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lunes, 11 de agosto de 2014

El Estado Islámico y los bombardeos norteamericanos contra los seguidores de Mahoma

Fuerzas regulares en Bagdad.






Por Mirta Balea

La política en Oriente Medio del presidente Barack Obama ha probado ser el más efectivo sistema para dar alas a los yihadistas. Todos están atrapados ahora en ese bucle por la inacabada guerra de Iraq y la escasa visión de la Casa Blanca para armar a los rebeldes sirios en la guerra contra Bashir el-Assad. 


La Administración demócrata se ha negado desde el principio a ver lo evidente: que el régimen de el Asad ha venido permitiendo la entrada de los yihadistas como contrapeso a las fuerzas rebeldes y convenció a Washington de que si les proporcionaba armas a estos últimos éstas terminarían del lado de las fuerzas oscuras.

Con lo que no contaba el presidente sirio era que los hijos de Al Qaeda aprovecharían  para sembrar en la frontera entre Iraq y Siria un califato, es decir, un Estado al estilo de los sueños de Mahoma.

El profeta hablaba del dominio para alcanzar la unidad del Islam o umma, de imponer la ley o sharia, y de seguir la guerra contra los infieles, una alusión a quienes no profesan esa religión.

Los iraquíes huyen ante el reinado de terror desatado por el EI o ISIS, según las siglas en inglés, que se traducen como Estado Islámico o Estado Islámico de Iraq y el Leventa, con el genocidio de 500 yazidies tras apoderarse de la ciudad de Sinjar. 

Algunas víctimas, entre las que se cuentan mujeres y niños, han sido enterradas vivas en fosas comunes y ésto ha creado una crisis humanitaria denunciada por las principales entidades de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

El EI ha anatemizado a los yazidies como "adoradores del Diablo" y de ahí la saña en la persecución, al igual que la que tiene lugar contra los cristianos, los "infieles" por excelencia.

Los yazidíes son kurdos, sus creencias nacieron en el siglo XII y en Iraq han vivido durante siglos. Son numerosos en otros países de Asia y de Europa y alcanzan el número de 60 millones.

El desconocimiento sobre las creencias de los yazidies trasladó a las mentes de cristianos y musulmanes la idea de que eran adoradores secretos del Diablo. Sus acciones se han medido siempre por el modelo monoteísta del Cristianismo y el Islam por lo que durante siglos no se entendió que organizaran su religión alrededor de diversas fuentes y tradiciones.

No ha sido hasta finales del siglo XX que se ha logrado sistematizar y poner por escrito las creencias de los yazidíes, lo que ha abierto a los investigadores la posibilidad de estudiarlos y poner fin al mito que los ha perseguido secularmente. 

A los yihadistas del EI este conocimiento no les vale para la represalia, que sigue con el avance sobre el norte de Iraq, vaciando numerosas poblaciones de mayoría cristiana y obligando al menos a 120 mil personas a desplazarse desde las localidades de Karadosh (la mayor ciudad cristiana en el país) y Telfik hacia Erbil y Dohuk, en el Kurdistán iraquí autónomo.

Estados Unidos ha comenzado a dejar caer bombas sobre puntos seleccionados contra los yihadistas desde el pasado viernes para proteger a los asesores militares y personal diplomático en Erbil, amenazada por esas fuerzas.

El avance del EI pone en peligro a Iraq y Siria y desestabilizará con el tiempo a vecinos como Jordania y Turquía e inquieta a Arabia Saudita y Catar, que junto a los turcos, no dudaron en apoyarlo cuando estaban del lado de El-Assad.


Hay cosas que se aprenden a lo largo de la vida, conociendo o viviendo estos conflictos. Lo primero, que la violencia puede estar justificada, pero nunca es legítima y lo segundo, que puede destruir el poder, aunque no reemplazarlo.


Incluso si Estados Unidos no alcanza el punto
final en Iraq -como ya ocurrió antes- y decide
abandonar a ese país a su suerte, poniéndolo
en manos de sus propios dirigentes, que han
demostrado ser incapaces de ponerse de
acuerdo para formar un Estado, demostrará
que los clamores de los intrusos era el paripé
para decir que abrían una puerta que de
antemano estaba abierta.


En medio de este pandemonio, el primer
ministro Nuri El-Maliki se ha dedicado a
crear un "area verde" en Bagdad para 
proteger, no a la población, como sería su
obligación, sino a las instituciones oficiales
y a la televisión estatal, que trasmite sus
alocuciones contra el presidente Fuad
Massum (kurdo).



