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viernes, 19 de diciembre de 2014
Obama y la nueva política hacia Cuba
Por Mirta Balea
Algunos cubanos se han caído del guindo con el reciente acuerdo entre la Administración demócrata de Barack Obama y el régimen de los Castro en Cuba para una normalización de relaciones. Pero ¿en realidad hay razón para este asombro? Creo que no.
Siendo aún candidato a la presidencia, en un discurso en 2007 en la llamada Little Havana, en Florida, adelantó lo que sería un punto importante en sus metas como presidente: "Hemos estado embarcados durante 50 años en una política errática sobre Cuba y debemos enmendar ésto".
Sus palabras iban dirigidas, eso sí, al sector más moderado de la sociedad cubano-americana de Florida, un segmento en crecimiento, según reza en la mayoría de las encuestas.
El quid de la polvareda reciente por el anuncio de abrir vías de comunicación bilaterales es que ocurre en el segundo mandato de Obama, el último, según las leyes estadounidenses, y el más cómodo, por lo tanto, para dar este paso. Nada tiene que perder y definitivamente cumpliría con su promesa.
Una promesa que por cierto sancionó como presidente en la Cumbre de las Américas en abril del 2009 en Trinidad y Tobago.
Los líderes latinoamericanos asistentes a la Cumbre no dejaron de presionar para que Cuba volviera a formar parte de la Organización de Estados Americanos, OAS, de la que fue expulsada en 1962.
Dos meses después, la Trigésimo Novena Asamblea General de la OAS acordó recuperar al régimen para el Hemisferio. Estados Unidos se tragó la humillación y exigió que La Habana aceptara "las prácticas (democráticas) y los propósitos(de liberación) y los principios (de independencia) de la OAS".
Cuba no ha hecho tal cosa, al menos en la práctica, porque el régimen se mantiene inmutable, con la misma política que cuando fue expulsado y, según ha declarado el presidente Raúl Castro, seguirá siendo así. Esto último reiterado a pocas horas de sellar la primera parte de las conversaciones con la Administración de Obama, que tanto revuelo ha traído.
Raúl Castro ha dado pasos que suponen elementos nuevos para lograr una recuperación de la depauperada economía cubana como han sido reformas abiertas a un comercio privado, aunque sin soltar las riendas del poder, y esto ha dado pie a muchos en el campo internacional a hablar de "cambios" en el régimen.
El presidente Obama había avanzado en su primer mandato en la dirección prometida de cambiar la política hacia Cuba al quitar las restricciones para que los cubanos de Estados Unidos visitaran a sus familiares en la Isla, pero no se atrevió a levantar el veto impuesto por el anterior mandatario George Bush a los intercambios persona a persona en temas culturales y de educación, lo que se comenzó a hacer cuando ya era segura su posición en un segundo mandato.
Cada presidente de Estados Unidos ha denunciado e impuesto sanciones a la dictadura cubana, pero ninguno, antes que Bush, propuso que para tener buenas relaciones el socialismo debía dejar de existir.
Hay que decir también que todos y cada uno de estos presidentes, desde Eisenhower hasta Obama, han mantenido canales abiertos de conversaciones con el régimen a pesar de ser una dictadura. Esto, para cualquier versado en política, supone hablar con el enemigo y reconocer de facto su legitimidad.
En un principio, el énfasis se colocó en el apoyo brindado por Cuba a los insurrectos de América Latina y en su política expedicionaria en Africa. La caída de la Unión Soviética en 1989 hizo que Washington soñara con que el próximo en caer sería Fidel Castro.
El fallecido presidente de la Fundación Cubano Americana, Mas Canosa, dijo en ocasión de la caída del muro de Berlín que "solo quedaba uno", aludiendo a Fidel Castro. Los cubanos esperan todavía esa caída.
Las exigencias para abrir canales de comunicación con Cuba a la vista de la extinción de la Unión Soviética y la liberación de los países satélites de Europa del Este cambiaron en ese momento en la Casa Blanca. Bush consideró que la nueva correlación de fuerzas valdría para exigir al régimen de La Habana una renuncia del socialismo para una directa apertura a la democracia, al multipartidismo y a las elecciones en un marco nacional inédito en medio siglo de dictadura.
Bush basaba sus exigencias en el fuerte compromiso que lo unía a la comunidad cubana en Florida donde obtuvo el 80 por ciento de votos en ese Estado. Una clara respuesta de los cubanos a la Administración Clinton por devolver al niño balsero Elián Gonzáles a su padre en Cuba.
Ningún otro presidente antes que Bush, había designado a tantos cubano-americanos en posiciones de dirección en su Administración. Sobre todo en puestos que dirigían su política hacia América Latina.
