Datos personales

viernes, 9 de agosto de 2013

Cuba: el caso Carromero

Osvaldo Paya


Por Mirta Balea



Hoy se celebra como cada año desde 1993 El dia mundial de la libertad de prensa, creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), y ha sido el momento escogido por la ONG Reporteros sin Fronteras para denunciar a los 39 depredadores de la libertad de prensa en el mundo, entre los que figura el jefe de estado y gobierno de Cuba, Raúl Castro.


En estos días, recordamos también el caso de Angel Carromero, alto dirigente del ala juvenil Nuevas Generaciones del Partido Popular (PP) ( gobernante en España), quien salió de una cárcel cubana repatriado el pasado 11 de enero y sobre el que pesa una condena de cuatro años a cumplir en su país con pulsera telemática.


Este joven había sido condenado por conducción imprudente por un tribunal cubano, que le colocó como único culpable del accidente del 22 de julio de 2012 en el que murieron el líder del Movimiento Cristiano de Liberación, Osvaldo Payá, y otro de sus miembros, Harold Cepero. Había una cuarta persona en el vehículo, el ciudadano sueco Jens Aron Moding, quien desde entonces padece olvido crónico.


Los Castro han manipulado y siguen haciéndolo todo el andamiaje político, jurídico y social del país durante más de medio siglo y lo hicieron también en el caso Carromero. Este joven ha estado preso en la isla, ha sido torturado psicológicamente e impedido de hablar con libertad porque de hacerlo habría comprometido las gestiones del gobierno de Madrid para traerlo de regreso a España.


Aunque solo tenga una tobillera telemática, sigue siendo un prisionero y me he preguntado muchas veces ¿ por qué el gobierno español se muestra tan respetuoso con una dictadura que entre sus términos para un acuerdo de repatriación puso el de mantener la boca cerrada y aceptar todos su versión del accidente?


De haber sido uno de los acólitos del régimen cubano, los Castro, en similares circunstancias, no habrían dudado ni un momento en liberarlo de sus grilletes y para esto habrían argumentado cualquier cosa y el mundo, como tantas otras veces, se lo hubiera tragado.


Carromero relató hace unos días al periódico español El Mundo, por segunda vez (lo había hecho antes al The Washington Post) lo ocurrido aquel aciago 22 de julio del 2012. Nadie con el mínimo sentido común y por muy cauteloso y diplomático que sea, puede creerse a partir de ahora la versión del gobierno cubano.


Todos dentro y fuera de Cuba saben que Payá ha sido durante años un objetivo de la Seguridad del Estado y que el accidente no fue más que un montaje para deshacerse de él y culpar a otro.


La narración hecha al El Mundo, contiene puntos claves y denuncias de la mayor importancia. Lo primero es que Payá y Cepero salieron vivos del accidente. Las enfermeras del hospital y un párroco le corroboraron al joven español que todos habían ingresado vivos.


La hija de Payá, Rosa María, señaló a un canal de televisión de Miami que todo lo declarado por Carromero al periódico español era cierto y que desde el primer momento, a través de sms, él había dejado constancia de la persecución de que habían sido objeto por varios vehículos durante su trayecto a Bayamo, en el oriente cubano.


El gobierno español tomó cartas diplomáticas en el asunto, pero solo para sacar a Carromero, "por lo que está muy agradecido", sin más comentarios. Aquí se le sigue manteniendo como un delincuente y hasta algunos demócratas han dudado de la veracidad de sus palabras. Los órganos mediáticos, los políticos, de este lado del charco, le han tratado exactamente como pretendía la propaganda de los Castro.


Desde la publicación de las primeras declaraciones al The Washington Post en marzo del 2013, ocho senadores, republicanos y demócratas, escribieron una carta para solicitar una investigación a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA).


La OEA hace apenas unos meses readmitió a la isla en sus filas, después de 47 años de suspensión, durante el plenario realizado en San Pedro Sula, Honduras, a instancias, como no, de ese y otros países amigos del régimen cubano.


La resolución de los cancilleres de 32 países latinoamericanos señala en uno de sus dos acápites que "la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, propósitos y principios de la OEA".


El divo cubano, Raúl Castro, se apresuró desde La Habana, probablemente para consumo interno, que no deseaba volver a la organización, con sede en Washington. Y todos tan contentos con el desplante, después que lo había gestionado él mismo mediante los "correveydile" habituales.


Así que, ¿cómo vamos a creernos que los órganos jurisdiccionales del sistema Interamericano se abocarían a una investigación seria? Bastaría solo para iniciarla aceptar que la versión oficial del accidente resulta como mínimo dudosa, admitir la obviedad de que la prensa no tuvo libertad de acción para analizar el caso en el lugar del accidente, y entender que la propia familia Payá estuvo en todo momento del lado de Carromero sin ambages.



Cito sus declaraciones a El Mundo: "Nos dirigíamos a Santiago (en el oriente del país, donde se encuentra Bayamo) cuando advertimos tres veces que éramos seguidos por un vehículo azul. En Bayamo, lo vemos perseguirnos, viene hostigándonos de cerca, tanto que pude ver los ojos del conductor por el retrovisor. Osvaldo me dice: Son de la comunista por el color de la placa. Angel continuó conduciendo como si nada.


