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jueves, 15 de agosto de 2013

Egipto: reinstalan la ley marcial

Ataque a los campamentos islamistas




Por Mirta Balea


Los militares egipcios acaban de dar un paso en falso en sus ansias por recuperar el poder arrebatado por la población en 2011 cuando las multitudinarias protestas en la plaza Tahrir dieron al traste con el régimen de Hosni Moubarak.


El gobierno interino, creado por el general Abdul-Fattah el-Sissi   tras un golpe de estado el pasado 3 de julio contra el presidente elegido democráticamente Mohamed Mursi, ha decretado temporalmente y por un año la ley marcial. En la mente de muchos, están presentes los 30 años que duró con el régimen de Moubarak, forzado en 2011 a abolirla por la dimensión de las protestas.


La ley marcial había sido impuesta en 1961 en ocasión del asesinato por islamistas radicales del predecesor de Moubarak Anuar el Sadat. Nadie cree en Egipto, ni siquiera aquellos liberales que apoyaron el golpe, que los militares vayan a derogarla una vez impuesta.


Con el estado de emergencia en todo el país y el toque de queda en algunas ciudades, se conculcan derechos importantes de la población, pero dado el carácter tan violento de los enfrentamientos, hay que pensar en uno de estos como el más lamentable: la imposibilidad de ser juzgado por un tribunal civil si los militares te echan el guante.


Los violentos enfrentamientos del pasado miércoles entre militares y miembros y seguidores de los Hermanos Musulmanes (HHMM), en los campamentos islamistas en los alrededores de El Cairo, dieron paso a la medida, que constituye solo una más entre las muchas que irán apareciendo para afianzar el poder militar. Ese mismo día fueron removidos de sus cargos los gobernadores provinciales.


De 25 gobernadores, 19 son ahora militares y el resto simpatizantes del régimen de Moubarak. Mursi había roto con la tradición de nombrar altos cargos militares retirados en tales puestos, pero optó por una elección no menos conflictiva: nombrar a partidarios de la Hermandad.


Este fue el caso de Adel al-Jayat, gobernador de Luxor - ahora destituido por los militares-, salafista, miembro del grupo terrorista Gama Islamiya, que llevó a cabo la matanza de turistas en 1997 en esa localidad.


La operación militar del miércoles pasado sobre los campamentos islamistas en las plazas Rabaa al-Adawiya y Nahda se realizó aprovechando el rezo musulman para tomar a todos por sorpresa. Fueron disparados gases lacrimógenos, mientras helicópteros de la policía rodeaban el lugar y los vehículos del ejército tomaban posiciones.


Este no ha sido el único asalto a los puestos islamistas, creados hace seis semanas para exigir la vuelta de Mursi, sino el tercero, pero que rebasa con mucho a los anteriores en escalada de violencia y vidas humanas perdidas. El ministerio de Salud ha admitido hoy la cifra de 327 muertos, entre estos 40 militares, y 2926 heridos.


 
El primer ministro francés Laurent Fabius ha condenado el ataque militar y ha instado a la ONU a asumir una postura común sobre estos hechos. La Casa Blanca ha dejado claro que no apoya la violencia ejercida contra la oposición, pero esto no significa que desconfíe de que el Ejército pueda llevar a buen puerto una transición política.



Estados Unidos se ha negado hasta el momento a calificar de golpe de estado la acción de los militares contra Mursi porque tendría entonces que suspender automáticamente la ayuda anual de 1,3 billones de dólares para Egipto.


Desde hace meses, la Administración de Barack Obama ha venido mostrando su desapego hacia el régimen islamista en El Cairo con el argumento de la falta de avances en la economía y las escasas reformas políticas realizadas por Mursi en un año de gobierno. Este mismo razonamiento hicieron los egipcios liberales cuando regresaron a la plaza Tahrir y respaldaron después el golpe militar.



Los muertos islamistas.



El secretario de estado John Kerry se había entrevistado en marzo con el presidente egipcio para hacerle saber las dudas de Estados Unidos sobre la deriva islamista de su gobierno en detrimento de otras minorías, lo que no fue óbice para que le ofreciera 250 millones de dólares de ayuda y le prometiera más si volvía al redil democrático.


