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viernes, 4 de marzo de 2022

Ucrania resiste y Rusia se impacienta.

Los ucranianos quieren acabar con esa fuerza  aniquiladora que pretende ponerlos de rodillas y resisten a trancas y barrancas. Del lado enemigo háy mucha intimidación y demagogia, sloganes nacionalistas muy simplistas, que intentan enmascar el único propósito real: resucitar el cadáver putrefacto de la otrora Unión Soviética.

Como Hitler con los territorios germano parlantes, Putin quiere reagrupar bajo el manto del Kremlin a las naciones integrantes de la URSS  y reconstruir el desaparecido Pacto de Varsovia. Por eso una de sus demandas, mil veces repetida, es evitar que estos países, ahora soberanos,  se integren en la OTAN. No hay disyuntiva para Moscú: hay que cargarse los acuerdos del 91 tras el colapso.

La mayor central nuclear de Europa en Zaporiya cayó esta madrugada en manos rusas y el Reino Unido ha anunciado la convocatoria urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. Las acciones de Putin comienzan a ser un amenaza para el mundo. Esto me ha hecho remontarme a la crisis de los misiles cuando Nikita Kruschov aceptó  sacarlos tras la promesa del presidente John Kennedy  de retirar los cohetes americanos instalados en Turquía. 

Lo cierto en esta historia son dos cosas: Kennedy había tomado la decisión de sacarlos por su obsolencia y lo hizo mucho después para no vincular la salida con la crisis de los cohetes soviéticos en Cuba. Fidel Castro cogió una cojoneta monumental por el acuerdo tomado a sus espaldas por los soviéticos tras un profuso intercambio de mensajes con  Moscú pidiendo que no cediera no importaba cuales fueran sus consecuencias. Todo indica que Kruschov, aunque para deponerlo se le tildó de loco, no lo estaba tanto.

Zaporiya tiene seis de los quince reactores suministradores de la energía en Ucrania. Los tanques sabían a que edificio disparar y lo hicieron a uno administrativo porque poseen visores térmicos. Las cámaras de seguridad del complejo registraron el momento en que los rusos lanzaron el misil y causaron un fuego apagado por los servicios de emergencia de Ucrania. El presidente Vlodimir Zelenski se preguntaba que haría Occidente tras esta amenaza directa.

De momento, a pesar del control sobre el complejo nuclear, los rusos no alcanzan todavía los objetivos que se habían fijado. No han logrado hacerse con Kiev, ni siquiera tienen dominio sobre el espacio aéreo y perdieron tres ciudades ocupadas a manos del ejército ucraniano.. Tampoco ha sido asesinado Zelensky. Lo han intentado en tres ocasiones. Un de ellas llevó a la destrucción de un batallón checheno por la ayuda recibida del Servicio Federal ruso, en desacuerdo con participar en esta guerra, según comunicaron las autoridades ucranianas.

Los intentos de invasión habían quedado al descubierto por lo que llaman Open Source Intelligence, la expresión de las comunicaciones abiertas y sin censura, cuando mapas de Google alertaron de congestión de tráfico en carreteras rusas y bielorrusos. En esos momentos,  Moscú se esforzaba por convencer al mundo que no invadiria Ucrania.

Putin no tiene intención de cumplir con lo acordado en 1991 ni con la Convención de Gineb, ni ahora ni en el futuro. La Corte Suprema Rusa decidió declarar ilegal al movimiento ruso pro derechos humanos Memorial, que ha investigado la guerra de Putin en Chechenia, trazando el paralelismo entre esta y la invasión a Ucrania. Rusia ha perdido la campaña de la información. No sólo porque los hackers de Anonymus le hayan declarado una ciberguerra, cerrando la comunicaciones de dos semanarios y la agencia oficial Tass.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, sufrió un estruendoso corte de mangas hace  dos días en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU cuando 140 miembros salieron de la sala para no escuchar mas la versión oficial sobre lo bueno que es Putin y lo mala que es Ucrania, una nación que nunca ha supuesto amenaza algunA para Rusia. Turquía, amparándose en la Convención de Montreaux de 1936, considera que lo que se libra en Ucrania es una guerra y ha negado el paso a naves rusas por el Mar Negro. Ninguna  volvía a su base, que habría sido  la única salvedad para no aplicar la medida.

Putin se muestra inmune a las dudas. Rusia tiene 1625 ojivas nucleares desplegadas, 2,800 almacenadas y 1760 estratégicas. La amenaza de la destrucción mutua está presente desde que Estados Unidos bombardeó las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Muchos líderes mundiales, entre ellos el norteamericano Biden,  creen que el alerta nuclear anunciado por Putin muy al principio de la invasión no pasa de ser una reacción política para que el mundo se rinda ante su hegemonía. Al parecer, pasa como con Kruschov, que no estaba tan loco. La pregunta es y si lo está como Castro?

Cuando la URSS colapsó, Ucrania tenía bajo su control 3000 ojivas desplegadas allí por la URSS. Ucrania compró su independencia devolviendolas y privándose de un elemento de disuasión ánte la amenaza de una guerra. La Asamblea General de la ONU condenó la invasión por el voto de 140 de 193 miembros y aunque no tiene carácter vinculante puede verse como la respuesta a la negativa - por el veto de Rusia- del Consejo de Seguridad de la ONU de pasar un documento similar. Siria, Corea del Norte, Bielorrusia, Eritrea ( para pagar una çuenta pendiente), y la propia Rusia, votaron en contra. Otros 35 países se abstuvieron.

La Comisión Europea habiá aprobado el 27 se febrero el uso de un fondo en apoyo a Ucrania, lo que supone organizar y financiar el envío de armas a Kiev. Lo más importante es que nunca se había activado hasta ahora. El Fondo Europeo de Apoyo a la Paz financia equipámiento letal y no letal, consta de 5 mil millones de euros de los que 500 se destinarán al ejército ucraniano. Esto forma parte de los 2/3 del dinero recaudado para paliar los problemas dejados en Europa por el COVID. 

El rublo se hunde hoy por las sanciones de la UE y EEUU, tal y como ocurriera en 1998, fecha que marca el punto de inflexión en que  Putin paso a ser  considerado por su gente como el paladín de la estabilidad rusa.Los precios han subido un 30% y los báncos carecen de efectivo, por ende las tarjetas han dejado de funcionar por la desconexión de varios bancos rusos de la plataforma SWIFT. Esto ha afectado las transacciones convencionales.

China, supuesto aliado y amigo de Putin, no parece inclinada a considerar como propia está guerra porque no desea enemistarse con la UE y EEUU. Beijing ha deçidido de momento que las sanciones no le lluevan e ella también. Rusia necesita más de China que lo inverso. El comercio chino con los rusos no pasa del 2%.  Los intercambios con la UE y EEUU son mayores y más provechosos. Para empezar, los chinos saben que no pueden reemplazar a EEUU en el suministro a Moscú de tecnología clave, que los norteamericanos acaban de restringir. Hasta la amistad ruso- China está a prueba en esta guerra de conquista de Putin.









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