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La Alta Comisionado de la ONU para Derechos Humanos |
Por Mary Simón
Nadie mejor que la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos, Navi Pillah, para percatarse de que la reciente decisión del gobierno
de Cuba de lanzar una nueva ley migratoria -a la que da la bienvenida- resulta insuficiente para eliminar las restricciones a la libertad de movimiento vigentes
desde hace varias décadas.
La jefa de la ONU para Derechos Humanos ha hecho una valoración
positiva de la decisión del gobierno de La Habana de levantar parcialmente las
restricciones impuestas a los cubanos para viajar al exterior, pero se ha mostrado
cautelosa en el entendido de que todavía existen “otros aspectos” que habría que
mirar.
Navi Pillah está convencida de que “el levantamiento de cualquier tipo
de restricciones es bienvenido porque supone un mayor respeto para los derechos
de las personas”. Y, en esa dirección consideró que la reforma migratoria tiene
aspectos positivos como “el levantamiento del requisito de autorización del
gobierno para salir de Cuba, la extensión del derecho para permanecer fuera del
país de 11 a 24 meses, y la eliminación de la carta de invitación”. Estas han
sido en buena medida las regulaciones que durante varias décadas han marcado la
imposibilidad del libre movimiento de los cubanos.
La Alta Comisionada fue una de las primeras autoridades internacionales
en reaccionar a la reforma migratoria anunciada el 16 de octubre por Cuba. En su opinión,
“tener un pasaporte cubano debería ser suficiente para viajar al extranjero”.
Sin embargo, la nueva regulación migratoria penaliza –como
hasta ahora- a profesionales de alto nivel, en particular a los médicos, y
ratifica principios aplicados hasta la fecha referidos a “la defensa y seguridad
nacional”. Y como es de suponer en estas últimas acepciones y salvando las
diferencias estarían ubicados opositores y disidentes, entre
otros.
Que Cuba se abra al mundo
El Papa Juan Pablo II estuvo por primera vez en Cuba el 21 de enero de
1998, visita durante la cual acuño una frase que en el tiempo ha ido cobrando
mayor fuerza: “Que el mundo se abra a Cuba, pero que también Cuba se abra al
mundo” y, en estos momentos, cuando el régimen de Raul Castro intenta ofrecer
una imagen de apertura, su reforma migratoria no parece encandilar los
sentimientos de los más agudos expertos sobre la
Isla.
La ONU, por boca de la Alta Comisionada Pillah, ha recogido esa
expresión de que Cuba se abra al mundo cuando exhortó a las autoridades de La
Habana a “abrir más el país” y que permitan una supervisión
internacional.
Navi Pillah no ha escatimado precisiones. "Cuba sigue cerrada a la supervisión internacional sobre la promoción y protección de los derechos humanos". De ahí que la Alta Comisionada invocase la misiva de Juan Pablo II
para que facilite la visita del relator especial sobre la tortura a fin de que
pueda conocer sobre el terreno la situación.
Y en ese sentido, recordó que ese relator está esperando desde 2009 una
fecha para hacer efectiva la invitación que le fuera cursada por el régimen, al
tiempo que puntualizó que Cuba sigue sin ratificar las Convenciones Internacional sobre derechos civiles y pólíticos, así como sobre Derechos económicos, sociales y culturales.
Para quienes han seguido de cerca el caso cubano, es significativo que
se haya escogido el 14 de enero de 2013 para la entrada en vigor de las nuevas
regulaciones migratorias, justo una semana antes de que el Gobierno pase por
segunda vez el Examen Periódico Universal, el mecanismo del que se ha dotado el
Consejo de Derechos Humanos para conocer las situaciones de violaciones a los
derechos humanos en todos los países que componen ese órgano político de
Naciones Unidas.
En 2009, cuando Cuba se sometió al primer EPU, rechazó una buena parte
de las recomendaciones formuladas por diversos países relativas al
acceso de organizaciones internacionales a prisiones, levantamiento de la pena
de muerte y firma de los pactos internacionales sobre tortura, entre
otros.
