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viernes, 27 de enero de 2012

Golfo Pérsico: un polvorín sobre las aguas.

USS Abraham Lincoln
Por Mirta Balea

La moral del enemigo es el objetivo prioritario y lograr que baje resulta  el preámbulo esencial al combate armado. Aquí tenemos una idea típica del chino Sun Tsu, el primer partidario de la guerra psicológica, incluida en sus máximas recogidas en El arte de la guerra, como la de que un general inteligente es prudente y prefiere triunfar con una estrategia, habilidad reconocida en su expresión sobre la importancia de "controlar la victoria".




La guerra, la forma más violenta y letal de los hombres para relacionarse unos con otros, ha cambiado a lo largo de los siglos, sin que el mundo haya cesado de ser un lugar peligroso. Las armas de todo tipo continúan siendo el instrumento para lograr un fin político, económico, étnico, tribal, religioso o  cualquier otro y las leyes y convenciones, que deberían poner límites a un conflicto, resultan ignoradas con frecuencia o han caducado en los nuevos tiempos.



Iran ha mostrado de nuevo las uñas a Occidente, que, como el padre que intenta educar a su hijo, ha aprobado sanciones para doblegarle en lo económico y obligarle a volver a la mesa de negociaciones sobre su programa nuclear. Una pretensión que contradice la opinión del teórico militar Carl Philipp Gotlieb Clausewitz de cómo debe avanzarse en una guerra, es decir, a golpe de disparo.



La Unión Europea (UE) aprobó el pasado día 23 un embargo al petróleo iraní, con el propósito de incidir hasta en el 60% de los ingresos del Estado islámico por ese concepto. La decisión, tomada en diciembre último, se ha visto demorada por España, Italia y Grecia, principales importadores en el continente, que habían pedido algunas semanas para buscar proveedores alternativos con las mismas condiciones ventajosas de compra.



El ministro de Relaciones Exteriores, José Manuel García-Margallo, sostiene que España es uno de los países de la UE que más se va a sacrificar con el embargo. La República islámica es su segundo proveedor, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Hidrocarburos, con un 15% de las importaciones en 2011. El efecto de las sanciones, sin haber entrado aún en vigor, se ha visto hoy con el aumento inmediato de la gasolina a un nuevo máximo histórico.



La prohibición concertada se revisará antes del próximo primero de mayo. Los contratos ya suscritos seguirán siendo válidos hasta el primero de julio y después se cancelarán. En los seis meses que quedan, será posible encontrar otras alternativas, según el ministro español.



Las autoridades de Arabia Saudita han dado su palabra de no aprovecharse de la contingencia para especular con los precios del crudo. Es que Riad está opuesto frontalmente a un Iran con hegemonía espiritual y militar en la región y cualquier sanción contará con su cooperación.



La política del Ejecutivo de Mariano Rajoy de apoyar los esfuerzos de la UE por llevar al régimen de Mahmud Ahmadineyah a negociar su programa nuclear traerá un reordenamiento del grupo de suministradores, elevando la partida del resto para cubrir el porcentaje a faltar. Grecia e Italia estarían abocados a hacer lo mismo.



La UE ha dado también su visto bueno a las sanciones de Estados Unidos dirigidas al Banco Central Iraní, con la congelación de activos en el continente e impidiendo operaciones con oro y otros materiales preciosos. Otra prohibición sería la transferencia tecnológica al sector petroquímico.



Las sanciones norteamericanas no han entrado aún en vigor, pero al hacerlo inhibirán también, como las europeas, la capacidad de los iraníes de recibir dinero por el petróleo. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha expresado que se mantendrá al margen de estas acciones por considerarlas de carácter político.



Desde las maniobras conjuntas tierra-mar iraníes el 30 de diciembre en el Golfo Pérsico, ha habido una escalada verbal entre Iran y Estados Unidos a partir de las amenazas persas de cerrar la vía de entrada de barcos por el estrecho de Ormuz, una respuesta de Teherán a la irrupción del portaaviones norteamericano USS John Stennis en plenos ejercicios avanzando tranquilamente por las aguas.