Del otro lado del mar, Castro se movía para aparecer como un abanderado contra el terrorismo y propiciar que las conversaciones a sotto voce continuaran. Firmó doce protocolos internacionales contra esa lacra mundial y no puso objeción a que Estados Unidos utilizara la base naval de Guantánamo, en el oriente cubano, como centro de detención para miembros de Al Qaeda.
Si el fallecido premio Nobel, Gabriel García Márquez, funcionó en el etapa de Clinton como uno de los tantos mediadores de que ha dispuesto Cuba para sus conversaciones secretas y de otro tipo con Estados Unidos, en época de Bush esta fue labor del embajador en Naciones Unidas, Ricardo Alarcón, ahora caído en desgracia.
Siendo como era Fidel Castro la bestia negra para la Administración Bush, el secretario de estado para el Hemisferio Occidental, Otto Reich, dejó claro que cualquier revisión de la política bilateral requería de La Habana "una rápida y pacífica transición a la democracia". Y todo esto a pesar de los esfuerzos del ex-presidente Jimmy Carter por construir puentes de entendimiento aún a título personal.
Bush creó en el 2003 una Comisión de Ayuda a la Cuba libre "para planear la transición cubana de un régimen estalinista a uno abierto y libre". Esto no impidió a los norteamericanos brindar su ayuda ante los crecientes desastres provocados en la Isla por el paso de varios huracanes en aquellos días.
Fidel Castro vio esto como un intento de la Casa Blanca de beneficiarse políticamente y desatendió la mano tendida. Coincidió también con la etapa en que los problemas de enfermedad del líder del régimen obligaron a que su hermano Raúl se hiciera cargo del sistema de poder inalterable.
Cuando Obama dijo ante la Cumbre de las Américas que buscaba un nuevo comienzo con Cuba, se proponía deshacer todo lo hecho por la Administración republicana de Bush.
Durante el referido encuentro de Obama como candidato con los cubanos en Florida, no solo se pretendía dar un vuelco a una política in extenso, sino mostrar los cambios traídos a Miami, incluida la transformación de la Fundación Cubano-Americana - que lo recibió cálidamente-, que había pasado de ser profundamente anticastrista para mostrarse más moderada.
En el primer mandato de Obama, sus promesas solo se cumplieron en parte, porque en 2009, cuando se conoció el informe anual del Departamento de Estado sobre terrorismo, Cuba seguía incluida como patrocinadora de grupos de este pelaje.
Los presupuesto de Obama para ese mismo año incluyeron 20 millones de dólares para la cobertura de la Agencia Norteamericana para el Desarrollo (UNAID) en la promoción de la democracia en Cuba.
Obama -a los ojos de los Castro- seguía aplicando la política de Bush, a pesar de todo lo dicho, y en especial en lo que La Habana calificaba de ciberguerra. El uso de la tecnología computarizada para minar al régimen y que se remontaba al mandato de Bill Clinton, quien dio a la Freedom House medio millón de dólares en 1995 para la compra de computadoras, copiadoras, faxes y otros equipos destinados a la disidencia cubana.
El caso de Alan Gross, uno de los presos liberados por Castro en estos días, se enmarca en la visión de la Habana sobre la actividad de la USAID en la ciberguerra. El había viajado cinco veces como turista antes de ser enjuiciado y conenado en Cuba y en su último viaje proveyó a determinadas personas de esos equipo de manera gratuita.
El Obama del primer mandato, aunque no variaba su prioridad de "abrir un canal con Cuba de forma permanente" no podía arriesgar su reelección. Pero ya esto no es un problema para él. Ahora todo es posible, siempre que el Congreso, con mayoría republicana, no tenga que dar el visto bueno. Y, aún así, veremos como marcha el asunto.
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viernes, 21 de junio de 2013
Afganistan: la hora de los talibanes
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El presidente Hamid Karzai |
Por Mirta Balea
Estados Unidos ha tenido un resbalón político con Afganistán. Debió abstenerse de caer en la trampa de abrir nuevamente conversaciones bilaterales con los talibanes en la misma semana en que debía concluir una negociación de seguridad con Kabul en Doha, Qatar, para la estancia de tropas norteamericanas en ese territorio tras la marcha de la OTAN a fines del 2014.
Fuentes de la embajada norteamericana en Madrid señalan que el gesto "amistoso y de conciliación" de la Administración del presidente Barack Obama ha tomado un curso inesperado y que para llevarlo a cabo se había tenido en cuenta la "excesiva premura" con la que será retirado el poderoso contingente internacional de 3,600 hombres en un área donde ha repuntado la violencia, sobre todo cuando solo quedan ingleses y norteamericanos, por la retirada de los franceses antes de lo previsto.