Los yihadistas siguen el reclutamiento



Cubrir Bagdad de hombres armados, persigue
contrarrestar el efecto Massum - que le ha
impedido en dos ocasiones formar gobiern0-
con el respaldo de otros líderes. La mayoría de
políticos iraquíes cree que Maliki no podrá
poner en marcha un acuerdo de unidad
nacional,  que otorgue iguales derechos a la mayoría como a las minorías.


Tampoco lo cree Estados Unidos que ha 
dejado claro su apoyo a Massum, pero el
diferendo ha permitido el avance del EI, 
peligrosamente cerca de la capital kurda y
ocupando desde junio pasado la segunda
ciudad en importancia del país: Mosul.


El Partido Republicano en Estados Unidos ha
estado en contra de que Obama realice
ataques selectivos, brinde ayuda humanitaria
y ceda responsabilidades a los líderes iraquies,
cuya corrupción trasciende fronteras, como
únicas soluciones al problema.



Los republicanos exigen al presidente una
mano dura más fuerte, que se arme a los
rebeldes sirios y a los kurdos iraquíes, los
únicos que de momento hacen frente a los
yihadistas porque el ejército regular
ha echado a correr.


Es cierto que los líderes iraquíes no pueden
frenar solos al EI, sin embargo, resulta
exagerado por parte del senador republicano
John McCain asegurar que las acciones de los
últimos días han sido poco efectivas.


La entrada de dos cazas dejando caer dos bombas con 500libras o 257 kilos de metralla sobre las fuerzas del EI han evitado dos cosas: un nuevo genocidio de los yazidíes y que
tomaran Erbil, la capital de los kurdos.



Los kurdos se llaman así porque sus orígenes
se identifican con la región montañosa del
Kurdistán en el suroeste de Asia. Repartido su
territorio entre Irak, Turquía e Irán, burlado
 el Tratado de Sevres de la II Guerra Mundial,
que les habría dado la independencia, y siendo
la mayor etnia de Oriente Próximo, claman
por una mayor autonomía, en especial en
Turquía, y nadie descarta que en Iraq
pidan la independencia despues de su arrojo en defensa del país. 


Las dificultades del gobierno iraquí para 
formarse, en un área tradicional de pactos
entre diferentes entidades religiosas como
resulta ser el Oriente Medio, frágiles, cierto, pero que les han permitido convivir, es lo que ha abierto el camino al EI para hacerse con una buena parte de la franja fronteriza entre Iraq y Siria, a ambos lados. 


La creación del califato ha sido la implosión 
de una situación que viene gestándose
desde que a el-Assad le diera por dejar
entrar a los yihadistas, que ya habían
empezado a hacer de la suyas en Iraq a
pesar de que no superan en número
a las fuerzas en combate si juntas
lucharan en la misma dirección.


McCain no quiere reconocer los logros
antes mencionados porque conoce del
balbuceo que invade a Obama cuando la
situación se pone seria. Siempre piensa en
hacer lo correcto, políticamente, y se queda
corto de miras.


Hasta donde se estudia en filosofía toda 
acción, a diferencia del comportamiento,
interrumpe lo que de otra manera se hubiera
producido con previsión aceptable.


El senador republicano dijo a la CNN que
la situación iraquí es una amenaza directa a
Estados Unidos. Se refería con toda seguridad
a esas poblaciones que se organizan y buscan
entrar en la escena política internacional para
perseguir sus propios intereses y 
reivindicaciones por lo que el orden 
establecido corre peligro.



El espectro político de EEUU en Oriente
Próximo se ha reducido tanto que casi roza
la irrelevancia, en especial con la llegada de
un presidente moderado como Obama tan
diferente al decidido tejano George Bush.


No creo que bombardear Iraq sea una 
emergencia para Estados Unidos, pero sí que
los norteamericanos tienen un deber moral
para con ese país, que se haya "patas arriba"
tras la invasión del 2003 y la salida temprana
de las tropas sin ofrecer una alternativa
viable a la situación provocada por Washington.



Obama debería ofrecer un apoyo sostenido,
coherente y consistente a quienes intentan
frenar al EI, en especial a los kurdos y a las
tribus suníes moderadas que no tienen en
mente un trasvase de sus jóvenes a las filas
enemigas.





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