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viernes, 1 de agosto de 2014

De Ochoa a Carvajal, los vínculos cubanos con la droga

Ochoa
José Abrantes, ministro del Interior, muerto en
circunstancias extrañas en prisión.

Por Francisco Chaviano González

Resulta extraño que al general Hugo Carvajal lo hayan expuesto fuera de las fronteras venezolanas en un cargo de Cónsul General de Aruba y más aún, que lo hayan enviado sin tener la confirmación que le investía de inmunidad diplomática.

Su detención y extradición eran legales y debió procederse con arreglo a ello. Pero esto abriría la caja de Pandora, poniendo al descubierto los vandalismo mafiosos del extinto presidente Hugo Chávez, del actual, Maduro y de los cubanos Fidel y Raúl Castro con las drogas y el terrorismo, por lo que tenían que impedirlo a toda costa.

El primer narco-estado en Latinoamérica fue la Cuba de Fidel Castro. Sus orígenes son muy anteriores al cartel colombiano de Pablo Escobar. El tráfico de drogas a través de Cuba, con el apoyo de guardacostas cubanos –Operación Viviana– se sostuvo por años, hasta que la DEA logró probar la complicidad de las autoridades de la Isla y Castro, removió a Aldo Santamaría Cuadrado de la jefatura de la Marina de Guerra, salvando así su responsabilidad.
Tan buenos dividendo le estaba dando la droga a Castro, que creo una división en el Ministerio del Interior, el Departamento MX, bajo el mando del Coronel Antonio de la Guardia, que trabajabacon el colombiano Pablo Escobar Gaviria. Por Cuba solo podía pasar la gente de Escobar, la droga del resto de las bandas era confiscada y reinsertada en la citada vía de tráfico.

Según revelaciones de un oficial cubano al Nuevo Herald en 1993, a finales de los años 80 se realizó una operación conjunta entre la DEA, el FBI, la CIA, la Marina y la aviación de Estados Unidos, con el objetivo de secuestrar al general José Abrantes, por entonces ministro del Interior cubano, para juzgarlo por tráfico de drogas.

La operación se llevaría a cabo en el Estrecho de la Florida y participaría un submarino para evacuarlo con seguridad y la aviación para detener a los Mig cubanos que salieran en su defensa.  Fidel Castro tomó drásticas medidas para no verse involucrado: fusiló al coronel Antonio de la Guardia y algunos de sus subordinados y juzgó públicamente por televisión a Abrantes, que moriría después misteriosamente en prisión. Abrantes y La Guardia eran leales colaboradores del régimen,, pero eran peligrosos testigos de sus fechorías y había que sacrificarlos.

El más importante de los altos mandos cubanos sacrificados por el escándalo de la droga traficada por Cuba, fue el general Arnaldo Ochoa. Su participación en la trama es ilógica, traida por los pelos, como si le hubieran puesto allí de pararrayos. Por un tiempo, pareciera que Cuba abandonaba el tráfico de drogas. Pero los Castro no estaban dispuesto a abandonar la mina de oro de la droga, por lo que terminaron trasladándola a los gobiernos bajo su control.

La Nicaragua de Daniel Ortega se convirtió en el puente de la droga hacia Estados Unidos. La Venezuela de Chávez fue el centro del tráfico de la droga colombiana. El mayor general Hugo Carvajal Barios, por entonces jefe de los servicios de inteligencia venezolanos, fue el nuevo encomendero. A su sombra el narcotráfico contó con todo tipo de cobertura y protección incluido el lavado de las jugosas ganancias.

La detención de Hugo Carvajal abriría la caja de Pandora, poniendo al descubierto los vandalismo mafiosos de Chávez, los Castro y sus vínculos con las drogas y el terrorismo. Las presiones y chantajes del presidente Maduro, con el apoyo de Castro y sus lacayos a los que se ha sumado el presidente Santos de Colombia, contra la pequeña Aruba, fueron abrumadoras. Se habla de barcos de guerra en la zona, la amenaza de cortar el suministro de petróleo y la cancelación de varios convenios y contratos, entre otros. Holanda terminó por ceder…

El caso Carvajal es una muestra de la debilidad de la Casa Blanca, que sirve de aliento a la delincuencia internacional. El protagonista de la narco droga venezolana, camina libremente por Caracas, al igual que Castro por Cuba. El síndrome Ochoa cabalga de nuevo.

(Este artículo apareció con anterioridad en Cubanet)

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