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lunes, 13 de agosto de 2012

Egipto: ¿hasta donde podrá llegar el presidente Mursi?

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Tantawi


Por Mirta Balea

El presidente de Egipto, Mohamed Mursi, acaba de dar un paso del que nadie le creía capaz, ha ordenado la dimisión del poderoso Ministro de Defensa, Hussein Tantawi y ha cancelado la declaración constitucional, emitida por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, encaminada a poner freno a los poderes del Ejecutivo sobre los militares y el legislativo.





El mariscal de campo Hussein Tantawi ha sido transferido a situación de retiro a partir de hoy (11 de agosto), dio a conocer el portavoz presidencial Yasser Alí. Agregó que lo sustituirá en el cargo de ministro y  jefe de las Fuerzas Armadas, el oficial de carrera, general Abdel Fattah al Sissi.





Cuando los militares entregaron supuestamente el poder a Mursi el pasado 30 de junio, se habían encargado de nombrar un plantel para elaborar la nueva Constitución del país de la que quedaría borrada la nominación del presidente como comandante de las Fuerzas Armadas. Eso quedaba bien cuanda los sucesivos jefes de Gobierno procedían de las filas castrenses y los militares eran el poder tras el cargo.




Daba la impresión de que el nuevo mandatario gobernaría dentro de los límites impuestos por la Junta Militar, que se convirtió en gobierno interino tras el derrocamiento de Hosni Moubarak hace un año, y sería incapaz de tomar una medida de esta envergadura. La decisión ha abierto una semana de intensas reuniones de emergencia de la cúpula militar, que advirtió su desacuerdo con la salida de escena de Tantawi.





La Junta quiere impedir a como de lugar que el presidente civil al mando en Egipto meta las narices en temas militares, como el nombramiento de los altos cargos. La principal fuerza política del país, que ha catapultado a Mursi al cargo, ha quedado también maniatada después que el Tribunal Constitucional disolviera la Asamblea Legislativa.





Tras su elección, Mursi ordenó al Parlamento que retomara sus funciones y de inmediato fue desautorizado por el alto tribunal, que recordó en un comunicado la obligatoriedad de sus decisiones. "Los fallos y todas las resoluciones son definitivas e inapelables por fuerza de ley (...) No forma parte de ninguna disputa que pueda generarse entre las fuerzas políticas ni está interesada en las posiciones y puntos de vista de esas fuerzas", ha especificado.





El Tribunal Constitucional basó su decisión en la "ilegalidad" de la ley electoral que dio el poder a Mursi al estar en vías de conformación una nueva Constitución. De hecho, el presidente juró el cargo ante esta instancia y no ante el Parlamento. A la policía militar se le han dado órdenes de mantener sellada la zona que rodea al edificio y no está claro cómo podrán reanudar sus tareas los legisladores como ha pedido el presidente.





Las tensiones entre Mursi y la Junta Militar se han visto exacerbadas en las últimas 24 horas por el episodio del domingo último en que radicales islámicos dieron muerte a 16 guardias egipcios en la Península del Sinaí, fronteriza con Israel y el territorio palestino de la Franja de Gaza, gobernado por la organización terrorista Hamas. El ejército no estaba preparado para un asalto de tal envergadura a una de sus bases de seguridad y los autores del asalto casi logran su objetivo de entrar a Israel.





Los autores robaron dos vehículos, uno de los cuales debería haber entrado a Israel, pero la aviación de ese país lo hizo volar por los aires. Fuentes de Tel Aviv apuntan a que contaron con la complicidad a algún grupo armado desde Gaza, porque, según el ejército, hubo disparos de morteros desde la Franja en el momento del ataque.





Hamas no quiere comprometer su relación con Egipto y ha apuntado su dedo acusador hacia Israel, en especial contra sus servicios secretos o Mossad, y otro tanto han hecho los Hermanos Musulmanes, amparándose en que observaron un patrón de ataque judío y no de los terroristas. Los gobiernos de Egipto e Israel, en cambio, discrepan y han dicho claramente que se trata de un grupo de la yihad asentado en el Sinaí, algo de lo que había informado ya Tel Aviv a El Cairo.





Este ha sido el más grave incidente en la zona desde que Egipto e Israel firmaran el acuerdo de paz de 1979, aunque la prensa egipcia ha venido informando de asaltos menores a estaciones de policía y del ejército y al gasoducto que llega hasta territorio israelí.



Frontera egipcio-israelí



La capacidad operativa de Mursi pasa por un momento decisivo, no solo por las consecuencias que le traerá con los militares la sustitución del intocable Tantawi, sino porque el ataque ha tenido lugar en una zona tradicionalmente tensa, deprimida económicamente, en la que los beduinos han sido tratados como ciudadanos de segunda clase por el gobierno central desde que la Península fuera ocupada por Israel en 1967 y devuelta a Egipto por el tratado de paz del 79.





La filial de Al Qaeda asentada en esa zona se ha venido nutriendo de nativos, pero algunas informaciones muy recientes señalan que habrían llegado a sus filas elementos de otros países árabes,  dispuestos a matar sin pensar para sembrar el terror tanto entre los egipcios como en los israelíes.




En la frontera se encuentra también Gaza, gobernada por Hamas, fuera de la Autoridad Nacional Palestina, un estrecho y sobrepoblado territorio sometido a un embargo israelí desde hace más de cinco años. Salvo excepciones, la libre entrada y salida de más de millón y medio de palestinos y de mercancias había sido impedida desde entonces con la colaboración del régimen de Moubarak con el cierre del paso de Rafah, en territorio egipcio, un laberinto de túneles que serpentea entre uno y otro territorio.





Rafah fue reabierto con permisos especiales tras la caida de Moubarak. Por el pasa la gente y, según el gobierno de Tel Aviv, también las armas para Hamas. Las mercancías, provenientes de la ayuda humanitaria, lo hacen a través de Kerem Shalon, en territorio israelí





El triunfo de la Hermandad Musulmana en las elecciones egipcias parecía haber abierto los horizontes de Hamas, pero el ataque último ha volado por los aires cualquier colaboración de Egipto, al menos por el momento.





El tratado de paz de 1979 exigía expresamente la desmilitarización del Sinai. Israel ve hoy, sin embargo, con buenos ojos que el gobierno de El Cairo, primero, clausurara los túneles de Rafah y, segundo, que despliegue más tropas en la frontera apoyadas por docenas de vehículos acorazados, que han llegado a la región norte, la más deprimida, ya que el turismo se concentra en el sur, en el Mar Rojo.



Aviones militares armados con misiles se han utilizado para atacar en sus escondites a los yihadistas. Las cifras, aún sin confirmar, apuntan a un enorme despliegue, el mayor desde la guerra contra Israel en octubre de 1973. El nuevo Ministro del Interior egipcio, Ahmed Gamal al Din, ha llegado a desplazarse a la más importante ciudad del norte del Sinaí, El Arish, para discutir la situación con los líderes tribales, que han dado su respaldo.



El nuevo gobierno egipcio ha reconocido que la amenaza a la seguridad del Sinaí no puede resolverse solo por la fuerza militar, sino que necesita apoyo de la población y de sus líderes. El Ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, ha dicho que "el ataque es una nueva muestra de la necesidad de que Egipto imponga la seguridad para evitar el terrorismo islamista en la zona".



Para Barak, el ataque del pasado domingo ha puesto a prueba al Ejército israelí, que ha demostrado una vez más "estar viglante, rápido y decidido" a frustrar cualquier acción terrorista en su territorio.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2012/06/egipto-andar-con-la-rueda-de-repuesto.html

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