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martes, 13 de marzo de 2012

Siria: el derecho a vivir

Manifestación en siria


Por Mirta Balea

Las víctimas cuentan cuando se calcula el valor de la ética de un sistema. La del régimen sirio se halla en el subsuelo con más de 7.500 muertos en las revueltas iniciadas hace un año y 200.000 desplazados al interior del país por una represión, que no puede ser aceptada como una oscuridad perpetua por la comunidad internacional.

Por definición, la oscuridad no puede existir por sí misma; la luz se esconde siempre esperando que la encuentren.

Las últimas noticias sobre Siria no mueven a la esperanza de una rápida y pacífica solución del conflicto, en el que el tiempo transcurrido ha permitido la entrada de otros elementos y fuerzas que lo complican.


El régimen ha venido colocando minas anti-personas en la frontera con Líbano y Turquía para bloquear el éxodo, como si se trataran de accidentes a punto de ocurrir permanentemente. La ONU ha censado 25.000 refugiados en el límite de esos países.


La organización humanitaria Human Rights Watch clama porque tales artefactos sean limpiados del terreno para evitar un daño irreversible a la población "para los años venideros". La Comisión de Refugiados de la ONU ha hecho por su parte un llamamiento a la comunidad internacional ante la escasez de alimentos y medicamentos que ha traído consigo la guerra.


El grueso de los combates se han librado entre dos frentes armados: el Ejército Libre Sirio, brazo militar de la oposición más organizada, el Consejo Nacional Sirio, y el ejército regular del régimen de Bashir el Assad, que niega credibilidad a la ONU y a la Liga Arabe, a la hora de buscar soluciones, so pretexto de que son órganos sometidos a las potencias occidentales.


China y Rusia se han encargado de trasladar la voz sin eco de El Assad al vetar varias resoluciones del Consejo de Seguridad encaminadas a poner fin al conflicto porque demandaban la salida del presidente sirio, como reclama la oposición en armas.


La Liga Arabe ha vuelto por segunda vez a poner su rubrica bajo un borrador de solución este sábado en El Cairo, esta vez bajo la mirada atenta de Rusia. El texto será elevado en breve al Consejo de Seguridad. Entre sus reclamos figuran cuestiones planteados en intentos anteriores como el cese de la violencia "sea cual sea su origen", la creación de un mecanismo neuttal para un alto del fuego y la no intervención extranjera en el conflicto. Se contempla también la apertura de un canal para el envío de ayuda humanitaria al régimen, pero en ningún caso se aboga por su disolución.


El embajador sirio en Moscú, Riad Haddad, ha adelantado que el Assad podría ver con satisfacción la adopción del documento por la comunidad internacional, que ha intentado de todo para sacar al presidente sirio de su trono en Damasco, la ciudad más antigua del mundo, con 6,000 años de existencia, y a la que la Biblia le auguraba un rápido, devastador y permanente final por los israelitas, pero todo apunta a que podría morir de manera natural, a mano de sus propios vástagos.

Tan seguro se ve el dictador, con un ascendente importante sobre una parte de la población, que ha comenzado con un reciente referendo a dar pasos hacia las reformas anunciadas desde hace más de un año, cuando comenzaba a vislumbrarse el estallido de la rebelión popular.


La presidencia siria ha anunciado la realización el próximo 7 de mayo de elecciones legislativas, después de haberse aprobado en el referendo una reforma de la Constitución con la participación del 60 por ciento de los aptos para el voto.

El Assad ha actuado como la sirvienta que, en medio de una fiesta, irrumpe con su carrito por el vestíbulo, lo aparca en medio de la sala y procede de inmediato a vaciar en una bolsa la basura y los ceniceros antes de empezar a limpiar el suelo, ante la mirada atónita de los participantes y de un invitado de ocasión, el ex-secretario general de la ONU, Kofi Anan, en su papel de enviado del organismo internacional y de la Liga Arabe.





Anan se fue con las manos vacías y mirando de soslayo el agravamiento de la situación, que se ha hecho insostenible para las sufridas Homs, foco de la rebeldía nacional, Ildib, Homa, Deraa y las áreas rurales de Damasco, y como varios embajadores europeos hacían mutis, como antes también los de Libia y Túnez.


Lo preocupante en la situación siria, en medio de los desplantes occidentales, las amenazas de intervención, que van y vienen, y las sanciones contra el régimen, en especial las de la Unión Europea, es que la oposición, en la que se fraguan las esperanzas de un final del conflicto, se encuentra quebrada, en una guerra de intereses particulares, en tanto El Assad ve como crecen sus posibilidades de retener el poder.

El presidente sirio dijo a Anan que no aceptaría un cese de la violencia en tanto estuvieran en su territorio los terroristas extranjeros que combaten junto al Ejercito Libre Sirio.

Incluso aunque el papel de estos grupos no resulte decisivo en la lucha que se libra en Siria, James Clapper, jefe de la inteligencia de Estados Unidos, ha alertado al Senado norteamericano sobre la existencia de grupos salafistas entre los combatientes, lo que ha servido a El Assad para asustar a la población y lograr manifestaciones en su apoyo.

Los atentados en diciembre último contra las ciudades de Damasco y Aleppo, los emporios que habrá que dominar si se pretende sacar del cargo al presidente, fueron obra de la sección iraquí de Al Qaeda, ordenado por el mismísimo sustituto de Bin Laden Ayman al Zawahari. Para Clapper, la actividad de este grupúsculo se encuentra muy extendida en Siria.

Al igual que Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Turquía podrían estar entrenando a las fuerzas en armas de la oposición -en contra de los deseos expresos del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon-. Irán estaría ayudando a Damasco a superar las sanciones económicas, por lo pronto, con el envío de mil millones de dólares.

Los bancos centrales de ambos países, sometidos a sanciones económicas, podrían estar recurriendo a sus iguales en Rusia y China para transferir fondos y, al propio tiempo, estarían estableciendo un corredor de petróleo para boicotear las pérdidas del crudo iraní.

La comisión investigadora de la ONU sobre la represión institucional en Siria dio a conocer en un informe los "graves abusos" cometidos por las fuerzas de seguridad y la tropas leales al régimen, que responden a "una política de Estado", originada en las "altas instancias de las Fuerzas Armadas y el Gobierno". Las bolsas bajo los ojos no pueden cubrirse ya con maquillaje porque son visibles a la luz del día.

La comisión ha elaborado un listado de miembros del régimen sospechosos de crímenes contra la humanidad en el que podrían incluirse a miembros del Ejército Libre Sirio al que acusa de "crímenes, torturas y ejecuciones", si bien aclara que la magnitud de estos crímenes no es "comparable a la del Estado". La nómina, aunque secreta, servirá "para que un día rindan cuentas" los culpables.

A la ONU no se le dan bien las cuentas y una y otra vez comete los mismos errores ante una situación igual de preocupante. Sería bueno que dejara de echarse la cabezadita del mediodía, siente a las partes en conflicto, encuentre una solución y llame a capítulo a sus naciones poderosas, que han mostrado de nuevo las desavenencias dictadas por sus respectivos intereses en la zona, y les haga saber que la factura original, por la que fue creado el organismo, no se ha tirado por el retrete y continúa vigente hasta el día de hoy.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2012/02/siria-la-tortuosa-via-de-la-politica.html

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