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martes, 8 de marzo de 2016

Desparece en Europa cualquier pizca de humanidad hacia los refugiados


Por Mirta Balea

La Unión Europea (UE) intenta frenar la ola de refugiados encerrándolos en Turquía. Los países miembros acordaron darle 6 mil millones de euros y otorgarle algunas importantes concesiones históricas a Ankara a cambio de mantener dentro de sus fronteras un problema al que no desean enfrentarse.

Todos los emigrantes llegados a suelo europeo a partir de la firma de este acuerdo serán devueltos a Turquía, independientemente del país del que procedan y de si tienen derecho a asilo. Y esto es lo que genera muchas dudas, sobre todo en Amnistía Internacional y ACNUR, porque incluye a los sirios, que según las leyes europeas, tienen derecho de asilo al huir de un país en guerra.

Estamos presenciando la mayor hipocresía de la que son capaces los líderes de una Europa con "raíces cristianas", humanitaria, solidaria, un argumento que les ha servido para impedir precisamente la entrada de Turquía en su distinguido club. Además del dinero por taponar la frontera, Ankara ha logrado eliminar el visado para sus ciudadanos a Europa y acelerar las negociaciones estancadas sobre su eventual adhesión a la UE.

En una noche de insomnio, se han cargado de un plumazo todo el acerbo en materia de asilo, entre ellos la Convención del Estatuto del Refugiado, de 1941, pactada cuando tenían en la retina la II Guerra Mundial. Y lo mismo ocurre con la Carta de los Derechos Fundamentales. Los europeos tienen directivas en las que ha quedado establecido el asilo individual, caso por caso, y las expulsiones masivas están prohibidas.

El presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, intentó explicar que en esas disposiciones figura la salvedad en cuanto a que si un país es considerado seguro para realizar la expulsión, que no es el caso de Turquía. El gobierno turco ha incumplido requisitos mínimos, como es proporcionar un estatuto de protección internacional a los refugiados, que suman millones en su territorio.

Dentro de poco el camino de estos emigrantes será de ida y vuelta, sean refugiados o simples emigrantes, se devolverán a territorio turco. Por cada refugiado que Turquía reciba de vuelta desde Grecia, otro será enviado desde Turquía a la UE de forma "legal", uno por otro. El que se arriesgue a coger una barca - según Juncker- será devuelto y colocado al final de la lista de reasentamiento, es decir, que se les castigará severamente.

Los líderes no tocaron siguiera de pasada la coordinación de una política de asilo en la que cada estado asuma una cuota de responsabilidad y deber cívico. Se ha preferido pasar por alto las cuotas asignadas  previamente a los estados y echar tierra sobre la ruta de los Balcanes. En estas, España tendría que haber asumido a unos 17 mil refugiados, pero de momento solo ha tenido capacidad para 18.


La UE pretende justificar la devolución masiva de refugiados a Turquía porque "apuesta por las vías legales", aunque todo lo acordado viola frontalmente su propia legislación, asumida cuando pretendían proteger a sus nacionales de los efectos de una devastadora guerra. Acogerán a ciudadanos sirios, pero solo a los traídos desde territorio turco. 

Cuatro pateras, llegadas esta mañana a la isla griega de Lesbos, de momento, se han salvado del acuerdo y Grecia les ha dado cobijo. El gobierno de Atenas está construyendo 15 centros, insuficientes para las 36 mil personas atrapadas en territorio heleno. Las opciones son solo dos, ir a Turquía o permanecer en el campamento. Las ONG han denunciado que el 70% de los niños está enfermo.

Naciones Unidas ha advertido que la decisión de expulsar a los emigrantes es contraria a la Convención Europea de Derechos Humanos y hace notar que mientras exista un estado de guerra en Siria la entrada de la gente no podrá detenerse.

En tanto en los despachos deciden su suerte, los huídos esperan en condiciones infrahumanas, cada vez más duras, la oportunidad de seguir su camino en la frontera entre Grecia y Macedonia. Hay unas 16.000  personas agolpadas en el puesto fronterizo de Idomeni, algunas durmiendo al raso desde hace 14 días. Los servicios médicos y las medicinas son insuficientes y para conseguir un diminuto bocadillo deben hacer horas de cola. De eso se aprovechan las mafias para venderles comida por precios exorbitantes y la policía no lo impide. 

El campamento carece de tiendas de campaña, salvo que las hayan traído los propios refugiados, que solo cuentan con lonas para protegerse de las inclemencias del tiempo. Carecen de luz y anoche, bajo un aguacero torrencial, cundió el pánico en Idomeni cuando los padres buscaban a sus hijos en medio de las tinieblas. Se sabe que un niño murió en esas horas. 

El objetivo de la mayoría es avanzar hacia Alemania y soportan todo lo que les echen. Pagando a Turquía, Europa se ha deshecho, si cabe, de su última pizca de humanidad en favor de una ultraderecha cada vez más reaccionaria, ante la que claudican los partidos para no perder las próximas elecciones. Hay temor, sin dudas, en las poblaciones de esos países a la oleada de gente diferente y a que puedan colarse terroristas y esto bloquea la mente de la gente y las hace presa de las políticas más descabelladas, como el pacto alcanzado hoy.

Los medios españoles recordaron que en el pasado siglo cientos de sus parientes tuvieron que huir a otros países por las mismas razones que los sirios y otros pueblos lo hacen hoy: la guerra. La respuesta de Europa ha sido hacinarlos y que se queden en Turquía, que a fin de cuentas todavía no es suelo Europeo y con eso se curan en salud.

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