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viernes, 1 de agosto de 2014

Hamas e Israel acuerdan una tregua que solo duró una hora

Hamas bombardeando a Israel





Por Mirta Balea

Israel ha venido arrastrándose al lado oscuro de la fuerza en el último mes en su empecinada tarea de eliminar el medio centenar de túneles construidos por Hamas para cruzar, a la chita callando, al otro lado de la frontera y atacar en su propio territorio a los judíos.

NO se puede desviar a corner el tema de más de mil civiles palestinos muertos durante la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza so pretexto de responder a los ataques previos de Hamas.

Si creemos moralmente válido condenar actos de agresión gratuitos como los cohetes lanzados por Hamas al centro y sur de Israel antes y durante la ofensiva programada por Tel Aviv;  nos horroriza el secuestro y muerte de tres jóvenes judíos a manos de terroristas o el asesinato de un niño palestino en venganza por colonos judíos, habrá que hacer lo mismo con el despliegue de fuerza de Israel que en 25 días se ha pasado y mucho de la raya.

La tregua concertada para entrar en vigor a partir de hoy durante 72 horas ha fracasado como las dos anteriores y por la misma razón, un ataque de Hamas, comprometido a respetarla en esta ocasión.

Esto descarta que vaya a abrirse en este día la prevista ronda de negociaciones entre las partes en conflicto -por invitación de Egipto- para un cese del fuego duradero.

La Asamblea General de la ONU favoreció el 29 de noviembre del 2012 a Palestina (hablamos de Gaza y Cisjordania) con el estatuto de Estado NO miembro con una abrumadora mayoría de votos.

Tal vez el parlamento mundial pensó que con esto daría un impulso a las negociaciones, que desde hace dos décadas, tienen lugar entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel. El efecto fue contrario, se suspendieron varias veces y hasta ahora no se han vuelto a sentar para alcanzar un consenso.

Palestina renunció a constituirse en el Estado 59 en 1947 por la pataleta del mundo árabe ante la decisión de la ONU de dividir el territorio en dos Estados: uno palestino y otro judío.

Con la excepción, en diversos momentos de esta historia, en los que Egipto y Jordania firmaron tratados para un equilibrio de las relaciones bilaterales, como hizo Turquía en la esfera comercial y militar, la existencia de un territorio judío en pleno corazón árabe sigue suscitando el rechazo de una mayoría de esos países.

La naturaleza selectiva del respaldo "incondicional" de algunos países a los derechos humanos, no puede impedirnos observar la manipulación metafórica del lenguaje por algunos medios o ver más allá de las imágenes controladas y los mensajes verbales marcados por la ambigüedad, cuyo fin ha sido y es ocultar al público la mayor parte de la verdad sobre el polvorín de Oriente Medio.

Debo decir que tengo también la impresión, que al margen estas "verdades" a media, creo que todo este tiempo el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha venido nutriéndose con algo parecido al aforismo de William Blake de que aplicar la misma ley al león y al buey resulta injusto.

Prefiero tomar como referencia la elocuencia de Frei Betto cuando me habló del "tendedero de la información". En resumen, que podemos colgar gran cantidad de piezas informativas, pero no todos seremos capaces de relacionarlas unas con otras. 

Persiguiendo el concepto de autodefensa, Netanyahu y su equipo de crisis no han hecho más que agravar dramáticamente la situación siempre caldeada de la zona. La guerra, suspendida para este día con una temporalidad que solo duró una hora, tiene como elemento principal el interés de Hamas y otros estados musulmanes de hacer desaparecer a Israel.

Esta organización terrorista tiene esta meta como principal objetivo en su plataforma programática. Echar a los judíos al mar, que decían antes los árabes.

La firma hace dos meses de un acuerdo con los palestinos de Al Fatah, la histórica organización del fallecido Yaser Arafat (mayoritaria dentro de la Organización para la Liberación de Palestina) para gobernar de común acuerdo con la ANP iba encaminado a precipitar los acontecimientos de los que somos testigos ahora.

Hamas está apoyada política y financieramente por Catar y Turquía. En territorio catarí vive su lider Jaled Mashel y parte de su estado mayor, muy a salvo de los bombazos israelíes. Esto es desde que salieran pitando de Siria cuando comenzó en 2011 la guerra civil. 

Mashel visitó el pasado año al primer ministro turco Tayip Erdogan y no fue un encuentro social.

A Hamas le ha perjudicado la ilegalización en Egipto de los Hermanos Musulmanes, a los que se siente ligada ideológicamente, así como el cambio de residencia de Siria a Catar porque en el país del presidente Bashir el Asad recibía una subvención mensual de 10 millones de euros para sus gastos.

Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos reniegan de los Hermanos Musulmanes porque en esto las ideologías marcan el trayecto. Los de Hamas y amigos son suníes, en tanto los del Golfo son chiítas, y esta es otra razón para la salida de Mashel y compañía de Damasco, cuyo régimen resulta que es alauí, una rama del chiísmo.

Hamas ha perdido por lo anterior el apoyo político del Iran chiíta, que dota de armas, dinero y hombres a El Assad, y no puede contar tampoco con la solidaridad de la libanesa Hizbulá, otra organización terrorista, cuyos hombres luchan codo a codo con el ejército sirio.

Podemos resumir que entre el inicio de la guerra en Siria, secuela de la llamada primavera árabe, y el nuevo conflicto armado de Hamas con Israel ha tenido lugar un realineamiento importante de fuerzas en Oriente Medio.

