Datos personales

jueves, 21 de junio de 2012

¡Viva el Fútbol!




Quién lo diría, porque nos aparecen por las calles, cada vez más , las aireadas banderas de España, por las ventanas, por los balcones y a lomos de las alentadas debilidades balompédicas.

Porque vuelve a ser el fútbol nuestro último escape para cierta alegría, donde la afición, químicamente pura, se pinta la cara de España, y canturrea el himno de la selección en el minuto cero.

La cosa va de tácticas y de estrategias, dentro y fuera del campo, las de Vicente, del Bosque y las de Mariano, Rajoy. Con el zarandeado asunto del “9” español, el de Fernando Torres, el “7”, de nuestra prima de riesgo, porque el 7 paga ya de interés nuestra Deuda Pública, o el “20”, ese 20 del Grupo de los privilegiados, desarrollados, emergentes, industrializados y bendítos miembros del G20.

Así que entre terminologías andamos, las del fútbol , jugar de nueve, de media punta, de central, jugador de marca o de cierre, en planeamientos como 4,4,2 ; 4,3,3 ó 5,4,1. Por lo que si en algo influimos en Europa, a estas alturas, será en términos futbolísticos. Porque en esta Europa de la Merckel sólo nos respectan y temen dentro del terreno de juego, algo es algo, y menos da una piedra.

Porque todo lo bueno de nuestra España parece reducirse a lo intrínsecamente futbolero, quiero decir, a lo que vivimos entre las dos porterías, donde nuestros números sí cuadran.

En esta tesitura, el aficionado se pregunta de dónde vienen estos lodos si las aguas parecían tan diáfanas hace apenas 5 años. Ya sabemos que explicaciones, justificaciones, y análisis ha habido y hay para todos los gustos, pero la perplejidad de los leales y atónitos ciudadanos sigue siendo la misma, mil toques, en el centro del campo, muchas medidas, un equipo bien armado, doscientos pases horizontales pero sigue sin haber “9” en nuestra selección gubernamental, ese 9 que nos dé el gol de la tranquilidad, ese gol que nos pase a la otra fase, la fase del empleo, la fase del crecimiento, la fase de las realidades asumidas y de los presupuestos realistas.

Así que pedimos para la Administración, para la nuestra, esa misma sensatez de nuestros jugadores de futbol, y que de una vez por todas tengamos alguna que otra alegría nacional, además del futbol.
eduardo dominguez-lobato rubio

No hay comentarios:

Publicar un comentario