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jueves, 17 de octubre de 2013

Estados Unidos: conjurada temporalmente la crisis fiscal




Por Mirta Balea


Los republicanos echaron una ojeada al abismo, pero, por suerte para ellos, el abismo no los vio. Antes de que Estados Unidos traspasara esta medianoche el límite para fijar el techo de la deuda, un pacto con los demócratas salvó al país del impago por los pelos.


El presidente Barack Obama viene sufriendo desde 2010 los golpes de la amplia victoria republicana en la Cámara siguiendo el sistema de división de poderes establecido por los Padres Fundadores en la Constitución. Las leyes deseadas por la Administración demócrata, como la migratoria o la del control del uso de armas, no han sido aprobadas.


La prensa, en su mayoría, considera que el acuerdo alcanzado, tras duras negociaciones entre los representantes Harry Reid (D) y Mitch McCornell (R), es un éxito de la Administración Obama al mantenerse firme en la postura de no vincular la aprobación del presupuesto de la Nación con el interés de los conservadores de renegociar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de la Salud Asequible, conocida también como Obamacare.


La realidad es que ni ganaron los demócratas ni perdieron los republicanos. Aquí los únicos perdedores son los ciudadanos norteamericanos y continuarán así porque la Casa Blanca, con el acuerdo alcanzado, solo ha comprado tiempo.


A principios del año 2014 se volverá a discutir el presupuesto gubernamental y en febrero el techo del gasto. Pero el daño a la imagen de Estados Unidos ya está hecho.


Las dos semanas de cierre administrativo han dañado el prestigio de la primera potencia mundial y le han hecho perder terreno frente a China, que le disputa el puesto dándole en los talones.


Si un país tan importante como Estados Unidos  no puede garantizar la estabilidad económica mundial jugando a los dados con su propio presupuesto y su deuda, habrá que pensar que ahora mismo su liderazgo está en declive.



Obama tuvo que ausentarse hace una semana de la cumbre de la APEC, en Bali, y canceló viajes a cuatro países de Asia, con lo que China, su importante socio comercial, pero rival en la esfera internacional, ha ocupado su lugar y le ha robado protagonismo internacional.






En la cumbre de Bali, el presidente chino Xi Jinping, aprovechó la ausencia de Obama para hurgar en la herida al afirmar que la región Asia-Pacífico no puede prosperar sin China.


Antes, el vocero del Partido Comunista Chino, la agencia de noticias Xinhua, había instado a colocar "varias piedras angulares para empezar a construir un mundo desamericanizado".


Uno no puede más que preguntarse cómo se puede lidiar con un grupo de presión en el Congreso, tan anticuado y beligerante como en este caso el Tea Party. Hace unos días, realizó una concentración en la que pedía a Obama - que derrotó en buena lid y democráticamente al candidato republicano Mitt Romney- a que "pliegue su Corán y se largue de aquí".


John Boehner, el presidente de la Cámara, tercer  hombre con más poder en el país, se ha prestado a los deseos de los más radicales entre las filas republicanas para hacer zozobrar al Gobierno, sin parar mientes en que perjudicaba a todo el país y lo sumía en la mayor erosión de su credibilidad internacional.


Su fama de "negociador" se fue al traste y es posible que se haya jugado también su re-elección y el Partido Republicano los 17 escaños que le otorgan la mayoría.



Boehner era consciente, como el resto de republicanos, que Estados Unidos había alcanzado el pasado mayo el límite de su deuda, fijado en 16 mil 699 billones de dólares y que, desde entonces, el Gobierno federal ha usado medidas extraordinarias para pagar las facturas y refinanciar la deuda y que, esas medidas, llegaban a nivel de estertores en el día de hoy.


Hasta Wall Street sabía que habría acuerdo al final de la pataleta, pero los republicanos esperaron hasta el último momento para lanzar el salvavidas. Como dice un viejo dicho no puede entrar en razón quien piensa de forma automática.


 

El Partido Republicano ha venido presionando a la Administración demócrata con el control del gasto y la lucha contra el déficit, olvidando que en la época de Ronald Reagan se elevó ocho veces el techo, una más en la de George W. Bush, hasta que en 1995, para ahogar la reforma sanitaria de Bill Clinton, fue abrogada por el Congreso la norma Gephardt por la cual podía elevarse el techo cada vez que se aprobaba el presupuesto para garantizar siempre la disposición de fondos.






Esta siempre creciente disposición de fondos es lo que resultaba útil a los mercados, lo que valorizaba el dólar, lo que permitía el equilibrio económico global, lo que hacía que se pudiera contar siempre con Estados Unidos y lo que le otorgaba la calificación triple A en las agencias de calificación de la deuda.


El primer cierre administrativo, precedente del actual, tuvo lugar en 1996 con Clinton y por la misma razón: la ley sanitaria por la que han venido luchando los demócratas desde entonces.


El modelo de la división de poderes ha funcionado mientras los poderes Ejecutivo y Legislativo parecían tener conciencia de su responsabilidad y compartían la misma visión del papel de esta importante nación.


El  ala radical republicana lo que ha hecho es poner en tela de juicio ese compromiso, que abarca también al resto del mundo, con una capacidad de intimidación fuera de toda medida, reflejando una anomalía que los dos grandes partidos deberían corregir.


Dado que una mayoría ciudadana culpa a los republicanos del desastre por el que atraviesa el país, el Partido podría sufrir un serio revés en las elecciones mid-term del próximo año, aunque la suposición sea algo prematura.


La crisis provocada por la cabezonería de sus señorías  ha estado a punto de provocar un reboce de la deuda. La Bolsa de Nueva York respiró hondo después que los excesos de Washington le hicieran perder a Wall Street miles de millones de dólares. 


Hasta el senador republicano por Arizona, John McCain, que no se caracteriza por la profundidad de pensamiento, tuvo que reconocer, al principio de la crisis, que la acción apoyada por Boehner haría al Partido perder la batalla porque se demandaba algo inasequible.


Sorprende la lealtad del resto de los miembros de esa organización hacia una ideología decimonónica, con características muy similares precisamente a los peores excesos retóricos de la Nueva Izquierda del pasado siglo.


Franz Fanon, uno de sus más insignes representantes, llegó a lanzar la idiotez memorable de que "es preferible el hambre con dignidad al pan comido en la esclavitud". Lo que resulta una negación absoluta de todo lo que define al hombre en nuestra tierra: la supervivencia.


Esta rebelión de los congresistas republicanos puede verse como una muestra de su propia fragilidad, de su vulnerabilidad ante los mecanismos propios de la democracia norteamericana, aunque el desenlace parece estar por venir.


No hay que tomarse el acuerdo alcanzado como el fin de los problemas sino como una incertidumbre que puede traer falsos profetas.


Sabemos que el comportamiento y los argumentos en los conflictos de intereses no son notorios por su racionalidad.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2013/10/estados-unidos-el-presupuesto-atascado.html

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