La última iniciativa de paz de Estados Unidos envuelta en terciopelo, transportada por la manos del secretario norteamericano de Estado John Kerry resultó criticada duramente por Israel y Arabia Saudita, los dos principales aliados de Washington en la zona.

A ambos estados les ha parecido que mostraba demasiadas similitudes con iniciativas esbozadas antes por Catar y Turquía a favor de Hamas, y resultaba sospechoso que contara también con el apoyo de países de América Latina como Chile, Brasil, Ecuador, El Salvador y Perú, que han retirado ya sus embajadores de Tel Aviv. Venezuela y Cuba no tenían que hacerlo porque no los había.

Israel respondiendo a Hamas.

Los mitos persisten porque nadie los cuestiona, como el de que los árabes son pobres por culpa del resto del mundo y en especial de Israel y Estados Unidos, aunque la primavera árabe puso al descubierto la verdadera naturaleza del problema, derivado de la corrupción y la mala gestión de los regímenes del área.

Los mitos son un retrato simplista de una realidad, por lo general compleja como el tema que ocupa este trabajo, y son anti-realistas porque distorsionan la verdad.

Habría que preguntarse por qué algunos comentarios de prensa destacan los miles de civiles palestinos muertos en contraste con unas pocas decenas de israelíes, la mayoría militares.

Israel advirtió a los moradores palestinos en la frontera del inicio de los ataques para que se pusieran a cubierto. El objetivo eran edificios de las fuerzas terroristas, pero en la guerra siempre hay daños colaterales, de ahí el alerta.

Los de Hamas disponen de armas y otros artefactos bélicos, como los cohetes que disparan contra Israel, en edificios civiles porque para ellos la población es un enorme escudo humano para sus fines. Algo así hizo también el ajusticiado dictador iraquí Saddam Hussein.

La población israelí, en cambio, tiene protección de su gobierno en bunkers y otras construcciones similares y carecen del interés suicida de los musulmanes radicales. A sus líderes, desde siempre, les interesa preservar la vida de su gente y es la razón de que se proveyeran de un escudo anti-misiles, que en las últimas dos semanas ha logrado evitar que los cohetes desde Gaza entraran en territorio judío. 


Hamas, para la que el martirio y la muerte son parte de su razón de ser, había ordenado a la población permanecer en sus casas a la espera de las bombas. Hubo un brote de protesta hace tres días contra la guerra, pero la organización ejecutó a 30 gazeríes, a los que acusó de colaborar con el "enemigo judío". De estos, 20 habrían participado en la manifestación por la paz.

Hamas no solo tiene el poder político en Gaza (ahora haciendo a la ANP cómplice de sus fechorías), sino que controla los medios de producción y abastecimiento, el transporte y las comunicaciones, y aplica la coerción cuando los palestinos protestan.

Israel ha sido y sigue siendo un país sitiado por fuerzas hostiles desde que se estableció como Estado en 1948. Al año de que la ONU tomara la decisión, Líbano, Siria, Transjordania (hoy Jordania) y Egipto invadieron al joven país en la primera guerra con 15 meses de duración. 

Los países árabes lucraron con esa guerra, como también Israel, que se hizo con un 26% más de territorio. Egipto ocupó Gaza, Transjordania obtuvo Cisjordania y Jerusalén Este, refundándose en la actual Jordania, y a los palestinos en esos territorios se les dio el estatuto de refugiados.

La guerra de los siete días en 1967 giró el torno. Israel se hizo con Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este y con la alturas del Golán sirio y la península egipcia del Sinaí, que más tarde devolvió a Egipto.

Uno de los líderes de la Organización para la Liberación de Palestina, Zuheir Mossen, dijo en 1977 que no hay tal "nación palestina", su creación - precisó- solo es un medio a favor de la guerra contra Israel y de la unidad árabe. Era entonces el jefe militar de esta entidad.

Al margen de los intereses en juego a favor o contra Israel, quienes se acercan a la realidad de Oriente Medio lo hacen con guante para evitar contaminarse de cualquier otra idea que no sea la de condenar al estado judío e ignorar las agresiones de los estados árabes, cuando las ha habido, o de Hamas.

¿Cuántos de los intelectuales, artistas, científicos y otras destacadas personalidades han estado a uno y otro lado de la frontera entre Gaza e Israel como testigos directos de incógnito de las actitudes de los soldados israelíes y los civiles palestinos?

No debería extrañarnos que este conflicto siga prolongándose en el tiempo cuando ninguna de las partes se acepta como realidad ineludible en Oriente Medio.

La cuestión no radica, como cree Kerry, en hablar A sino en hablar CON. Y esto es así porque como calificó Walter Lippman a la mayoría silenciosa nadie se apoya en "el rebaño desconcertado".

Cada uno de los que de un modo u otro relata lo que ocurre en este conflicto tiene su propio rol que cumplir y no debe olvidarlo.

Los medios no deben suprimir la información inconveniente y creer que "el rebaño desconcertado" carece de entendimiento para comprender la complejidad de la situación en Oriente Medio.

Las organizaciones humanitarias deben ayudar a las víctimas con todo lo que esté a su alcance y denunciar la guerra como un mal evitable.

La comunidad internacional aplicarse en lo que dio origen a la ONU: limitar los excesos de una y otra parte y que ninguna tenga derecho a elegir los métodos para alcanzar sus objetivos, sean para agredir o para defenderse.

En Gaza, la función ejecutiva la tiene Hamas, no la ANP; en Israel, es Netanyahu y su gobierno. Tanto unos y otros examinan, planean y establecen lo que es el "interés común". Pero ¿quién fija ese interés? ¿Quién tiene en sus manos la verdad absoluta para hacerlo?

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