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martes, 10 de enero de 2017
¿HABRA ENTENDIMIENTO ENTRE ESTADOS UNIDOS Y SUS RIVALES CHINA Y RUSIA?
El presidente Barack Obama realiza hoy su discurso de despedida en Chicago, continuando una tradición inaugurada en 1796 por el primer mandatario George Washington, quien ofreció no solo su adiós a la nación tras un segundo mandato, sino también sus "recomendaciones ".
Esta será la última oportunidad de defender sus políticas antes que Donald Trump ocupe el despacho oval, en momentos en corre el riesgo de que "todos sus logros" desaparecerán en los primeros cien días del nuevo mandatario.
Nadie parece tener dudas de que Obama no parece haber digerido aún -junto a la progresía nacional- el triunfo de Trump, a pesar del recuento de votos realizado recientemente y de otras medidas para poner en tela de juicio la votación. El presidente saliente no ha podido abstenerse de sacar a la luz un informe conjunto de los Servicios de Inteligencia sobre la supuesta interferencia de Rusia en el proceso presidencial.
Hasta el último momento ha impulsado en el Congreso una nueva batería de sanciones a Moscú, aparte de las medidas adoptadas por él mismo de considerar persona no grata a 35 diplomáticos, cerrar los consulados de Washington y California y dos edificios dependientes de la delegación diplomática del Kremlin.
Un informe conjunto de la CIA, el FBI y la NSA, conocido el viernes, acusa a Moscú de manera directa. No hablamos de un documento clasificado, que haya sido desclasificado con tal propósito, porque el propio vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest ha dicho que "se protegerán las fuentes". Resulta llamativo que se desvele cuando el propio portavoz admite que "no estamos preparados para hacer público como se obtuvo la información".
El portavoz de Obama ha insistido en la credibilidad del documento porque ha sido promovido por "agentes de Inteligencia, que han dedicado sus vida a la protección y seguridad de Estados Unidos. Expertos en éste ámbito, que no trabajan para enriquecerse o recibir fama y gloria, sino en interés de la nación. Son patriotas", todo muy de violines de fondo.
Desde la platea, noto lo siguiente: si han habido dudas sobre la veracidad del contenido del informe, la intervención de la Casa Blanca las incrementan porque, según Earnest, el texto trasmite "un mensaje bastante sólido de cuan completas son las pruebas". El texto, lleno de verbos como "creemos", "consideramos", sin que se aporte una sola prueba, quizás por que se trata solo de una open source, a la que se quita todo lo que sea clasificado y nunca contendrá nada sensible. Los patriotas del informe se basan también en la campaña presidencial.
Resulta que todo en el informe es discutible. Salvo Rusia Today y en algunas ocasiones la Fox News, todos los medios, nacionales e internacionales, estaban a favor de Hillary Clinton. En España todos, al igual que en Italia, Francia, Reino Unido y su BBC, y en el patio, The New York Times, Washington Post, CBS, NBC y otros. Es decir, como se diría en Cuba, la lista no juega con el billete. De tomar en serio el documento habría ganado Trump.
Hace unos días, un amigo de la embajada en Madrid me preguntó sarcásticamente: ¿Crees que este documento habría visto la luz si Clinton hubiera ganado?. Mi respuesta fue: no lo creo. Porque han habido en Estados Unidos muchos intentos de hackeo, algunos largos en el tiempo como los de China y Corea. Recientemente se supo que los chinos habían robado un dron acuático y que lo devolverían, una noticia que pasó sin pena ni gloria, salvo cuando salió el desacertado twitt de Trump sobre el incidente.
Claro que lo devolverán, después que técnicos en ingeniería inversa se apoderen de todos sus secretos. ¿La situación habría sido la misma en que caso de robarlo Rusia o Irán? No creo. La gente olvida que quienes están al mando en las Agencias de Inteligencia son cargos políticos designados por el presidente de turno. Recordemos cuando a George Busch le convino dar a conocer lo de las supuestas armas de destrucción masiva en Irak, como pretexto para la invasión, y resultó luego una mentira sobre las que se dieron muchas explicaciones, pero al fin y al cabo mentira.
Obama, sus predecesores, ha mentido también en muchas cosas a lo largo de ocho años. De hecho su Administración es la que más armas ha vendido desde la II Guerra Mundial y todo esto a pesar de ser laureado con el Premio Nobel de la Paz.
