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martes, 29 de octubre de 2013

España, otra víctima de espionaje masivo de Estados Unidos



Por Mirta Balea

Nadie sabe quien fue Robin Hood y su pista se pierde entre tradición oral y leyenda; algunos lo sitúan en el norte de Hurdersfield, en Yorkshire, Inglaterra, pero ¿acaso importa quién fue? Lo que en realidad trasciende siempre es el mito.


¿Acaso importa a Estados Unidos que sus aliados en Europa estén "consternados" ante lo del espionaje masivo de sus ciudadanos y sus líderes?


Lo que sobrevivirá al final de todo este escándalo será el mito del exanalista Edward Snowden, de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), quien en el verano del 2013 aprovisionó a la sociedad internacional de suficiente material -y lo sigue haciendo- para que esta pueda exigir un límite al espionaje de sus gobiernos, no solo por el que ha realizado y realiza su anterior empresa -a la que han pillado con las posaderas al aire-, sino a las que llevan a acabo otras aún sin desenmascarar porque han sabido cuidarse las espaldas.


Los servicios secretos de todos los países fueron creados - cada cual en su momento y con sus características- para espiar a otras naciones y cuanta más información tengan para sus gobiernos más efectivo será su trabajo.


Por esta razón, la NSA ha debido ampliar sus instalaciones para dar cabida a toda la información de que dispone, que no solo recopila sino que almacena, proveniente de todos los rincones del planeta. Una labor que seguirá siendo su razón de ser muy que le pese al asombrado público de Snowden.


Con eso, Estados Unidos tiene el control. Han espiado a 35 líderes mundiales, observa a Rusia, Alemania y Francia y le interesan al menos 21 áreas temáticas. De la Unión Europea (UE), la economía, para que no se "desmadre".


La UE carece ahora mismo de un sistema idóneo para impedir la cesión a terceros países de informaciones privadas sin autorización, una acción ilícita en la mayoría de los países del club europeo.


No solo Estados Unidos espía en el viejo continente, lo hace también Israel, y los propios socios de Washington se vigilan mutuamente y a otros, como Francia, que mantiene su ojo de Gran Hermano sobre sus antiguas colonias.



¿Qué resulta vergonzoso y poco ético someter nuestras vidas a controles que ni siquiera podemos conocer? ¿Qué en el caso de España se trate de metadatos y no de una injerencia directa en las comunicaciones de su máxima autoridad como han sido los casos de Alemania, Brasil y Méjico?


¿Y qué? El río regresará a su cauce porque esta ha sido una práctica de toda la vida y, según mis lecturas, desde la Edad Media, cuando la Iglesia católica la llevo a cabo con gran amplitud y beneficio, y por todos los gobiernos en este planeta, porque hay una razón de Estado, superior a la razón del Ciudadano, y así seguirá siendo.


Lo que pasa en este momento exacto de la historia del espionaje es que hay un Snowden que se ha ido de la lengua y ha dejado a la NSA y otros servicios de espionaje de Estados Unidos expuestos al escarnio público. En estos temas, lo mejor es que NO te pillen con las manos en la masa.


La NSA -en coordinación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA)- dispone de al menos una veintena de unidades de élite llamadas Servicios Especiales de Captación en ciudades como Madrid, Fráncfort, Berlín, Ginebra, París, y los gobiernos respectivos lo saben, aunque nos parezca que se acaban de caer del guindo.


Esta recopilación de datos funciona en ambas direcciones. Durante los años 80, bajo la presidencia de Ronald Reagan, España dispuso de importante información procedente de estas unidades que le permitió dar una buena batida a los terroristas vascos de ETA.


El Gobierno de España se limitó por esto ayer a subir solo una octava sus quejas calificando el hecho de "inaceptable". La Fiscalía General del Estado ha avisado que investigará la ilegitimidad de estas acciones y el ministro de Asuntos Exteriores,  José Manuel García-Margallo, ha señalado que de confirmarse el contenido de los papeles de Snowden resultaría "una ruptura" del "clima de confianza" entre Washington y Madrid.


A pesar de que se se han infringido las leyes de varios estados soberanos, dentro de estas las de España, lo cierto es que la sangre no correrá.


Analicemos las iniciativas conocidas hasta ahora. Brasil y Alemania han promovido en la ONU una resolución en defensa de la privacidad de las comunicaciones. En la UE, se ha puesto en marcha un grupo de Trabajo para discutir con los norteamericanos la protección de datos personales.


