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domingo, 24 de noviembre de 2013

Iran: acuerdo de mínimos en Ginebra




Por Mirta Balea


Las grandes potencias occidentales han alcanzado en Ginebra un acuerdo de mínimos con Irán -sin que tengamos que calificarlo de histórico- para darle a Teherán lo que tanto necesitaba el régimen de los ayatollahs: un respiro económico con un levantamiento de las sanciones.


Los aspectos técnicos del acuerdo incluyen abstenerse de instalar nuevas centrifugadoras y paralizar la puesta en funcionamiento de las existentes; llevar el enriquecimiento de uranio a un nivel menor de un 5%, de manera que pueda usarse en el combustible para el reactor nuclear sin alcanzar el 90% de pureza necesario para las armas nucleares.


El acuerdo dejará intacta la infraestructura nuclear iraní porque el país mantendrá sus 19,000 centrifugadoras, no las destruirá. La desactivación de un 20% de uranio enriquecido es un acto sin trascendencia práctica porque puede ser reversible.


Irán retiene su 3,5% de uranio enriquecido, que puede -mediante procedimientos químicos- volver al 5% en menos de un mes. Es decir antes de que, tras recuperarse en los económico, decida que no vuelve a sentarse a negociar.


Sobre el problemático asunto del reactor de agua pesada de Arak, una fuente potencial de plutonio, y también de creación de un arma nuclear, Irán aceptó detener la producción y la instalación de nuevos componentes en la máquina.


Irán sigue estando a pocos meses de tener un arma nuclear, a pesar del acuerdo de Ginebra. Y en cuanto a que las sanciones pueden re-imponerse si no cumple lo pactado, como señaló el secretario norteamericano de estado John Kerry, no tenemos más que analizar todas las dificultades por las que se pasó para imponerlas y para hacerlas efectivas y no meras amenazas cosméticas.


El acuerdo prevé que los inspectores de las Naciones Unidas podrán acceder cada día a las instalaciones nucleares iraníes y a los datos de los equipos sensibles y las cámaras.


Las maratonianas conversaciones esta semana entre los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China), más un representante de Alemania, han resultado intensas y llenas de dificultades, según varios participantes.


Este acuerdo permitiría, según voceros del grupo 5+1, negociar hasta junio próximo un pacto integral que de marcha atrás al programa nuclear iraní y asegurar su utilización única con propósitos civiles.


Desde Teherán, se ha dejado claro que Irán se opondrá a cualquier acuerdo que descarte su derecho a enriquecer uranio en correspondencia con una política sostenida que es la que ha hecho farragoso, durante diez años, hallar un punto de encuentro con Occidente.


Al parecer todo estaba a punto en Ginebra para que Teherán obtuviera también de parte de Occidente la legitimación como estado nuclear. Pero las charlas quedaron interrumpidas el sábado por la noche, aunque se reanudarán.


Lo cierto es que el acuerdo de mínimos estaba en punto muerto hasta que Kerry se trasladó a Ginebra y lo desbloqueó, probablemente porque el presidente Barack Obama solo necesita su propia firma y no lo anuencia del Congreso para darle a Irán lo que quiere: un levantamiento, aunque sea parcial, de las sanciones.


Estados Unidos había logrado, con ayuda del propio Congreso norteamericano, imponer sanciones económicas muy fuertes para cortar las exportaciones de petróleo iraní en la mitad y desvalorizar la moneda nacional.


El representante republicano por California, Edward R. Royce, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara, dijo que "en lugar de retrotraer el programa iraní, permitiéndole mantener los elementos esenciales de su capacidad armamentista nuclear, somos nosotros (refiriéndose a Occidente) quienes hemos retrocedido al levantar sanciones que hemos mantenido durante años con mucho esfuerzo".


El presidente Obama, en su primer discurso tras el acuerdo de Ginebra, consideró que "la diplomacia ha abierto un nuevo camino hacia un mundo más seguro".


Los demócratas presentaran lo alcanzado en Ginebra como una victoria de la actual Administración, que había hecho del programa nuclear iraní una de sus prioridades.


La única razón por la que Irán accedió a sentarse a negociar después de una década es que las sanciones económicas han llevado a un colapso de su moneda y a una inflación rampante, que hizo temar a los ayatollahs por la viabilidad de su teocracia.


Varios congresistas republicanos se han opuesto claramente al acuerdo, como también dos importantes aliados de Estados Unidos: Israel y Arabia Saudita. Todos creen que lo concedido va más allá de lo conseguido.


Que es, en pocas palabras, que Irán mantendrá su programa nuclear casi intacto y podrá en un futuro, cuando logre salir del fondo de la piscina y respire oxígeno, decir que no quiere seguir negociando, utilizando un pretexto cualquiera y volviendo a la casilla de salida pero con ventaja.



Parece inviable que pueda alcanzarse en el futuro un mejor acuerdo, si en este momento, cuando Irán está ahogado por las deudas y sin salida, el régimen ha logrado que Occidente afloje el dogal. Si ahora no se ha podido ¿cómo podrá lograrse pasados seis meses?
 

El programa de rescate de los ayatollahs, que es lo que resulta en la práctica el acuerdo de mínimos, les permitirá abrir el comercio de petróleo, oro y piezas de repuesto e incrementar las reservas exportadoras del país en un 25%, cambiando las nefastas expectativas económicas del régimen al insuflarle 7 billones de dólares con el levantamiento de sanciones.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2013/11/iran-ganando-tiempo-en-la-carrera.html

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