La iniciativa frustrada ha tenido como consecuencia inmediata, tras el enfado del gobierno afgano por la pompa con la que los talibanes han abierto una oficina en Doha, el enfriamiento de las negociaciones para el acuerdo Washington-Kabul el pasado jueves y que han sido suspendidas indefinidamente.
No era para menos. Puedo imaginar la bilis subiendo por la garganta del presidente Hamid Karzai cuando vio como sus enemigos cortaban una cinta inaugurando un local en Doha, más parecido a una sede diplomática que a una habitación para reunirse y conformar la paz, y colocaban a la entrada la bandera de la República Islámica de Afganistán, como se llamaba el país durante la etapa en que gobernaron los talibanes hasta la entrada en 2001 de las tropas norteamericanas.
Los talibanes, siempre ansiosos por volver al poder, mantienen algo semejante a un estado soberano en las provincias afganas bajo su control. En su web, han colgado referencias a sus diálogos en Doha, donde viven a cuerpo de rey en hoteles de lujo, con diplomáticos de Alemania, Noruega y Japón, entre otros estados, y han informado de la invitación que le cursara el gobierno de Teheran para una visita oficial, que se realizó a principios de mes. Y todas estas acciones conocidas por la Casa Blanca.
En 2011, una misión de los talibanes había visitado por primera vez Teheran, lo que resultó entonces como mínimo un hecho curioso si tenemos en cuenta que cuando éstos últimos gobernaban Afganistán al estilo sunita casi fueron a la guerra con el Irán shiíta en 1990.
La visita de ahora es algo más que un hecho curioso, es una soga alrededor del cuello de la Administración Obama. Supone desde un punto de vista político un posicionamiento de los talibanes como parte importante e incluso decisiva en el cese de hostilidades, tan deseado por Karzai y por la Casa Blanca. Supone una desestimación de cualquier papel posterior de los norteamericanos en Afanistán y un reemplazo de éstos por Irán. Supone dejar a un lado diferencias religiosas importantes en el mundo islámico por metas más ambiciosas y "compartidas". No se puede olvidar que para ambas partes Estados Unidos es "el lobo del cuento".
Los norteamericanos pretendían que los talibanes renunciaran públicamente a sus lazos con Al-Qaeda y reconocieran la actual constitución afgana como válida para conducir al cese de las hostilidades y estos pedían la salida de todas las tropas extranjeras, incluido el residual de fuerzas de Estados Unidos y la OTAN supuestos a irse a fines del 2014 y la liberación de los 60 prisioneros que aún retienen los norteamericanos en territorio afgano y cinco encarcelados en Guantánamo.
En las conversaciones a iniciarse la pasada semana podría haber surgido el acuerdo de intercambiar los cinco de Guantánamo por el único militar estadounidense en manos de los insurgentes, el sargento Bowe Bergdahl, capturado en 2009 por la Red Haqqani.
Los talibanes abrieron la fortaleza para después dejar caer el rastrillo, dejando a Estados Unidos en la puerta. Los adoquines del camino a la paz parecen ahora más resbaladizos y eso que nunca han sido los adecuados. Lo ocurrido ha permitido a los talibanes cobrarse su venganza y al mismo tiempo solucionar la necesidad de tener un protector después de la marcha de la OTAN en 2014.
Tras doce años de guerra en Afganistán y casi tres, de efervescentes y fracasados intentos de negociación con los insurgentes, Estados Unidos creyó que todo finalizaría en Doha cuando en un movimiento de potencial despegue los talibanes anunciaron estar preparados para negociar la paz, si bien habían dicho públicamente que no lo harían con el gobierno electo de Karzai.
Washington persuadió al mandatario afgano que las conversaciones con una delegación del departamento de Estado y la Casa Blanca podrían ser el primer paso para un encuentro directo de talibanes y gobierno afgano. Karzai puso sus condiciones: que una vez comenzados los encuentros en Qatar se trasladarían a suelo afgano, pero los talibanes, con la parafernalia de apertura de "su nueva sede diplomática" como algunos la llaman, le "cortaron el rollo".
Un tipo igual de negociaciones tuvieron lugar en enero del 2012 y se rompieron cuando los talibanes acusaron a Estados Unidos de mala fe. Algunos encuentros indirectos continuaron fuera de la base de la dirección política de los talibanes en Pakistan y desde hace tres semanas venía planeándose el contenido de las que tendrían lugar la pasada semana.