Los acuerdos sobre venta de armas entre 2008 al 2015, según el Servicio de Investigaciones del Congreso, alcanzan la cifra de 265 mil 471 millones de dólares. La mayor cifra se registró en 2011 con el inicio del conflicto sirio: 56 mil 131 millones de dólares. Sobre Siria e Iraq, según la misma fuente, cayeron 26 mil bombas en 2016.
Los mayores importadores de armas de la Administración Obama fueron Arabia Saudita, Qatar, Egipto, Argelia, Iraq, Emiratos Arabes, India, Corea del Sur e Israel y, en América, Brasil. Las mayores generadoras de contratos fueron Arabia Saudita con 61 mil 900 millones y Qatar con 10 mil 100 millones de dólares, específicamente porque se involucraron en el conflicto de Yemen.
Obama hizo como que desplegaba la bandera blanca desde su primer mandato -por lo que le otorgaron el premio- pero la realidad es que tropas norteamericanas están desplegadas en 138 países, un 70% del total mundial de naciones, según el TomDispatch. Lo que se puede ver en ocho años de política exterior demócrata ha sido un interés directo en cambiar a regímenes que no gustaban, el caso sirio, por ejemplo, con el uso de revoluciones de un solo color y vendiendo armas a los terroristas, en un juego geo-político del que se habla más bien poco.
Todos tenemos el terrorismo siempre presente, somos conscientes de esta nueva era de violencia, pero lo que debería quitar el sueño a la sociedad norteamericana son los adversarios de Estados Unidos y sus ataques cibernéticos, aunque no me refiero solo al informe de última hora sobre Rusia. El nivel de sofisticación alcanzado en los últimos cinco años debería prepararnos a todos para el próximo decenio.
Tras el 11 de septiembre de 2001, todo el dinero se ha dedicado, según fuentes del Pentágono, a Inteligencia y Contra-Inteligencia, y este único objetivo: el terrorismo, lo que ha hecho vulnerable al país en otros terrenos. El espionaje chino nunca ha parado y aumenta cada año y seguirá teniendo lugar para robar información secreta de defensa, tecnología, propiedad intelectual hasta máximos históricos.
En años venideros, el ataque tendrá lugar contra el sistema financiero, porque se ha desmonetizado a la sociedad, mucha gente no lleva efectivo y nuestro dinero está cautivo de manera numérica, no en papel, en unos pocos nódulos de encapsulado. Un ataque contra todo esto tendría consecuencias muy peligrosas.
Daba risa ver cómo Hillary Clinton intentaba salir airosa del embrollo de sus correos privados porque hablamos de una mujer que ha tenido una vida política larga, con puestos de importancia, antes de llegar a la Secretaría de Estado, que debía conocer lo que es una información clasificada y sus diversos tipos y en cambio la veíamos caer de espaldas diciendo sin pudor que no sabía lo que era la letra C. Resulta aun más increíble que le pasara inadvertido que era una de las dos o tres personas de interés de cualquier Inteligencia extranjera.
Cuesta trabajo pensar que esto no se haya considerado una ingenuidad punible, quizás porque tampoco se desclasificó todo el expediente a instancias de Obama. Lo cierto es que se ha despedido a gente por menos, como dejar información confidencial en un cajón de su mesa o por dársela a un funcionario no autorizado.
Si ha habido un significado internacional en el triunfo de Trump es que el proceso de globalización -tal y como estaba montado- se paraliza. Los más tambaleantes serán los chinos, que apostaron todo a esa cesta. Su economía atraviesa por serios problemas porque su paradoja está en ser una dictadura comunista sobre una base capitalista.
Trump asumirá el cargo el próximo día 20 y todos están en ascuas sobre lo que hará con China, es decir, si continuará acusándola de manipular divisas y empezará una guerra comercial o hará borrón y cuenta nueva. El mismo caso de Rusia, con lo último dejado por Obama, nos plantea si el nuevo mandatario dará por bueno el informe conjunto de Inteligencia o seguirá en sus intentos de acercamiento expresado durante su campaña.
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domingo, 29 de marzo de 2015
Arabia Saudita y su geopolítica regional en Yemen
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Los houthis llegan ya hasta el Mar Rojo |
Por Mirta Balea
Ante la Liga Árabe, el huído presidente de Yemen, Abdrabbo Mansur Hadi, exigió con palabras altisonantes que se mantenga la operación militar, encabezada por Arabia Saudita, para desalojar a los rebeldes houti.
