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martes, 20 de noviembre de 2012

Cumbre de Cádiz de Iberoamérica: la vuelta a las Américas






Por Mirta Balea


Para España, una de las maneras de salir de la crisis económica y financiera pasa por vincularse más a América Latina, que junto a Asia, se ha colocado como una de las zonas más dinámicas del mundo, con un bajo nivel de endeudamiento y un desarrollo sano de la clase media. A esto se ha sumado, en los últimos años, una estabilidad política en la mayoría de los países latinoamericanos que hace a la región más atractiva a los ojos de los inversores.




La XXII Cumbre Iberoamericana, realizada los días 16 y 17 de noviembre, ha contado con el mayor número de jefes de Estado y de Gobierno de las últimas ediciones dispuestos a abordar estos temas. Cádiz, donde en 1812 se firmó la por entonces  Constitución más liberal de Europa, en la que se reconocía a "los españoles de ambos hemisferios", ha servido de marco a los debates de la plana mayor de los gobernantes de ambos lados del Atlántico en el oratorio de San Francisco Neri.




Decidieron no asistir por diversas razones, los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; de Argentina, Cristina Kirschner; y de Cuba, Raúl Castro, sospechosos habituales por decirlo de alguna manera.




Cádiz reconoció la división de poderes y que la soberanía residía en la nación. Sus puntos oscuros fueron excluir a las mujeres del voto, consagrar el catolicismo como "unica y verdadera" religión, oficial del Estado español, prohibir otros cultos y mantener el sistema monárquico. Pero entonces los europeos, salvo excepciones, pensaban así. sobre estos temas.




Esta aparente falta de progreso en una Constitución conocida como la "Pepa", hizo exclamar al pensador frances del siglo XIX, Francois de Chateaubriand, "¿como se las arreglaron los españoles para meter tanta religión en la política y tanta democracia en la monarquía?". La ley fundamental de 1812 estuvo tan solo vigente dos años, pero ejerció gran influencia en las Constituciones que luego se proclamarían en Perú, México, Argentina y Brasil. En Cádiz, por vez primera, se dio el grito de ¡viva España!,  aun sitiada la ciudad por tropas francesas.





Solo un mito podía mantenerse de una pieza sin pasar por la prosaica complejidad del mundo real y reunir en el siglo XXI a los jefes de Estado y Gobierno de las otroras colonias y sus metrópolis (España y Portugal).  Los desaparecidos virreinatos de la Corona  han dado pasado a ser Repúblicas independientes y democráticas, en las que tienen lugar elecciones libres y respetan el Estado de Derecho en la mayoría de los casos.





La estrecha faja de tierra rodeada por mar y que resulta una ciudad portuaria en el sudoeste de España, pasa por ser la segunda habitada más vieja de la península Ibérica, a la que los fenicios llamaron Gadir, ha acogida a naciones integradas en la Organización de Estados Americanos, aparte de otras formas organizadas de comercio y desarrollo como MercoSur o el Pacto Andino y el Centroamericano.







Buena parte del programa de la Cumbre se ha dedicado a debatir la crisis financiera mundial, que ha impactado con particular virulencia en Europa y, en cambio, ha respetado a las grandes economías latinoamericanas. Siendo la tercera cita de este tipo (las anteriores fueron en Madrid (1992) y en Salamanca ( 2005), el presidente del Gobierno español Mariano Rajoy ha propuesto aprender de esas sociedades cómo sortear las vacas flacas sin desfallecer.




Cádiz



 
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, amplió su agenda para realizar una visita oficial este lunes y fortalecer los lazos económicos con España, pero no ha dejado pasar la oportunidad para dar su propia y autorizada receta para la crisis: la austeridad no puede exagerarse y hay que abrir vías al mercado y a la competitividad.





El G-20 se había pronunciado el pasado día 5 en México por una mayor flexibilización en las políticas de austeridad y ajuste en Europa impulsadas por el Bundesbank. Las veinte mayores economías del mundo desarrollado y emergentes expresaron preocupación porque el objetivo de recorte del déficit termine por hacer más difícil la salida de la crisis.