El enfado de Karzai rompe críticamente con la visión a largo plazo sobre Afganistán de Obama, que puede resumirse en dos aspectos: realizar conversaciones de paz con los talibanes para eliminar la insurgencia antes de la salida de las tropas occidentales y alcanzar un acuerdo que permita mantener una fuerza militar de Estados Unidos pasado 2014.
Los talibanes, siempre propensos a prometer cosas y después retirar sus promesas, han estado buscando en Doha algún grado de publicidad a su favor ante el mundo. Primero tenemos su pronta y sorprendente voluntad de abrir una oficina para las conversaciones después de meses de resistirse a dar el paso, y el aparato que ha rodeado la apertura para que se les acepte como una fuerza política al igual que el gobierno de Kabul pero sin hacer concesiones previas y con el propósito claro de hacer saltar a Karzai.
Una declaración oficial del despacho del presidente afgano parece poner las cosas en su sitio. "Los recientes acontecimientos muestran que hay manos extranjeras interesadas en abrir una oficina talibán en Qatar. A menos que el proceso de paz sea entre afganos, el Alto Consejo de la Paz (creado por Karzai en 2010 como parte de los esfuerzos de paz) no participará en las negociaciones en Qatar".
Y, en medio de todo esto, los talibanes "chupando" cámara.
Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2011/10/afganistan-podra-vivir-sin-los-taliban.HTML
http://plumasendiaspora.blogspot.com.es/2011/05/requiem-ben-laden.html?spref=fb
viernes, 23 de marzo de 2012
Francia: golpe a la convivencia
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Campo de adiestamiento de yihadistas |
Por Mirta Balea
Francia se ha visto estremecida en los últimos doce días por la violencia del radicalismo islámico. La noticia del asesinato de siete personas, entre ellas tres niños menores de 10 años, ha recorrido Europa a velocidad crucero por lo cruento de las muertes. Los medios han comenzado a hablar de inmediato de las formas que asume la violencia y cómo el calor humano puede aportar alivio a sus consecuencias, pero, ante todo, ¿qué circunstancias hacen que aflore, qué la perpetúa para que se convierta en un laberinto?
Lo que el nazi Adolf Eichmann llamó el torbellino de la muerte, ha descendido sobre Francia de la mano de un franco-argelino de 23 años, delincuente común, devenido en salafista (sector extremo de la religión distribuida por Mahoma) y terrorista convencido de que debía actuar como la espada de Alá. Mohamed Merah ha pretendido convertir sus asesinatos a sangre fría en una protesta por el infanticidio palestino, la prohibición del velo femenino y la participación de fuerzas galas en la guerra de Afganistán.
Fue precisamente en la frontera entre Afganistán y Pakistán, en uno de los tantos campos de adiestramiento talibán, que su conciencia se echó a dormir para justificar la existencia de una maquinaria de exterminio, que planea y perfecciona los detalles de su guerra santa contra Occidente. Un conflicto que dio inició mucho antes de que Merah tuviera conocimiento de su existencia, incluso mucho antes que el desarrollo natural de un nuevo terrorismo se hiciera real de la mano de Al Qaeda con el ataque a las Torres Gemelas, en Nueva York, y la muerte de unas 3.000 personas.
Las victimas tienen nombre y es justo que se las recuerde: Jonathan Sandler y tres niños, sus hijos Arieh y Gabriel, de 3 y 6 años, y Myriam Monsonegro, de 10 años; los miembros del cuerpo de paracaidistas de Toulousse Imad ibn Zaten, suboficial, el cabo Abel Chennouf y el soldado Legouad Mohamed, estos últimos en Montauban, a 50 kilometros de la mencionada ciudad del suroeste francés. El denominador comun de las víctimas es su pertenencia a minorías étnicas de gran presencia en Francia.
La violencia resulta en una gran mayoría de casos de factores culturales aprendidos en el sentido más amplio del término que alteran el equilibrio natural de la agresividad, uno de nuestros instintos básicos como rasgo seleccionado por la naturaleza para incrementar nuestra eficacia biológica. El lobo, sin embargo, no se comporta con su igual como el hombre lo hace con el hombre porque en éste último la agresividad se halla hipertrofiada.
La historia personal de Merah jugará un papel activo en su uso de la violencia para alcanzar determinados objetivos. No resulta baladí que estuviera dispuesto a colgar en internet, o lo hiciera, la grabación de sus crímenes porque en lo que en inglés se denomina high concept estamos ante una cinta marcada por una sola idea llevada al límite en un cóctel de locura.
