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jueves, 21 de febrero de 2013

España: sin brotes verdes



Por Mirta Balea

Están las víctimas de la crisis global, por un lado, y, por otro, los culpables: bancos, políticos de todo pelaje y los que van sembrando el mundo de cadáveres políticos haciendo creer que se  logrará la justicia social. De manera que, a nuestro alrededor, se ha creado un mundo de rufianes disfrazados, en una etapa de insurrección o resurrección, según se mire.


Un día te despiertas preguntándote si todo está dicho o las grandes inteligencias de nuestro mundo se han alzado con temas anodinos y sin expectativas, en lugar de vivir, más que escribir, la crónica de una etapa de la humanidad en la que hemos avanzado mucho en el respeto a las libertades y derechos humanos, pero aún tarda en detenerse nuestro corazón ante la maldición de millones de personas condenadas a vivir en la miseria y la indignidad.


Los suicidios por la inminencia de un desahucio; la filosofía oculta tras unas cuentas paralelas para enlodar a un grupo político; el tráfico de influencias perpetrado por un importante cargo de otro partido; y hasta el asesinato de una modelo a manos de su compañero sentimental, paralímpico famoso, con un monstruo en su interior, nos sumergen en la búsqueda de lo que no acabamos de hallar en nuestros semejantes: la bondad,  para evitar pasar por la vida como un turista accidental.


En España, hay de algo de ésto y otras taras. Diputados que falsean su curriculo para conseguir un puesto en Naciones Unidas o en la Ejecutiva de su propio partido, ministros sin estudios, directores de la Guardia Civil que se quedan con el dinero de los huérfanos de la institución y prefieren ir a la cárcel antes que devolverlo, banqueros honoris causa que son condenados por apropiación indebida de capitales, presidentes de empresas acusados de alzamiento de bienes y blanqueo de dinero después de dar su receta para remontar la crisis: trabajar más y cobrar menos, o, incluso, líderes estudiantiles que ni siquieran estudian ni se hallan matriculados en centro docente alguno.


Comprendo que, para no involucrarse, uno llegue a convertirse en un solitario impenetrable, propenso al ambiente de confesionario, colocándose en el límite del autismo, pero la operación de catarsis a que está siendo sometida la democracia española, con descalificación de su clase política, pasa por un griterío callejero excesivo con el que se intenta socavar el propio sistema y sus instituciones.


La gente está de los nervios debido a las políticas de recortes y ajustes económicos que han tirado por tierra importantes hitos sociales como el derecho a la atención sanitaria y a la escolarización públicas. La reciente información en la prensa sobre la caída del Producto Interno Bruto (PIB) en la zona euro ha contribuído a aumentar la desazon imperante porque cuestiona la validez de tanto sacrificio.


Si se contrasta la extrema debilidad económica de Europa con otras áreas del mundo en las que la política ha sido de estimulación de la economía en vez de ajustarla, esto plantea una pregunta crucial: ¿vamos por el buen camino? Y la respuesta parece ser no. La caída del PIB de un 0,6% ha sido mayor de lo previsto por los "sabios" comunitarios, sobre todo en el conjunto de los países que mueven la economia del euro: Alemania, Francia, Italia y España. La recesión en la que se entró  a mediados del 2012 se ha traducido en un fuerte descenso en el cuarto y último trimestre de ese año.



A esto se suma que la clase política en España es en sí misma cainita, lanza excrementos sobre sus rivales desde que murió el dictador Francisco Franco, que lo hizo en la cama, dejó como testamento el sistema político que quería: la monarquía, y a quien nadie le tosía. Rebasar los límites de la legalidad puede desencadenar a las fuerzas en la tierra, como ocurre cundo vemos el frenesí provocado entre los hinchas en ciertos partidos de fútbol.


El secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alfredo Pérez Rubalcaba, ha aprovechado el debate sobre el estado de la nación este miércoles para instar al presidente del Gobierno y secretario general del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, a que dimita y dé entrada "a otro presidente". Nadie duda que al proponer "lo mejor para España" con esa alternativa pensaba en sí mismo.



Rubalcaba se agarra a las informaciones publicadas por un diario nacional sobre una supuesta contabilidad negra paralela del extesorero Luis Bárcenas y actúa de eje entre éste y el PP, en la esperanza de hallar puntos de contacto, vínculos, ecos, rumores.



Rajoy le ha recordado en el debate que ha pedido demasiadas dimisiones y que él, de momento, no ha solicitado la de su contrincante socialista porque ya se han encargado de ésto los miembros de su propio partido.


El presidente español recordó al jefe de la oposición que el PSOE ha sido el único partido condenado por financiación irregular en la historia de la democracia española. "Mi partido, no" -dijo con cierto recochineo- y a renglón seguido le conminó a unirse al esfuerzo cómun para salir de la crisis con la aprobación en el Congreso de un paquete de leyes, en las que estaría dispuesto a integrar las propuestas de Rubalcaba para el control de la corrupción política, "pero sin hacer demagogia", que, según señaló, "genera muchas dudas y perjudica a los españoles".