Carromero detalla también cómo el coche los embistió por detrás y los sacó a la carretera, algo de fácil comprobación con una foto del coche y los daños, y perdió el conocimiento. Lo siguiente que recuerda es como unos hombres lo metieron en una furgoneta con puertas correderas, como las utilizadas por la Seguridad del Estado en Cuba ,y él atinó a gritarles: Joder, quienes sois y qué cojones nos habéis hecho. Luego pierde otra vez el conocimiento y cree que le dieron con una culata porque tiene una brecha en la cabeza no vinculada al accidente.


Para la impunidad de que goza la Seguridad del Estado cubana en todas sus acciones, matar a dos cubanos no era algo particularmente  problemático, más si uno de ellos era un conocido y respetado disidente, receptor del premio Sajarov, concedido por el parlamento europeo. Así que solo dejaron vivos a los extranjeros para no tener problemas mayores.


Carromero analiza que su juicio no fue justo. "La Fiscalía cubana -ha dicho al periódico español- fue fabricando las pruebas conforme avanzaba el proceso y la defensa no tuvo acceso ni al coche o a testigo alguno. Fue una pantomima, los testigos de cargo llevaban escrito el testimonio en la palma de la mano".



Solo pudo ver a su abogado una vez antes del juicio y habló con el un minuto "por descuido de un coronel". El preguntó le preguntó al letrado si en España sabían que no había habido tal accidente, sino que se trataba de un crimen de estado, y éste le aconsejó que "mantuviera la boca cerrada y aceptara la versión oficial", no sin antes garantizarle que el Gobierno español y el PP estaban con él.


La versión oficial de que fue un exceso de velocidad lo que provocó el accidente ha sido descartada por el joven español, que se ve a sí mismo como un buen conductor y que es consciente que lo sacaron de la carretera para hacerle perder el control.


La entrevista concedida a El Mundo ha estado en línea con lo dicho antes al The Washington Post. Rosa María Payá declaró en Miami que un coche rojo fue el primero en llegar al lugar del accidente, apenas unos segundos después, y que había otros implicados, entre estos el azul, que fue el que los embistió por detrás.



El ministro de Relaciones Exteriores español, Miguel Angel García-Margallo, que urdió la repatriación de Carromero con su colega cubano, se mantiene en sus trece de que el joven avaló en Cuba la versión oficial. ¿Y cómo debería haberse comportado si quería regresar a España? Todos los que dan por buena la versión cubana se agarran de esto, lo que dificultará aún más las acciones del abogado de la familia Payá, Santiago Cantón, quien intenta que se realice una indagación por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que podría servir de base a otra en la Audiencia Nacional española.


El proceso enfrentará las dificultades de demora por la escasez de medios y volumen de trabajo excesivo de ese organismo interamericano. Carromero tendrá que aceptar su suerte de cuatro años de condena -porque nadie está en disposición de quitársela de encima aunque solo fuera simbólicamente- y aún estaremos todos esperando algún resultado práctico de todo esto.


Con la clamorosa acogida de la OEA a Cuba, que no reconoce a su Corte y para muestra un botón: los abogados han enviado cartas a La Habana pidiendo información del caso y les han sido devueltas sin abrir, tampoco se pueden cifrar muchas esperanzas en que tenga lugar la investigación de la familia Payá y los senadores norteamericanos buscan para, como suele ocurrir con las enfermedades, tener una segunda opinión.



De cualquier manera, las informaciones que puedan proceder de La Habana nunca dirán que Carromero fue sometido a torturas psicológicas como dejarlo salir de la celda solo una vez cada tres semanas o que le ponían catéteres para inyectarle quien sabe qué cosa; que estuvo sin contacto con el exterior, solo atendido por un militar y llamando una vez al mes a su madre.


La Alta Representante de la Unión Europea, Catherine Ashton, ha tomado nota de lo declarado por Carromero sobre el asesinato de estado de Payá y Cepero, pero de momento -según ha señalado también para quitarse el problema de encima- es un asunto consular entre Cuba y España.


Desde 1996, la UE mantiene la llamada Posición Común, consistente en bloquear las relaciones con la isla hasta tanto se den las premisas de promoción de la democracia y respeto a los derechos humanos, así como permitir el contacto directo con opositores, algo ilegal.


Aún con los cambios voceados por Raúl Castro, se mantiene como un sine qua non para estar libre de sospechas la prohibición a extranjeros y nacionales de cualquier contacto con los opositores al régimen. Todos temen que la Seguridad del Estado les endilgue cualquier acusación, les ponga droga o intente cualquier otra vía nada ética para llevarlos a prisión.


La Posición Común estuvo auspiciada por el gobierno del PP de José María Aznar, pero en la etapa del socialista José Luis Rodríguez Zapatero se puso en marcha en 2010 una exploración - que no ha concluido aún- para una normalización de relaciones.


En suma, la Posición Común se mantiene hasta que este proceso del 2010 no concluya. Y Carromero sigue a la espera de que los demócratas lo crean.

Ver: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2012/10/cuba.html
http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2012/08/cuba-un-joven-en-las-garras-de-los.html


    


No hay comentarios:

Publicar un comentario