Los medios y fuerzas políticas en Francia han comenzado a criticar a los cuerpos especiales de la RAID, encargados del asedio de 72 horas en su propia casa que finalizó con un tiro en la cabeza del asesino, abandonado hasta por su propia madre, a quien se le pidió que intercediera en su entrega y dijo que ella nada podía hacer. Sabemos que la élite militar se comportó segun el protocolo establecido en estos casos, pero el muchacho no quería que lo cogieran vivo después de complacerse en relatar su "hazaña" a los sitiadores.
Marah mató a siete franceses como él, religiosos como él, mestizos como él, como recordaba hoy un artículo del periódico El País, para poner a Francia de "rodillas", como si el país fuese la respuesta obvia. Pero no es cierto que lo halla hincado en tierra, tan solo enlutó hogares y despèrtó y reforzó los impulsos misantrópicos inherentes a una población multicultural; una población en la que desde hace mucho triempo se aprecian también exclusiones y fracturas.
Las pantallas educan mal en determinadas ocasiones, pero no suelen ser las únicas responsables de la mala educación o socialización de niños y jóvenes, existen otras vías para aprender como dar forma a la violencia. En el caso de Mehra, sus principios y valores, sus preconcepciones y prejuicios, los aprendió en la calle, en sus esfuerzos por perfeccionar el caco que llevaba dentro, hurtando móviles y otros objetos de poco valor, con lo cual salía y entraba en la cárcel donde se hospedan muchos de los salafistas más notorios del país.
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El asesino diviértiendose con unos amigos |
La segunda etapa del camino hacia la barbarie de Merah fue su autorradicalización en una emigración interior que le hizo vender su alma, con sus sentimientos personales y sus propias emociones, para convertirse en un hombre frío, carente de empatía, quien nunca permitiría a un sentimiento interferir en su actuación. Resultaba un terreno virgen para ser utilizado como instrumento de la multinacional Al Qaeda o cualquiera de sus vertientes.
Restaba solo el entrenamiento para alterar el equilibrio en que el despliegue y repliegue de la agresividad conviven con naturalidad. Merah no ha pretendido nunca que la sociedad francesa le entienda, ha querido que los poderes que lo adiestraron sepan apreciar su magnífico gesto. Y así ha sido, puesto que el grupo Soldados del Califato se atribuye el mérito en la guía de sus actos. Es otra marca más de la yihad global y se dice que ha diseminado comandos de uno o dos individuos a la espera de las órdenes para matar. Antes había actuado contra la tropas aliadas en Afganistán.
Una generación de jóvenes dispuestos a aplicar una suerte de fórmula del imperativo categórico, utilizada por el Tercer Reich en el pasado siglo, que puede resumirse así: comportate de tal manera que si el Führer te viera, aprobara tus actos. Estas muertes en Francia no han sido un "lamentable error", al margen de que Mehra lo confirmara al vanagloriarse de sus actos con los soldados que lo sitiaron en su casa y al intentar que saliera la grabación en la televisión francesa.
Estas muertes son la definición de que los jóvenes franceses de tercera generación, parados y sin estudios, en los banlieus de Toulousse y otras ciudades, sustentan una manera de pensar absorbida por las circunstancias propias de una guerra, la que han declarado los radicales islamistas a Occidente.
La conciencia ciega elimina por completo la facultad humana de juzgar, en un tiempo marcado por la ausencia de brújula moral. Los jóvenes como Merah son los cachorros de aquella fuerza de trabajo barata importada por Francia, otrora potencia colonizadora, desde Argelia y Marruecos.
Al Qaeda, único y solitario urdidor de una versión degenerada del islam, ha cumplido sus obejtivos de dar una lección a Israel y a aquellos musulmanes dispuestos a integrarse en las sociedades en las que viven y trabajan y crean una familia.
Tanto en su naturaleza como en su intención al llevar adelante órdenes criminales, este joven franco-argelino, crecido en la miseria, sobrepasó la simple cuestión de ser un musulman ferviente, y esto lo llevó a montar su propio tinglado de destrucción y muerte, beneficiando al mercado del terrorismo que se hallaba a la baja.
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Manistación en Toulousse por la víctimas |
Aficionado con anterioridad a las chicas, los porros y las motos, conducía sin carné y de pequeño tuvo problemas mentales, como no podía ser de otra manera, criado en el seno de una familia en el que la identidad nacional carece de valor y se estructura una banalización del mal. Era un salafista, cuentan sus amigos, que podía estar horas viendo videos de decapitaciones. Ahí aprendió a ser insensible al dolor de otros. El FBI le seguía la pista tras sus viajes a Afganistán, donde fue apresado durante un control policial en Kandahar y deportado a Francia en 2010.
