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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Reino Unido: los límites de la City

David Cameron
Por Mirta Balea

El primer ministro David Cameron plantó en Bruselas a sus iguales de la Unión Europea (UE), en un gesto tan histriónico como inútil, para proteger -según dijo- a la poderosa industria financiera británica, conocida como la City, al vetar el cambio del Tratado en la última Cumbre, realizada los días 8 y 9 de este mes.

Ningún mandatario británico había utilizado el veto para desmarcarse de los propósitos de la mayoría en el seno de la UE, a la que pertenece el Reino Unido desde 1973. Cameron ha sido forzado por  su Partido Conservador, cuyos delegados le jalearon tres días después en el Parlamento.

El primer ministro optó por un acuerdo paneuropeo para salvar a la euro-zona tras no lograr una protección especial para la plaza financiera de la City, en una jugada que aislará al país del foco principal de los debates en el futuro y ha dejado expuesto al propio sector dominante que pretendía defender.

Cameron no podía ignorar que si la moneda única cae, tanto la economía británica como el sistema financiero londinense sufrirían, así que de cara a la galería el gesto parece hasta coherente para el 60% de los británicos, según las encuestas. Puede que incluso resultara acorde con la historia de amor y desamor entre la gran isla y la UE, pero el  Reino Unido no ha podido evitar que los restantes 26 miembros del Club hayan decidido adoptar las medidas acordadas.

Una reacción de la mayoría que estaba fuera de los cálculos del primer ministro, quien se vio enfrentado a sus iguales sin que tuviera lugar una ruptura entre los 17 países de la euro-zona y los 10 que mantienen su moneda propia.

La nueva arquitectura de la moneda única, pactada en esta última Cumbre, consistente en una mayor disciplina presupuestaria y sanciones para los manirrotos, intenta recuperar la confianza de los mercados en la zona. Los acuerdos no afectan a los países de la UE más allá del euro y en cambio el portazo británico podría poner en peligro su pertenencia al club y el libre flujo de su capital, así como su acceso al mercado único.

Podría afirmarse, con poco margen de duda, que el veto estaba ya en la mente de Cameron antes de acudir a la Cumbre confiando en que sería respetada la opinión de su Gobierno, que asistía bajo presión de la City para mantener el derecho de obligar a los bancos británicos a tener más dinero que el mínimo exigido por Bruselas.

Lo que sí ha traido el veto es una sacudida de la alianza gobernante de conservadores y liberales, antes de que el primer ministro aclarara el lunes en la Cámara de los Comunes que no está entre sus planes la salida del país del bloque de los 27. Un día antes, por televisión, su segundo al mando, el liberal demócrata, Nick Clegg, había vertido amargas críticas por la acción de Cameron en Bruselas, considerando, con razón, que el país quedaría aislado del foco de las decisiones..

La asociación de conservadores y liberales-demócratas en el Gobierno de Londres, en un pacto contra natura, se realizó para afrontar con autoridad las enormes dificultades económicas del Reino Unido, así que parece improbable un colapso. Lo que ocurre es que Clegg tiene que satisfacer a su propio Partido, que en menos de un año ha visto reducida a la mitad sus expectativas de voto.

Nick Clegg durante su entrevista con la BBC.
Cameron, aun cuando expresó su intención de mantener al Reino Unido en la UE, tiene que lidiar con un ideario partidista que no cree que los intereses nacionales estén mejor defendidos por la pertenencia al Club de los 27 y desearía un referendo sobre este estatuto.

Los líderes europeos confían en que los acuerdos de la Cumbre contribuyan a estabilizar la situación del euro, pero el veto británico podría traer dudas a los mercados sobre la libra esterlina. El objetivo de aprovechar el pacto de disciplina fiscal de la euro-zona para blindar el negocio de la City, exigiendo al Banco Central Europeo que renuncie a imponerle la obligación de liquidar dentro de la zona euro las operaciones en esa divisa, puede traer más pérdidas que ganancias al islote.

Gran Bretaña estaría perdida entre el bloque euro y el dólar y los inversores podrían preguntarse sobre la viabilidad de la libra. El país ha utilizado activamente al Banco de Inglaterra para practicar una expansión en cantidad y acelerada para evitar, sin resultados, una recesíón.

Si Europa puede remontar la crisis, el veto de Cameron se verá en el paisaje como una derrota estratégica. La idea de la City y el Gobierno de Londres de oponerse a una construcción política en la euro-zona que pueda imponerse a los mercados, encontrará su propio fracaso en cualquier avance de la moneda única.

Mary Axe, contraste de la
nueva y vieja City
El euro se está cotizando en estos momento, como a principios de año, a 1.3386 dólares, al igual que la libra. Pero esta situación puede cambiar porque  Gran Bretaña tiene deudas enormes, record de paro, descenso del poder adquisitivo de la población, ampliación de los centros de pobreza y amenaza de recesión. Su comerció exterior, vinculado en gran medida a Europa continental, se verá afectado si la euro-zona como vienen prediciendo los agoreros organismos internacionales entrara en recesión y se fragmentara.

En esto último hay que considerar la próxima etapa de la crisis, la bancaria, con un peligroso acercamiento al credit crunch o contracción crediticia, desastrosa en cuanto a que sería un alimento para la recesión. El Banco Central Europeo tiene en esto la última palabra. Su presidente, Mario Draghi, ha decidido abrir los activos líquidos para evitarlo.

El debate europeo ha abierto las primeras fisuras en un matrimonio de conveniencia como es la coalición de Gobierno británica. El carismático vice-primer ministro Clegg apareció contrariado el domingo en una larga emtrevista del programa de la BBC The Andrew Marr Show.

Clegg dijo que iba a luchar "con uñas y dientes" porque cree que si Gran Bretaña deja a la UE será considerada como un pais irrelevante por Washington, un pigmeo en el mundo, cuando lo que quiere es figurar de pie y liderándolo.

Y sabe bien de lo que habla porque Europa ha dejado de ser importante para Estados Unidos, como han afirmado el presidente, Barack Obama, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en Honolulu, en el gran "encuentro estratégico" para marcar el giro norteamericano hacia Asia-Pacífico, y en esta tesitura el aislamiento de Londres de la UE sería pernicioso.

Ante la realidad de que Estados Unidos se está distanciando de Europa, quizá de forma duradera, al Reino Unido no le convendría apostar únicamente por su relación especial con Wasington.

Enlace con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2011/12/union-europea-refundacion-y-mercados.html

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