Los buques estadounidenses suelen operar en ese mar con frecuencia desde su base en Bahrein, donde se ancla la V Flota, así que, tras las advertencias de Iran, Washington intentó quitar hierro al asunto al explicar que no se trataba de una provocación. Teherán interpretó esta justificación como una bajada de cerviz y así ha quedado reflejado en los blogs oficiales y en la prensa iraní e incluso en algunos sarcasmos de sus autoridades.



El mismo día 23, cuando la UE determinó sus propias sanciones, el portaaviones USS Abraham Lincoln navegó por el Golfo, penetrando por Ormuz, su cuello de botella estratégico, y saliendo por la zona controlada por Oman, una acción que no permitía alegar como en la anterior una expedición rutinaria sin ánimo de provocar. Iran había aprovechado los ensayos para probar sus cohetes de corto alcance, pero se abstuvo de hacerlo con los de mayor radio.



Iran y Estados Unidos no están atados legalmente a las Disposiciones de Naciones Unidas para el libre Tránsito Marítimo, dentro de los Derechos del Mar. Ambos firmaron en su momento la Convención, pero se han abstenido de ratificarla con posterioridad.



La fuerza naval de Estados Unidos, que engloba a la Marina y a la Guardia Costera, tiene el peso específico más relevante entre el resto de naciones del mundo. La relativa estrechez del Golfo la expone a constituirse en blanco fácil para los misiles iraníes, algo que se ha tenido muy en cuenta. Los norteamericanos han venido trabajado en los últimos años en un escudo antimisiles, junto a las monarquías petroleras de la zona, integradas en el Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico.







Iran ha reiterado sus intenciones de realizar nuevas maniobras y ha continuado amenazando a Occidente con el cierre de Ormuz. A nadie escapa la importancia de estas baladronadas, que, pueden o no tener consecuencias, pero obliga a  estar prevenidos en cuanto al eventual estallido de un conflicto en una de las áreas geo-estratégicas más importantes del mundo y en la que, en 1981, se dirimió una guerra.



A menudo confundimos lo altamente improbable con lo imposible, como en la teoría de los cisnes negros de Nicholas Taleb. Nunca atinamos a imaginarnos el poder de las cosas que desconocemos. Resultaría sencillo si conectáramos los puntos y estimáramos al menos lo que un puñado de individuos o uno solo pueden desencadenar una vez que han perdido el miedo y confían en su propio potencial, al margen de si sus ponderaciones resultan o no acertadas o tienen anclaje en la realidad.



La Organización Internacional de la Energía Atómica publicó el pasado noviembre un informe en el que asegura que existen "serios indicios" de que el programa nuclear iraní tiene fines militares y alertó que Teheran "ha logrado dominar los pasos críticos para diseñar y construir un arma nuclear".



Esta bomba de relojería es lo que ha puesto las pilas a Estados Unidas y a la UE para gestionar la nueva realidad mediante una inteligente cooperación occidental frente a la actitud del gobierno de Teherán. Todos los cálculos de que si la bomba estará de aquí a un año o ya la tienen resultan superfluos y una pura especulación, el mundo se enfrenta ahora mismo a esta última presunción.



La guerra permanece viva en el imaginario humano. De ahí que, desde que se lanzara la primera bomba atómica en Japón y quedara expuesto su poder exterminador, la carrera nuclear no se ha detenido. Aquellos artefactos letales sobre Hiroshima y Nagasaki resultan hoy de baja intensidad comparados con lo que se ha desarrollado después.



Al club de los países con acceso al arma, pertenecen Estados Unidos, Reino Unido, China, Francia, India y un largo etcétera que incluye a Irael, situada precisamente en Oriente Medio, y a la que Teheran tiene enfilado los cañones por su mera existencia. Que algunos de estos países se hayan abstenido de realizar ensayos, no desestima el hecho de que disponen de cantidades del material requerido, a la espera de ser ensamblado con rapidez.