En esa ocasión la delegación cubana aceptó 60 de las recomendaciones
formuladas por el Grupo de Trabajo, mientras que dejó pendientes para posterior
análisis y respuesta otras 17, entre las cuales se incluyen las de cursar
invitaciones a la brevedad a otros relatores especiales de la ONU, en particular
los encargados de los defensores de derechos humanos, la libertad de opinión y
expresión, la libertad de religión o de creencias y la independencia de abogados
y magistrados.
Entre las recomendaciones pendientes de aceptación estaba precisamente
la referida a la libertad de movimiento, tal cual consta en el punto 17 del
informe del Grupo, además de la solicitud que se le hizo de “revocar el sistema
de permisos para salir del territorio, y consecuentemente eliminar el delito de
salida ilegal del territorio del Código Penal.
La reforma migratoria con la que el Gobierno de Raúl Castro busca lanzar una imagen de apertura, si bien da por terminada la humillante función que cubrían la “Carta de Invitación” y el“Permiso de Salida”, no constituye un reconocimiento al derecho que tiene cada ciudadano cubano de entrar y salir o de permanecer libremente en su país: Cuba.
La reforma migratoria con la que el Gobierno de Raúl Castro busca lanzar una imagen de apertura, si bien da por terminada la humillante función que cubrían la “Carta de Invitación” y el“Permiso de Salida”, no constituye un reconocimiento al derecho que tiene cada ciudadano cubano de entrar y salir o de permanecer libremente en su país: Cuba.
De ahí que el día 16 de octubre de 2012, fecha en la que se dio a
conocer oficialmente la nueva política migratoria inscrita en el Decreto-Ley No.
302, tal vez quedará grabada en la memoria de los cubanos como una jornada con
sabor agri-dulce. Evidentemente, la noticia del levantamiento de las
restricciones impuestas por varios decenios para permitir que un cubano pudiera
viajar –las mencionadas carta de invitación y permiso de salida- causó un cierto
impacto positivo tanto entre la población como en diversos medios en el exterior.
Sin embargo, a medida que se fue conociendo a fondo el contenido también
restrictivo, limitante, de la nueva Ley, que modifica su predecesora ley
migratoria No. 1312, del 20 de septiembre de 1976, el sentimiento de alegría fue
nublándose para dar paso a un sentimiento de gran escepticismo, de irritación,
porque ni la actual, ni la anterior reconocen el derecho de libertad de
movimiento de cualquier ciudadano cubano residente en el
país.
Durante más de 30 años, el ciudadano de a pie ha permanecido en la isla
cual judío en un muy sui géneris campo de concentración, del que para poder
librarse–aunque sólo fuese temporalmente- habría de tener algún familiar o
amigo, o entidad social que desde el exterior se comprometiese con extenderle
una invitación para dar paso a un proceso más político que burocrático para
obtener un permiso de salir de la isla-campamento.
Luego de tantas expectativas en torno a declaraciones gubernamentales de
que se estaba estudiando una nueva ley migratoria, el resultado deja mucho que
desear toda vez que en sus enunciados está bien claro que se mantienen las
restricciones y que los cubanos residentes en la isla no podrán todavía gozar
del derecho a la tan ansiada libertad de movimiento.
En fin, que ahora se cambian las reglas. Si oficialmente en los últimos
36 años –desde la entrada en vigor de la ley 1312 de 1976─ el ciudadano de a pie
pretendía viajar al exterior del país tenía que recurrir a que alguien, desde un
familiar hasta un amigo -pasando por alguna que otra entidad social foránea-, le
extendiese una carta de invitación, que a su vez debía presentarla a las
autoridades, pagar en los consulados de Cuba por su legalización y luego hacer
similar trámite ante las autoridades de Inmigración en la Isla para obtener la
entonces todopoderosa Tarjeta Blanca (permiso de salida), ahora el papel clave
lo detentará el pasaporte.
Las nuevas regulaciones podrían ser vistas como un cambio de mecanismo,
de método, con algunos aspectos que pudieran ser considerados positivos pero que
apuntan más a los que residen fuera de Cuba que a los que viven en ella. Al
respecto, cabe destacar que la Ley Migratoria que entrará en vigor el próximo enero introduce la perspectiva de
poder permanecer en el extranjero hasta 24 meses sin perder el estatuto de
ciudadano residente en su país de origen.
