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jueves, 11 de abril de 2013

Península de Corea: ¿Está dispuesto Pyongyang a jugarse el tipo?

¿Van en serio?



Por Mirta Balea



Quienes creyeron que la sangre nueva de Kim Jong-un podría traer cambios esenciales al régimen fundado por su abuelo Kim Il-sung en Corea del Norte han olvidado la genética y se habrán llevado una gran decepción con los acontecimientos del último mes que han colocado a la Península en una situación prebélica.



El joven presidente, que juega como todos los chicos, según la prensa, a las videoconsolas, ha confundido el escenario de ficción de sus combates imaginarios con la realidad y lo ha hecho, simplemente, porque puede y necesita subir en el escalafón de aprecio de su maquinaria militar, que sirvió fielmente a su abuelo y a su padre, pero que se resiste a su mandato.
 
 
 
Estos días previos a las celebraciones históricas el próximo día 15 del 101 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, primer líder y fundador de la dinastía que rige los destinos de la República Popular Democrática de Corea, parecen los más indicados para sus propósitos de rebelde con causa. El joven dictador ha tenido arrestos de declarar la guerra a Estados Unidos y a su vecino, la República de Corea, en el sur, y nada menos que amenazarlos con el uso de armas nucleares.
 
 
 
Kim Jong-un se sintió herido en lo más profundo de su corazoncito cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dictó una declaración con nuevas sanciones para el régimen y una condena, suscrita incluso por su principal aliado, China, como advertencia de que los niños no pueden jugar con armas. El documento siguió al disparo en diciembre de un misil de largo alcance y a una prueba atómica el 12 de febrero pasado por Pyongyang, que lo niega y ha intentado con sus amenazas sacar músculo frente a lo que llama ensayo de invasión: las maniobras conjuntas que cada año realizan Corea del Sur y Estados Unidos frente a la Península y que ha provocado un nuevo apagón de la "línea roja" que conecta a ambos estados.
 
 
 
De hecho, la diferencia con 2009, cuando cerró como hizo la pasada semana el paso a los trabajadores surcoreanos durante 24 horas al parque industrial de Kaesong, en el lado norte, pero operado de conjunto por los dos estados, es la amenaza de usar armas atómicas contra "sus enemigos". La acción ayuda de alguna manera a que no pueda comprobarse si verdaderamente sería capaz de poner en marcha sus instalaciones nucleares, fuentes potenciales de suministro de plutonio y uranio para su programa.
 
 
 
Los expertos creen que los norcoreanos disponen de 24 a 42 kilos de plutonio, una cantidad suficiente para fabricar entre cuatro y ocho bombas nucleares, similares a las que Estados Unidos lanzó sobre Nagasaki en la II Guerra Mundial, pero piensan que tardará años en poseer la tecnología de "miniaturización" necesaria para colocar una cabeza en un misil de largo alcance.
 
 
El dictador peninsular no se ríe ni con los chistes de sus más allegados y adulones, como es fácil ver en las fotos públicas de que se disponen. Ni siquiera el presidente ruso Vladimir Putin, el campeón de los ceños adustos, ha podido sustraerse a brindar al público alguna que otra sonrisita, parecida a una mueca, pero es por la falta de costumbre.
 
 
 
 

Kim Jong-un tomando decisiones importantes


 
 
El ministerio de Unificación de Corea del Sur informó que Pyongyang permitió el regreso al Sur de 861 ciudadanos del complejo industrial Kaesong, situado a unos 10 kilómetros al norte de la frontera común. Allí trabajan 53 mil norcoreanos en 123 empresas sureñas. El símbolo erigido en 2004 como muestra de cooperación de los dos países no se había utilizado tan en serio como en esta ocasión.


Kaesong produjo bienes por valor de 450 millones de dolares (350 millones de euroes) en 2011 y es una fuente de divisa para la depauperada economía de Corea del Norte, algo que publicó la prensa surcoreana y que irritó profundamente al de Pyongyang. El portavoz surcoreano Kim Hyung-suk calificó la decisión de cerrar el paso de “desafortunada”, aunque ha destacado que las fábricas surcoreanas en el territorio norte funcionan con normalidad, como no podía ser de otro modo si es tan importante para el economía del vecino peninsular.


 
El ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Yun Byung-se, ha dicho que la perspectiva de lanzamiento por el Norte de un misil de medio alcance “es muy alta”. Japón, que siente el aliento de la amenaza tras las orejas al disponer su territorio de una base militar estadounidense amenazada por el régimen de Pyongyang, ha desplegado “por precaución” sus misiles interceptores PAC-3, situándolos estratégicamente alrededor de Tokio.