Cierto que desarrollar un programa de esta naturaleza supone una tremenda carga en recursos técnicos y financieros y  en todo este tiempo no le han podido sacar beneficio alguno, como es el propósito de toda inversión. Ni siquiera en la crisis de los misiles, en octubre de 1961, si la observamos a la luz de los años, en la que no llegó a tener cabida una real amenaza nuclear. El presidente John F. Kennedy manejó la situación, imponiendo primero un bloqueo a Cuba para, desde una posición disuasoria, ofrecer después a los soviéticos una salida elegante al comprometerse a retirar los cohetes norteamericanos de Turquía.


En Cuba, un Fidel Castro desilusionado por la retirada soviética del área de boxeo, se cansaba de enviar mensajes a Nikita Kruschev para incitarlo a apretar el botón rojo.



Tampoco debe olvidarse que, en los años 50 del pasado siglo, había habido otras mentes calenturientas dispuestas a llegar a una guerra atómica, a pesar de conocer los efectos. Hasta se construyeron refugios subterráneos en prevención de tal eventualidad. Los militares se bajaron luego de la nube y comenzaron a razonar la imposibilidad de sobrevivir a un invierno nuclear.



Que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyah, esté apercibido de todo esto parece algo difícil de saber y habrá que atenerse, para cualquier análisis, más a lo que ha dicho que a lo que ha hecho. Fue Mao quien señaló que las armas nucleares eran "un tigre de papel" y es que cuando China desarrolló su arsenal nuclear y los misiles para enviar esa fuerza, los choques en la frontera con la Unión Soviética cesaron.



La crisis del Golfo de los 80 del pasado siglo, entre el Iraq de Saddam Hussein y Kuwait, estuvo precedida de una década de vociferaciones sobre el más que probable estallido del conflicto. Habrá que tomar nota en la actualidad de esta experiencia, que resultó fácil de solucíonar por Estados Unidos, con pocas bajas y 40 días de combates, y  nos mostró también que la pérdida del petróleo de estas dos naciones tampoco llegaba a comprometer el suministro mundial como ocurrirá con Iran.



La situación en la actualidad no es comparable con aquella, a pesar de que Hussein poseía armas químicas, usadas para sofocar la rebelión curda. Hablamos ahora de un país como Iran, con un régimen asfixiado por sus problemas económicos y una situación social altamente explosiva, que haría cualquier cosa por sacar la cabeza del agua para no ahogarse en sus propios problemas y de paso ofrecer a propios y extraños la imagen de "tío duro" de la que viene presumiendo Ahmadineyah desde su llegada al poder.



Si a pesar de las sanciones, de las que hay referencias anteriores, Teherán sigue absteniéndose de negociar la paralización de su programa nuclear o permitir su inspección internacional, la línea de la contención podría romperse. Muchos creen que el plazo para la aplicación de las sanciones de la UE, fijado entre mayo-julio, resulta tardío en una coyuntura cada vez más peligrosa.



Las Naciones Unidas ratificaron entre 2006 y 2010 cuatro iniciativas para sancionar al país de los ayatollahs por sus investigaciones con uranio enriquecido y hasta se enviaron inspectores a buscar y frenar la adquisición de materiales ilegales por el régimen. Ahmnadineyah cuenta, sin embargo, con importantes aliados como Rusia, que, en un comunicado,  ha considerado "un grave error" el último paquete de medidas disuasorias aprobado por la UE.



El Golfo Pérsico es, desde hace tiempo, un escenario explosivo. Las piedras dejadas en el camino  del régimen para detenerlo pueden resultar insuficientes, no solo para la región y el mundo, sino para su propia población. El aumento de unidades militares en la zona, sobre todo de Estados Unidos, parece apuntar a una escalada de consecuencias imprevisibles, si Teherán no entra en razón.

Enlazar con http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2012/01/iran-o-la-perspectiva-invertida.html

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