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jueves, 29 de diciembre de 2011

Corea del Norte: muerte de un dictador

Kim Jong-il expuesto en el palacio de Kumsusan

Por Mirta Balea

Trece días de velatorio han tenido hoy su punto final en Pyongyang con el homenaje del estado al Querido Líder del pueblo norcoreano: Kim Jong-il, aunque hay que decir que pende la amenaza de tres años de luto oficial como ocurrió en 1994 cuando murió su padre, Kim Il-sung, fundador de la República Democrática de Corea.

Es el trienio que necesita el sucesor Kim Jong-un, hijo menor del fallecido, para afianzar su figura de nuevo líder, como es ya tradición en la familia, y permitir cumplir su cometido al grupo de familiares y militares designado por su padre para iniciarle en las labores políticas y militares como nuevo dictador.

El cadáver de Kim Jong-il dio la víspera una última vuelta por Pyongyang con un cortejo de más de 100 vehículos, que escoltaron el furgón mortuorio, durante más de cuatro horas, entre la salida y el regreso al Palacio Mausoleo de Kumsusan. Allí reposará, junto a la momia de Kim Il-sung.

Cientos de miles de súbditos dieron rienda suelta a la histeria al paso del coche fúnebre. El régimen obligó a asistir a todos los ciudadanos de la capital, a excepción de los enfermos o inválidos, así que no se puede saber con certeza cuántas muestras de dolor fueron sinceras, incluidos golpes de pecho y desmayo salvo los elogios de la prensa y otros medios encaminados a construir un mito.

Los ditirambos se sucedieron uno tras otro, desde la afirmación de que Kim Jong-il nunca defecó hasta que logró escribir  3.000 libros o que llegó a ser el mejor jugador de golf del mundo. Un locutor se dejó llevar por la emoción y dijo que "era el padre del viento que sopla ahora en Pyongyang y lo hemos perdido". Y todo esto con una nevada de órdago y un frío que calaba los huesos.

No puede haber nada más reconfortante, tras la muerte de un tirano, que su hijo inexperto le sustituya en las labores de estado. El nuevo Querido Líder no pudo contener las lágrimas. Caminó de luto riguroso junto al coche fúnebre durante la primera parte del trayecto, escuchando los gritos de los habitantes de Pyongyang. Al igual que su progenitor, será desde hoy el centro de la vida de 24 millones de norcoreanos, si bien no ha tenido tiempo todavía, como el otro,  de colgar 10.000 retratos suyos en las calles del país.

La histeria callejera
El régimen programó para el homenaje de este jueves tres minutos de silencio al mediodía y el Ejército disparó después salvas en honor del líder muerto de un infarto el pasado día 17 (aunque nada se supo hasta el 20), al tiempo que todos los trenes y los buques de Corea del Norte hicieron sonar sus bocinas para recordar al hombre que, durante sus 17 años de gobierno, los ha reprimido y exigido un culto a su persona.

Porque otro capítulo de este velatorio interminable, ha sido el establecimiento de la leyenda, que cuenta que, al nacer Kim Jong-il, el invierno se convirtió en primavera y, tras su muerte, se sucedieron fenómenos paranormales en el país. Las montañas y los lagos gimieron durante la noche y en algunas zonas pudo oirse llorar al cielo con claridad.

No olvidemos que, al haber un príncipe heredero de la dinastía comunista más larga del planeta, la montaña sagrada de Pekdu tembló. Según los hagiógrafos allí se sitúa el nacimiento del primero de la estirpe y los seísmos no hacen más que aplaudir la llegada del tercero.

Pocas cosas hay tan poderosas como la sugestión. A veces la realidad resulta tan dura, que la gente escoge esconderse. Así, los procesos internos del intelecto nos inducen a pensar en ocasiones en lo paranormal o lo oculto, según las funciones cognitivas que vivimos en situaciones extrañas y que derivan en una interpretación inapropiada de lo que nos rodea.

Algo así como la obnubilación de los observadores de la Liga Arabe, enviados a Siria, que han descrito de momento, a falta del informe final, una situación en calma, tal y si vivieran una realidad paralela.

Esto es muy fácil de entender en un estado como el de Corea del Norte, en el que hasta la falta de devoción por el líder está penada con la cárcel, pero no tanto en el caso de los observadores árabes.