Aunque huele a intento de sacar tajada a la masacre perpetrada por Merah, el presidente Nicolás Sarkozy anunció ayer, a solo un mes de las elecciones en las que busca repetir mandato, la reforma del Código Penal para incluir dos delitos: criminalizar la navegación por redes terroristas en internet y la captación o condicionamento ideológico sobre suelo francés de los yihadistas porque las células islamistas crecen en los banlieus y no parece sencillo combatirlas.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos considera que toda medida que limite la libertad de expresión debe ser determinada con precisión y la anunciada por Sarkozy raya la censura. Sin embargo, son temas presentes en la agenda europea y podrían más pronto que tarde pasar a formar parte del ordenamiento legal de los países del continente.
En España, se contempla como delitos la captación, el adoctrinamiento y el adiestramiento de terroristas, sin referencias a la navegación por internet, a partir de la reforma del Código Penal del 2010. Alemania podría hallarse en el mismo caso puesto que se conoció que un ciudadano sirio ha sido condenado ayer a cinco años de cárcel por apología de Al Qaeda en la Red.
A veces nos preguntamos si Dios interviene en la vida de las personas ¿por qué sufren los inocentes? Un problema de fondo para los creyentes sin mirar religiones, una visión en un solo plano teológico. No hay que preocuparse, la interrogante la colocó hace mucho tiempo Epicuro y hasta san Agustín y san Pablo la plantearon como el reto de la bondad y omnipotencia divinas frente al mal. Para Mehra, la espada del islam contra los infieles es una ilustración vista desde una sola acera de la calle.
Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2011/10/aporte-gratuito-sobre-el-bien-y-el-mal.html
http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2011/09/mujeres-y-la-sharia-del-islam.html
http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2011_07_01_archive.html
http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2011/07/noruega-sangre-sobre-los-fiordos.html
domingo, 2 de octubre de 2011
Afganistán: ¿podrá vivir sin los Talibán?
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Burhanudin Rabani |
Por Mirta Balea
La figura surgida de los infiernos lo abrazó sin previo aviso. Por toda respuesta, le dejó su mirada hueca, lo último que vio Burhanudin Rabani antes de cerrar los ojos al mundo. Los dioses le habían mantenido vivo desde su época de muyahidin (combatiente) en los 80 del pasado siglo, pero el terrorista los tenía esta vez de su parte e hizo estallar una bomba oculta bajo el turbante, inmolándose en la misión.
El asesino podría tener lazos con el clan Haqqani, vinculado a los Talibán, que operan desde las cercanías de la ciudad paquistaní de Quetta, dirigidos por el mulá Mohamed Omar, cuya cabeza tiene un precio para Occidente: 25 millones de dólares. Este núcleo guerrillero fue fundado por Jaludin Haqqani, un ex-muyahidin contra la ocupación soviética, como lo fue el mismo Rabani. Resulta el más activo y el más temido por la población y las Fuerzas de Seguridad para la Asistencia (ISAF), bajo el mando de la Organización del Altántico Norte (OTAN).
Sirajudin, hijo de Jalaludin, los dirige en la actualidad desde bases importantes de retaguardia en las zonas tribales paquistaníes fronterizas con Afganistán. Uno de sus más importantes consejeros, Haji Mali Jan, fue detenido este domingo, en su residencia en territorio afgano, según han informado las autoridades de Kabul.
Mali Jan podría tener información sobre la trama que rodea el asesinato de Rabani, líder del Consejo Superior para la Paz (CSP) y de la aparente vinculación de uno de sus miembros, Rahmutallah Wahidyar, quien acompañó al asesino hasta la estancia en la que se encontraba su víctima. Este sujeto había sido ministro del gobierno Talib entre 1996-2001.
Rabani fue el líder nominal de la llamada Alianza del Norte, con la que Estados Unidos se coaligaría militarmente para expulsar a los Talibán en 2001. Luego otros líderes más jóvenes, como el actual presidente Hamid Karzai, tomarían las riendas del país.
El CSP está constituido por 68 personas, la mayoría antiguos señores de la guerra contra los Taliban, y se había considerado hasta ahora, a pesar del nulo avance de las negociaciones entre fuerzas internas, como la gran esperanza para una solución sin violencia del conflicto afgano.
Hace un año, cuando Rabani fue colocado al frente del CSP, el presidente Karzai, le pidió incluir a los insurgentes en el proceso, pero tras el asesinato del pasado día 28 ha admitido que tales esfuerzos han resultado inútiles y que el diálogo debería centrarse en Pakistán.