Esta sería una de las “novedades” de la legislación que eliminará la
restricción anterior de permanencia sólo por 11 meses, las categorías de “salida
definitiva o temporal” y el llamado “Permiso de residencia en el exterior”, más
conocido como PRE.
Eliminados la carta y el permiso, ahora todo el peso del control que
ejerce el Estado sobre el ciudadano recaerá en el pasaporte. Y, el Gobierno
previendo que se disparen las solicitudes de ese documento, ha duplicado su
costo, que a partir de enero pasará de 55 CUC a 100 CUC, quizás para cubrir una
parte de las pérdidas por la eliminación del permiso de salida y la carta de
invitación
En el caso de Cuba, la cuestión clave es que el pasaporte (corriente)
sintetizará desde el próximo 14 de enero toda la fuerza que las autoridades
deseen imponer a alguno de sus conciudadanos, ya que para su obtención el
proceso pinta no ser tan fácil como se cree. De hecho, desde la primera lectura
del flamante Decreto-Ley salta a la vista que a partir de esa fecha, el
pasaporte se convierte en el instrumento del Gobierno para decidir a quiénes y
cuándo se les otorga o deniega. En el fondo, es como si el lobo da un pelo pero
hace saber que el resto lo tiene en sus manos.
Según se expresa en el propio Decreto-Ley 302-firmado el 11 de octubre
por Raúl Castro en su condición de presidente del Consejo de Estado, y con el
que se modifica la Ley 1312 de 1976- “Todos los pasaportes actuales deben ser
revalidados para determinar si su portador se adecua” a lo que establece el
adicionado artículo 23.
De los nueve incisos con que cuenta ese artículo, tres, a saber el d),
el f) y el h) definen las limitaciones a las que se seguirán enfrentando los
cubanos residentes en el territorio nacional, y que legislativamente les
impedirán obtener un pasaporte:
“d) Cuando razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo
aconsejen.
f) Carecer de la autorización establecida, en virtud de las normas
dirigidas a preservar la fuerza de trabajo calificada para el desarrollo
económico, social y científico-técnico del país, así como para la seguridad y
protección de la información oficial.
h) Cuando por otras razones de interés público, lo determinen las
autoridades facultadas.”
Esas tres disposiciones, a su vez, están confirmadas en el artículo 25,
referido a las personas que no pueden salir del país, mientras estén
comprendidas en los mencionados incisos, que se repiten en este artículo de la
misma manera que en el art. 23.
Por supuesto que en los incisos d) y h) sobre todo la Administración
tendrá de antemano en su poder una suerte de “lista negra”, detallada en la que
es casi seguro estarán incluidos los opositores, disidentes, periodistas
independientes, dirigentes defensores de los derechos humanos, entre otros,
mientras que en el flamante f) se oficializa la política de impedir viajar
libremente a la fuerza de trabajo calificada, en especial los médicos en activo,
informáticos de alto nivel, científicos…
El Estado cubano continúa arrogándose el derecho de "privilegiar" a quienes entren o salgan del país, en luar de dejarles ejercer su libre derecho de movimiento, aun cuando el nuevo texyo simplifigue los trámites a tales efectos.
Más aún, de la lectura de tantos preceptos legales, se puede interpretar
que a tenor de las modificaciones, además de las limitantes expuestas en el
Decreto-Ley 302, habrá que sumar las enumeradas en el art.1 del Decreto 306, del
Consejo de Ministros, también publicado en la Gaceta Oficial del 16 de octubre,
que afecta directamente a quienes estén desarrollando “actividades vitales” para
el desarrollo económico, social o científico, entre otros. Estos tendrán que
dotarse de un permiso adicional…
Resumiendo que para los cubanos todavía está lejos el poder viajar a
donde les plazca, irse de vacaciones o visitar a un familiar, como normalmente
hace hoy en día cualquier otro ciudadano de cualquiera de los más de 205 países
de los cinco continentes.
Las primeras reacciones
Las primeras reacciones han estado marcadas por una mezcla de aceptación
o rechazo. A tenor de las declaraciones hechas a nivel internacional como en
medios opositores prima la reserva, el escepticismo, el aquello de que habrá que
ver cómo se aplican las modificaciones, aún cuando en algunas instancias se
reconozca la importancia de eliminar o modificar algunas restricciones a los
cubanos.