La coalición de 10 países del Golfo y la península árabe contra las fuerzas rebeldes resulta ser, para el presidente Hadi, la única manera de regresar a su puesto, abandonado voluntariamente cuando sus opositores houti amenazaron a Aden, la más importante ciudad del país.
Con anterioridad, habían conquistado la capital, Sana'a, marchando desde su tradicional bastión en la noroccidental provincia de Sa'dah.
El rey saudí Salman Ibn Bin Abdel Aziz, durante su estancia en Sharm el Sheik, Egipto - donde tuvo lugar el día 28 la cumbre árabe-, aseguró que la operación militar Tormenta decisiva continuará hasta que Yemen se convierta en un país "estable y seguro".
Resulta difícil optar por apoyar desde afuera, dada la escasez de información, a los participantes en la Tormenta decisiva o a los rebeldes houti, aunque Estados Unidos lo ha hecho ya a favor de su aliado suní en la zona para que Hadi pueda retornar.
La ofensiva militar desatada por los rebeldes en la conquista de Aden se ha visto por Arabia Saudita como una amenaza a su seguridad. El argumento legal para intervenir se apoya en la solicitud "expresa" de Hadi tras volar a Riad en busca de refugio.
La nueva jefatura saudita - tras la muerte del rey Abdullah-, ha centrado su política en gestionar tensiones regionales con el fin de preservar la legitimidad de la monarquía de Riad y su control del mundo musulmán (en un 90 por ciento suní) por tener en su territorio los lugares sagrados de Meca y Medina.
Las acciones de la coalición han envuelto a Yemen en un caos, que amenaza a todo Oriente Medio, y ahora se pretende, como sugirió el presidente egipcio en la cumbre árabe, crear una fuerza conjunta para invadir al país por tierra.
Si esto ocurre -como parece probable que así sea-, los rebeldes perderán la partida porque el ejército egipcio está mejor preparado y tiene una excelente organización desde siempre con la ayuda financiera y en armamentos de Estados Unidos.
Fue el ejército egipcio el que dio el golpe de estado al presidente legítimo del país Mohamed al Musri cuando este se desvió de los parámetros constitucionales para intentar implantar la sharia en el país.
Visto en proporción, en ambos casos se ha conculcado el poder de un presidente, en Egipto como en Yemen, solo que en este último caso Hadi habría sido designado a dedo por las monarquías del Golfo y los houti deseaban un acuerdo para que retuviera el poder. Fue el propio mandatario quien decidió marcharse y su gabinete renunció en pleno, el pasado día 27, cuando resultaba inminente la intervención de la coalición militar.
El apoyo norteamericano al gobierno de Hadi, según el Pentágono, se basa en contrarrestar la presencia en la zona y, en Yemen en particular, de la muy temida y poderosa Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), filial de la conocida Base.
A los houti se les considera parte de la insurgencia chiíta en la zona. Su origen se remonta a los años 90 del pasado siglo con la formación del grupo de Jóvenes Creyentes o Shabab al-Mumanim.Tras el asesinato de su líder Hussein al-Houthi, pasaron a llamarse simplemente houti en su honor.
Las principales tribus en el norte de Yemen son hashid y bakil, seguidoras ideológicas del califato zaydi, que imperó en la zona durante mucho tiempo. Los hashid apoyaban al ex-presidente Saleh, un zaydi. De facto, fue la estructura tribal la que le proporcionó la legitimidad necesaria para mantenerse doce años en el poder cuando no era más que un dictador.
Los houti abrazan la ideología zaydi del islam chiíta, dominante durante siglos en Yemen, pero desbancada en los años 60 del pasado siglo por una guerra civil. Los rebeldes han dicho no estar interesados en un nuevo califato zaydi.
La primavera árabe y la salida del presidente Saleh por las protestas del 2010 le posibilitó al movimiento de los Jóvenes Creyentes asumir el control de la región noroccidental yemenita. Su mas reciente ofensiva les ha llevado a controlar Sana'a en 2014 y amenazar Aden.
La población parecía verlos como los únicos capaces de acabar con la corrupción de la élites, pero la ofensiva saudi puede haber cambiado estas emociones porque nadie quiere enfrentarse a tan poderoso enemigo.