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Soldados norteamericanos en Afganistán. |
Las pruebas presentadas por Mashal a Pakistán estaban constituídas por direcciones, fotografías y mapas procedentes de la embajada paquistaní en Kabul.
Para las fuerzas de la ISAF, que intentan, por mandato de las Naciones Unidas, encauzar al país hacia un alineamiento con los valores occidentales e impedir una nueva ocupación de los Taliban del territorio y la vuelta a la sharia o la ley islámica, la muerte de Rabani ha sido un duro golpe. El viejo clérigo gozaba de prestigio nacional y se esforzaba por la integración en los buenos propósitos de las cuatro etnias principales (pastunes, tayikos, uzbecos y hazaras), según ha señalado una fuente de la embajada norteamericana en Madrid que no desea ser identificada.
Durante el gobierno Talib, que en dialecto pastún significa estudiante y resultó reconocido únicamente por Pakistán, Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos, se aplicó a rajatable la sharia. Las mujeres tenían que usar por obligación el burka, una especie de manto que las cubre totalmente y solo les permite el contacto exterior mediante una celosía de malla a nivel de los ojos. No podían trabajar, ni recibir educación tras cumplir los 8 años, y la atención sanitaria debía venir de manos femeninas o sencillamente quedarse sin esta.
Tenían también que salir a la calle acompañadas de un hombre y en caso de desobediencia de la ley divina eran flageladas y ejecutadas públicamente.
A ese gobierno le llamaron pomposamente Emiratos Islámicos de Afganistán, la nación con un 75% de territorio montañoso, que alberga la segunda montaña más elevada del mundo, el Hindu Kush. El 90% de población vive en zonas rurales. En 1992, ostentaba el último puesto (192) entre las naciones en la que la población está muy por debajo del consumo mínimo de calorías recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Cuando los norteamericanos entraron hace 10 años, el presidente George Busch apostó por Karzai, quizás porque hablaba un inglés fluido, podía vestir con cierta elegancia, tenía maneras y sostenía vínculos con las principales empresas internacionales del gas. Pero se olvidó de la importancia de una sociedad civil con aspiraciones propias.
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Camino al Hindu Kush. |
De un total de 31 millones de habitantes, 26 millones viven en exclusiva de la agricultura, en un territorio árido y con pocas posibilidades de dar buenos frutos. La minería, que por ahora la explotan los chinos, es su principal fuente de riqueza, pero el Gobierno no se ha molestado en crear instituciones para explotarla en beneficio del país.
Lo curioso del atentado al ex-presidente Rabani es que ha tenido lugar en la llamada zona verde, supuestamente el lugar más seguro de Kabul, en cuyo radio se ubican la embajada de Estados Unidos y el cuartel general de la OTAN, atacados más de una vez por los Talibán.
Desde el 2001 han muerto en Afganistán 2.744 soldados. En lo que va de año, han caido 463 y Naciones Unidas ha afirmado que entre enero-agosto la violencia aumentó en un 39% respecto a igual período del 2010.
Hasta el asesinato de Rabani, las muertes más importantes de dirigentes aliados de Karzai tuvieron lugar en julio pasado, cuando un suicida con una bomba escondida también en el turbante acabó con la vida del alcalde de Kandahar, Gulam Haidar Hamidi, lo que hundió aún más en la violencia ese bastión de los Taliban y alejó las posibilidades de que Kabul llegue a controlarlo en algún momento.
Dos de los vicealcaldes de Hamidi habían sido asesinados en 2010, así como el máximo dirigente religioso de Kandahar, Ahmed Wali Karzai, hermanastro del presidente afgano, quien controlaba a las tribus fuertemente armadas en esa zona fronteriza con Pakistán donde se vive del narcotráfico y de la insurgencia.
Estos no fueron los unicos incidentes, resultó asesinado también en su domicilio de Kabul, Jan Mohamed Khan, principal consejero y amigo personal de Karzai, así como, en el mismo ataque el diputado de la Asamblea Nacional, Mohamed Hashem, que se hallaba de visita. Estas dos muertes coincidieron con la transferencia por la ISAF de las competencias de seguridad al Gobierno afgano en la región de Bamiyan, la primera zona que dependería exclusivamente de la Policía y el Ejército nacionales, entre otras seis a las que se les ha venido entregando después.
Bamiyan se había considerado siempre una provincia tranquila ( habitada por la minoría hazara), que había alcanzado un nombre internacional cuando en 2001, a propósito de sus últimos coletazos antes de su partida forzosa, los Talibán destruyeron dos grandes estatuas gigantes de Buda de 1.500 años de antigüedad. En su huida, se enseñaron también con la etnia local, que, a diferencia del resto de las de Afganistan, sigue la rama chií del Islam.
