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viernes, 10 de agosto de 2012

Sanchez Gordillo y el momento de la verdad



Sánchez Gordillo, altavoz en mano.


Por Mirta Balea




Se dice que el exceso de calor atonta el cerebro porque al hipotálamo -el regulador de nuestra temperatura corporal- le da por mostrarse disfuncional. En Andalucía, la ola de calor africano, que viene sofocando a España desde julio pasado, se ha cobrado su primer alucinado, obnubilado por un sol de justicia.

La panacea para cualquier cosa lamentable, desde quedarse cesante hasta tener una depresión nerviosa, solía ser antes el sexo. Me refiero a cuando era joven, allá por el Paleolítico. Desde que el gobierno del Partido Popular (PP) ha venido imponiendo una tras otra reformas insoportables para la población, y exigido a hacer otro tanto a las Comunidades Autónomas, culpables de un 40% de la deuda pública nacional,, algunos han propagado la doctrina de la desobediencia civil con el propósito de renovar las mentes atrasadas del país, que se atrevieron a votar a la “derechona”.


De momento nadie ha intentado abrirse las venas con una botella rota de Fanta, ni los nuevos hippies ( que pululan por las calles en busca de bronca, porque piensan que es lo que se hacía en los años 60 del siglo pasado) han querido renovar el vigor de la libertad sexual de entonces.

Un caso, en los últimos dos días, ha acaparado los titulares de la prensa española, y no precisamente por algún tipo de desinhibición sexual. Se trata del asalto, por activistas del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), a dos supermercados en Écija, conocida como la sartén de España, y en Arcos de la Frontera, ambas en la Comunidad Autónoma de Andalucía, en el sur del país.


Lo más significativo de estas acciones, en las que los sindicalistas se robaron unos 40 carros con mercancías de primera necesidad, es que serían entregadas a los pobres al estilo sui géneris de Robón Hood, como ha divulgado algún chistoso por Internet.

Las acciones estuvieron instigadasn y contaron con la participación, altavoz en mano, por el alcalde de Marinaleda, Sevilla, Juan Manuel Sanchez Gordillo, quien es, además, diputado autonómico en el Parlamento andaluz por Izquierda Unida (IU), la agrupación comunista que gobierna en coalición con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

No he querido dejar de poner en conocimiento de mis lectores esta decisión valerosa, audaz, agresiva, que revela una militancia, una profundidad y un vigor político inesperados. La tentativa dejó atónitos a los transeúntes y clientes de los locales asaltados y esa es quizá la razón de que no se vieran impelido a vitorearla.

La prensa escrita y en especial las televisiones, que son la mosca en todas las pomadas, se encargaron de seguir toda la acción reivindicativa, que deseaba sacar a los andaluces de ese aislamiento miltoniano, de esa meditación ausente por lo que realmente está pasando en el país. A juicio de los asalta-supermercados la gente no se entera.

Después de atacar con algunos valientes seguidores dos grandes superficies en Écija y Arcos de la Frontera, el servidor público Sánchez Gordillo, para que nadie se llamara a engaño, dijo que no era un acto ilegal sino una “expropiación”. No sé si fue así, pero tal vez agregó: a los malvados capitalistas de Mercadona y Carrefour, las marcas afectadas, que se lo merecían.


Todo lo robado iría a parar a manos de la Cruz Roja y el Fondo de Alimentos y es de agradecer que haya gente que quiera salvar al mundo, que se indigna y asume la tésis de la lucha de clases de cuando Carlos Marx escribió El Capital y tenía lugar la Revolución Industrial inglesa y se preocupen todavía, en este siglo, en el que sigue inamovible la estructura social del siglo XIX, por la abulia nacionall y por defender a los desprotegidos.

La directora del Fondo de Alimentos dijo que jamás recibiría tales víveres a no ser por canales oficiales, que suelen ser donaciones institucionales o de empresa. De cualquier manera de momento pueden despreocuparse ambas entidades porque los productos no han llegado a su destino, probablemente por que se han desviado a un grupo de jornaleros, que desde hace varios días, con Sánchez Gordillo al frente, ocupan una finca del Ministerio de Defensa.


La policía informó de las detenciones de algunos sindicalistas participantes en el robo de víveres, pero al alcalde de Marinaleda nada puede ocurrirle por estar protegido por el aforamiento inherente a un parlamentario. Esto le ha permitido anunciar nuevas acciones reivindicativas, porque -y esto es pura conjetura- querrá ayudar con esa presión a la Junta de Andalucía en su contencioso con el Gobierno central por los ajustes y recortes del gasto, que está obligada a realizar para que el déficit de la región se sitúe en 0,7% en 2013.

Las cifras más recientes publicadas indican que el Gobierno ha evitado la quiebra de las Comunidades Autónomas en números rojos, entre otras Andalucía, y ha sostenido la liquidez del resto con una inyección de 44.000 millones de euros.

Ante un primer desplante en el Consejo de Política Fiscal y Económíca hace apenas 10 días, Cataluña y Andalucía reconsideraron su ofensiva para rebajar el enfrentamiento institucional y una eventual intervención de Madrid en sus cuentas. Las Comunidades Autónomas dependen de los Presupuestos Generales del Estado.

Andalucía amenazó con que cerraría 19 hospitales y 2.000 colegios si tenía que aplicar los recortes del gasto. Luego la prensa ha dejado entrever, que sin tocar Educación y Sanidad, podría ahorrar unos 70 millones de euros.


Asumir que el fin justifica los medios es el verdadero sentido del asalto a los supermercados, según se infiere de las palabras del propio Sanchez Gordillo, quien se ve a sí mismo como un visionario. Ha dicho en una entrevista con Intereconomía que “ a veces incluso en acciones pacíficas las tensiones son inevitables (refiriéndose a la entrada de mala manera de los activistas, que empujaron a los empleados de los supermercados)”.

Lo que no significa -ha agregado- que busquemos el enfrentamiento, mucho menos con los trabajadores. Creemos con Gandhi en la no violencia. Pero con Gandhi también creemos que la no violencia no es posible mientras haya injusticia”. Y por eso es que el Alma Grande de la nación india introdujo “la resistencia pasiva”, lo que no va con el SAT, llegado a la cúspide de anhelos y aspiraciones centenarias obreras.

Siempre hay los que se burlan de estas cruzadas y he visto algunos chistes de mal gusto en Facebook como que hubo algunos activistas que demostraron su atracción incurable por el fetichismo hacia algunas marcas reconocidas, prefiriéndolas a las blancas, que brindan las grandes superficies y resultan más baratas (a veces).


La acción de Sánchez Gordillo la ha comentado hasta la prensa alemana y no para bien del país, según he podido comprobar esta mañana. Los medios nacionales -espoleando a este ingenio de la estrategia- han recordado que la Junta de Andalucía, en lo que va de año, ha regalado a los sindicatos (y no solo al SAT) 345 millones de euros de una economía altamente endeudada. El doble de lo que han soltado el resto de autonomías.

Conservo en la retina, para la posteridad, la imagen de Sánchez Gordillo, sentado en una modesta silla de plástico, en la finca de Defensa que ocupa actualmente con un grupo de trabajadores, dirigiéndose a la prensa diciendo que le asiste la razón para expropiar a los que más tienen.

También conservo la de cuando viajó en primera clase a Venezuela por cortesía del gobierno de Caracas, recibió más de 34 millones de euros para el SAT, la de retratarse con algunos presos de ETA de manera reivindicativa y pienso en el momento en que volverá manos a la obra. Lo imaginó ideando varios montajes, que esta vez combinen gracia y obscenidad.


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