Por cierto que el presidente Barack Obama había hecho referencia a algo parecido como la protección de datos y ponerle límite al espionaje de las agencias estadounidenses a partir de que Snowden hiciera por primera vez público su canon en junio pasado.


El secretario de estado español para la UE, Iñigo Méndez de Vigo, se entrevistó ayer con el embajador norteamericano Jaime Costo -ante la ausencia de García-Margallo (de viaje por Polonia y Lituania) para exponer las quejas del Gobierno de Mariano Rajoy.


En la nota diplomática, emitida por Costo tras la reunión, apunta que los datos recogidos  por la NSA han servido solo a la protección de Estados Unidos y de sus aliados.


No ha dejado de reflejarse en todas las declaraciones de las autoridades españolas y otras de Europa que todo esto no va más allá de una pose de cara a la galería.


Los líderes europeos, desde que la canciller alemana Angela Merkel presentara sus quejas a la cumbre realizada la pasada semana en Bruselas, se lo están pensando para reclamarle a Washington.


Alemania y Francia han hecho frente común con Bélgica, pero los seguidores escasean, mientras el eje franco-alemán vuelve a funcionar como no lo hacía desde que el socialista Francois Hollande llegara al palacio del Eliseo, en Paris.


España rechazó explícitamente seguir con el intento de espolear a los norteamericanos bajo el argumento de que las competencias en materia de comunicaciones es un tema de cada país.


¿Qué duda cabe? Pero no es menos cierto que si la UE saliera con una sola voz a la palestra pública tendría mucha más fuerza y se notaría la unidad en una protesta que- por lo visto- carece de ella.


Obama tiene en este tema una espada de Damocles sobre su cabeza en el plano interno, porque el ciudadano medio, como ocurre en los países europeos, ajeno a los intríngulis de la alta política y a la sobrevivencia de sus respectivos gobiernos y los intercambios que se traen entre manos con otros, se pregunta hasta donde conoce su presidente el alcance de estas operaciones.


Hay que puntualizar que el "gardeo" a presión del espionaje norteamericano sobre Alemania comenzó durante el mandato de George W. Bush (2001-2009), cuando el canciller Gerhard Schroder decidió no sumarse a la guerra de Irak.


Los europeos que abogan porque Estados Unidos se haga el "harakiri" en público y les de una satisfacción tendrán que sentarse porque parados se van a cansar.


La prueba: los eurodiputados que viajaron hace unos días a Washington no fueron recibidos por el director general de la NSA, Keith Alexander, como era su propósito inicial, ni por autoridad relevante alguna de la Casa Blanca. Las entrevistas tuvieron un perfil bajo y hasta el momento, que se sepa, no han sacado nada en claro.


La respuesta que pueda esperarse además de parte de Washington no traerá un cambio de jerarquía ni de propósitos porque Alexander seguirá dirigiendo la NSA y goza de la confianza de Obama, según el portavoz presidencial James Carney.


Para la oposición norteamericana, en cambio, el papel del presidente en el escándalo resulta un elemento mas explotable que para toda la marabunta del exterior; nadie duda que se empleará a fondo, aun cuando son conscientes de que algo así le habría podido ocurrir también a un mandatario republicano, porque el asunto nada tiene de novedoso.


El primer ministro británico David Cameron - cada día más escorado a suspender derechos- ha lanzado una amenaza a los periódicos del Reino Unido si continúan publicando los papeles de Snowden.


"Si ellos (refiriéndose a los diarios) no muestran cierta responsabilidad, será muy difícil que el Gobierno se abstenga de actuar" ha expresado con cara de situación.


El resto tenemos por suerte al bloguero periodista James Greenwald, quien publica todo lo que sacó  Snowden de la NSA y cada vez conocemos más detalles nuevos.


La de Cameron es una actitud que se contrapone a la de la secretaria general del Partido Socialdemócrata alemán, Andrea Nahles, quien aboga por una comisión del Bundestag "para arrojar luz sobre la interceptación de comunicaciones" y ha sugerido llamar como "testigo valioso" , nada menos que al propio Snowden.


Ahora nos haría falta que Lou Reed no hubiese muerto hace unos días para que nos cantara una de sus canciones nihilistas, con esa prosa de virtuoso, sobre la indefensión que padece el ser humano y la vacuidad de sus esperanzas sobre seguridad.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2013/06/estados-unidos-el-caso-edward-snowden.html

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