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domingo, 4 de agosto de 2013

España: la catedral de Burgos

Rosetón de la fachada de la catedral de Burgos






Por Mirta Balea



La catedrales góticas con su simbolismo religioso, esotérico y espiritual fueron concebidas por sus constructores como la forma de acercarse a Dios en el marco de una Edad Media llena de superstición y de fervor religioso y en la que la relación con lo sagrado era diferente a la actual.


En un edificio como éste todo es luz, proporción, orden, medida, armonía, equilibrio de formas y arquitectura. Y aún queda lo más relevante: la suposición de que en ella se encuentra todo el universo, el macrocosmos y el microcosmos; como en el hermetismo "todo lo que es arriba es abajo".


Transcurre el misterio de la unidad original, que no es más que la tradición; una visión global de la realidad como única y por esto la construcción de las catedrales, en importante número durante la Edad Media, se la considera un hito de la civilización occidental, posible solo por el asentamiento en los siglos XII y XIII de la arquitectura gótica.


Los templarios fueron los mayores financiadores de la construcción de estos edificios sagrados y la supervivencia de la tradición estuvo a cargo de los llamados albañiles, masones y rosacruces, entre los que jugaba un importante papel el Maestro.



Los grados jerárquicos de ese gremio, como organización de oficio, provenían de la destreza y eran tres: el compañero, que come junto a sus hermanos; el aprendiz, que desearía hacerlo pero no puede aún; y el maestro, que es quien dispensa el alimento.


Burgos está en posesión de la única catedral de España declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984, constituida en Monumento Nacional desde 1885 y comparable solo en belleza e importancia con Notre Damme, de Paris, y la de Reims.



Este rango tiene un carácter independiente porque no va unido a un centro histórico urbano, como serían los casos de Salamanca, Santiago de Compostela, Ávila, Córdoba, Toledo o Cuenca, o como parte de otros edificios, según pasa en Sevilla.




La de Burgos ofrece las dos más famosas agujas del gótico español y europeo en su fachada con 79 metros de altura en desafío a la gravedad como casi todo el arte gótico, que parece imbuido de una magia ancestral.


Las espléndidas agujas
Debemos recordar, ante la magnificencia de las catedrales, la capacidad del hombre medieval (con la escasez de medios técnicos) para vencer las dificultades inherentes a la complejidad de los elementos de estos edificios como forma de canalizar su fe y fervor religiosos.


La catedral de Santa María de Burgos, dedicada a la madre de Jesús, inicio su construcción en 1221, sufrió modificaciones a lo largo de los siglos y las últimas obras datan del siglo XVIII.


Pertenece al gótico francés, como las de Paris y Reims, pero incluye en su interior elementos del barroco y del renacimiento español. La diferencia entre el estilo románico, que luego se recuperó por los italianos en el Renacimiento, radica en los arcos y las bóvedas. En Burgos, salvo las puertas de la fachada principal, reformadas en el siglo XVIII en un estilo neoclásico, el resto de la armazón es puro gótico.


L. Charpentier escribió: "El cristianismo primitivo, y después el bizantino y el románico, construyeron en tierra la caja de resonancia, la caverna original, utilizando la cúpula y la bóveda de medio punto, heredada de Roma; pero es estática, pesada, no tiene tensión y no posee propiedad vibratoria alguna. Esto llevó a los abades benedictinos a doblar la acción terrenal, por una parte con la música, lo que nos ha dado el gregoriano, y por otra parte, con esa música visual representada por la armonía geométrica de las proporciones y de las formas monumentales".


La catedral gótica es el resultado de un proceso del monacato cisterciense, en el que juega un rol especial Bernardo de Clairvaux, quien hizo de esta orden una de las más importantes en la Edad Media y fue proclamado santo.



La importancia de este personaje puede verse en la Divina Comedia de Dante Allighieri, quien le otorga la tarea de acompañarlo en los últimos cantos del Paraíso, donde el poeta contempla la Virgen María por quien el abate había demostrado devoción toda su vida.


Una fuente cercana a la catedral
El cimborrio de la catedral de Burgos marca el mismo centro del edificio y bajo este se halla la tumba de Rodrigo Díaz de Vivar (el Cid) y de su esposa Jimena. Pertenece al gótico-plateresco.


Es una bóveda estrellada de plementería calada, de influencia islámica, que se cayó un siglo después y se rehizó al estilo plateresco, al mismo tiempo en que se construían la capilla de los Condestables de Castilla y la cámara funeraria que albergaría después sus cuerpos.



La bóveda gótica hace que la cubierta no pese sobre los muros y se proyecte hacia arriba, permitiendo así que la estructura no se hunda. Los arbotantes, que solo pueden verse desde el exterior,  confieren un empuje vertical. Para muchos, el gótico es la levitación; la gravedad en esta arquitectura queda anulada. La de Burgos es de una belleza y complejidad absolutas. Una estrella octogonal es su punto culminante.

Arbotantes de Nuestra Señora de Paris


Desde fuera se aprecian los desniveles entre la ladera norte y la ladera sur de la catedral de Burgos construida sobre una loma.


La capilla de los Condestables es considerada por los entendidos como una catedral dentro de la principal y pertenece al período isabelino. Es una de las tres más famosas de todo el arte europeo de transición entre el gótico y el principio del renacimiento.



Cimborrio. ´La cúpula octogonal


Los elementos portadores del gótico como los pilares, las bóvedas, los arbotantes, las agujas, permiten disminuir el espesor de los muros de apoyo, algo impensable en el arte precedente. Esto hizo posible abrir las altas ventanas con sus vidrieras, que facilitan el paso de la luz, aportando brillantez al espacio interior.


Como norma general, los rosetones se colocan en la fachada, a la entrada, por encima del pórtico, como ocurre en Burgos. Otras catedrales, también tienen más en sus laterales. La rosa a la que este elemento debe su nombre fue cultivada por primera vez por los persas para sus jardines como fuente de contemplación pura.


Para Fulcanelli, autor del Misterio de las catedrales, los rosetones tienen una correspondencia alquímica, porque la rosa representa la acción del fuego y su duración.


Las gárgolas no son únicamente representaciones grotescas de piedra amenazantes, en principio tenían la funcionalidad de servir de desagüe del agua de lluvia acumulado en los techos de los templos, lo que a la vista de cualquier profano resulta evidente. Otra cosa es que en el gótico todo tenga un valor esotérico.


Los estudiosos de la iconografía medieval consideran que son demonios intentando huir del poder de Dios, trasmitiendo el mensaje de que el mal no puede penetrar en casa del divino, o guardianes con la misión de proteger de los malintencionados del exterior el templo e infundir terror en los pecadores.



Uno de estos estudiosos, que conocí en Francia hace mucho tiempo, asegura que los templarios, al verse perseguidos por la iglesia y siendo expertos en catedrales, decidieron representar en estas figuras a los poderosos: la Iglesia y el Estado.



Había mucho rencor de parte de los caballeros templarios hacia el rey de Francia Felipe el Hermoso, cuyas estratagemas para quedarse con el poder y las riquezas de éstos había logrado sofocar el gran maestre Jacques de Molay.



El monarca había hecho elegir Papa, con el nombre de Clemente  A, a quien fuera arzobispo de Burdeos, y por esto contó con su apoyo para borrar de la faz de la tierra a estos personajes tan singulares y cuya historia no deja nunca de sorprendernos. La operación tuvo lugar un viernes 13 (de septiembre de 1307).

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