Tras el golpe militar, la Casa Blanca suspendió la entrega de un cargamento de aviones de combates, lo que hizo subirse por las paredes a el-Sissi y decir que los norteamericanos le daba la espalda a Egipto. Los HHMM en franca contradicción con los hechos conocidos cargan las tintas sobre Estados Unidos al que culpan de la deriva actual en el país.


Tras el ataque el miércoles a la Hermandad, los "tuiteos" en la red hablaban de cientos de miembros y simpatizantes arrestados, pero las autoridades lo niegan. En cambio, sí han anunciado la incautación en los campamentos asaltados de armas y municiones, sin que hasta el momento se hayan mostrado a la prensa.


Las cosas no van bien para los periodistas, tres de los cuales murieron durante el asalto de la pasada semana: un cámara británico y dos representantes de periódicos de los Emiratos Arabes Unidos y de Egipto. Después fueron arrestados varios reporteros cuando intentaban informar de lo que estaba ocurriendo.


Un vocero de la Hermandad ha advertido que la situación en Egipto puede volverse como la de Siria, donde tiene lugar un conflicto desde hace dos años con un saldo de 100 mil muertos y millones de desplazados.


Los islamistas, en venganza por lo ocurrido, redujeron a cenizas siete iglesias cristianas, varias tiendas judías y atacaron cuarteles militares en distintas zonas del país.


El Partido Justicia y Libertad, brazo político de la Hermandad y principal apoyo del presidente para ganar las elecciones del pasado año, emergió como una fuerza política importante tras la caída de Moubarak y capitalizó las protestas de la plaza Tahrir cuando medio siglo atrás habían sido condenados al ostracismo por el Padre de la Nación Árabe, Gamal Abdel Nasser.


Las tornas se volvieron contra Mursi cuando la gente ocupó de nuevo la plaza Tahrir poco antes de que los militares decidieron dar cuenta de la presidencia. Las protestas giraban alrededor del hundimiento de la economía y las pocas reformas políticas realizadas por un mandatario preocupado únicamente por sacar adelante una Constitución escasa de derechos y que intentaba ser un remedo de la Sharia o ley musulmana y no un legado de las manifestaciones por la democracia contra Moubarak.


El presidente y sus más cercanos colaboradores permanecen encerrados en un lugar secreto. La Hermandad, ávida por conocer su paradero, arremetió contra varios objetivos militares en Damanhour, en el Delta del Nilo, y en la costa de Alejandría y tomaron el bastión de Beri Suef, donde retienen a varios militares.


También hay militares muertos y heridos




Amnistía Internacional ha abogado por un cese urgente de la represión contra los islamistas. Leí en un twitter que al menos uno murió incinerado en su improvisada carpa y a otros les dispararon en la cara. La Hermandad por todas las vías conocidas ha llamado al alzamiento en todo el país y sigue empleando en sus encontronazos con los militares cohetes y cócteles molotov.


El partido salafista Al Nour, el segundo en importancia en el país, insta en cambio al cese de la violencia por todas las partes antes que todo se les vaya de las manos y para evitar la "rotura" del país. Algo similar a la Marcha de la Paz, realizada hoy en Gaza, en la que los palestinos piden el cese de la violencia y - como no puede ser de otra manera- culpan a Israel y Estados Unidos por todo lo ocurrido hasta ahora.


La Alta Representante de la Política de la Unión Europea, Catherine Ashton, ha condenado también los enfrentamientos e instado a las partes a realizar un esfuerzo de voluntad para llegar a un acuerdo de compromiso y evitar mas violencia.


El vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, ha dicho que la violencia es una ruta equivocada y un indicativo de que los militares podrían no estar de verdad en la onda de una transición democrática para la elección de un gobierno civil.


El plan de la Hermandad tiene el claro objetivo de reinstalar a Mursi en el poder para que los islamistas puedan seguir gobernando. El de los militares intenta acabar con los islamistas, llevarlos al ostracismo como estaban antes y eliminarlos como oposición. Occidente, al final, apoyará al bando ganador.

Ver: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2012/12/egipto.html

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