La entrega por los aliados del control territorial a las tropas locales resulta ser la primera fase de un proceso a terminar en tres años con la retirada total de las fuerzas extranjeras de combate. Si el propósito de intervenir en el país en 2001 fue extirpar el dominio de los Talibán e impedir la consolidación de la organización terrorista Al Qaeda, con la que estas fuerzas insurgentes simpatizan y a la que han brindado "combatientes" suicidas, la tarea está aún por terminar.
El Gobierno de Karzai ha mostrado su vulnerabilidad ante la retirada del escudo armado occidental y ya ni siquiera el presidente estadounidense Barack Obama habla de victoria, sino a lo sumo de minimizar los daños. El retrógrado poder al que se quería eliminar ha resultado ser la clave para cualquier solución política del caos afgano.
Hay dos elementos importantes a observar en este panorama. Lo primero es evitar la guerra civil, porque con ella los afganos, tanto tiempo presionados por los Talibán, se enfrentarían a la disyuntiva de querer vivir o rendirse, ya que los extremistas islámicos han demostrado que no lo harán. Como tampoco, en el siglo XIX contra los británicos y en el XX, contra los soviéticos.
El segundo elemento tiene que ver con el vacío de poder, que seguirá a la retirada de las tropas, lo que daría ocasión a los paquistaníes de tomar cartas en el asunto en apoyo de los insurgentes, que han operado siempre desde ese territorio. Recordemos que a Osama Bin Laden lo encontraron y ajusticiaron en una casa de la que tenía conocimiento el Gobierno de Islamabad y se hallaba en el radio de un cuartel militar, lo que ha dado que pensar.
El ritmo de retirada propuesto por Obama, con 10.000 soldados menos antes de diciembre de este año y otros 23.000 para el verano del 2012, ha hecho sonar las alarmas en sus propios cuarteles militares por considerarlo algo precipitada, después de que en 2009 se lanzara una ofensiva de la que no se han recogido todavía los frutos, al decir de los mandos norteamericanos. Con el repliegue rápido de tropas todo apunta a que no podrán hacerlo.
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Presidente Karzai |
Si Karzai aguanta un año después del 2014 nadie cuestionara la retirada por precipitada o lenta que sea, es la cuenta que sacan los estrategas en Washington, porque se protejerán con el escudo moral de que lo habían dejado en su puesto y funcionando.
La retirada no tiene pinta de ser un final adecuado dejando a un Gobierno como el de Karzai, que manipuló las elecciones en 2009 y se le tilda de corrupto, dispuesto a dialogar con quien haga falta para sostenerse. Lo ha intentado con los insurgentes, que no han hecho el menor caso, y ahora con Pakistán si nos atenemos a sus palabras tras el asesinato de Rabani aunque Islamabad haya dado asilo siempre al enemigo Talib.
Los Taliban son una fuerza integrada mayoritariamente por los pastunes, aunque tienen colaboradores uzbekos, tayikos, arabes y chechenos, fieles como ellos a la escuela suní de interpretación de los preceptos del Islam del imam Abu Hanefa. Los financian presuntamente organizaciones terroristas como Al Qaeda y el gobierno paquistaní hace la vista gorda ante sus desmanes y les permite incluso establecer madrazas para estudiar el punto de vista más extremista sobre el Coran.
Para Karzai, la pérdida de su hermanastro Ahmed Whali, que forjó las alianzas tribales en el sur para defender al presidente, y ayudó abiertamente a Estados Unidos y Reino Unido en la forja de una estrategia sobre los clanes, con información y la organización de un equipo de operaciones especiales de la CIA en territorio afgano y que al decir de nuestra fuente sin identificar, tuvo mucho que ver con la captura de Ben Laden, fue en su momento el mayor golpe al proceso de pacificación, al que se suma ahora la muerte de Rabani.
Durante el entierro de Whali, los Taliban tuvieron la osadía de atacar a los participantes en las exequias y esta acción resulta también la medida de por donde van los tiros. Las negociaciones Gobierno-Taliban han dejado de ser secretas y ahora Karzai ha pasado a un segundo plano.
Desde el primer momento los insurgentes habían deseado un papel destacado como interlocutores que solo pueden darle las fuerzas internacionales. Quien sabe si a estas alturas del proceso sigan buscando la posición estelar después de probar fuerza y conocer su propio poder en el caos afgano.
Enlaces: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2011/09/mujeres-y-la-sharia-del-islam.html :
http://plumasendiaspora.blogspot.com/2011/05/requiem-ben-laden.html?spref=fb
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