assad la entrega de su arsenal químico.


Estados Unidos ha comenzado desde hace dos semanas, por vía de la Central de Inteligencia (CIA), a enviar las armas prometidas desde hace meses a los rebeldes. La demora, según la versión oficial, han sido los retos logísticos que ofrece el traslado a una zona de guerra y evitar que el armamento caiga en manos de las fuerzas foráneas yihadistas que combaten al régimen.


El régimen se ha nutrido de armas rusas y de la ayuda de Irán, encargado de que el grupo terrorista libanés Hezbolá las haga llegar a Damasco.


Cuando Irán decidió incrementar sustancialmente su apoyo a Damasco en 2012 y Hezbolá entró a formar parte de las fuerzas regulares sirias, el conflicto de raíz popular pasó a ser una guerra sectaria y dividió a las fuerzas rebeldes.


Los chiitas iraníes acusan a Occidente, Israel y a los sunitas musulmanes de querer hacerse con Oriente Medio y sus riquezas. Irán al menos le debía su apoyo a Siria, que ayudó a palear las sanciones económicas, comerciales y financieras de Europa y Estados Unidos sobre el gobierno de los ayatolas.


Resulta también relevante en el apoyo de Teheran haber conformado un acuerdo, anunciado hace un mes, para un oleoducto, que permitiría trasladar petróleo shiita a Europa a través de 6,000 kilómetros desde Irak, Irán, Siria y Líbano.


Este es un anuncio que no ha hecho mucha gracia a Occidente, principal abastecedor de petróleo de Europa, vía Golfo Pérsico, a través de Arabia Saudita y Catar.


Kerry y Lavrov deberán discutir un calendario aceptable para la eliminación de estas armas no convencionales con fechas concretas y el acuerdo que emane del encuentro será trasladado a la ONU. Obama ha pedido a los legisladores norteamericanos que pospongan la votación del Congreso hasta que finalicen las conversaciones en Ginebra.


Todos saben, ellos y nosotros, que cuanto más se demore el ataque de castigo a el-Assad mas se congelará en el tiempo. Los partidarios de la intervención no confían en Putin y ven su propuesta como una táctica dilatoria para que todo el asunto se enfríe. Entre estos figura el presidente francés Francois Hollande, que como buen mandatario de una ex-metrópoli mantiene la política neocolonial de sus predecesores y mantiene su interés sobre las ex-colonias.



Hollande y el primer ministro británico David Cameron han dejado claro que no confían en Putin. El gobierno francés fue el primero en reconocer a los rebeldes, prometerles ayuda e instarlos a formar un gabinete alternativo al régimen y ha impulsado un borrador, junto al Reino Unido, ante el Consejo de Seguridad que plasma y completa la propuesta rusa de eliminación de las armas químicas en manos de el-Assad.



El parlamento británico había desautorizado a Cameron para emprender un ataque conjunto  con Estados Unidos y Francia. Después, los diarios londinenses informaron que el Reino Unido ha proporcionado armas químicas a los rebeldes sirios.






 Los rebeldes no vinculados a las fuerzas foráneas yihadistas, que ahora forman parte de la oposición armada al régimen,  denunciaron que el ataque químico del 21 de agosto podría muy bien ser obra de estos grupos para provocar una intervención occidental.


Entre los intrusos figuran el Frente al Nusra, posible responsable del ataque, según los rebeldes sirios, y Ahrar el Sham o Estado Isalámico de Irak y el Levante, que tiene ya sus propios bastiones en Siria.


El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha publicado un documento sobre la situación en Siria en el que afirma que las fuerzas regulares del país han recuperado el control de las grandes ciudades y centros financieros, con excepción de Alepo, dividida entre el ejército sirio y los yihadistas.


Rusia, que tiene ahora la "sartén por el mango", sabe que Obama, tras el resbalón de Cameron, tendría que librar prácticamente solo la batalla, lo que le ha impulsado a buscar el apoyo del Congreso para compensar y restaurar su reputación personal.


Nadie en el equipo de la Casa Blanca tiene experiencia en la guerra ni la entiende y Siria no es Libia, donde se combatió contra un ejército de saldo. Los militares sirios son fuertes, están bien entrenados y organizados y nada tienen que perder en el conflicto en marcha.


Nadie está seguro tampoco de que cientos de misiles contra puntos específicos, en un ataque limitado, logren soslayar a aquellos a los que pretenden proteger.


Sin el-Assad, Rusia perdería su única base extraterritorial situada en el mismísimo Mar Mediterráneo, Irán no tendría el mismo tono de voz, Hezbolá perdería su sustento y los chiitas, la partida regional, volviendo a la casilla de salida.


No se puede descartar que si el presidente Obama tiene pruebas del uso de armas químicas por el-Assad contra civiles y luego de presentarlas, como dice que hará, el Congreso negará su permiso, pueda guardarse un as en la manga y llevar adelante la acción para la que, digamos claramente, no necesita autorización.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2013/09/siria-en-espera-de-la-legitimidad.html

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