La transición que inicia el país con Kim Jong-un viene gestándose desde hace dos años, lo que implica, aunque pueda parecer paradójico, que el cambio de rumbo vaya lento. En tanto su figura no se apuntale, tampoco habrá decisiones importantes como la esbozada hace unos meses por el fallecido Kim Jong-il de reanudar las conversaciones a seis bandas para la eliminación del arsenal nuclear de Corea del Norte.


El tutor de la transición será Jang Song-taek, casado con la hermana menor del fallecido Kim Jong-il, junto a los veteranos militares, los generales Ri Yong Ho y Kim Yong Chun y los miembros del Partido de los Trabajadores (PT), Choe Thae Bok y Kim Ki Nam. Aquí podríamos estar también en el futuro ante una lucha de poder a pesar del mensaje de tranquilidad, que parecían trasmitir todos en la foto del cortejo fúnebre.

Song-taek ha sido civil hasta ahora, pero la pasada semana apareció con uniforme militar e insignias de general. Había resultado ascendido a vicepresidente del Comité de Defensa Nacional, órgano supremo del Ejército, en junio del 2010. Ahora habrá que verlo como un regente.

El cortejo fúnebre en Pyongyang
China, el país con mayor influencia sobre Corea del Norte, retiene en Pekín al primogénito  Kim Jong-nam, caido en desgracia en 2001 y residente en Macao desde entonces. Si su hermano el heredero muriera, el poder podría pasar a sus manos, no sin antes vivir una lucha abierta contra quienes desean cumplir los deseos del fallecido Kim Jong-il y de paso mantener la batuta del mando.

La fuerte presencia militar en el trayecto de ida y vuelta al Palacio de Kumsusan puede darnos una pista de por donde irán los tiros, teniendo en cuenta que Kim Jong-il, durante sus 17 años de gobierno, colocó al Ejército en primera fila. Se dice -aunque son cifras difíciles de comprobar - que una cuarta parte de la población se halla militarizada.

El PT resulta en la práctica un gigantesco cuartel de 1,2 millones de militares y otros cinco millones de reservistas. Al frente de esta máquinaria, dotada de misiles y armas nucleares, químicas y bacteriológicas, han colocado al heredero, que ni siquiera ha hecho el servicio militar y no obstante fue ascendido por su padre a teniente general.

Las Fuerzas Armadas consumen entre un 25 y un 33%  del Presupuesto Nacional, pero bien podría ser más teniendo en cuenta que el conocimiento de esta cifra emana de un régimen acostumbrado a mentir a propios y extraños. De manera que para que todos coman, el nuevo líder tendrá a la larga que llegar a un acuerdo sobre desnuclearizacióna y de paz en la península a cambio de una ayuda humanitaria de parte de Occidente. De momento su único aliado es China.

La paz se ha pactado de antemano por las tres principales economías del Extremo Oriente: China, Japón y Corea del Sur. Un compromiso alcanzado la víspera con el fin de cooperar para la estabilidad en la península así lo demuestra. Creen que para esto podrán contar con Estados Unidos, que no tiene mayor interés en movilizar a su Séptima Flota.

China es el principal socio comercial y único aliado del régimen norcoreanos y podría decirse que tutela la transición. El viceministro de Exteriores Zhang Zhijun ha declarado que no solo aspira a seguir de cerca el proceso, sino que considera el cambio como una oportunidad para empezar de nuevo las conversaciones sobre desnuclearización.

Nadie en la zona desea una deriva bélica en la península por parte del príncipe heredero porque podría desmoronarse el régimen y abrirse el banderín de los refugiados. La caída de Pyongyang traería también como consecuencia.el descabezamiento del quinto ejército más grande del mundo y su arsenal atómico. Para China esta resulta una perpectiva desastrosa en la que no quiere ni pensar,  porque Corea del Norte figura dentro de sus intereses estratégicos como estado tapón frente a Estados Unidos en el Pacífico y sus bases en Corea del Sur.

El partido gobernante norcoreano se encontró hace dos décadas con una crisis económica, diplomática y estructural que vació las arcas públicas. El país está hundido en la miseria, pero aún así se buscarán fondos para pagar los 800.000 euros que vale embalsamar el cadáver del Querido Líder.

A este egreso hay que sumar el mantenimiento de la momia, que, como la de Kim Il-sung, costará 650.000 euros anuales. Entre ambos consumirán la friolera de 1.300.000 euros, mientras falta dinero para importar cereales.

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