La Alta Representantes de Política Exterior de la Union Europea, Catherine Ashton, ha calificado la nueva política migratoria como “un paso
importante para la libertad de los ciudadanos cubanos, algo que la UE ve como un
derecho humano fundamental”. En sus primeras declaraciones, manifestó su esperanza de que la nueva ley "sea
ampliamente implementada”.
Roberta Jacobson, subsecretaria norteamericana de Estado adjunta para el Hemisferio Occidental, fue muy cautelosa al comentar la nueva política
migratoria anunciada en Cuba. Puntualizó que “ahora que no se
necesitará un permiso de salida, pero se requerirá revalidar el pasaporte y la
pregunta clave será si todos los cubanos obtendrán su pasaporte y libertad para
viajar, o si se mantendrán los controles.”
La subsecretaria se mantuvo prudente al hacer estimados sobre si
Washington deberá o no ampliar su personal en La Habana porque no saben cuál
será el nivel de demanda de visas para viajar a Estados Unidos una vez que la
ley entre en vigor.
La presidenta del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Ileana Ros-Lehtinen, tuvo una reacción más crítica. La republicana cubanoamericana afirmó ante medios estadounidenses que
“las llamadas reformas no son más que los esfuerzos desesperados de Raúl Castro
para engañar al mundo de que Cuba está cambiando”.
El enfoque hecho por el Observatorio de Derechos Humanos, con sede en Madrid se centra en la eliminación de la carta de invitación y el permiso
de salida. En una nota, advierte que “el Gobierno cubano sigue
teniendo en sus manos un amplio margen de discrecionalidad y considerando
el derecho de entrada y salida del país como un privilegio otorgado por el
Estado y no como un derecho (en sí mismo)”.
Para el Observatorio no cabe duda de que la nueva ley migratoria como la anterior sigue estando "muy alejada de los estándares internacionales y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en su artículo 13 establece que toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y de regresar a su país".
Entre opositores y disidentes, tanto dentro como fuera de la
isla, las críticas han sido la constante tras conocerse la reforma migratoria,
calificada por la disidente Yoani Sánchez como “demasiado limitada, demasiado
estrecha”…“esta no es la nueva ley de migración que estábamos aguardando”… pero
al menos ha quedado por escrito una legalidad a partir de la cual ahora
empezaremos a exigir, protestar, denunciar”.
Yoani Sánchez obtuvo el premio español Ortega y Gasset de Periodismo
Digital (2008), la mención del Maria Moors Cabot de la norteamericana
Universidad de Columbia (2009), y el Premio Sajarov de la Unión Europea
(2010).
En el exilio, la Plataforma Cuba Democracia ¡YA! tildó de inmediato la
reforma migratoria de “insuficiente” y de “trampa”,denunciado que ahora los
cubanos residentes en el extranjero “tendremos que pasar el filtro migratorio
que supone la renovación del pasaporte corriente y mantendremos este “estatus
quo”.
La Plataforma ha rechazado de plano la reforma en el entendido de que
carece de cambios sustanciales respecto a la anterior ley migratoria, y porque
no garantiza el derecho a la libre circulación de los cubanos. Asimismo,
consideran que demuestra falta de voluntad de llevar a cabo reformas serias para
promover cambios “que mejoren las condiciones de vida del pueblo cubano y le
devuelvan los derechos arrebatados desde hace más de 50
años”.
Como es habitual en el espectro político del exilio cubano no hay una voz
única. De las agudas críticas, a expresiones hasta conciliadoras, cada cual ha
ido exponiendo sus puntos de vista. Eso sí, en plena libertad.
En Estados Unidos, los grupos que respaldan una flexibilización del embargo han expresado optimismo ante esta nueva ley, que ya había sido anunciada en diciembre pasado por el presidente-general Raúl Castro durante la clausura del octavo periodo ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional.
En Estados Unidos, los grupos que respaldan una flexibilización del embargo han expresado optimismo ante esta nueva ley, que ya había sido anunciada en diciembre pasado por el presidente-general Raúl Castro durante la clausura del octavo periodo ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional.
Evidentemente, en Cuba nada es lo que parece o se anuncia. Te felicito por este artículo. Rosario
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