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jueves, 14 de noviembre de 2013

Venezuela: chavismo sin Chavez lo trae Maduro.




Por Mirta Balea

Al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro,  hay que reconocerle que arma un ruido notable cada vez que quiere, se ve que puede agitar el cotarro de manera tan sutil como una canción de Lady Gaga, pero ninguno de sus últimos pasos le salvará del mal olor de sus hechuras políticas.

En el Parlamento, los chavistas cantan a coro para darle poderes absolutos -como en su momento hicieron con su antecesor Hugo Chávez- mediante una Ley Habilitante que es cuestión de tiempo que quede rubricada por la Asamblea Nacional.


A los chavistas, la coherencia y la sostenibilidad de un Gobierno constituyen solo teoremas sin justificación animada y pretenden emular en longevidad a la Cuba de los hermanos Castro.


Lo que Maduro hace en Venezuela no es gobernar. Lo que estamos viendo en estos días es una luz estraboscópica de discoteca quinceañera que dispara destellos peligrosos contra la mayoría de la población.


Las ideas de Maduro son ácidos corrosivos envueltos en la voluntad de ocultar la realidad con palabras. El presidente se inventa historias para evitar la pendiente.


Decidió combatir la inflación con amenazas a los comerciantes, interviniendo negocios de electrodomésticos, obligando a bajar el precio de las mercancías al resto so pena de arrestarlos o dejando que nuevas oleadas de personas muy necesitadas entren a robar en las tiendas.


La inflación venezolana, según el Banco Central, casi alcanzará este año el 60% y podría ser, si no lo es ya, una de las mas altas en el ranking mundial. Y esto tiene lugar en un país miembro de primera línea de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, la que dicta el precio del crudo al resto del planeta.


El remedio del presidente tiene una pega: ¿qué pasará en el país cuando los productos se acaben, próximos a las Navidades, y los empresarios no puedan reponerlos?


Una de las recetas del mandatario es que los negociantes se atengan al valor del bolívar en cualquier transacción. Sí, pero el que fija el Gobierno en 6,30 por dólar, nada que ver con el cambio internacional, diez veces mayor. Así también se hace en Cuba y como en la isla del Caribe, sin industria nacional.


La política económica del presidente es como el arco y la flecha de Robin Hood en plan que "no quede nada en los almacenes" o " no dejar nada en los anaqueles".


Maduro intenta convencer a la población decepcionada, que el país mejorará si él tiene plenos poderes para convertirse en tirano oficial de Venezuela, con la anuencia de la Asamblea Nacional, y que así podrá hacer una ley para poner un tope a las ganancias y a los precios de las mercancías como un "ábrete sésamo" de la economía.


Esto obligará después a emitir dinero de forma incontrolada, un primer escalón para la hiperinflación, porque no puede controlarse el déficit fiscal de forma artificial.


La paranoia de que todos están complotados contra él no llega al pueblo, sobre todo a la base del chavismo, los más pobres. Estos desconfían o confían poco en el presidente en un 64%


Esta es la génesis de toda la movida esta semana y la anterior. La firma Fortuny, Guzmán y Asociados coloca a los estratos sociales más bajos en las categorías E y D y sus encuestas apuntan a que el 56% no cree en la eficacia del Gobierno y le culpa de la grave crisis económica.


¿Y cómo pretende Maduro controlar que en la Web se hable de inflación o de sus disparates discursivos? Pues como primer paso ha lanzado la consigna de que no se compren los periódicos de la "burguesía".


Ha censurado páginas de Internet, que informan sobre las diferencias entre el bolívar y el dólar, y pretende abrir una Web especial para Venezuela.


Encerrado en su paranoia, Maduro se ha convertido en un tifón como el Hayan, que destrozó Tacloban, en Filipinas, como "una mano gigantesca venida del cielo", según uno de los damnificados.


El presidente venezolano ha llegado a hacerse eco o a implantar ideas en los obreros encargados de la reconstrucción de la línea 5 del Metro de Caracas en cuanto a que han visto la cara de Chávez por unos instantes. 


El mandatario, con un fervor religioso, dijo a la población que "Chávez somos todos. Chávez está en todas partes", porque si así no fuera ¿qué le quedaría para mantenerse? Solo la fuerza, algo que no descarta, según dijo hace meses cuando la oposición discrepó seriamente de su designación a dedo como jefe del Ejecutivo.


En una de sus confusiones discursivas, dijo que "Cristo multiplicó los penes", refiriéndose al pasaje bíblico y esto se convirtió en la comidilla de las redes sociales. Al margen de que en otra ocasión confundió las banderas de Puerto Rico y de Cuba.


La oposición no se ha librado de las improntas presidenciales. Una de estas, de gran importancia, el decreto por el que declaró el 8 de diciembre como Día de la lealtad y amor supremo a Hugo Chávez", haciéndolo coincidir con las elecciones municipales.


La alianza de la Mesa de la Unidad Democrática ha apelado a la Comisión Electoral porque el decreto viola los principios constitucionales de no dar ventaja a ningún candidato 24 horas antes o durante la cita en las urnas.


La Mesa apunta que las garantías de fiabilidad y transparencia en las elecciones municipales se ha visto seriamente comprometida con este decreto.


La tercera ley de Newton nos recuerda que para toda acción hay siempre una reacción. Puede que Maduro lo haya olvidado o no estudiara con suficiente dedicación para aprenderla de por vida.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2013/04/venezuela.html

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