Amenazar Adén fue la gota que colmó el vaso de la paciencia saudí. Su conquista supondría el control del canal de Suez, anexo a la península egipcia del Sinaí, en el Mar Rojo. Esa vía artificial inaugurada en 1869 aportó gran crecimiento a la zona y resulta el atajo preferido para el comercio entre Europa y el sur de Asia.
Hadi desde que asumió la presidencia por un acuerdo del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) en 2012 ha fallado en controlar una variedad de problemas, desde el movimiento separatista en el sur, la creciente amenaza de la AQPA y la lealtad a Saleh de muchos oficiales del ejército.
Los houti, previendo una intervención de Arabia Saudita y otros países árabes en la situación interna y sabiendo que los chiitas son solo un 46,9 por ciento de la población yemení, ofrecieron a Hadi compartir el poder mediante un acuerdo, pero este declaró el punto muerto en las negociaciones antes de saltar a Riad.
Los houti combaten a los diferenciados islah o suníes porque desde la reunificación en 1990 de las Repúblicas Arabe de Yemen y Democrática Popular de Yemen y a pesar de ser Saleh un zaydi, esta rama del islam perdió jerarquía y privilegios.
Con el estatuto surgido tras los levantamientos del 2011, en los que participaron para hacerse más fuertes en las esferas del gobierno sin lograrlo y el acuerdo impulsado por el CCG, los houti se sintieron marginados, sobre todo en las manos incompetentes de Hadi.
La coalición liderada por Arabia Saudita para sacar a los houti y restituir el poder de Hadi se parece mucho a un bloque suní para mantener la hegemonía en la zona frente a Irán, de ahí que el papel de este último país en el apoyo a los rebeldes yemeníes se haya inflado en cierta medida. En Yemen, estamos en presencia de una guerra civil y poco más.
La prensa afirma que los rebeldes yemeníes, como otros en Líbano e Iraq, han sido entrenados por la fuerza Qud de Irán y que este país les financia y les proporciona armamento. Las autoridades de Teherán han clamado desde el sábado, cuando se han intensificado los ataques, por un alto al fuego. Los houtis puede que no les sean tan útiles como todos quieren creer.
La prensa en la zona apunta que Irán no solo les ha entrenado, sino que les ayuda con dinero y armas, y esto da combustible a la coalición para hablar de que no permitirán la chiízación de la zona, palabras que están en boca también de los líderes del Estado Islámico.
Un recuento de la situación publicado ayer por el The Washington Post apunta como causas del caos al movimiento secesionista en el sur, la relocalización de la AQPA desde Arabia Saudita a Yemen; el levantamiento popular que duró once meses; la fractura dentro de las fuerzas armadas en las que hay oficiales aún leales a Saleh; la infructuosa búsqueda de acuerdos de paz entre las partes; la escalada de los ataques con drones de parte de Estados Unidos y la fracasada Conferencia Nacional para el Dialógo.
Yemen es de los países más pobres entre los árabes, a pesar de las grandes cantidades de gas natural en su subsuelo, pero forma parte de la geopolítica saudí en el área.
La política norteamericana de apoyo a la coalición saudi-dependiente muestra su clara inclinación por el bloque sunita en este caso. En Iraq y Siria, la lealtad va por otro lado. En ambos casos, Teherán apoya a los rebeldes y aunque no se diga expresamente, cualquier apoyo se decanta por los chiitas.
Hay que tomar nota también del interés de la Administración Obama por lograr un acuerdo con Iran sobre su programa nuclear, que permitiría levantar las sanciones a Teheran. Y esto alarma a sus aliados Arabia Saudita e Israel, pero no parece importarle a Washington.
De lo que no se han ocupado es de lograr un modelo nuevo emergente de la primavera árabe, en vez de arraigar a jugadores locales y potencias regionales, interesadas en combatir aquello que no les convenga.
El socio en Yemen ha colapsado y Estados Unidos intenta apuntalarlo aliándose con el bloque suní. En esta estrategia, ¿dónde calza el acuerdo nuclear con Irán?
Hay un vacío de poder en la región y nada apunta a que los actores, sean estados, como Arabia Saudita, o movimientos como el Estado Islámico o los houti, pretendan construir algo útil, duradero, novedoso o siquiera conveniente para los árabes como sociedad.
consultar; http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/p/blog-page.html
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