Los grandes peligros de la economía global son la crisis de la eurozona, los problemas de financiación presupuestaria en Japón y el precipicio fiscal al que se enfrenta Estados Unidas con una combinación de recortes de 600 mil millones de dólares y la subida de impuestos si un acuerdo entre Demócratas y Republicanos no lo impide.





América Latina, con 600 millones de habitantes, cobra cada vez más fuerza en los foros internacionales como el G.20 y el Banco Mundial. Después de Estados Unidos, España es el segundo inversor en esa región. Antes del inicio de la crisis, las empresas españolas habían crecido en un mercado con el que comparten el mismo idioma y que ofrece un escenario nuevo de cifras macroeconómicas.






El presidente Marianoa Rajoy ha influido en el debate para abrir puertos a ambos lados del Atlántico a las pequeñas y medianas empresas (pymes). La caída del consumo interno ha empujado a estas entidades a cruzar "el charco", pero la rebaja de la nota crediticia  por las Agencias de Rating se erige en obstáculo de cualquier licitación para España.







El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) avalará a las pymes españoles en América Latina con una línea de crédito de 350 millones de dólares para garantizar a las empresas participantes en las licitaciones. Otra línea de 70 millones, ayudará a los bancos a financiar proyectos de internacionalización de las mismas entidades de América Latina.








A diferencia de Europa, donde más de la mitad del comercio se realiza dentro del propio continente, en América Latina ese porcentaje se reduce a un 18%, muy por debajo incluso que Asia con un 48%. Un 30% de las pymes latinoamericanas no tienen acceso a créditos por las altas tasas de interés y porque no cumplen los requisitos exigidos por la banca. El déficit de estas fluctúa entre 125.000 y 155.000 millones de dólares.






El BID podría prestar a países de la región al disponer de una base de capital de 12 mil millones de dólares anuales, pero el problema radica en que son muchos los países que pretenden la ayuda para aprovechar el "tirón" económico de la región y mantener el crecimiento, lo que le pone difícil a la institución acceder a todas las peticiones. Aun así dedicará a la internacionalización de las pymes latinoamericanas y el financiamiento bancario de éstas unos 420 millones de dólares.







La Corporación Andina de Fomento apoyará una línea de crédito de 200 a 300 millones de dólares
para el Instituto Español de Crédito Oficial (ICO) y ampliará en 600 a mil millones de dólares el crédito concedido a la banca. Como beneficio a largo plazo se vislumbra la integración de España a la Alianza del Pacífico, en la que participan México, Chile, Colombia y Perú. Esto permitiría refinanciarse a la economía, según Rajoy, para el 2014 o incluso algo antes, si el dinero fluye a un precio razonable.






La Decláración Final y el Plan de Acción rubricados se habían perfilado antes de la Cumbre por el anfitrión. España aprovechó para dar un impulso a su candidatura como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el período 2015-2016.






América Lastina es una región abierta al comercio, con estructuras de negocios más competitivas, esquemas legales más modernos y mercados internos más desarrollados. La inversión española alcanza en estos momentos 90.000 millones de euros en cuatro países: Brasil, México, Chile y Argentina, que figuran entre las economías emergentes del G.20.





Las multinacionles españolas asentadas hace décadas en las Américas han logrado cuadrar sus cuentas en estos momentos críticos. Las pymes, siendo el 90% del tejido empresarial del país, necesitan compartir este éxito.






El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García- Margallo, aspira a que los líderes latinoamericanos, como ya se ha emplazado a sí misma Rousseff, apuesten por el modelo anglo-sajón de salida de la crisis en contraposición con la rígida política de austeridad de los alemanes. Esto supone que, ante la recesión económica que sufren España y el resto de Europa, se realice una política monetaria más flexible y una intervención decidida en los mercados de la deuda.

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