Huelga en noviembre del 2012


El recordatorio del pecado original en democracia del PSOE tiene que ver con el escándalo conocido como Filesa, un conglomerado de empresas que cobraban informes inexistentes a compañías que pretendían los favores del Gobierno del socialista Felipe González. Estos fondos ilegales, irregulares, como se les quiera llamar, ascendieron, según la sentencia del Tribunal en 1997, a 1,2 millones de pesetas o más de 13 millones de los euros en la actualidad.


El dinero fue utilizado para financiar las campañas del PSOE en las elecciones generales y europeas de 1989 y ocho personas resultaron condenadas por financiamiento ilegal y no por enriquecimiento personal.


Rajoy, al recordarlo, ha dado la vuelta al edificio y encontrado una puerta lateral. Pero hay una nueva fiebre política, un rumor de guerra y cabezas cortadas, que ha conminado al presidente a echar el cerrojo sobre el caso Bárcenas pese a la multiplicación de las fuerzas combinadas de la izquierda y algunos medios de comunicación para pasar el rastrillo. El asunto de la contabilidad paralela tiene todavía un largo trecho por caminar antes de que unas fotocopias, publicadas por el diario El País, sean constitutivas de delito probado.



En cambio el asunto de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) en Andalucía, donde se atracó a los parados para engordar el bolsillo de los socialistas, no solo ha salpicado a la Junta presidida por el PSOE, sino que la cantidad de implicados de su plantilla no parece un buen telón de fondo moral para que Rubalcaba exija la dimisión de Rajoy.


A esto se suma que, en el caso del exministro de Fomento socialista José Blanco, imputado por tráfico de influencias, el propio secretario general ha pedido esperar a la resolución judicial. La vicesecretaria del PSOE Elena Valenciano fue más lejos y precisó que "ahora mismo" no está sentado en el banquillo. Bárcenas, tampoco.


La gente olvida estas cosas, culpa a Rajoy por la crisis, que viene andando desde 2008 y en la que el único culpable de su profundización en el caso de España hasta el agujero negro en el que está hundido el país ahora mismo ha sido el anterior Ejecutivo del PSOE, sustituido por el actual en noviembre del 2011. Parece un poco raro pensar que el PP sea el responsable, pero sí ha sido el encargado de aplicar los recortes y los ajustes dolorosos porque se había llegado a un punto de no retorno.


Lo que siempre me ha resultado difícil de entender es que los españoles le dieran una segunda oportunidad al presidente José Luis Rodríguez Zapatero de terminar de hundir al país al reelegir a alguien por su pasividad ante la realidad y que no movió un dedo para evitar que la cicatriz continuara abriéndose más y más cada año.


La investigación desatada por la publicación de los documentos de manejos ilegales de las finanzas del PP ha puesto, sin ton ni son, en un atolladero al partido de Gobierno. Bárcenas, tan discreto como un acorazado en un jardín, puede haber ayudado en esta trama, dejándose un as en la manga: habría entregado solo fotocopias. La Fiscalía ha dicho hoy que ve indicios de delito en la fortuna declarada del extesorero, al parecer, indicativa de un fraude de 11 millones de euros en 2007.


Hay faxes, testimonios de oídas, comentarios, los originales sin presentar por el diario y la centralita de la sede popular en Génova 13 echando humo y puede que al final resulte que altos cargos del PP está involucrados en este asunto, pero Bárcenas ni siquiera ha sido imputado, así que los partidarios de la dimisión del Ejecutivo realizan un proceso ad hoc con la prensa como apoyo.


A estas alturas resulta que la judicatura no tendrá que probar la culpabilidad del PP, de Rajoy o de cualquier otro cargo gubernamental o partidista, sino que éstos tendrán que probar su inocencia, y esta es la coyuntura aprovechada por Rubalcaba para crear un movimiento que podría colocarlo en la presidencia que no pudo ganar en noviembre del 2011, como si no hubiese estado en los gobiernos de Felipe González y Zapatero.


En el debate sobre el estado de la nación, el presidente reconoció una verdad de perogrullo: que la economía va mal, que en 2013 no pueden esperarse "brotes verdes". Ha anunciado varias leyes contra la corrupción y por la transparencia política, en las que podría tomar en cuenta algunas propuestas del líder de la oposición en el hemiciclo.


Movilizará 45 mil millones en créditos para empresas, las pequeñas y medianas y los autónomos dejaran en 2014 de pagar el Impuesto sobre el Valor Añadido antes de cobrar sus facturas, ahora se lo cobran por adelantado, y se aprobaran incentivos para fomentar el empleo joven. No se ve mucho espacio para el estímulo al crecimiento, si repasamos las proposiciones, pero supongo que el presupuesto para 2013 tampoco da para mucho y, por otro lado, seguirá la reorganización nacional pública para eliminar organismos innecesarios, junto a las plantillas. Por eso no mencionó una reducción del paro.


Las medidas anticorrupción se ven muy bien en el papel, pero habrá que trasladarlas de inmediato a la práctica y crear las herramientas para garantizar que la legislación se respete. Los países que pierden la batalla ética en la vida pública pagan un coste difícil de recuperar como demuestran algunos casos en Europa. España -según dijo el presidente- no puede asumir el discurso de un estado inmerso en la corrupción generalizada. Pues que se aplique la tésis.


Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2013/02/espana-rajoy-satisfecho-con-resultado.html
http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2013/02/espana-un-si-o-un-no.html

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