Caso de que el régimen norcoreano decida llevar su retórica a la práctica, Seúl ha desplazado a sus costas este y oeste sendos destructores con sistemas avanzados de seguimiento de misiles, una medida adoptada en paralelo con el envío por Estados Unidos de un barco a la península coreana y otro al Pacífico occidental, dotados también con sistemas de defensa antimisiles.



El Pentágono ha anunciado la instalación en la amenazada isla de Guam, territorio estadounidense en el Pacífico con importantes bases militares, de baterias terrestres THAAD, con capacidad para derribar misiles de largo alcance.




A pesar del peligro que suponen las amenazas de Pyongyang y las medidas adoptadas por Estados Unidos, Japón y Corea del Sur para una eventual defensa de sus posiciones militares, los residentes en Corea del Norte, tanto técnicos como diplomáticos pertenecientes a otros países, han decidido permanecer en ese territorio. La Unión Europea, por una ruta inversa a las advertencias lanzadas desde Seul, ha dicho que los representantes de sus estados miembros no necesitan ser relocalizados.


Rusia, China, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur se mantienen en contacto para tomar la temperatura a la situación con el avance de los días, en especial despues de que un alto cargo surcoreano revelara, según la agencia Yonhap, la instalación de dos cohetes Musudan, de unos 3 mil a 4 mil kilómetros de alcance, por los norcoreanos, acercando con esto la posibilidad de un golpe “por sorpresa” .
 
 
Es la primera vez, de acuerdo a las informaciones referidas, que un cohete de este tipo resulta trasladado mediante un vehículo, en este caso, a la costa en tren. Allí, el régimen de Pyongyang dispone de una base de lanzamiento, utilizada en el pasado para probar —sin éxito— misiles de largo alcance.
 
 
La existencia del Musudan se conoció por primera vez en un desfile militar en 2010 y al parecer, según fuente surcoreanas, se haya "escondido". La única manera para Corea del Sur de prevenir cualquier movimiento hostil es el sistema de radares en tierra Green Pine y aviones de vigilancia por radar.
 
 
 

Chuck Hagel desplegando su magia.




Todo esto no son más que especulaciones, puesto que Corea del Norte nunca ha podido demostrar más allá de toda duda razonable que tenga misiles de largo alcance o con precisión suficiente y muchos sospechan que lo exhibido en el desfile militar no pasaba de ser una maqueta, trucos que también utilizaban durante la "guerra fría" los soviéticos, que lograron que Estados Unidos se lo tragara.



El secretario de Defensa Chuck Hagel considera al régimen de Corea del Norte como una “real y clara amenaza” contra Estados Unidos. La amenaza sobre Guam hace vulnerables a Hawaii y la Costa Occidental  norteamericana en caso de ataque, de manera que el sistema THAAD está supuesto a prevenir esto al haberse diseñado para interceptar y destruir en el aire misiles de corto, medio o intermedio alcance.  Hasta el momento se disponía de dos baterías desplegadas en Fort Bliss, Texas.



Washington está dispuesto a actuar según la situación lo demande y hasta el momento ha sido cauto, pero ha dejado claro a Pyongyang que apoyará a Corea del Sur si decide hacer realidad sus amenazas. Para esto, el secretario de Estado John Kerry diseñó una estrategia de respuesta conjunta, junto a su colega surcoreano Yung Byung-se, en un encuentro previo a su recorrido esta semana por Asia. La Casa Blanca reiteró que no permitira que Corea del Norte sea un país nuclear.



Esto tiene un fundamento importante. Los norcoreanos pueden ayudar a Irán en el desarrollo de su tecnología nuclear con fines bélicos y apoyar a otros países u organizaciones terroristas en este camino, según los expertos.


Ni siquiera la República Popular China, aliada tradicional de la República Popular de Corea, se muestra favorable a las bravuconadas de Kim Jong-un porque podría dar un aliciente a Estados Unidos para aumentar su presencia militar en la zona en los próximos años y por esto negocia con otras potencias una bajada de las tensiones y votó a favor en la ONU por sancionar a Pyongyang.



 El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, alertó sobre el riesgo que supone una escalada "dialéctica" de esta naturaleza. “Las amenazas nucleares no son un juego”, advirtió  en declaraciones a la prensa. “La retórica agresiva y militar provoca acciones de respuesta e inestabilidad”, añadió.

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